miércoles, 18 de agosto de 2021

TRES LEYENDAS SOBRE DON RODRIGO: LA CRUZ DE CASTELLANOS, LA MALDICIÓN DE SAN EUGENIO Y LA MESA DEL REY SALOMÓN

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general de leyendas: http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2023/01/indice-de-leyendas-de-la-mota-del.html

Desearía dedicar estas leyendas al matrimonio Ocaña del Valle y a sus hijos (Manuel, Francisco e Isabel). Personas entrañables y salmantinos “de pro”, que me dieron a conocer en los años ochenta, la historia de la Mesa de Salomón y su posible ubicación en las proximidades de Segoyuela.

Los capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido en rojo y cuya finalidad es razonar ideas). Si desea leer el artículo entre líneas, bastará seguir las letras negrillas y las rojas destacadas.

ANTES DE COMENZAR:

El relato se ha dividido en tres partes; esta es la tercera, que contiene la leyenda de “La mesa de Salomón”. Antes de leerla, recomendamos conocer las anteriores; con numerosos apuntes históricos sobre los monarcas y obispos que gobernaron el reino de Toledo, al final del dominio visigodo.

PARA LLEGAR A LA PRIMERA LEYENDA DE DON RODRIGO, PULSAR: http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2021/07/tres-leyendas-sobre-don-rodrigo-la-cruz.html

PARA LEER LA SEGUNDA, PUSAR: http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2021/07/tres-leyendas-sobre-don-rodrigo-la-cruz_30.html




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Arriba, sumo sacerdote del Templo de Salomón (dibujado por mí). Luce sus tres elementos principales litúrgicos: Sobre el pecho el Ephod (efod o cardiofilax); a su lado, un incensario y a nuestra izquierda, el gran candelabro (Menorah). Abajo y en otro dibujito mío, podemos ver los paralelismos entre este y un (hipotético) sacerdote supremo del templo tartéssico de El Carambolo, que oficiase con el pebetero de La Joya y los candeleros de Lebrija. Ambos lucirían "efod" (o bien pectorales) y diadema (compuesta por los eslabones, en el caso de El Carambolo). Además, entre sus paralelos hemos dibujado el incensario de oficio y los candeleros; que en los templos judíos, tanto como en los tartessios, se guardarían como uno de los símbolos más preciados (la Menohrá) -candil de siete brazos y señal suprema judía, que en El Carambolo pudo estar en los candeleros de Lebrija-. Al lado, otro dibujo mío, donde suponemos una liturgia de rey y reina en Tartessos; sobre altares con mesas de astas, en forma de “keftiu”.

El sacerdote supremo de Salomón iba ataviado con un "Ephod" (delantal con hombreras) y con el pectoral de Aarón en su pecho. Una joya de forma cuadrada y compuesta por doce gemas engarzadas, sobre una placa de oro -piedras semipreciosas que representaban las doce tribus de Israel-. Por su parte, los galápagos -o colgantes para el torso- del monarca y clérigo de El Carambolo (o del rey y la reina), tendrían como significado el símbolo máximo de las culturas metalúrgicas: El Labrys o el cuero "keftiu" (lingote cretochipriota en forma de pellejo). En la leyenda que a continuación comenzamos; se conocerá la relación entre la Mesa de Salomón y el cardiofilax del clérigo supremo de su templo (también llamado Racional o Efod).




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, Sacerdote judío oficiando frente a un Altar del Holocausto, tal como lo imaginaban en el siglo XIX los grabadores de History of the Holy Bible, publicada por Henry Bill en 1871. Abajo, altar de Beersebá; ejemplo arqueológico del modo litúrgico hebreo, en tiempos de Salomón. El dibujo inglés (que vimos junto a estas líneas) se hizo más de un siglo antes al hallazgo de estas mesas ciclópeas en piedra, sobre las que ofrecían los israelitas a Yahveh grandes sacrificios. Altares como el de Beersebá (abajo en foto), fueron encontrados hace apenas unos decenios por el profesor Yohanán Aharoni. Debido a ello, quienes recreaban años antes estas enormes mesas, usadas por los hebreos (para holocaustos -bovinos y ovinos-); pensaron que eran simplemente una copia del de incienso. Suponiéndolo igual, más grande y también cubierto con "chapas" de bronce -con forma de cuernos en sus esquinas, tal como vimos Yahveh ordena hacer para el quemaperfumes, en el Antiguo Testamento (especialmente en el Éxodo y Levítico; ver cita (1a) -.

