La leyenda de Mota del
Marqués que hoy recogemos, es poco conocida aunque su relato sea
absolutamente cierto; habiendo múltiples testimonios históricos que
rememoran los hechos a continuación descritos. Unas circunstancias
que sucedieron sobre el año 940; hace más de un milenio, pese a lo
que su recuerdo pervive en la Historia y en el mundo legedario.
.
.
.
SOBRE
ESTAS LINEAS:
Retrato
imaginario de
Abderramán III, el más insigne entre los califas de Córdoba y uno
de los más destacados monarcas que han gobernado nuestras tierras
hispanas. Entre los años 929 y el 961
ostentó un poder casi absoluto, con un dominio sobre la Península
que tan solo conocería la Casa de Austria; logrando un equilibrio
altamente benéfico para muchos. Tras las derrotas sufridas en
Castilla se
preocupó por hacer de sí mismo un hombre culto, amante de la
ciencia, las artes y las letras. Comprometiéndose con el mundo
espiritual después de múltiples desgracias e infortunios, bajo su
mandato. Atento a los problemas de gobierno; dícese que vivía
apesadumbrado por al cargo que debía ejercer. Aquella tristeza
enfermiza parece que comenzó a azotarle tras una enorme derrota
militar a las puertas de Mota del Marqués;
aunque su melancolía patológica se acrecentó años después
-sufriendo crisis depresivas que le llevaron a vivir tan solo para
mejorar su palacio de Medina Al Zahara y para ampliar su Corte de
científicos, músicos, artistas y estudiosos-. Tal
era su desdicha que antes de morir Abderramán redactó unas frases
(que
a continuación recogemos) donde
determinó
cuántas
jornadas había logrado ser feliz en
toda su vida.
Escribiendo:
-“He
reinado más de cincuenta años,
en victoria o en la paz. Amado por mis súbditos, temido por mis
enemigos y respetado por mis aliados. Riquezas y honores, poder y
placeres, aguardaron mi llamada para acudir de inmediato. No existe
terrena bendición que me haya sido esquiva. En
esta situación he anotado diligentemente los días de pura y
auténtica felicidad que he disfrutado: El total, suman catorce.
¡Humano, no cifres tus anhelos en el mundo terreno!”.
.
El
dibujo imaginado que
recogemos de Aderramán III, es
del conocido caricaturista del siglo XIX, Ortego;
cuya obra como pintor costumbrista e historicista nada tiene que
envidiar a los artistas coetáneos. Pese a ello, vivió infinidad de
penurias y jamás fue reconocido; ya que tal como dijo Abderramán
III, la felicidad es un don que tan solo otorga el cielo y nunca el
mundo terreno. De tal modo, Francisco Ortego no logró fama, ni menos
vivir cómodamente; en su caso debido a las ideas políticas que
manifestaba. Terminando por huir de España (junto a su numerosa
prole) a cuenta de su discutido republicanismo. Aunque -en verdad-
fue perseguido porque le había granjeado enormes enemigos su
mordacidad; habida cuenta que se vio obligado a dibujar chistes para
diversos periódicos de la época, en los que debía extremar su
crítica -para atraer lectores hacia esos diarios que le daban el
único trabajo remunerado que encontró-.
.
IMAGEN
ABAJO:
Mapa
de las fronteras del Califato de Córdoba durante el siglo X
(en tiempos de Abderramán y sus sucesores más directos). En
Rojo,
marcada la
linea fronteriza en tiempos del rey Omeya tras ser vencido en
Simancas en el 939
(donde perdió una gran parte de su territorio, llegando la franja
cristiana hasta el Guadarrama). En
azul, las ampliaciones que se llevaron a cabo después, con las
campañas de Almanzor (caudillo
de los nietos de Abderramán), quien
recuperó a fines del siglo X gran parte de la antigua frontera
califal. Con un círculo rojo, se señalan las principales ciudades
con asedio o participación militar en este siglo;
junto a ellas, aparecen Toledo y Córdoba con un círculo azul. En
color verde, la campaña de Abderramán en el 932; señalando el
punto en el que Fernán González le cerró el paso
(junto a Osma, poco antes de que los árabes llegaran a su fortaleza
y refugio en Gormaz). En
linea morada la campaña de Abderramán en el 939 cuando
quiere vengar sus anteriores derrotas y afrentas: Primeramente
sube a Zaragoza para subyugar ese reino
que se le había sublevado. Tras
ello, se dirige hacia el Duero y espera frente a Simancas
que los cristianos se retiren; pese a la superioridad numérica de su
ejército, es
vencido en esas tierras vallisoletanas y se ve obligado a huir
(abandonando sus ropas militares y hasta sus enseres más sagrados,
para salvar la vida).
1)
EL GRAN CALIFA Y SUS PRIMERAS DERROTAS:
.
Aquel
al que muchos
textos cristianos denominaban “Almanzor”
(1)
;
confundiéndolo con el caudillo árabe que medio siglo después lucho
por los mismos dominios de Castilla. En verdad era
Abd-el-Rahmán y fue el tercer monarca cordobés de aquel nombre;
aunque el primero en declararse califa -como gran Omeya que llegaría
a gobernar nuestras tierras de España-. Proclamó su imperio
independiente de Damasco al ser el descendiente más directo de
Mahoma; cuya familia tuvo refugiarse en Al-Andalus siglo y medio
antes de que él naciera. Viniendo
sus antecesores -llamados Omeyas- desde la antigua Siria; buscando
primero refugio en el Magreb y poco después en la vieja Hispania;
logrando alcanzar lo que hoy llamamos Andalucía. Siendo allí donde
en 756 su tatarabuelo -Abderramán I- logró ser reconocido como
emir, para fundar un reino distinto al de Damasco.
.
Así
fue como unos ciento cincuenta años después de esa gesta, el
descendiente más directo de aquel que vino desde Siria,
llegó a proclamarse califa en Córdoba, atreviéndose a crear un
reino propio. Gobernando bajo ese nombre de Abderramán (el tercero)
logra que su “imperio” islámico fuera ajeno al de las tierras de
Bagdad. Durante los primeros veinte años de su mandato vivió
enormes victorias; promoviendo además grandes avances culturales y
científicos.
En el terreno militar, amplió
sus fronteras hasta tierras de Navarra, obligando a pactar con él a
reyes y nobles cristianos, sin tregua ni otra posible alianza.
De tal modo, en el 932, tras sufrir varias revueltas de mozárabes
(cristianos que habitaban en sus dominios) decidió definitivamente
tener como aliados -o súbditos- a varios monarcas católicos.
Comenzando por subyugar a los de Pamplona; sometiendo en su viaje
hacia aquella zona del Norte, a los de Zaragoza, un emirato al que
fustigó con gran dureza. Más tarde y tras
obligar pactar Abderramán a los reyes de Navarra, regresó con sus
ejércitos por tierras de Álava y Logroño. Aunque allí le esperaba
un intrépido rey llamado Ramiro, quien confiado por anteriores
victorias, se atrevió a cortar el paso a los musulmanes en las
inmediaciones de Osma
(2)
.
Nadie
esperaba que este hecho fuera a marcar la Historia y todos creyeron
que se trataría de una escaramuza más; aunque el devenir de los
hechos y las consecuencias de aquel choque entre el Omeya y el rey de
León tuvo consecuencias inimaginables.
.
Con
desconfianza y extrañeza recibieron los de Abderramán la aparición
de aquel monarca cristiano cerrando su camino, poco antes de llegar a
la frontera con sus tierras (tras el paso de Gormaz).
Pues aquel que recientemente había recibido el trono de León era
tenido por un extraño enemigo de los cordobeses; desconociendo los
del califa qué estrategias militares utilizaba y qué intereses le
movían. Principalmente al haber aprovechado durante
el año anterior (de
931) las
revueltas surgidas en Toledo contra el gobierno musulmán. Mandando
inmediatamente aquel Ramiro
II ayuda a los insurrectos toledanos; unos rebeldes que pese al apoyo
de los cristianos del Norte, meses después fueron aplastados. Aunque
los de León no desaprovecharon la crisis que se vivía en la zona
central de la Península, por desestabilizar al reino de Córdoba;
logrando atacarles
en varios flancos y consiguiendo finalmente la
conquista de Madrid -en
ese mismo 932- (3)
.
Una increíble victoria para un rey proclamado tan solo veinte meses
antes y que tomó la pequeña villa de Magerit sin gran sufrimiento;
todo lo que le dio confianza para creer que podía hacer frente a
Abderramán III.
.
PARA
COMPROBAR LA CAMPAÑA DEL 932 DE ALMANZOR Y EL LUGAR EN LE CORTAN EL
PASO UN AÑO MÁS TARDE (en Osma, junto a su fortaleza de Gormaz);
VER MAPA EN SEGUNDA IMAGEN DEL ARTÍCULO, DONDE PODREMOS COMPRENDER
EL RECORRIDO (TRAZADO CON LINEA VERDE).
IMÁGENES
SUPERIORES:
Arriba
dos fotografías de la preciosa iglesia
de Santa Ma. de Melque, a pocos kilómetros de la ciudad de Toledo;
sita en un lugar donde sabemos habitaban cristianos, bajo el gobierno
de los musulmanes.
La ermita data de épocas visigodas, habiéndose quedado allí a
vivir los católicos que tras la conquista musulmana de Toledo
admitieron el dominio de unos nuevos dueños; por lo el lugar pasó a
llamarse Melque (cuya voz indica "subyugados" en lengua
árabe). Dichos
cristianos que continuaron en tierras del islam se denominaban
mozárabes; un estilo que guarda la iglesia en imagen y que pese a
datar de tiempos visigodos, tiene trazos posteriores con rasgos
árabes
(entorno al siglo X). Por lo que su construcción hemos de suponer se
realiza en tiempos en los que había estas sublevaciones de
cristianos toledanos, como la que relatamos en los años de
Abderramán III (hacia el 932).
.
.
.
.
IMÁGENES
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS:
En
primer lugar (arriba),
una fotografía de la ermita del Cristo de la Luz, a la entrada Este
de Toledo, por donde se supone que llegó el rey Afonso VI tras
conquistar la ciudad (en
el 1085). Cuenta
la leyenda que al superar la muralla toledana y cruzar el primer
arco, el caballo del monarca se humilló ante una mezquita en la que
se veía una luz. Allí mandó parar Alfonso VI a su séquito y a los
súbditos que entraban triunfalmente en la ciudad,
al ver que su cabalgadura se postraba de rodillas ante ese santuario.
Tras ello hizo
abrir una fosa donde procedía la luz que cegaba al caballo y
comprobaron que en este lugar se hallaba un Cristo, junto a un candil
que no había cesado de lucir durante los trescientos años que la
ciudad fue dominio de los musulmanes. Por
lo que aquel bello edificio fue cambiado de mezquita a iglesia; bajo
el nombre de “Cristo de la Luz” (cuya entrada podemos ver en la
primera foto bajo este párrafo).
.
La
siguiente imagen, bajo
este párrafo;
es la del arco
de la antigua muralla, por donde se supone subió Alfonso VI tras
rendir Toledo (situado
a unos pocos metros de la iglesia-Mezquita del Cristo de la Luz).