Aunque sería imposible imaginar la cremación de reses, sobre una "mesa" de las características que vemos en el grabado; pues habríamos de pensar las consecuencias de mantener un fuego con estas dimensiones, dentro de un receptáculo metálico -lo que imposibilitaría al oficiante siquiera acercarse al altar-. Por ello, quizás, el Antiguo Testamento indica que el Altar del Holocausto ha de hacerse sobre tierra o con arcilla, y en todo caso con piedras naturales. Ordenando Yahvé un "Altar de tierra harás (...) y sacrificaras sobre el tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas" (...) Y si me haces altar de piedras, no las labres de cantería, porque si alzas herramienta sobre ese, lo profanarás" -ver cita (1b) - . Siendo importante observar la indicación de que nunca se labre la piedra, algo que puede relacionarse no solo con la necesidad de sencillez y humildad en el altar. Sino, además con las altas temperaturas que estas mesas deberían soportar; sufriendo roturas y necesitando cambios en sus sillares -habida cuenta que se quebrarían, por los cambios de calor y frío a los que les sometían con el fuego central y las libaciones-.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, Altar del incienso grabado de "An Illustrated History of the Holy Bible", publicado por Henry Bill (1871) en la W. Struse Collection. Se representa el altar del incienso, tal como lo manda construir Yahvé y sobre el que oficia el Sumo Sacerdote de Salomón, al que vemos con el Efod y el pectoral de Aarón. Como podremos leer en La Biblia -citas que recogemos en (2) -; el del incienso se trata igualmente de un altar con cuernos, fabricado con madera de acacia y recubierto de metales preciosos (de un Codo por un Codo de ancho y de dos Codos de alto -recordemos que 1 Codo sagrado de Israel, se corresponde con el Codo Real egipcio, en tiempos de Akhenatón = 52,5 centímetros aproximadamente-). Sobre este ara manda Yahvé quemar incienso al atardecer y al anochecer, no pudiendo libarse otra ofrenda; pero ordenando que los cuernos sí fueran purificados anualmente con una limpieza hecha con sangre (de carnero y buey). Ello lo recoge el Éxodo, con las palabras: "Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre del sacrificio por el pecado para expiación; una vez en el año hará expiación sobre él por vuestras generaciones; será muy santo a Jehová". Explicando con mayor exactitud el Levítico: "Entonces saldrá al altar que está delante del Señor y hará expiación por él, y tomará de la sangre del novillo y de la sangre del macho cabrío y la pondrá en los cuernos del altar por todos los lados. Y con su dedo rociará sobre él de la sangre siete veces, y lo limpiará, y lo santificará de las impurezas de los Israelitas".

Abajo, altar de la ciudad de Beersebá (Tell Beer-Sheva) en dibujo mío, tal como fue hallado. Este modelo de ara hebráica -con cuernos y monolítico-, fue encontrado y observado por primera vez hace apenas unos decenios, en las excavaciones de la famosa urbe de Beersebá; llevadas a cabo por el profesor Yohantán Aharoni. La datación de la pieza fue finalmente evidenciada por Aharoni que lo considera próximo al tiempo de Salomón -muy cercana al año 800 a.C.-. Todo lo que hace suponer que desde entonces, los judíos ya oficiaban sus holocaustos sobre mesas pétreas así dispuestas (con esquinas-cuernos líticos y en plataformas de gran tamaño). Siendo obligado pensar, que anteriormente los altares hebreos fueron similares a este, aunque de tierra y arcilla (tal como manda El Antiguo Testamento). Por lo que considero personalmente esta tipología de ara, una reinterpretación del que mandó Yahveh construir, con simples piedras o arena. Imitando en este caso el incensario de los perfumes, aunque de un modo ciclópeo y usándolo para inmolar animales. Ofreciéndolos de forma semejante al que quemaban el incienso; cuyo pebetero, El Antiguo Testamento, sí ordena expresamente que debe conservar esta forma de mesa con astas. Un ara llamada "altar de los cuernos" y que sabemos deriva desde influencias de otras religiones muy anteriores (canaaneas, más seguramente micénicas y hasta incluso la egipcia y la mesopotamia; donde proliferaban estas mesas sagradas con esquinas a modo de pitones).

Estos altares ciclópeos judíos -como el encontrado en Tell Beer-Sheva-, se utilizaban para sacrificios principales llevados a cabo con animales mayores -"korbán" de bovinos, ovinos etc-. Los cuernos de la mesa sagrada simbolizan la presencia de Dios. Por lo que -al margen de su uso ritual- si en momentos ajenos a la ceremonia, una persona los tocaba con sus manos; se le consideraba protegido, recibiendo el asilo del templo. La importancia de aquel símbolo con forma de astas era tal, que si el ara perdía alguna de las esquinas semejantes a pitones, ya se tenía por profanado y carecía de valor religioso. Debido a ello, es común encontrarlos partidos y rotos, en los yacimientos; pero sobre todo, con las "cornucopias" laterales completamente destruidas. Algo que nos indica habrían caído en manos de enemigos, quienes los desacralizaban de ese modo para impedir que fueran adorados como símbolos que concedían asilo a quien se aferraba a ellos. El valor del altar, debido a la existencia o no de aquellas esquinas (que simbolizarían las astas del cornúpeta); creemos que contiene un significado unido al poder y la eugenesia del toro. Totem de la fertilidad y de la fuerza, del vigor y del trabajo; animal que en su estado salvaje (sin dominar) era concebido como paradigma del soldado y de la guerra -ya que ataca cuando observa extraños y de un modo semejante al hombre, para defender el territorio o al grupo (pues nunca se alimenta de sus presas)-. Lo que -a mi juicio- nos obliga entender la idealización del comportamiento del bovino, como origen de aquellos rituales en los que jugaban un papel imprescindible las astas de un altar. El toro como ejemplo de sacrificio, de trabajo, de vigor y de fiereza. Habida cuenta que para los judíos más antiguos, el buey era su bestia más útil y hasta el modo de medir sus riquezas (valorada en cabezas de este ganado); usados principalmente para trabajar el campo, o de tiro en los transportes.

Tanto era el valor dado al buey, que las vacadas debían descansar durante el Sabath (al igual que las personas); y el primer ternero parido por una becerra, tenía que ser llevado obligatoriamente al templo, con el fin de ser sacrificado. Inmolación del primogénito del bovino, que comprendía la "pirámide" del ritual de "rescate"; ceremonia por la cual se ofrecían solo animales en los templos judíos y no se sacrificarían humanos jamás (como se ordena en el "pacto de Abraham", tras "el rescate" de Isaac). Puesto que el resto de religiones de la Edad del Hierro (coetáneas a la de Israel), realizaban comúnmente inmolaciones de personas, y como "cumbre" de sus ofrendas al dios; sacrificando hombres (inocentes y hasta niños) en forma de los máximos dones regalados al templo. De manera contraria, manda el código mosaico ofrecer como inmolación mayor y máxima, al novillo; en rituales que debían de hacerse sobre el altar (del holocausto), perfectamente determinado en sus materiales y en sus formas.

Finalmente añadiremos que el ara de Beersebá (abajo dibujada), contiene una cobra muy mal labrada, en uno de sus sillares laterales. Algo que personalmente considero un "añadido" tallado allí por el posible enemigo que la destruyó. Lo que me atrevo a expresar, sabiendo que este ara apareció rota y con una de sus astas arrancadas. Todo lo que supondría haber sido desacralizada y profanada (por invasores); un hecho que pudo producirse en época de Nabucodonosor -hacia el 586 a.C., cuando este monarca asirio arrasa Israel y esclaviza su población-. Por lo demás y para terminar de exponer el por qué nos extendemos tanto acerca de estas mesas de cuernos hebráicas. Diremos que, personalmente, también observo enormes paralelismos con los altares de Tartessos (El Carambolo, Coria del Rio, Málaga o Cancho Roano) y el modo en que Yahvé ordena realizar inicialmente el holocausto: Sobre una "mesa" de arcilla o de tierra; o en su caso, revestida con unas simples piedras (ÉXODO 20, 23-26).



V – a) LA MESA DE SALOMÓN:

Antes de comenzar la leyenda, explicaremos brevemente qué fue la Mesa de Salomón; una reliquia sobre la que existen decenas de historias, centenares de fábulas y miles de teorías. Para ello, necesariamente debemos ceñirnos a los orígenes de su existencia; teniendo principalmente en cuenta, cuanto la Historia y el Antiguo Testamento nos comunican. Asimismo, hemos de seguir su desaparición y el rastro que las fuentes nos indican; sobre esta sinagoga principal de los hebreos que fue expoliada dos veces. Una destrucción del gran templo que se produjo primero en época de Nabucodonosor; que profanó la mayor parte de sus objetos litúrgicos y lo derribó (en los años 585/586 a.C.). En una segunda ocasión volvió a ser derruido el nuevo templo, durante los años 66/70 d.C.. Cuando Tito asedia y extermina Israel; aniquilando su capital y sometiendo a diáspora a los habitantes de esa provincia romana -entonces llamada Judea-.