Acerca
del interesante templo, sabemos que era ciertamente una ermita
cristiana en época visigoda y que al menos en el año 999
(390 de la Hégira) fue
reconvertida en mezquita. Su recuerdo como antigua iglesia visigoda
seguramente dio lugar a la leyenda
que narraba como durante trescientos años mantuvo en el interior un
Cristo y una lámpara que nunca cesó de dar luz.
Tras
la derrota de Madrid y el levantamiento de Toledo propiciado por los
cristianos; Abderramán decide anualmente atacar el Duero,
para amedrentar a los súbditos de reinos enemigos (principalmente a
los asentados junto a la frontera). Pues
aquella linea del rio “d´oro” como sabemos, era principal marca
que separaba a católicos de musulmanes. Con esa intención, en el
933 llega hasta tierras de Castilla.
Y el modo en que se sucedieron los hechos lo
narra Fray Justo Pérez de Urbel
con las palabras siguientes:"la
primavera de 933, Fernán González averigua por sus espías que un
gran ejército moro avanza por el camino de Medinaceli, amenazando
las plazas de Osma y San Esteban. Sus mensajeros vuelan a León,
y mientras
él resiste el primer choque,
Ramiro,
consciente
del peligro, llama
a todos los hombres en estado de tomar las armas,
invoca el nombre del Señor y marcha al encuentro del enemigo.
Empeñose
un duro combate ante los muros de Osma, salieron los defensores en
auxilio de los leoneses y el Señor dio la victoria a los cristianos.
Muchos de los soldados de Abd al-Rahman quedaron tendidos en el campo
y los prisioneros se contaron por miles".
.
.
Fue
esta la que se llamó Primera Batalla de Osma;
que a jucio de los expertos se debió a que ese
punto geográfico
era uno de los flancos principales que protegían el Este del Duero.
Evitando
esa zona comprendida entre El
Burgo de Osma y San Esteban de Gormaz, los intentos de penetrar de
los musulmanes. Parando
en aquellas colinas que franquean el paso a quienes desde allí se
podían dirigir hacia Castilla, a Álava o a la misma Pamplona.
Debido a que esta zona de Soria es un enclave de encrucijada que une
los caminos que van de Aragón a Logroño; de Burgos a Valladolid o
Segovia, y de allí al País Vasco y a la Rioja (incluso posibilitado
la subida hacia Navarra a través de Nájera) -ver
mapa de imagen segunda y bajo estas líneas-
.
SOBRE
ESTAS LINEAS:
Mapa
de la zona del Duero (Osma-San Esteban).
Hemos marcado con
diferentes números y colores, las distintas urbes y puntos
geográficos que refiere la leyenda que hoy tratamos:
.
1)-. En rojo y con un (1) las fortalezas-ciudades de San Esteban de Gormaz y El Burgo de Osma (Uxama), que cerraban el paso por el Duero llegando desde tierras califales (internándose por Medinaceli, Almazán, hasta Gormaz).
1)-. En rojo y con un (1) las fortalezas-ciudades de San Esteban de Gormaz y El Burgo de Osma (Uxama), que cerraban el paso por el Duero llegando desde tierras califales (internándose por Medinaceli, Almazán, hasta Gormaz).
.
2)-. En azul y con (2), los puntos de resistencia en la frontera entre musulmanes y cristianos, que culminaban en Gormaz; la fortaleza entonces mayor de Europa. Un castillo califal que desde el 912 había sido recuperado por los cristianos. Aunque era un punto de continuos conflictos, que conquista de nuevo Almanzor y sus seguidores; quienes lo convierten en uno de los enclaves militares más importantes de la Edad Media. Tras Gormaz, al Sur: Berlanga de Duero que fue uno de los mayores eremitorios por entonces del Islam y del cristianismo. Alzándose en sus proximidades una de las mezquitas (luego ermita) más interesantes de la Península; posteriormente cristianizada como San Baudelio de Berlanga. Bajo este enclave, la famosa Medinaceli, que contenía una gran ciudad árabe junto a la Ocillis hispano romana (Medina Ocillis). Urbe plenamente dependiente del califato de Córdoba, donde repostaban y descansaban los musulmanes cuando realizaban sus campañas militares por Castilla (recordemos que en Medinaceli murió Almanzor y fue punto de paso para Abderramán III, antes de dirigirse a tierras fronterizas).
.
2)-. En azul y con (2), los puntos de resistencia en la frontera entre musulmanes y cristianos, que culminaban en Gormaz; la fortaleza entonces mayor de Europa. Un castillo califal que desde el 912 había sido recuperado por los cristianos. Aunque era un punto de continuos conflictos, que conquista de nuevo Almanzor y sus seguidores; quienes lo convierten en uno de los enclaves militares más importantes de la Edad Media. Tras Gormaz, al Sur: Berlanga de Duero que fue uno de los mayores eremitorios por entonces del Islam y del cristianismo. Alzándose en sus proximidades una de las mezquitas (luego ermita) más interesantes de la Península; posteriormente cristianizada como San Baudelio de Berlanga. Bajo este enclave, la famosa Medinaceli, que contenía una gran ciudad árabe junto a la Ocillis hispano romana (Medina Ocillis). Urbe plenamente dependiente del califato de Córdoba, donde repostaban y descansaban los musulmanes cuando realizaban sus campañas militares por Castilla (recordemos que en Medinaceli murió Almanzor y fue punto de paso para Abderramán III, antes de dirigirse a tierras fronterizas).
.
3)-.
En
verde, con un (3): Tres
marcas de gran curiosidad.
-Primeramente
Calatañazor
(en árabe “monte del azor”), donde se conserva el
refrán que dice “En Calatañazor Almanzor perdió el tambor”:
Señalando como aquel victorioso caudillo enfermó en sus últimas
batallas llevadas a cabo en las cercanías de esta población,
debiendo regresar a Medinaceli, donde murió en el 1002. En mi
opinión fue aquí donde los cristianos dieron caza a los ejércitos
de Abderramán que huían de la derrota en Simancas (en el 939) y de
ello aquel refrán, pues los castellanos confundían a Abderramán
con Almanzor.
-A
la izquierda (Oeste) lugar hasta el que realiza las incursiones
Almanzor en
aquellos últimos años de su vida -desde el 999-, llegando hasta
Clunia
(Coruña del Conde) y poniendo en peligro la zona del Arlanza. Muy
próxima al paso de Carazo y Hacinas; tan cercano al monasterio de
San Pedro, donde se escribe el poema de Fernán González, que
confunde las batallas de Abderramán en Osma (ocurridas entre el 932
y el 934), con estas posteriores de Almazor.
-Finalmente
he señalado también
en verde el paso por el cual se supone que huyeron los de Abderramán
al verse cercados y vencidos
por las huestes de Fernán Gónzalez y el rey Ramiro, en
la contienda de Simancas (año 939).
Habiendo sido capturados según los investigadores en el paso de
Riaza -tal como mantienen algunos medievalistas; aunque considero
(personalmente) que les cortaron la retirada en Calatañazor-.
.
.
4)-.
En
rojo y amarillo, con un (4): El camino hacia Carazo y Hacinas,
donde el poema sitúa las batallas (denominándolas de “Facinas y
Carazo” en vez de Batallas de Osma y Simancas, tal como en realidad
fueron)
.
.
.
.
IMAGEN ARRIBA: Madrid, Barrio de la Morería; zona junto a la antigua Muralla, conquistada por primera vez en tiempos de Ramiro II.
ABAJO: Vista general de San Esteban de Gormaz; al fondo su alcazaba-castillo tristemente ya en ruinas. Como decimos, es este un paso fundamental entre Aragón y Castilla, cerrando la entrada hacia tierras del Duero a quienes se internaban desde las cercanías de Calatayud o de zonas del Sur y del Ebro (por el camino de Medinaceli y por los Altos de Lubia o Barahona).
ABAJO: Vista general de San Esteban de Gormaz; al fondo su alcazaba-castillo tristemente ya en ruinas. Como decimos, es este un paso fundamental entre Aragón y Castilla, cerrando la entrada hacia tierras del Duero a quienes se internaban desde las cercanías de Calatayud o de zonas del Sur y del Ebro (por el camino de Medinaceli y por los Altos de Lubia o Barahona).
Sigue
Fray Justo Pérez de Urbel narrando cómo en la posterior primavera
regresa Abderramán hasta el mismo punto, con el fin de recuperar su
honra, tras la anterior derrota en Osma.
Sucediendo lo que describe el fraile con las siguentes palabras: "Al
año siguiente, los cordobeses se presentan otra vez delante de Osma,
deseosos de vengar la pasada afrenta. Peor
preparados que en 933, los cristianos optaron por encerrarse en sus
fortalezas. El rey Ramiro se encerró en la de Osma, negándose a
aceptar la batalla. Fernán González debió buscar refugio en otro
castillo seguro, tal vez el de Lara, o en el castellar inexpugnable
de Carazo,
que el poema une a su nombre. Dejando un cuerpo de ejército
encargado de atacar a Osma, Abd al-Rahman marchó hacia el Este,
atravesó los pinares de Soria y se internó en país cristiano. El
objetivo principal del califa era el reino de Navarra, como en 924"
(4)
.
.
Suponen
los medievalistas que en su huida (más que “encierro”) tanto el
conde como el rey retrocedieron hacia la zona de Hacinas;
situada al norte -ya en Burgos- y muy
próxima a los monasterios de Silos y Arlanza
(donde doscientos años después redactarían el poema de Fernán
González). Debido
a ello, se cree que el monje que en el siglo XIII transcribió el
texto épico que narra aquellas batallas entre Abderramán y los
cristianos; las localiza en Hacinas y junto a Carazo (no en Osma y en
San Esteban de Gormaz, donde realmente sucedieron). Confundiendo
la zona en la que se refugiaron al ser perseguidos por los sarracenos
en la segunda campaña del 934; con aquella otra en la que lucharon a
campo abierto un año antes; donde los musulmanes conocieron una gran
derrota. Llamando
así el Poema de Fernán Gónzalez “Batalla de Hacinas” a la que
debió denominar “Batalla de Osma”, tal como en verdad fue.
Aunque hemos de considerar que la cercanía de Hacinas y Carazo al
Monasterio de San Pedro de Arlanza (donde fue redactado el texto)
hizo que incluso volvieran a situar las siguientes campañas de
Fernán González en ese alto burgalés. Sin mencionar siquiera el
lugar en el que finalmente Abderramán es vencido por las tropas de
Ramiro y el conde.
Quienes le derrotaron junto a Valladolid, en
el
paso de Simancas;
a orillas del Pisuerga y donde se une con el Duero (seis años
después de la primera victoria de Osma). Pese a todo; el lugar de
luchas y batallas que mencionará el texto épico de Arlanza, será
este de Hacinas.
.
Tras
leer el párrafo anterior, vemos como los clérigos -o el monje-
que redactaron el poema, dos siglos después de que sucedieran los
hechos; confundieron la localización. Situando las principales
gestas de Fernán González en las cercanías de sus monasterios y no
donde realmente se habían acontecido. Pero no solo es este, un error
en el Poema de Fernán González; pues también hay en sus versos
otra grave confusión, ya que denomina Almanzor a Abderramán.