Fruto de esta segunda destrucción, se levantó el Coliseo de Roma; que el emperador ordena construir, usando parte del dinero robado al tesoro de la sinagoga suprema de Jerusalén. Momento y victoria, que podemos observar en uno de los arcos de triunfo, sitos frente al gran anfiteatro romano. Donde se conserva un bajorrelieve con la escultura de Tito, arengando a sus tropas, que cargan con los objetos más preciados de este recinto sagrado principal de los israelitas (la Menrorah y las trompetas sacramentales -entre otros enseres que llevan a hombros los legionarios-). Acerca de estos hechos, se sabe que algunas de las más valiosas piezas expoliadas a los sacerdotes de Salomón (el Racional, Efod, la Menorah y otros); se conservaron en las arcas imperiales romanas. Guardadas como símbolo de poder, realeza e Historia; para que los soberanos y gobernantes del Lacio, se sirvieran de ellas o las lucieran en sus principales ceremonias. Así fue como este rico ajuar sagrado, caería finalmente en manos del rey visigodo Alarico I; cuando este godo asedia y saquea Roma (en el año 410 d.C.). Pasando algunas de ellas a Alarico II, quien tras abandonar Francia, las traería hasta el reino de Toledo; decenios más tarde. Donde a su vez, desaparecieron tras la invasión musulmana y la derrota de Guadalete, en el 711 d.C..

Leyendo los párrafos anteriores, conocemos -a grandes rasgos-, lo sucedido con el tesoro de Israel y por qué se supone que acabaron algunas de sus piezas, en la capital de la Hispania visigoda (3) . Pero antes de adentrarnos sobre el destino y fin, que estas reliquias salomónicas tuvieron; debemos estudiar lo que La Biblia nos dice, acerca de mesas, altares y pebeteros en el Templo de Salomón. Describiendo detalladamente El Antiguo Testamento, el modo en el que este hijo de David construyó su fastuoso templo; decorándolo con tronos, pilas rituales y numerosas aras para ofrendas (junto a todo tipo de enseres litúrgicos, fabricados en metales preciosos). Acerca del altar principal, menciona que elevaron un enorme “estrado” de veinte Codos de anchura por otros veinte de longitud y diez de altura. Conociendo que el Codo Sagrado hebreo se corresponde con unos 52,5 centímetros; las medidas que nos proporciona el texto de “Crónicas 2” (4a) son: Diez metros y medio de ancho, lo mismo de largo y la mitad de alto (10,5 x 10,5 x 5,25 mts -aprox-). Ello obliga suponer que aquel altar -de bronce-; debió ser el gran pebetero o “mesa del holocausto”; donde se quemaban reses a Yahveh. En especial, ganado bovino y ovino, sacrificado por los sacerdotes (novillos y carneros). De este modo, se comprende que se tratase de una enorme plataforma, donde reducir las carnes por efecto de las llamas. Porque al tratarse de pesados bueyes y animales de gran tamaño, necesitarían ser “incinerados” sobre un pebetero gigante; en el que se consumían los entresijos, las zonas grasas, e incluso el animal entero (para ser recibido como holocausto por Dios, gracias a esa "korbán" -cremación-).



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres escenas de sacrificio, relacionadas con los altares del Holocáusto y las aras de cuernos. Arriba, dibujo mío de varios thymaterion columna (altares de incienso o aceite) de origen cannaneo y procedente de Megido. Se fechan a comienzos del segundo milenio a.C., todo lo que hace suponer que es de influencia egipcia o bien minóica.  Añadiremos, acerca de estos altarcillos tan antiguos que: "queda por ver si las influencias más inmediatas de estas aras canaaneas proceden de Egipto, del área minóica o de Mesopotamia. Inclinándome a pensar que se trata de un modelo de inspiración minoica y de desarrollo egipcio. Algo que podemos ver por ejemplo en Karnak, donde existe una sala llamada "altar de cuernos" y que es muy semejante a estas aras judías y cannaneos. Aunque al observar esta construcción comprenderemos que su inspiración es más bien minoica". Al lado; un dibujo mío donde se simula un oficio realizado por una sacerdotisa vestida con joyas del tesoro de El Carambolo, sobre una mesa tartessia de sacrificio.