Confundiendo al Califa Omeya que reinó a comienzos del siglo X,
con el caudillo musulmán que dirigió los ejércitos de
Al-Ándalus unos cincuenta años después. Pese a todo, esos “fallos”
manifiestos -ya que Fernán González no fue coetáneo de
Almanzor- son totalmente comprensibles; pues el general musulmán
realizó diferentes campañas por tierras de Castilla, en lugares muy
cercanos a los que frecuentaba unos decenios antes Abderramán III.
Tanto es así, que en el año 990, Almanzor tomó Osma y en el 993
atacó también San Esteban de Gormaz; llegando en la campaña
siguiente hasta Clunia (Coruña del Conde, ciudad romana junto a
Peñaranda de Duero, poniendo en peligro las tierras del Arlanza).
Todo lo que seguramente confunde el texto de Fernán González;
considerando que la gesta de parar a Almanzor en Hacinas -del año
994-, fue la misma a las victorias del conde en Osma y Simancas
contra Abderramán (sucedidas medio siglo antes). Cuanto
decimos, explica el error y la identificación de Almanzor con
Abderramán en el Poema de Fernán González. Debido que las
figuras de ambos guerreros legendarios tienen muchas coincidencias;
incluso fonéticas en su nombre.
.
De
tal manera, el poeta refiere las gestas de Fernán Gónzalez,
sucedidas en Osma durante el verano del 933; confundiéndolas con
otras del año 994. En versos como los que a continuación recogemos
(5) .
VII.
LA RECONQUISTA DEL CONDE
Toma
de Carazo
començo
a los moros // muy fuerte guerrear;
movio
se con sus gentes, // Caraço fue çercar,
una
sierra muy alta, // muy firme castellar.
El
conde castellano, // con todos sus varones,
conbatian
las torres // a guisa d'infançones,
IMÁGENES
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos
fotografías del castillo
de Osma, junto al Burgo de Osma y en las cercanías de lo que fuera
la Uxama romana. Un punto estratégico principal y un enclave
fundamental para evitar las penetraciones musulmanas desde Aragón,
via el Este del Duero.
IMÁGENES
BAJO ESTAS LINEAS:
En
la primera vemos
el paso del río Ucero por las cercanías de la Uxama ibero-romana;
poco antes de unirse al Duero. Abajo
podemos
observar la espectacular
iglesia románica de San Miguel, en San Esteban de Gormaz.
2)
LA SUBLEVACIÓN DE ZARAGOZA Y EL ATAQUE DE ABDERRAMÁN:
.
Sabemos
por las crónicas árabes y cristianas, que tras la Batalla de Osma,
el triunfal Ramiro decidió pactar con el emir de Zaragoza, con
el fin de “liberarle” de su señor cordobés. Pues Abderramán
acusaba a ese mandatario de ineficaz o de traidor, culpándole de sus
derrotas junto al Duero en el 933. Por su parte, muchas eran las
revueltas que en la antigua Cesaraugusta se sucedían; por el rechazo
de los zaragozanos hacia los del califato Andalusí. Cuyas hordas
repetidamente había llegado hasta esa ciudad, para aplacar las
mencionadas escaramuzas y subyugar a los que se levantaban contra el
poder Omeya. Aprovechado estas circunstancias, los desacuerdos y
las inesperadas victorias de los cristianos -que literalmente se
habían burlado del califa y de su poderoso ejército (en Osma)-. El
emir de Zaragoza (Aboyaia) se atrevió a buscar el apoyo de los
reyes de León y de Navarra, abandonando a su señor Aberramán;
quien hasta entonces le consideraba un inepto, aunque al verle
pactar con el enemigo pasó a tacharle de verdadero traidor.
De tal modo, Ramiro I fue jurado en el 937 como nuevo soberano del
emir, e incluso aplastó con su ejército a los zaragozanos que
no le admirían como autoridad suprema. En esta labor que duró
unos dos años (desde el 35 al 37), ayudaron enormemente los de
Pamplona al rey leonés. Convenciendo a Aboyaia de que pactara
con los cristianos y mandando desde Navarra mesnadas que ocuparon los
principales castillos de esas tierras junto al Ebro.
.
Abderramán
al verse humillado, engañado y vencido por monarcas tan paupérrimos
como astutos; decide dar un escarmiento a los mandatarios cristianos,
reclutando un enorme ejército durante meses. Para
ese fin envió misivas en el 938 a todas sus ciudades, logrando
hacerse con unas cien mil almas que unió a sus huestes y que deseaba
lanzar como un solo hombre sobre las tierras que consideraba de
traidores (el condado de Castilla, el reino de León, el de Navarra y
el de Zaragoza). Antes
de reclutar la totalidad de los soldados, avanzó con una parte de
ellos
hacia zonas cercanas a León (ese mismo verano del 938), pretendiendo
atemorizar a los cristianos. Aunque aquellos no se vieron tan
intimidados como él pensaba;
pues los católicos se atrevieron pocos meses después a bajar hasta
los dominios califales de Badajoz, donde arrasaron y robaron cuanto
pudieron; todo lo que enervó aún más al cordobés. Así,
enfurecido, creyendo que era tan superior como temido entre los
enemigos del Norte; armó
a los más de cien mil hombres con los que contaba y en junio del 939
se dirigió desde Córdoba a Toledo,
donde terminó de unir gentes a su enorme ejército. Meses antes
había
enviado una parte de ese contingente hacia Zaragoza, que
llegó hasta Medinaceli y desde allí alcanzó
pronto Calatayud; donde realizaron su primera razzia, con el fin de
dominarla y asustar
a todos los sublevados de esas zonas.
Más tarde entró
el mismo Califa en Zaragoza, para realizar en esa urbe una terrible
represalia; sometiendo y humillando al traidor emir (junto
a los súbditos que se habían atrevido a pactar con Ramiro y los de
Navarra). Poco después fueron conquistando los de Córdoba uno a uno
todos los castillos cercanos a esa ciudad sublevada -en su mayoría
ocupados por navarros- y tras ello obligaron
al emir (Aboyaia) a atacar la misma Pamplona. Advirtiéndole
que si no asolaba aquellas tierras con las que había pactado, serían
las suyas las destruidas. Obedeciendo el
zaragozano, arrasó cuanto pudo,
actuando de nuevo como súbdito de Abderramán y haciendo
capitular a su la reina (Toda) que también declaró Navarra unida al
califato cordobés.
ARRIBA:
Arriba
un Dirham
de Abderramán III acuñado entre los años 930 y 940 en que se
suceden los hechos que relatamos.
IMÁGENES
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS:
Varias
fotografías de la ermita-mezquita
mozárabe de San Baudelio de Berlanga, junto a Berlanga de Duero
(agradecemos
a la institución de San Baudelio, nos permita divulgar nuestras
imágenes). No
sabemos realmente el origen de este templo,
que se supone fue antes una gruta para eremitas, cuyos enterramientos
se hallarían junto a la iglesia y datan del siglo X. Pese a ello,
por
su aspecto más nos parece que previamente a dedicarse al culto
cristiano, hubo de ser un lugar de peregrinaje y rezos para los
musulmanes, cuya enorme fortaleza de Gormaz se encuentra apenas a
unos kilómetros (camino
del Duero). Posteriormente,
al conquistar el castillo de Gormaz los católicos (en el 912) quizás
establecieron en ese eremitorio a
“hombres santos”: Monjes
de origen mozárabe,
que hablasen la lengua y conocieran las costumbres de los musulmanes;
comúnmente utilizados para pactar en las fronteras, ya que lograban
evitar que unos y otros atacasen en sus razzias a los campesinos y a
las gentes de bien que por allí habitaban. Las pinturas más
importantes de esta ermita de San Baudelio, tristemente fueron
vendidas hace un siglo a Norteamérica; aunque después pudieron ser
recuperadas por el Museo de El Prado, donde actualmente se exhiben.
De igual manera, la Fundación Lázaro Galdiano logró comprar la
iglesia-mezquita y donarla al Estado hacia 1950; gracias a lo que
comenzó la recuperación de esta joya mozárabe (que probablemente
fue usada en distintas épocas para ambos cultos: El musulmán -tal
como desvela su estilo- y el cristiano, que se hace evidente en su
altar y coro).
.
.
San Baudelio de Berlanga
.
.
.
.
San Baudelio de Berlanga
.
.
ABAJO:
Vista general de
Berlanga de Duero, donde podemos observar a un lado la enorme
fortaleza que fue castillo y palacio desde época cristiana (tras
su Reconquista sobre el 1060),
pero que hubo de ser también un importantísimo enclave árabe -muy
cercano a Gormaz-
Siguen
las crónicas narrando que en julio del 939 (tras subyugar Zaragoza y
Navarra) aquellos musulmanes recibieron la orden de atacar los
dominios de Castilla y de León; viniendo muchos desde la
conquistada Cesaraugusta y llegando los más desde Al-Ándalus
(subiendo por Toledo). Unos y otros -que superaban los cien mil
hombres- al mando de Abderramán decidieron reunirse en tierras
vallisoletanas, con el fin de lanzarse hacia Zamora e incluso
llegar a las proximidades de Asturias y Galicia (para sembrar el
terror en territorio cristiano). Durante ese tórrido mes de Julio y
en su camino hacia el Duero; los que provenían del Sur iban atacando
las poblaciones importantes que hallaban a su paso (Olmedo o Íscar);
mientras los que venían del Este, arrasaban las zonas cercanas a
Soria (Berlanga o Almazán). Terminaron por encontrase todos en
las cercanías de unos montes próximos a Valladolid, llamados ya por
entonces de Portillo (en virtud de que era ese lugar un puerto y
puerta hacia tierras musulmanas o fronterizas). La superioridad en
hombres del ejército de Abderramán era tal, que nadie tenía duda
de su segura victoria. Además, la fortaleza y preparación de su
ejército era tanta, que quizás pensó bastaría con situarse
frente a aquellas colinas vallisoletanas para que los cristianos se
rindieran y pactaran (atemorizados). Pero no fue así y
muy por el contrario Ramiro logró reunir allí a sus tropas junto a
las de Fernán González y las del Conde Ansur; mientras fueron
llegando hasta las inmediaciones enormes contingentes de gallegos,
asturianos, e incluso navarros (deseando enfrentarse y sin temor
alguno).
.
Los
musulmanes eran mayor número e iban mejor armados; de lo que se
deducía la batalla apenas duraría unas horas. Además, en ese
escenario previsto por el califa, se produjo un extraño hecho,
ocultándose el Sol durante casi un día a causa de un eclipse (el
19 de julio del 939). En mi opinión fue este el motivo por el
cual Abderramán elegiría esas fechas, seguramente asesorado por sus
astrónomos y sabiendo que en los días en que sus tropas aparecieran
por tierras fronterizas con los cristianos, el Sol dejaría de lucir.
Toda una argucia utilizada por diversos generales a lo largo de la
Historia (como hizo Tales de Mileto y fue usada por Colón o
Hernán Cortés); que en verdad ganaron batallas, ante el temor de
quienes se retiraban al ver avanzar el enemigo mientras se hacía la
noche en pleno día... . Pese a ello, los de Ramiro ni
retrocedieron, ni se asustaron; aunque las crónicas -e
incluso en el Poema de Fernán González- mencionan un hecho que
quizás se refiere ese eclipse. Pues en todas ellas se dice
que antes de la batalla se vio sobre el cielo una sierpe (o un
dragón) ensangrentado. Algo que los católicos interpretaron
como un signo del maligno, realizado por los “encantamientos” del
Califa y que no temieron (señalando quizás, como los astrónomos
podrían haberle asesorado esas fechas para amedrentar a los
rivales). Por cuanto expongo, en mi opinión esa visión del
dragón celeste muy posiblemente nos hable de la mencionada
ocultación solar y de la argucia intentada por Abderramán; para
atemorizar a quienes en su incultura creyeran que ese hecho era un
signo divino y nefasto (o de mal agüero). De tal manera, leyendo los
versos del Poema de Fernán González (que recojo al final de este
artículo) vemos claramente la imagen de aquella sierpe celeste,
quizás como la sublimación de una realidad histórica; describiendo
que los cristianos no se dejaron engañar por ese hecho. Al estar
advertidos o alertados de que el califa y sus huestes iban a aparecer
cuando se apagara el Sol. Sin lograr Abderramán amedrentar así a
sus enemigos; que muy posiblemente fueron prevenidos, por espías
o por astrónomos propios.
.
Por
todo cuanto decimos, los musulmanes se vieron obligados a avanzar y a
entrar en batalla; pues los cristianos les esperaban en la margen
Sur del Pisuerga, junto a Simancas y a muy pocos kilómetros de
Portillo (el último lugar donde habían parado los más de cien
mil hombres al mando del Cordobés). Los hechos sucedieron el
primer día de agosto del 939 y se prolongaron al menos cuatro
jornadas, en las que todos pelearon de forma terrible y sanguinaria.
Al cuarto día parece que Abderramán se vió vencido y huyó junto a
muchos de los suyos; el resto se dispersaron, aunque el califa
advirtió que retrocedían porque ya habían cumplido su misión... .
El éxodo del rey de Córdoba fue tan apresurado que las crónicas
narran como dejó en Simancas hasta sus ropas militares (cubiertas de
oro) y sus objetos más sagrados, escapando de una muerte casi
segura. Por lo demás, en su retiro los musulmanes siguieron
destruyendo pequeños poblados, ante la derrota sufrida y la rabia
contenida. En ello se entretuvieron al retroceder hasta la zona de
Ayllón; aunque las crónicas narran como allí les alcanzaron
otros bandos al mando de Fernán González, que saliendo desde
Osma les rodearon y vencieron (haciendo bajas y presos por
doquier entre los de Córdoba). Hechos que sitúan los medievalistas
a la altura de Riaza, aunque en mi opinión sucedieron en
Calatañazor, junto a sus barrancos y de allí el refrán que dice
“En Calatañazor, Almanzór (Abderramán) perdió el tambor”.
IMÁGENES
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba,
fotografía del Castillo de
Simancas hacia 1920; en sus inmediaciones se libró la famosa batalla
entre Abderramán y los reyes cristianos, desde el 1 al 4 de agosto
de 939 (agradecemos al
Archivo de la Fundación Joaquín Díaz, nos permita divulgar esta
imagen de su propiedad). Abajo,
el Duero a su paso por Tordesillas, donde se une con el Pisuerga;
justo frente a la explanada donde se libró la batalla de Simancas
(fotografía tomada en los mismos meses de verano y en el lugar en
que se llevó a cabo esa campaña).
.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Mapa ampliado con las fronteras y batallas de Abderrámán y Almanzor. Zona de León y Castilla (de la batalla de Simancas a las campañas de Almanzor)
.
.
.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Mapa ampliado con las fronteras y batallas de Abderrámán y Almanzor. Zona de León y Castilla (de la batalla de Simancas a las campañas de Almanzor)
.
.
.
3)
LA VICTORIA DE SIMANCAS; SU MENCIÓN EN LAS CRÓNICAS Y TEXTOS
MEDIEVALES:
.
Como
hemos dicho, aquella gran derrota de Abderramán del 939, fue narrada
en el Poema de Fernán Gónzalez englobándola en las “Batallas de
Facinas” (Hacinas). Descrita en tres jornadas y donde asimismo se
aparece San Millán, tal como las crónicas mencionan que sucedió en
la de Simancas.
Dicha
victoria (la primera de enorme importancia frente a Al Andalus) se
menciona también
con igual nombre,
en otro poema épico intitulado “Votos
de Fernán González
o Privilegio
de Fernán González concedido al monasterio de San Millán de la
Cogolla”.
Donde
igualmente aparece el conde, derrotando a los sarracenos en Hacinas
con ayuda de San Millán. Una obra que aunque se pretendió fechar en
el 934, después se demostró que en verdad fue escrita
en el siglo XIII y quizás en San Millán de la Cogolla. Por lo
tanto, coetánea al Poema de Fernán González y también redactada
doscientos años después de que ocurriesen los hechos (de allí los
errores de localización y en los nombres de los personajes). Otro
de los documentos que narra similares acontecimientos es la “Vida
de San Millán” de Gonzalo de Berceo
-de misma época que los anteriores-; donde el famoso escritor de
“Los milagros de Nuestra Señora” recoge de forma parecida la
batalla y la ayuda del santo Millán (que antes de Santiago fue
patrono de España). Por
todo cuanto se expone, hemos de deducir y afirmar que la famosa
Batalla de las Hacinas -reflejada
en el poemario de San Pedro de Arlanza, en el de Berceo y en de San
Millán-.
Es en verdad la de Simancas y otras anteriores gestas en las que el
rey Ramiro derrotó a los de Córdoba (en Osma, en San Esteban o en
las mismas Hacinas y Carazo).
De tal manera, Fray
Justo Pérez de Urbel nos relata sobre estas luchas supuestamente
llevadas a cabo en “Facinas”, lo siguiente:
.
"La
historia manifiesta que Abderramen tomó hacia Salamanca, orilla
abajo del Tormes con los restos del ejército, en donde le volvió á
atacar y derrotar D. Ramiro. Por otra parte, la batalla de Hacinas
que aquí introduce Llorente es un hecho no reconocido en la
historia. De los escritores antiguos no hay ninguno que haga memoria
de semejante batalla, y de los de la edad media que la refieren, hay
mucha discordancia en el tiempo y mucha falsedad en el personaje con
quien se verificó. Mariana la pone entre el año 956 y 958; Garibay
y Sandoval en 931, Y Carrillo en 930, años que ni convienen entre
sí, ni con el año 938 en que se verificó la de Simancas, ni con el
de 939 en que quiere colocarla Llorente. Un monje anónimo del
Monasterio de San Pedro de Arlanza, a mediados del siglo XIII,
escribió en versos alejandrinos el Poema de Fernán González, en el
que dedicaba a la Batalla de Hacinas 281 versos de los 740 de que
consta el Poema. Se trata de un canto épico dedicado a exaltar la
figura de Fernán González y a la Batalla de Hacinas, que en las
estrofas 389 y 558 figura como Fazinas. Aunque los modernos
historiadores consideran este hecho como legendario, la batalla ha
perdurado en la mente de los hacinenses a través de los siglos y, en
los lugares donde se presume se celebró, se conservan nombres
evocadores: Campo los Muertos, Acerón. En 1840, al excavar un
ribazo, apareció gran cantidad de huesos enterrados en fosa común
que podrían corresponder a los muertos en la batalla"
(6)
.
SOBRE
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Diferentes
imágenes de la fortaleza
califal de Gormaz. En estas vemos sus extensas murallas, sus vistas
hacia el Valle del Duero desde lo alto de su alcazaba (que alcanzan
kilómetros de distancIa).
Gormaz había pasado a manos cristianas en el año 912, aunque fue
continuo motivo de luchas entre ambos bandos. Volvió a ser
reconquistado por el sucesor de Abderramán, quien lo convierte en
una enorme fortaleza casi inexpugnable. Siguió siendo centro de
conflictos entre musulmanes y cristianos, hasta que lo toma
definitivamente Fernando I (en el 1060); llegando poco después a
nombrar señor de Gormaz a El Cid (Rodrigo Díaz de Vivar, ya en
tiempos de Alfonso VI) . Si observamos el mapa anterior (unas
imágenes más arriba), observaremos que esta
fortaleza de Gormaz cortaba el paso entre Medinaceli y el Duero; que
subía por Rello (o
por los Altos de Barahona) y
llegaba hasta Berlanga, donde como recordaremos se situaba un
eremitorio
(dedicado a San Baudelio). Mezquita y después ermita en la que con
toda seguridad se refugiaban los “hombres buenos” de la época,
quienes comúnmente intentaban mediar para que “unos y otros” no
entrasen en batalla (o no dañaran a la población).
IMÁGENES,
ARRIBA Y ABAJO:
Fotografía
superior, de nuevo la vista desde el arco
califal de Gormaz, aunque en este caso se observa además la iglesia
mozárabe que se levantó a las faldas de esta enorme base militar
musulmana. Como
decimos, a mi juicio
estas iglesias mozárabes situadas en las fronteras tendrían como
misión mediar e intentar que los soldados no llevasen las guerras a
las gentes de bien; interponiendo hombres santos (sacerdotes o
ermemitas) que cuando aparecieran los ejércitos hablasen con “unos
y otros” para evitar que atacasen a la población.
De ello, la
figura del mozárabe (cristiano que vivía en tierras musulmanas y
que comprendía ambos idiomas y a las dos facciones) era fundamental;
tanto que se considera al mismo Cid Campeador una figura mozárabe,
por lo que en ocasiones luchó en el bando de cristianos, pero en
muchas otras para los musulmanes.
.
.
Gormaz; vistas desde la fortaleza y abajo su iglesia mozárabe.
.
.
Abajo, un dirham de Abderramán III, acuñado hacia el 940, hallado en Gormaz.
.
.
Gormaz; vistas desde la fortaleza y abajo su iglesia mozárabe.
.
.
Abajo, un dirham de Abderramán III, acuñado hacia el 940, hallado en Gormaz.
Por
su parte, acerca de los hechos ya referidos en Simancas nos dirá el
mismo autor (basándose en otros investigadores que cotejaron las
crónicas árabes y castellanas):
“Abd
al-Rahman III decidió organizar una campaña decisiva contra los
Reinos de León y Navarra y acabar una vez con la audacia de los
Cristianos del Norte, que no abandonaban su actitud hostil al Estado
cordobés y parecían poco dispuestos a reconocer la supremacía y el
poder político y militar del Califa (…) Parece
que junto al Monarca leonés se encontraba en aquella ocasión la
propia Reina Toda de Navarra, y desde luego, allí estaban los
condes castellanos Fernán González y Assur Fernández e incluso el
musulmán rebelde al Califa Umayya ben Ishaq al-Qurashí, que se
había puesto al servicio de Ramiro II (…) El primero de Agosto
Comenzada la batalla entre Cordobeses y Cristianos con ligera ventaja
inicial para las tropas de Abd al-Rahman III, pronto el vigoroso
ataque del ejército de Ramiro II empezó a hacer difícil la
situación de los `Caldeos´, como llamaban los cronistas cristianos
a los Musulmanes, y éstos sufrieron una gran derrota cerca de las
murallas de Simancas. Se vieron forzados a una fuga tan precipitada
que el mismo Califa tuvo que abandonar sobre el campo su cota de
mallas de oro y el precioso ejemplar del Corán, que siempre llevaba
consigo (…)
.