Abajo, thymaterion columna (altar de incienso) de origen cannaneo y procedente de Megido -propiedad del Museo Rockefeller de Jerusalén, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. El uso de esos "tymaterios" y su diseño, se pudo parecer al que describe tambièn el líbro del Éxodo, cuando indica como se debe construir el ara judía del incienso, dictaminando Yaveh: HARÁS "también un altar de madera de acacia (...) . Y le harás cuernos en sus cuatro esquinas; los cuernos serán parte del mismo altar, y lo recubrirás de bronce. Harás también sus recipientes para recoger la ceniza, y sus paletas, y sus tazones, y sus garfios y sus braseros; todos sus utensilios de bronce" (Éxodo 27, 1-5). Lo mismo menciona El Antiguo Testamento en otros pasajes, refiriendo: "E hizo cuernos en sus cuatro esquinas, los cuales eran de una misma pieza con el altar, y lo recubrió de bronce. Hizo asimismo todos los utensilios del altar: calderos, y palas, tazones, garfios y braseros". O bien en donde expresa: "Hizo también el altar del incienso de madera de acacia; de un codo su longitud y de un codo su anchura; era cuadrado y su altura era de dos codos y sus cuernos eran de una misma pieza de este. Y lo recubrió de oro puro su cubierta, y sus paredes alrededor y sus cuernos; y le hizo una cornisa de oro alrededor. Le hizo también dos argollas de oro debajo de la cornisa en las dos esquinas, a los dos lados, para pasar por ellas las varas con que había de ser transportado".


Narra La Biblia, que aquel gran estrado para las cremaciones llamadas “korbán”, fue fabricado (o recubierto) con bronce; por lo que hemos de deducir que se forjaría con este metal traído desde Tartessos. Tal como se describe en el Libro de los Reyes, donde se dice textualmente: “El peso del oro que importaba Salomón cada año, era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro (5a) (...) En los días de Salomón la plata no era apreciada. Porque la flota del rey iba a Tarshish con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tarshish, y traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales. Así excedió el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría” (5b) . Pese a lo expresado sobre este gran ara del holocausto -chapada en cobre y estaño, posiblemente tartessios-; hemos de considerar que se trataba de un enorme estrado para incinerar animales (con 10,5 metros de anchura, igual longitud y más de cinco, de altura). No pudiendo ser catalogado como una “mesa”, ni siquiera un gran pebetero; sino un verdadero “escenario”. Cuya construcción interior sería en piedra y arcilla, pudiendo así darle esas dimensiones como un enorme horno en forma cuadrada; que posteriormente sería recubierto y adornado con chapas de bronce. Escondiendo con estas láminas, la esencia de los altares hebreos (tal como los mandó construir Yahveh); que debían ser pétreos o de arena y con cuernos en sus esquinas.

Lo expuesto en el párrafo anterior, contactaría los ritos del judaísmo con los misterios más antiguos de la minería y la metalurgia (principalmente en la Edad del Bronce). Pues la disposición de esa enorme ara del Holocausto; parece en todo caso, un gran crisol o un gigantesco horno. Fuego sagrado del “ashera” y del forjador, que nos trasladaría hasta las religiones denominadas de dioses herreros. Basadas en creencias Ctónicas, que promueven el culto a los Schmied gods (Shmith and Völundr). Acerca del tema que referimos, quienes deseen más información, les recomendamos leer mis artículos mencionados en cita (6) . Aunque para entender este tipo de ritos y su relación con el más antiguo judaísmo; tan solo mencionaré, que las mujeres del anciano Israel, al parir proferían la palabra “Caín (nombrando al hermano de Abel). Esta voz (Kaín) significaba asimismo “hacha bippena”, forjada en metal desde la Edad del Bronce; identificando al hijo de Eva con ese arma. Con ello se unía el útero que paría al “Kaín”, con la “matriz” del herrero. Porque en los secretos de las religiones Ctónicas -de la mina y el fuego-, se hallaba la esencia de convertir la piedra en metal: La magia del alquimista. Algo que puede enseñarnos por qué el pueblo de Israel -desde sus inicios-, domina y conoce el mundo de las finanzas; basado en el oro, la plata, el cobre, la minería y los metales preciosos. Por todo lo que me atrevo a interpretar que el "korbán", sobre el gran Altar del Holocausto -su cremación sagrada de reses-; se relaciona plenamente con una mesa crisol. Quizás significando la transformación de la vida animal en sensaciones transcendentales y -por lo tanto- la transfiguración del ovino o bobino, en energía espiritual humana.