A
marchas forzadas tuvo el Califa que regresar a Córdoba con los
restos de su ejército, y, descontento con la conducta de sus
oficiales en el combate, ordenó que fuesen crucificados muchos de
ellos como traidores al Islam. Así terminó la orgullosa `campaña
de la omnipotencia´; Abu Yahya de Zaragoza fue hecho prisionero por
Ramiro II y el Califa ya no se aventuró en lo sucesivo a exponer su
persona a los Del Duero al Tormes riesgos de las batallas y no volvió
a mandar personalmente ejércitos (…) En el 940, la gran victoria
cristiana de Simancas hizo, sin duda, posible una nueva expansión
territorial de Reino asturleonés, y la frontera del Duero, que desde
hacía algunos años se extendía desde Osma hasta Zamora y la raya
de Portugal para avanzar luego hasta el Mondego, se adelantó ahora y
llegó al río Tormes” (7) .
.
Sobre
la retirada de los musulmanes y la huida a toda prisa también
recogen los textos como muchos de aquellos que escapaban, fueron
cercados cortándoles los cristianos la retreta. Apresándoles los de
Fernán Gónzalez que salieron para ese fin desde Osma
(al saber que intentaban regresar los musulmanes a tierras
califales). Considerando
algunos investigadores que ello sucedió junto al lugar de Riaza
(tal como antes mencionábamos). Describiendo
esos hechos Pérez de Urbel con las siguientes palabras:
.
“Lévi-Provençal
cree que la derrota definitiva del ejército de Abd al-Rahman III
tuvo por escenario las proximidades de Simancas, y que, por
consiguiente, no se consumó en una segunda batalla, en la que los
Cristianos, a muchas leguas de Simancas, habrían diezmado a los
Musulmanes fugitivos, y que el cronista Sampiro sitúa en la “urbe
de Alisan Llega” (identificada por Dozy con un lugar de este nombre
en la provincia de Salamanca). Para Lévi-Provençal, Sampiro
confundió “Alhandega” (en árabe, ‘Madinat al-jandaq” = la
ciudad del foso) con un foso defensivo (al-jandaq) construído por
los Cristianos en las cercanías de Simancas y en el que, según lbn
al-jatih, cayeron los Musulmanes perseguidos por los guerreros
asturleoneses. Pero esta tesis de Lévi-Provençal no tiene en cuenta
-en opinión de Sánchez Albornoz, que amablemente me expone éste en
una carta-, lo extraño que resulta que el ejército de Abd al-Rahman
combatiese con un foso a sus espaldas, ni tampoco el hecho de que los
Anales Castellanos primeros, que son la fuente más cercana a los
hechos en cuanto procede del siglo x, hablen claramente de dos
batallas, separadas una de otra por el transcurso de varios días y
cuando los Cordobeses proseguían su fuga; tratando de salir de
tierras Cristianos”. (8)
.
Sobre
cuanto refieren y difieren los textos y autores antes mencionados,
tan solo querríamos añadir que la “Alhandega” que indica
Lévi-Provençal en Salamanca, existe. A mi juicio se correspondería
con Fresno Alhóndiga, que en verdad está a muy pocos kilómetros,
al sur de esta ciudad. Aldea que se halla en un barranco y de allí
su nombre (aunque conociendo bien la zona, no me parece personalmente
este un lugar donde se pudieran refugiar quienes huían hacia sus
dominios califales y menos un área donde se pueda cercar a un gran
ejército). Por ello, creo
personalmente que si salían desde Osma las huestes de Fernán
González para cortarles la retirada; donde pudieron dar “caza” a
los sarracenos que huían en una zona de barrancos (Alhandega), sería
en Calatañazor. Cuyos barrancos son muy pronunciados y que
constituye un paso imprescindible entre Castilla y Zaragoza. Siendo
muy fácil cerrar el flanco en ese lugar, viniendo desde El Burgo de
Osma, que dista apenas a unos kilómetros de aquel lugar denominado
en árabe “montaña del azor” (Calat-al-Azor) y donde se supone
“perdió Almanzor el tambor” (caudillo árabe, que como sabemos,
confundían la mayoría de los textos cristianos con su antecesor,
Abderramán III).
.
Calatañazor:
.
.
Calatañazor:
.
SOBRE
ESTAS LINEAS:
Dos
fotografías de Calatañazor,
la población que recuerda las gestas que mencionamos con el dicho:
“En Calatañazor, Almanzor perdió el tambor”.
No
sabemos si esta frase se menciona porque en las cercanías de este
lugar denominado “la montaña del Azor” (quizás por ser el punto
de vigía musulmana) alcanzaron los de Fernán González a cuantos
huían del Duero en agosto de 939.
O bien porque en el año 1002 enfermó muy cerca de esta población
el verdadero Almanzor, que se retiró a morir a Medinaceli. A mi
juicio y conociendo que el poemario medieval confunde a Abderramán
con Almanzor, tan solo observando la situación de Calatañazor (a
unos veinte kilómetros de Osma) y sus enormes barrancos. Creo
que es este el lugar de “Alhandega”, donde pudieron cerrar la
retirada a los que huían de la batalla de Simancas, causando grandes
destrozos en el ejército califal (tal como recogen las crónicas que
antes vimos). Por
cuanto refiero, en mi opinión, se dice que fue en Calatañazor donde
“Almanzor perdió el tambor”, aunque en realidad hubo de ser
donde “Abderramán perdió el Corán”. Tal como manifiesta la
Historia que narra como el califa al salir huyendo, durante la
batalla de Simancas, llegó a abandonar sus enseres más sagrados,
para salvar su vida.
.
.
.
.
IMAGEN
ARRIBA Y ABAJO:
Sobre
estas lineas, ermita
de Nuestra Señora de Castellanos, a las afueras de Mota del Marqués.
La iglesia que vemos en fotografía fue reconstruida durante el siglo
XVI, partiendo
de un culto muy anterior; pues la veneración a esta Virgen es
claramente mozárabe.
Acerca de esa ermita, solo sabemos
que en aquel lugar de Mota del Marqués
(antes llamada Mota de Toro) hubo
una encomienda de los Caballeros Teutones -desde época de Alfonso
X-.
Aunque Nuestra
Señora de Castellanos hubo de ser muy antigua, existiendo documentos
que la fechan en tiempos de Fernán González, sabiéndose que su
veneración llegó con este conde (seguramente tras la victoria de
Simancas).
.
.
Abajo,
podemos ver la cruz que se tiene como Teotuna
(al ser “patada” y de tipo germana); es
esta la única pieza o sillar que recuerda un pasado remotísimo
e importante del templo y que se fecha en tiempos de Alfonso X el
sabio.
Aunque la ermita a mi juicio debió edificarse hacia el 940;
cuando
Fernán González venció a Abderramán y llegaron a la zona gentes
venidas desde tierras lejanas
(mozárabes). Muchas de ellas huidas desde Córdoba y Toledo, que
pudieron acogerse a los edictos de repoblación; tras la ampliación
de la marca y frontera con los árabes, que después del 939 bajó
hasta el Guadarrama (prácticamente a Madrid; aunque Almanzor,
cincuenta años más tarde recuperaría una gran parte del territorio
perdido por Abderramán después de Simancas).
4) LEYENDA DE NUESTRA SEÑORA DE CASTELLANOS:
.
El
hecho más cierto, es que la batalla de Simancas modificó las
fronteras del Califato de Córdoba, reduciéndolas en centenares de
kilómetros (al menos durante unos cuarenta años y hasta la
llegada de Almanzor a tierras castellanas). Tanto fue así, que al
Oeste de León se bajó “la marca”, desde el Duero hasta el
Tormes; lo que significa que la linea pasó de Zamora a Salamanca, o
de Toro a Puente Congosto. Por su parte, en la zona central la
ampliación territorial trasladó la frontera que antes se hallaba
en Simancas, a las cercanías de Segovia. Logrando cambiar la
“marca” de Valladolid, por otras situadas en Sepúlveda y Riaza
(junto al Guadarrama). Tan solo quedó la linea de Gormaz y Berlanga,
como punto inestable y zona de conflictos permanentes; cuya gran
fortaleza había sido tomada ya por los cristianos en el 912, pero
que fue reconquistada varias veces y domoinada finalmente por el
sucesor de Abderramán, quien lo convierte en una enorme ciudadela
casi inexpugnable. Por todo cuanto narramos, se entiende que
después del 939 llegaran a la zona de Simancas multitud de
cristianos, huidos de tierras califales. Gentes llamadas mozárabes,
que bajo el dominio de los musulmanes en ocasiones sufrían hasta la
esclavitud; pero que se verían liberados tras la nueva marca
(que alcanzaba casi el Guadarrama). Ello impulsaría a que escapase
un gran número de cristianos de Toledo y Zaragoza, incluso muchos
cordobeses; que llegarían hasta el reino de León o al condado de
Castilla sabiendo que tras el Duero ya la vida era estable y
tranquila (sin temerse de continuo la aparición y razzias de los
musulmanes). Creándose zonas, como Mota o San Cebrián,
habitadas por comunidades mozárabes y cuya utilidad era enorme;
pues conocían hasta el idioma de los súbditos de Córdoba.
Estando adaptados esos mozárabes a las costumbres y maneras de los
musulmanes, hablando su lengua; servirían a los cristianos para
dialogar (en caso de tratados) o como espías y estrategas (en el de
guerras).
.
Acerca
de Nuestra Señora de Castellanos, históricamente no cabe la menor
duda de que llegó a Mota del Marqués por mano de Fernán González;
quien amplió su condado tras aquella victoria en Simancas, pues
hasta entonces el reino de León llegaba hasta más al Sur de Urueña.
Por cuanto hasta el 939 los dominios desde Benavente hasta el Duero,
eran del rey leonés; aunque tras la derrota de Abderramán y con
la ampliación de marcas, aquellos nuevos dominios pasarían a ser
reclamados por Fernán González -incluidos en Castilla-. Siendo
así, no nos extraña el nombre de la Virgen que veneraron en
Mota; ya que esas tierras que antaño fueron del monarca leones,
pasaron finalmente a ser de los “Castellanos” (después de la
victoria en Simancas). Ello hace entender por qué aquel conde
extiende esta advocación después del 939; dejando el mismo
Fernán González en Mota del Marqués, el pendón suyo que mostraba
la efigie de María y al que llamaban Señora de Castellanos. Una
historia que perfectamente han recogido varios investigadores (como
Fernández-Prieto), quien nos dice textualmente:
.
.
“Don
Casimiro Erro Irigoyen, que fue Canónigo Magistral de Zamora, y el
historiador zamorano Don Urcisinio Álvarez Martínez (hace ahora
noventa y cinco años) publicaron en la revista Zamora
Ilustrada dos
interesantes estudios sobre la iglesia de Nuestra Señora de
Castellanos de la Mota, mencionando la tradición de que ésta en sus
orígenes fue un santuario votivo fundado por el Conde Fernán
González, por las victorias conseguidas por éste contra los moros”
(9)
.
.
.
Estas mismas
circunstancias podemos leerlas en la obra MEMORIAS HISTÓRICAS DE LA
CIUDAD DE ZAMORA; escrita por Cesáreo Fernández Duro y editada
en Madrid en 1872. Quien textualmente narra como tras haber
vencido Fernán González a Abderramán (en este caso; habla de la
victoria de Osma del 933); tuvo el conde que huir hasta Mota. Allí
queriendo agradecer a la Virgen su vitoria, reconstruyó un santuario
que los infieles habían destruido a la salida de aquella población.
Así, pidiendo los motanos que el conde les dejase su estandarte,
le rogaron que lo ofreciera al templo antes de regresar a Burgos.
Pero no atreviéndose a depositar allí su pendón y dejar a sus
soldados sin tan valiosa insignia; Fernán González mandó hacer una
copia que donó al santuario reconstruido por él en Mota
(10) . Una
versión de Cesareo Fernández Duro que -como veremos más abajo-
resulta en parte anacrónica o incongruente; pues hemos de suponer
que Fernán González entregaría su estandarte y llegaría a
tierras de Mota cuando venció a Abderramán en Simancas (no tras
la victoria parcial en Osma)
SOBRE
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba,
fotografía de Nuestra
Señora de Castellanos tal como se venera actualmente. Abajo, una
procesión de hace casi cien años, el día 4 de septiembre en Mota
de Marqués
(festividad de Nuestra Señora de Castelllanos) . Con
toda probabilidad la onomástica de Castellanos fue inicialmente el 4
de agosto, fecha en la que se conmemoraba la huida de Abderramán y
la batalla de Simancas
(ganada el 4 de agosto del 939). Posteriormente
pudo trasladarse hasta el 4 de Septiembre la festividad de
Castellanos, por motivos agrarios
y por necesidades laborales; pues en agosto todavía se encontraban
trabajando los campesinos y las fiestas se solían celebrar por
entonces en Septiembre (al terminar las cosechas y comenzar las
lluvias)
Por
cuanto hemos analizado, todo obliga a pensar que aquella imagen y
veneración a la Señora de los Castellanos llegaría de manos de
Fernán González, tras la victoria de Simancas y no después de la
de Osma. Resultando un tanto absurda la tesis presentada por
Cesáreo Fdez. Duro, por la cual el conde se refugió en Mota del
Marqués tras derrotar a Abderramán en Osma. Ya que aquel año de
933 los cristianos no huyeron de la zona, sino se mantuvieron firmes
junto a El Burgo y Uxama, obligando a marcharse a los del califa.
Siendo en la campaña siguiente (del 934) cuando se refugian Fernán
González y Ramiro II, para no enfrentarse al califa; escondiéndose
ambos en los castillos de Carazo (junto a Hacinas) o en Osma y San
Esteban (pero no en Mota). Por todo ello tuvo que ser después de
la contienda en Simancas, cuando tras una victoria contra Abderramán,
el conde dejó aquel estandarte de la Virgen de Castellanos en Mota y
reconstruyó un santuario, que dedicó a esa advocación. Algo que
además explicaría que se trataba de una marca clara de sus
dominios, indicando que aquellas tierras bajo Urueña ya eran
Castilla y no León. De tal modo, se entiende perfectamente
los motivos que tenía el referido Fernán González para traer hasta
tierras de Mota la bandera castellana; que se sabe portaban sus
soldados. Ello explicaría no solo el asentamiento en la zona de los
Torozos de mozárabes (bajo la protección de aquella singular Virgen
de Castellanos); sino especialmente la de San Cebrián de Mazote.
Que dista apenas cinco kilómetros de Mota y donde sabemos con
certeza hubo repoblación de mozárabes venidos de Toledo o de
Córdoba. Todo lo que muestra la iglesia de San Cebrián; una de las
más importantes del arte mozárabe hispano. Demostrando cuanto
narramos, el modo en que esta zona norte del Duero (apenas a
unos treinta kilómetros de Simancas) se revitalizó tras la
batalla del 939, creándose allí iglesias y cultos propiamente
castellanos, propiciados por Fernán González.
.
Por
todo cuanto hemos deducido y que parece históricamente irrebatible;
se comprende que
la verdadera leyenda de la Virgen de Castellanos recuerda que ese era
el estandarte llevado por los de Fernán González en Simancas.
Contando
el modo en que sucedió la victoria, gracias a aquel pendón. Pues la
leyenda de Nuestra Señora de Castelllanos narra que muchos de los
que luchaban para el Califa habían sido reclutados en Zaragoza y
Córdoba; y entre ellos, había un gran descontento. Pues Abderramán
llevaba años de campañas, en las que también represaliaba a
militares y civiles musulmanes
(junto a sus familias); principalmente tras las distintas derrotas de
Osma y las diferentes revueltas de Calatayud o Zaragoza (repetidas en
otros muchos lugares). Debido a la tiranía de los gobernantes
analusíes, se
dice que había un enorme malestar entre los que llevaban los
cordobeses a la guerra. Sabiendo aquello los cristianos, se valieron
de los mozárabes para debilitar la moral de los soldados musulmanes;
prometiendo a todos los que abandonasen las huestes del califa, que
les darían refugio si se pasaban a sus filas. La señal para
desertar y huir hacia terreno de Fernán González, sería hecha con
el estandarte de la Virgen que portaban los del conde.
Determinando que cuando
se mostrase esa bandera
-frente al ejército sarraceno-; los
musulmanes que así quisieran, podrían soltar las armas y correr
hasta alcanzar la otra orilla del Pisuerga
(donde les recogerían los castellanos, para protegerles de los
suyos) (11)
.
.
Así
fue como se acordó y así sucedió al cuarto día; cuando los
cristianos se veían ya vencidos, momento en que uno de los
caballeros del conde se lanzó con el estandarte, para dar la señal
a quienes desearan desertar haca su bando. Aquel que se atrevió
a llegar hasta las filas musulmanas con el referido pendón, fue
un caballero que habitaba en Mota y de nombre Villahoz (al
proceder su famlia de aquel pueblo burgalés tan cercano a Hacinas).
Cuentan que llegó con el estandarte casi hasta la tienda del rey
musulmán y de ese modo fue como observaron todos la seña que
Villahoz portaba. Extrañados quienes no sabían qué significaba
aquello, y al ver un solo hombre con el pendón de los castellanos,
corriendo a toda prisa por su campamento (sin perder nunca esa
bandera bordada con una Virgen). Pronto se sorprendieron los
sarracenos, cuando una gran parte de los suyos soltaron las armas,
saliendo en estampida tras Villahoz (metiéndose en el Pisuerga,
para alcanzar la orilla contraria). Fue ese un momento de
incertidumbre, donde mientras unos corrían hacia el lado de los
cristianos (desertando); los demás huían, horrorizados y sin
comprender lo que sucedía. El mismo Abderramán entró en pánico y
dejó todos sus enseres en la tienda (abandonando hasta las ropas de
oro y los objetos más sagrados); marchando a toda prisa hacia la
retaguardia y sin saber lo que realmente pasaba. Siendo así
como se ganó la batalla que de otro modo hubiera sido imposible
vencer, dado que las crónicas narran como los sarracenos superaban
los cien mil, mientras los cristianos solo sumaban una sexta parte de
aquellos.
.
Finalmente,
todos unidos hubieron de celebrarlo frente a aquel estandarte
(desertores y vencedores). Así mandó el conde reconstruir un templo
derruido por los infieles, a las puertas del pueblo donde habitaba
aquel Villahoz; lugar en el que se estableció la advocación a la
Virgen de los Castellanos. Dejando allí su estandarte sagrado y
abriéndose el censo para que cuantos lo desearan, se quedasen a
vivir en aquella zona entre Urueña y el Duero (principalmente en
Mota y San Cebrián). Siendo esta la leyenda verdadera de Nuestra
Señora de Castellanos, que recuerda como se ganó sin mucha sangre
ni gran pena, aquella enorme batalla de Simancas; gracias a la
astucia de los mozárabes y al milagro que obró la Virgen del
estandarte.
.
.
San Cebrián de Mazote
.
.
.
.
San Cebrián de Mazote
.
.
SOBRE
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Varias
fotografías de la iglesia
mozárabe de San Cebrián de Mazote, una de las más importantes de
la Europa altomedieval
(agradecemos al patronato de San Cebrián nos permita divulgar las
imágenes)
.
.
San Cebrián de Mazote
.
.
.
.
San Cebrián de Mazote
.
.
.
5)
SOBRE EL PALACIO DE MEDINA AL ZAHARA Y SU RIO DE PLATA, NACIDO
POR LAS CIRCUNSTANCIAS VIVIDAS EN SIMANCAS Y POR NUESTRA SEÑORA DE
CASTELLANOS:
.
Aquel
día, 4 de agosto de 934, huyó Abderramán de tierras del Duero,
para nunca más volver; pues desde ese momento se negó a mandar otra
vez a sus ejércitos. No pudiendo asistir ya más a batalla
alguna y negándose a comandar una sola de sus campañas.
Tristemente, al regresar a Córdoba la ley hubo de aplicarse y
como tal decidieron dar muerte a todos los lugartenientes musulmanes
que habían sido derrotados en Simancas. Debiendo mandar ejecutar
el Califa a la mayoría de sus generales y los mejores soldados que
tenía (muchos de ellos, familiares o amigos suyos desde la
infancia). Tras estos hechos, comenzó Abderramán a sufrir una
tremenda tristeza continua, un mal que denominan melancolía crónica;
no pudiendo parar de llorar en ocasiones durante días. Se veía
solo y desesperado, triste y sin poder curarse de aquella vivencia
tan dura. Por lo que dedicó sus horas al estudio y al arte, sin
querer saber más de la vida; solo deseando ampliar sus conocimientos
o profundizar en su mundo espiritual. Convirtiéndose por ese
motivo en uno de los reyes más cultos y sabios que conoció la Edad
Media.
.
Por
aquella melancolía que sufría, decidió el califa crear el más
maravilloso palacio que nadie soñara. Para lo que fue personalmente
completando y decorando las estancias de Medina al Zahara,
hasta dejar aquel lugar de ensueño pleno de capiteles cubierto de
oro y piedras preciosas, cerrado con puertas de marfil y ébano, o
envuelto en los mayores lujos imaginables.