Además de ese Altar del Holocausto, destacan las Sagradas Escrituras que en el Templo de Salomón hubo numerosas aras rituales; entre las que menciona (junto a la referida del “korbán”) otras para ofrendar panes y añadiendo uno más, dedicado al incienso. Describiendo estos últimos, como “muebles” portátiles, fabricados en acacia y oro. Sobre las diez “mesas del pan”, dice “Crónicas” que Salomón construyó y colocó cinco a cada lado del edificio sagrado; mencionando que en ellos se ofrecían las tortas ácimas. Relatando La Biblia la existencia de estos junto a lucernas áureas y un ara de incienso, del siguiente modo: "el altar de oro, y las mesas sobre las cuales se ponían los panes de la proposición; asimismo los candeleros y sus lámparas, de oro puro, para que las encendiesen delante del lugar santísimo conforme a la ordenanza" (5c) . Por cuanto hemos de interpretar, que este ara de oro -citada junto a los del pan-; es el del incienso (a menos que refiera otra pieza del templo, hasta hoy desconocida). Ya que -a mi juicio- concuerda con el que describe El Éxodo, del siguiente modo: "Hizo también el altar del incienso de madera de acacia; de un codo su longitud y de un codo su anchura; era cuadrado; y su altura era de dos codos y sus cuernos eran de una misma pieza de este. Y lo recubrió de oro puro su cubierta, y sus paredes alrededor y sus cuernos; y le hizo una cornisa de oro alrededor. Le hizo también dos argollas de oro debajo de la cornisa en las dos esquinas, a los dos lados, para pasar por ellas las varas con que había de ser transportado" -para ver más sobre la mesa del incienso, revisar cita (1) -.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres dibujos relacionados con el Efod Racional (pectoral o cardiofilax) del Sumo Sacerdote del templo de Salomón. Arriba, los tres tipos de clérigos judíos, dibujados por mí. Al lado y Abajo, el delantal sagrado y el pectoral del Sacerdote Supremo de Israel. Acerca de esta prenda que colgaba en el pecho del sucesor de Aarón, El Libro del Éxodo (7) explica cómo debe vestirse el sacerdote y el modo de oficiar con ella. Comenzando por narrar, que ha de tomarse carnero o ternero -sin defecto- y tortas ácimas puestas en un canasto; para ofrecerlos y después, seguir la ceremonia de "investidura" del clérigo. Para la que llevarán al sumo sacerdote -en este caso Aarón, hermano de Moisés- junto a sus hijos, a la puerta del templo; donde primero se procede a lavarles. Relatando más tarde, cómo han de prepararle, del siguiente modo: "Y tomarás las ropas y vestirás a Aarón con la túnica, y el manto del Efod; el Efod y el pectoral y le ceñirás con el cinto de ese Efod; y pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema santa".




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, portada del libro LA MESA DE SALOMÓN, de Luis Montero Manglano. Abajo, detalle del arco de triunfo de Tito, donde vemos el saqueo del Templo judío (el monumento fue elevado en el año 80, por su sucesor y hermano -Domiciano- para conmemorar las victorias en  Judea; de su padre y del primogénito familiar). En el bajorrelieve se observa al emperador Tito (a nuestra izquierda) y a su progenitor (Vespasiano); arengando a los soldados que cargan con los objetos expoliados en Jerusalén. Se distinguen claramente la Menorah (candelabro de siete brazos), las cacerolas de la ceniza y las trompetas sagradas; hechas con metal precioso. Instrumentos, que debido a su tamaño, se portarían fuera de las cajas para trasladar lo robado en la sinagoga suprema. Cajones que los soldados cargan, sobreponiendo sobre todos, el estandarte del “S.P.Q.R.”. Observando esta escena, parece evidente que los objetos más importantes del Templo de Salomón, se conservaron en el tesoro imperial romano; sin ser fundidos en Israel, con el fin de trasladarlos a la capital del Lacio y exhibirlos. Ello supone que enseres como la Menorah, las trompetas rituales, el Efod y diversos pebeteros (altares menores); fueron llevados hasta Roma. Seguramente, para ser mostrados en el “triunfo” y mantenerlos como botín de guerra (símbolo de poder). Así pues, es perfectamente viable que casi cuatro siglos más tarde; al saquear Alarico I la capital del imperio (en el año 410 d.C.); encontrase en el tesoro real piezas procedentes del Templo de Salomón.



Regresando a nuestra relación de enseres en la sinagoga suprema de Jerusalén y su posible identificación con la famosa Mesa de Salomón. Existe un último gran objeto, que algunos consideran el referido altar o mesa; aunque en verdad, no podemos hablar de este "mueble" como un ara, ni menos definirlo "mesa sagrada". Ya que se trataba de una pila (o piscina), de grandes dimensiones; tal como se describe en los textos sagrados. Que hablan de una “bañera o lavamanos” para los sacerdotes, denominándolo El Mar de Salomón; cuyo tamaño superaba los cinco metros de diámetro por los dos y medio de altura. Muchos han querido identificarlo con la referida mesa perdida; aunque realmente es poco realista pretender que esa pila sea un ara. Ya que fue una fuente ritual, de medidas desproporcionadas, donde realizaban el aseo ritual los levitas. Narrando La Biblia (Crónicas 2), que tenía “diez codos de un borde al otro, enteramente redondo; su altura era de cinco codos, y un cordón de treinta codos de largo lo ceñía alrededor. Debajo del mar había figuras de calabazas que lo circundaban (...) Estaba asentado sobre doce bueyes, tres de los cuales miraban al norte, tres al occidente, tres al sur, y tres al oriente; y el mar descansaba sobre ellos (...) tenía de grueso un palmo menor, y el borde era con la forma del borde de un cáliz, o de una flor de lis; le cabían tres mil batos".

Partiendo de que el texto habla más tarde de Codos Vulgares, para referirse a sus medidas. Conforme a esta descripción de La Biblia; la enorme copa de bronce del Mar de Salomón, sería de 4,5 metros; y se hallaría colocada sobre doce becerros, que la elevaban a más de 2,25 centímetros. Teniendo unos 22,5 centímetros de profundidad (1 Palmo hebreo, igual a medio "Codo Vulgar" o "Menor"); cabiendo en su copa tres mil batos (bath judío). Por cuanto nos dice el texto sagrado, podemos calcular su capacidad sabiendo que ese “bath” judío se acercaba a los 12 litros actuales y se correspondería con 1/36 de la Piscina hebrea (equivalente a unos 360 litros nuestros). De tal modo podemos considerar que todo el Mar de Salomón estaba medido en "Codos Menores" (de 45 centímetros) y no en el Sagrado (de 52,5). Por lo que su plato era (como dijimos) de 450 centímetros de diámetro, por 22,5 de profundidad y estuvo sostenido sobre bueyes, a 2,25 metros de altura. Siendo la capacidad de su "copa", unos 3578,4 litros nuestros; ello eran 300 "Bath" y no tres mil. Pese el error en decenas, todo concuerda con una medida cercana a 11,9 litros y llamada bato (tal como se cifra por los arqueólogos). Importante es ver que el diámetro de este plato, dividido en dos; es igual a su profundidad, multiplicada por diez (450/2 = 22,5 · 10 = 225 ctms). A la vez que esa misma medida, coincide con la altura de su plato; colocado a 2,25 metros. Todo lo que no es solo una coincidencia, pues para hallar el volumen hay que hacer: (1/2 diámetro al cuadrado, por profundidad, por "pi") = (225 · 225 · 22,5 · p) = 35.784. En base al valor del Medio Codo = 22,5 Centímetros nuestros; aunque en cálculos hebreos sería en Palmos; por lo que resulta el valor de su capacidad: 10 palmos al cuadrado, por un Palmo por "Pi" = (10 · 10 · 1 · p) = 314,1592653 Palmos = 100 "Pi" Palmos. Es decir, que la capacidad de su copa o vaso es de cien palmos por "pi"; siendo el número que lo resuelve ese p ; que los antiguos solían entender como 22/7 (de lo que a mi juicio procedería la sacralización del 7; pues el antiguo "pi" = 3+1/7).

Sobre este Mar de Salomón, escribí una serie de artículos hace más de diez años, en los que analizaba su cometido sacro; llegando a la conclusión de que no solo era un enorme lavabo religioso o pila sacramental, sino también debió usarse para conocer el valor del Codo hebreo, multiplicado por “Pi” (8) . Pudiendo calcular medidas líquidas, valiéndose de sus proporciones; siendo de gran utilidad en relación a recipientes con forma redonda o circular (como las ánforas). Para que lo entendamos, diremos que si deseamos calcular la capacidad del plato de esta fuente, se tienen que usar tres parámetros: La altura a la que está (que es igual a medio diámetro), la profundidad del agua, y “pi”. Hallando el volumen de su “cilindro”, simplemente multiplicando: Altura a la que se hallaba al cuadrado, por “pi” y por profundidad del agua. De igual modo, sucede en jarras y ánforas, donde (radio · altura · p) ; nos dará su volumen bastante aproximado. Añadiremos a cuanto comento, que aunque muchos consideran que las culturas más antiguas, no llegaron a obtener el valor de la cifra “pi” -que nos permite conocer la circunferencia o la esfera-. El método para hallarla empíricamente y sin necesidad de cálculos, es simplemente el siguiente: Trazar un círculo en la arena con una cuerda atada a su centro (por un palo o clavo); y una vez terminado el cerco, dividir el total de la circunferencia, por lo que mide la cuerda. Tendremos así una gran aproximación a “Pi” (p/2) mayor, cuanto más grande sea el dibujo que hagamos en el suelo. Logrando prácticamente el exacto a 3,141529 al usar una soga con más de dos metros; llegando sin cálculo alguno a ese número irracional, que refiere “el perímetro partido por el diámetro”. Pese a todo, si tuviéramos dudas sobre la utilización de esta enorme pila de abluciones del Templo de Salomón, como método de medir líquidos y conocer la metrología exacta judía. Bastará seguir leyendo cuanto nos dice El Antiguo Testamento (Crónicas 2) y que en nuestra cita (9) podemos consultar. Observando que toda piscina o lavatorio de este recinto sagrado, servía a su vez de testigo métrico. Posiblemente, para calcular sobre aquellas, las medidas exactas; algo muy útil en caso de conflicto civil, juicio o denuncia ante Los Jueces -por engaño en venta de líquidos, cereal, terrenos etc-.