Además, la leyenda de la Señora de Castellanos, narra como en
memoria de aquel río Duero donde sufrió la gran derrota (el rio de
oro, como por entonces se conocía); Abderramán mandó hacer dentro
de Medina al Zahara un “rio de plata”. Famoso estanque de
mercurio, que los sirvientes movían para crear reflejos sobre la
techumbre y las columnas cargadas de joyas;
pareciendo así aquel lugar, el mayor sueño de riquezas que nadie
conoció (pleno de metales y maderas preciosas, donde se engarzaban
gemas junto a marfiles y sedas). Siendo conocido que cuantos
embajadores y nobles visitaban ese palacio califal, introducían sus
manos en este “río de plata”, para batirlo y observar el
espectáculo de luces sobre los techos y paredes. Deshaciéndose allí
los anillos y las joyas que llevaban aquellos ricos hombres que
entraban a Medina Al Zahara, al derretirse el oro en contacto con el
mercurio. Tras ello, los sirvientes del califa recogía cuanto
quedaba líquido bajo aquel enorme estanque y los convertían en
nuevas piezas, para seguir decorando las estancias.
.
Sobre
esta maravilla que construyó en su tristeza Abderramán, escribiría
al-Zuhrí:
“Su
techumbre era de oro y grueso y puro cristal, lo mismo que sus muros;
sus
tejas
eran de oro y plata. En el centro tenia un estanque lleno de mercurio
y a
cada
lado del salón se abrían ocho puertas, formadas por arcos de marfil
y ébano
que
reposaban en columnas de cristal coloreado, de forma que los rayos
del sol,
al
entrar por esas puertas, se reflejaban en su techumbre y en sus
paredes, produciéndose entonces una luz resplandeciente y cegadora.
Cuando al-Nâsir quería
asustar
a los presentes o recibía la visita de algún embajador, hacía un
gesto a sus
esclavos
y éstos removían ese mercurio, con lo que el salón se llenaba de
sobrecogedores
fulgores
semejantes
al
resplandor
del
rayo,
creando
a
los
que
allí
se
hallaban la impresión de que el salón giraba en el aire mientras el
mercurio seguía en movimiento. Algunos dicen que el salón giraba
para estar enfrentado al sol, siguiendo su curso, mientras que otros
afirman que estaba fijo, sin moverse alrededor del estanque. Ningún
otro soberano, ni entre los infieles ni en el Islam, había
construido antes nada parecido, pero a él le fue posible hacerlo por
la abundancia de mercurio que allí tenían” (12)
.
Un
lugar en el que cuando entraban los mensajeros cristianos pronto
comprendían que aquel tesoro arquitectónico había sido inspirado
en uno de los lugares más bellos del Mundo: En el rio Duero y por la
advocación de los castellanos.
IMÁGENES, ARRIBA Y ABAJO:
Dos
dibujos
míos donde intento recrear los patios de Medina Al Zahara, con su
“rio de plata” en el centro.
6)
FINAL: LA LEYENDA DE CASTELLANOS EN EL POEMA DE FERNÁN GÓNZALEZ:
.
A
continuación recogemos y resumimos el texto épico recogiendo los
versos que mencionan las batallas de Osma y de Simancas sucedidas
entre el 933 y 39 en tiempos de Ramiro II y Abderramán (que el poeta
sitúa en Hacinas y en tiempos de Fernando y Almanzor) (13)
:
.
1-.
Sobre la pobreza de Castilla y de cómo los condes hicieron de ella
el principal baularte:
Estonçe
era Castiella // un pequeño rincon, 171
era
de castellanos //
Montes d'Oca mojon,
e
de la otra parte //
Fitero el fondon,
moros tenien Caraço //
en aquesta sazon.
Era
toda Castiella
// solo
una alcaldia; 172
maguer
que era pobre //
e de poca valia,
(...)
d'un
alcaldia pobre //
fizieron la condado,
tornaron
la despues // cabeça de reinado.
2-.
Fernán González a sus gentes sobre los castellanos y su Señora
María:
Esforçad,
castellanos, // non ayades pavor, 222
vençremos
los poderes // d'esse rey Almançor,
sacaremos
Castiella //
de
premia e d'error,
el
sera el vençido // yo sere el vençedor.
(...)
Amigos,
d'una cosa //
so
yo bien sabidor: 260
ellos
seran vençidos, // yo sere vençedor;
en
gran afruenta en canpo // sere con Almançor:
vere
de castellanos // com' guardan su señor.»
(...)
Quando
fueron vençidos // essos pueblos paganos, 273
fueron
los vençedores // los pueblos castellanos;
el
conde don Fernando //
con
todos los cristianos
fueron
en su alcançe // por cuestas e por llanos.
Rendieron
a Dios graçias // e a Santa Maria
VEMOS
EN ESTE ÚLTIMO VERSO LA MENCIÓN A LA VIRGEN DE CASTELLANOS
3-.
Aparece San Millán para ayudar en la batalla:
Quando
ovo don Fernando //
todo
esto oido, 419
el
varon don Millan // a los çielos fue ido:
fue
luego de la ermita //
el conde espedido,
torno
se a Piedrafita //
d'onde fuera salido.
4-.
VICTORIAS DE
HACINAS
SITÚA
LA BATALLA EN CARAZO y llama Almanzor a Abderramán III:
Llego
a Almançor // luego el apellido, 195
sopo
commo avia // a Caraço perdido.
(...)
LLEGADA
DE ALMANZOR CON 130.000 hombres
Que
venie Almançor con muy fuertes fonsados, 384
con
çiento e treinta mill caveros lorigados,
(...)
PRIMERA
DERROTA (en Osma)
Quando
fue Almançor // la otra vez vençido, 385
con
grand pesar que ovo // a Marruecos fue ido
(...)
5-.
RECLUTAMIENTO DE UN GRAN EJÉRCITO PARA VENGAR LAS DERROTAS DE
ABDERRAMÁN
coido
se Almançor // del buen conde vengar,
por
amor d'acabar lo // no s' podie dar vagar.
Cordova
e Jaen // con toda Andaluzia, 390
Lorca
e Cartajena // con toda Almaria,
de
muchas otras tierras // que nonbrar non sabria,
ayunto
Almançor // muy grand cavalleria.
Quando
fueron juntados // començo a venir, 391
bien
coido a España // sin falla conquerir,
que
el conde castellano // no s' le podrie foir,
(…)
6-.
A MI JUICIO EN SIMANCAS, JULIO AGOSTO DE 939:
EL
CONDE REZA EN LAS CERCANÍAS DE HACINAS (lugar que debemos
identificar junto a Simancas, quizás en las inmediaciones de Mota o
en la propia ermita de Castellanos)
Eran
ya en Fazinas // essa gente maldita, 392
todos
los castellanos // eran en Piedrafita;
el
conde -la su alma // de pena sea quita-
fue
se pora San Pedro // a essa su ermita.
Quando
fue a la ermita // el conde allegado, 393
demando
por su monje, // don Pelayo llamado;
dixeron
le por nuevas // que era ya finado,
ocho
dias avia // que era soterrado.
Entro
en la ermita // con muy grand devoçion, 394
LA
MENCIÓN A PIEDRAFITA VEMOS QUE ES UNA LICENCIA POÉTICA, para rimar
con "maldita". ESTA LOCALIDAD AVULENSE ESTABA POR ENTONCES
EN TIERRAS MUSULMANAS; SE ENCUENTRA MUY LEJOS DE SIMANCAS Y MÁS AÚN
DE HACINAS. El lugar de rezo de Fernán Gónzález podemos
identificarlo con la ermita de Castellanos en Mota.
(...)
Aparición
en sueños de San Pelayo y San Millán
Teniendo
su vegilia, // con Dios se razonando, 405
un
sueño muy sabroso // al conde fue tomando:
con
sus armas guarnido // assi se fue acostando,
la
carne adormida, // assi yaze soñando.
Non
podria el conde // aun ser adormido, 406
el
monje San Pelayo // de suso l' fue venido,
(...)
Millan
so yo por nonbre, // Jesucristo me enbia,
durara
la batalla // fasta terçero dia.»
(...)
Esta
es la razon // que la voz me dezia: 429
"Conde
Fernan Gonzalez, // lieva dend', ve tu via,
todo
el poder de Africa // e del Andaluzia
vençer
lo has en el canpo // d'este terçero dia."
(...)
En
aquella ermita // fui yo bien consejado 432
del
monje San Pelayo, // siervo de Dios amado,
que
por el su consejo // Almançor fue arrancado;
SE
OBSERVAN PRODIGIOS EN EL CIELO (que yo identifico con el eclipse del
19 de julio de 939)
Vieron
aquella noche // una muy fiera cosa: 468
venia
por el aire // una sierpe rabiosa,
dando
muy fuertes gritos // la fantasma astrosa,
toda
venie sangrienta, // bermeja commo rosa.
Fazia
ella senblante // que ferida venia, 469
semejava
en los gritos // que el çielo partia,
alunbrava
las uestes // el fuego que vertia,
todos
ovieron miedo // que quemar los queria.
QUIZÁS
ABERRAMÁN PRETENDÍA LLEGAR AL DUERO CON EL ECLIPSE Y ATEMORIZAR A
LOS CRISTIANOS, PARA QUE NO PRESENTASEN BATALLA (a mi juicio les
intentaba engañar con esa argucia):
A
los moros tenian // que los venie ayudar 474
ca
coidavan sin duda // cristianos espantar;
por
tal que los cristianos // se ovieran a tornar,
quisieran
en la ueste // algun fuego echar.
(...)
«Los
moros, bien sabedes, // se guian por estrellas, 476
non
se guian por Dios, // que se guian por ellas;
otro
Criador nuevo // han fecho ellos d'ellas,
diz
que por ellas veen // muchas de maravellas.
Ha
y otros que saben // muchos encantamientos, 477
(...)
Algun
moro astroso // que sabe encantar 479
fizo
aquel diablo // en sierpe figurar
por
amor que podiesse // a vos mal espantar,
con
este tal engaño // cuidaron nos torvar.
DURANTE
LA TERRIBLE BATALLA QUEDAN MALHERIDOS EL CONDE Y EL REY:
El
conde don Fernando, // maguer que mal ferido, 494
antes
que el rey entrasse // en todo su sentido,
del
conde fue otra vez // el rey muy mal ferido,
fue
luego del cavallo // a tierra abatido
LOS
DE ABDERRAMÁN HACÍAN GRANDES ESTRAGOS:
Los
moros, en todo esto, // en valde non yazian, 504
en
los omnes de pie // grand mortandat fazian,
sabed,
d'amas las partes // muchos omnes caian,
a
los golpes que davan, // las sierras reteñian.
SEGUNDO
DÍA DE COMBATE:
tro
dia mañana, // los pueblos descreidos 512
estavan
en el canpo // con sus armas guarnidos,
dando
muy grandes vozes // e grandes alaridos,
los
montes e los valles // semejavan movidos.
TERCER
DÍA (descripción de la Batalla de Simancas)
Otro
dia mañana, // fueron se levantar, 527
vestieron
se las armas // por al canpo tornar,
començaron
a Dios // de coraçon rogar
FINALMENTE,
CUANDO YA ESTABAN LOS CRISTIANOS VENCIDOS APARECE UN EJÉRCITO DE
ÁNIMAS LLEGADAS DEL CIELO QUE LES RESCATA; ATACANDO Y HACIENDO HUIR
A ABDERRAMÁN.
EL
REY MUSULMAN EN SU ESCAPADA PERDIÓ HASTA EL AZOR, QUE EL MONARCA
CASTELLANO LUCÍA ORGULLOSO TAL COMO VEMOS EN ESTOS VERSOS QUE NARRAN
LA VICTORIA DE LOS CRISTANOS:
Llevara
don Fernando // un mudado açor, 575
non
avia en Castiella // otro tal nin mejor,
otrossi
un cavallo // que fuera d'Almançor:
avie
de todo ello // el rey muy grand sabor
NOTA:
TAL COMO HEMOS DESTACADO ANTERIORMENTE, DONDE EL POETA ESCRIBE
ALMANZOR HEMOS DE LEER ABDERRAMÁN III Y DONDE PONE REY FERNANDO, SE
HA DE SUSTITUIR POR RAMIRO II (monarca de Fernán González). Todo
ello muestra que el poema describe la batallas de Osma (primero) y
finalmente la de Simancas.
.
IMÁGENES
BAJO Y SOBRE ESTAS LINEAS:
De
nuevo dos
dibujos míos en los que pretendo recrear como era Medina Al Zahara,
donde Abderramán se retiró tras su derrota en Simancas.
.
.
.
.
.
.................................
CITAS:
(1): Así es como le llaman las crónicas e incluso el Poema de Fernán González, que se refiere a Abderramán con el nombre del Almanzor. Un famoso general cuyo parentesco con el califa se limitaba a que su abuelo paterno era el esposo del médico de Abderramán III (el visir de Badajoz). Por su parte, Almanzor nace hacia el año 939, cuando Abderramán llevaba decenios reinando y tan solo ocupó cargos administrativos durante el reinado de aquel primer califa. Pese a ello, la identificación de ambos en las crónicas o en el Poema de fernán González se debió seguramente al hecho de ser de algún modo coetáneos y sobre todo a la proximidad de lugares en los que ambos mantuvieron batallas (azotando los dos las orillas del Duero)
(1): Así es como le llaman las crónicas e incluso el Poema de Fernán González, que se refiere a Abderramán con el nombre del Almanzor. Un famoso general cuyo parentesco con el califa se limitaba a que su abuelo paterno era el esposo del médico de Abderramán III (el visir de Badajoz). Por su parte, Almanzor nace hacia el año 939, cuando Abderramán llevaba decenios reinando y tan solo ocupó cargos administrativos durante el reinado de aquel primer califa. Pese a ello, la identificación de ambos en las crónicas o en el Poema de fernán González se debió seguramente al hecho de ser de algún modo coetáneos y sobre todo a la proximidad de lugares en los que ambos mantuvieron batallas (azotando los dos las orillas del Duero)
(2):
Año
de 934: Con objeto de acabar con los ataques de los cristianos a la
zona Este de Al-Andalus; Abderramán emprendió una campaña desde
Córdoba, llegando primero a Zaragoza, donde hostigó a los ejércitos
enemigos. Después siguió hacia Navarra, obligando a su reina
(llamada Toda) a pactar con ellos. Regresando después a Córdoba vía
Álava-Burgos, aprovechó para enfrentarse a Ramiro II que le
esperaba e las cercanías de Osma y a quién también derrotó en una
pequeña batalla. Trás aquello, se supone que el Califa destruyó el
monasterio de San Pedro de Cardeña e hizo suya la plaza de Clunia
(Coruña del Conde, en las inmediaciones, al sur de Burgos).
(3):
Fuente:
"El
condado de Castilla", de
Fray Justo Pérez de Urbel; Madrid 1970, Tomo II, pp. 103-104
(4):
"El
condado de Castilla" // Fray
Justo Pérez de Urbel; Madrid 1970, Tomo II, p. 105
(5):
Poema
de Fernán González.
Edición
digital a partir de la de Ramón Menéndez Pidal, Reliquias
de la poesía épica española,
M. Rivadeneyra, Madrid, 1951, pp. 34153, y cotejada con la edición
crítica de Juan Victorio, Cátedra, Letras Hispanas, Madrid, 1998,
4ª ed. // Liberado en la red por Saavedra Fajardo
VII
// versos 192 ; 193
(6):
"El
condado de Castilla" // Fray
Justo Pérez de Urbel; Madrid 1970, Tomo II, p. 106
(7):
Idem
cita anteriores
(8):
Sobre
la batalla de Simancas, además de la obra citada de Lévi Provençal,
vid. R. P. Dozy, Recherches 1 (3.a cd.), págs. 156-170; M. Gómez
Moreno, Anales Castellanos, Discurso de recepción en la Real
Academia de 1a historia (Madrid, 1917), Págs. 15 y Ss.; el mismo, La
batalla de Simancas, boletín (le la Sociedad Castellana de
Excursiones”, núm. 182 (Valladolid, 1918), 1iits 25-30 //
Histoire
de L´ Espagne Musulmane:
2.a ed., tomo 1 (París-Leiden, 1950), págs. 57 y ss.,
Lévi-Provençal
CITAS
TOMADAS DE FRAY JUSTO PÉREZ DE URBEL (idem citas anteriores)
(9):
D.
Enrique Fernández-Prieto,
publicado originalmente en el número 136 ( mayo-junio de 1976) de la
Revista Hidalguía, en la página 379 y siguientes, titulado “Una
Encomienda de la Orden de los Caballeros Teutónicos en el Territorio
Castellano- Leonés”, sigue diciendo el texto: Unos hechos que
fueron ratificados a su vez por: “Don
Jacobo Fitz James Stuart, XVII Duque de Alba, que entre los títulos
que ostentaba también el de XIX Marqués de la Mota; hizo un
interesante estudio que fue publicado por la Real Academia de la
Historia en 1948 bajo el título de “Documentos sobre Propiedades
de la Orden de los Caballeros Teutónicos en España”, y
últimamente el meritorio trabajo de J.Ferreiro Alemparte, publicado
en 1971, titulado “Asentamiento y Extinción de la Orden Teutónica
en España”
(10):
Ver en el enlace:
(11):
Recogemos algunos pasajes del poema de Fernán González en los que
se describe como el conde hacía ver su famoso estandarte:
La
batalla de Lara
Pues
que ovo acabada // el conde su razon, 261
e
esforçadas sus gentes // commo omne de sazon,
mando
a sus conpañas // desbolver su pendon:
firieron
en los moros // todos d'un coraçon.
La
batalla de La Era Degollada
El
ejército castellano se lanza al combate
Metio
se por las azes // muy fuerte espoleando, 368
la lança sobre mano
// e su pendon alçando:
«¿Donde estas, el
buen conde», // assi iva vozes dando,
«¡Sal
lidiar aca al canpo!, // ¡cata aqui a don Fernando!».
(12):
SOBRE
EL ESTANQUE DE MERCURIO
DE
MEDINA AZARARA
LUIS
MOLINA
CSIC,
Granada
Al-Qantara
XXV, 2 (2004) 329-333
(...)
Entre
las dependencias que los autores árabes mencionan al describir
Medina Azahara se halla un salón en cuyo centro se abría un
estanque lleno de mercurio.
ese
salón, que denominan «aUmaylis al-badí\ llamado qasr al-jilàfa»,
se encontrase
realmente
en la ciudad palatina y prefieren localizarlo en el alcázar de
Córdoba
(....) deducen
que las fuentes árabes yerran al situar el salón del estanque de
mercurio en Medina Azahara.
El
texto original de al-Zuhrï reza así al describir el salón (...)
En
el Dikr se describe el Salón del Califato (en nega las diferencias
con respecto a la versión de al-Zuhrí):
Su
techumbre era de oro y
mármol
de grueso
volumen
y
color
puro,
en sus distintos tonos,
lo mismo que sus muros.
En el centro de este salón peregrino (hâdâ al-maylis al-badP) se
hallaba la perla única que le regaló el rey de Constantinopla.
Las tejas de este salón eran de oro y plata. En el centro tenía un
gran
estanque lleno de mercurio y a cada lado del salón se abrían ocho
puertas, formadas por arcos de marfil y ébano
con incrustaciones de oro y diversos
tipos de piedras preciosas, que reposaban en columnas de mármol
coloreado y cristal
de roca (ballür) puro,
de forma que los rayos del sol, al entrar por esas puertas, se
reflejaban en su techumbre y en sus paredes, produciéndose entonces
una luz cegadora. Cuando
el soberano
quería asustar a los presentes, hacía un gesto a
uno de
sus esclavos y éste removía ese mercurio, con lo que el salón se
llenaba de sobrecogedores fulgores semejantes al resplandor del rayo,
creando a los que allí se hallaban la impresión de que el salón
giraba mientras el mercurio seguía en movimiento. Algunos dicen que
el salón giraba para estar enfrentado al sol, mientras que otros
afirman que estaba fijo alrededor del estanque. Ningún otro
soberano, ni entre los infieles ni en el Islam, había construido
antes nada parecido, pero a él le fixe posible hacerlo por la
abundancia de mercurio que allí tenía.
(...)
En
conclusión, el salón en el que se ubicaba el estanque de mercurio
no llevaba el nombre de Salón Peregrino y, por tanto, no hay ninguna
razón para argumentar, basándose en la suposición de que había un
Salón Peregrino en el Alcázar de Córdoba, que el salón del
estanque de mercurio tenía que hallarse en el palacio de la capital
en lugar de en Medina Azahara. Las fuentes son claras al respecto: el
estanque de mercurio estaba en una estancia llamada por al-Zuhrï
al-Qalbaq
(13):
Poema
de Fernán González.
Edición
digital a partir de la de Ramón Menéndez Pidal, Reliquias
de la poesía épica española,
M. Rivadeneyra, Madrid, 1951, pp. 34153, y cotejada con la edición
crítica de Juan Victorio, Cátedra, Letras Hispanas, Madrid, 1998,
4ª ed. // Liberado en la red por Saavedra Fajardo
.
..............................................................................................................................Con motivo de celebrar que este blog ha superado los veintitres mil lectores (más de 23.000 lecturas), aprovechamos incluir mi música para quienes quieran escucharla.
En primer lugar podremos oir PLÉYADES, sexto movimiento de los doce que tiene mi ballet TARTESSOS, compuesto y terminado cuanto estaba en La Mili en Sevilla, en 1982 (grabación en semidirecto en Japón 1991). PULSAR SOBRE:
https://www.youtube.com/watch?v=Nw1g-OKTqyQ
.
Tras ello invito a mis lectores a oir, la primera parte de MAEBASHI (LUZ); una de mis últimas obras. Suite de guitarra que también consta de doce movimientos, compuesta entre 2010 y 2011, dedicada a la ciudad en la que vivo (en Japón). En grabación semidirecta en Japón, pueden escuchar las tres piezas de la primera parte: LUZ (Atardecer, Amanecer y Luz de Maebashi).
PULSAR SOBRE SUS ENLACES:
https://www.youtube.com/watch?v=NV8uqxKW434
https://www.youtube.com/watch?v=oM_vIP7Ryyk
https://www.youtube.com/watch?v=oM_vIP7Ryyk