Siguiendo con este Mar de Salomón, no podemos considerar que fuera la “Mesa” perdida; pues se trataba de una fuente de 4,5 metros de tamaño y 2,25 de altura; fabricada en bronce y adornada con toros. Resultando casi imposible transportarla a Roma tras el expolio del II Templo, dada su dimensión; por lo que debió ser fundida (o bien vendida por piezas; al carecer prácticamente de valor material -sin contener plata ni oro-). De tal modo, y aún considerando que pudo tratarse de una maravilla escultórica; su tasación en caso de botín, no superaría con mucho el peso en bronce. Debido a lo expuesto, creer que el Mar de Salomón fue llevado hasta la capital imperial, para conservarlo en el tesoro público; es una hipótesis poco plausible. Pese a ello, en la tradición cristiana y en la musulmana, se confundió aquella Mesa perdida, con la referida fuente. Incluso, parece que algunos hebreos atendieron a igual leyenda; todo lo que se explica en el origen “mítico” de la Fuente de los Leones, en la Alhambra. Que se considera el regalo de un rico judío, que conservaba en su casa este pebetero de agua, datado en el siglo XI. Pila que -al parecer- estaría inspirada en el Mar de Salomón y donde se sustituyeron los doce toros, por felinos. Ante lo expuesto, debemos añadir que actualmente se considera esta Fuente de los Leones una obra muy posterior (del siglo XIV) y quizás no tan influenciada por el recuerdo salomónico; pudiendo proceder su diseño de Persia -incluso de La India-. Aunque hay quienes siguen afirmando que su significado en el lugar más importante de La Alhambra; es el recuerdo de La Mesa de Salomón. Tan añorada por los árabes y de la que algunos afirman que fue llevada desde Toledo a Damasco; tras la conquista musulmana de España.

Sea como fuere, nunca podemos pensar que La Tabla perdida, fuera esta enorme fuente que decoraba la Sinagoga principal de Jerusalén; debiendo pensarse que esta Mesa salomónica hubo de ser una “gran joya”, un pebetero, un altar o un arca. Perfectamente transportable y trabajada en metales preciosos (probablemente decorada con gemas). Además, existe un dato que la identifica con un pequeño objeto, muy valioso y de metal pulido. Cuando nos dice la tradición rabínica, que Salomón escribió en su “espejo” la sabiduría universal. Por cuanto sobre aquel altar, podía leerse el nombre de Dios. A ello se refieren los textos judíos, recordando que en  aquella Tabla salomónica se descubría el Shemhamphorash (o bien el Shem ha-Meyuḥad); palabra compuesta de cuatro letras y denominada en griegotetragrámaton” (Τετραγράμματον) conteniendo las siglas últimas de YHWH (10) . Nombre del Creador Supremo, que en un caso ha de tener cuatro letras; en el segundo, doce caracteres; en el siguiente, cuarenta y dos; siendo su última denominación, un término de setenta y dos símbolos escritos. Lo que une la Kábala, el misticismo hebreo y esta Mesa de Salomón; a los símbolos más sagrados de la religión mosáica. Cuyo gran misterio era conocer el nombre de Dios, palabra que pronunciaba una vez al año el Sacerdote Supremo; en ocasiones, dentro del Sancta Santorum, o bien mientras los levitas entonaban cánticos -para que su voz no fuera escuchada por los demás-.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes relacionadas con La Mesa y el Mar de Salomón y su leyenda árabe; donde la Fuente de los Leones une la tradición rabínica con La Alhambra (agradecemos a su patronato nos permita divulgar nuestras fotos). Tal como hemos dicho, este patio y su pila sostenida por felinos, siguen la tradición hispano árabe que consideraba esa Mesa perdida, el Mar salomónico. Una gran pila sagrada del hijo de David, que sería llevada hasta Damasco por las tropas de Tarik y Muza; tras conquistar la España visigoda. Diversas fuentes sarracenas, suponen que se encontraba en el tesoro real de Toledo y que al abrirlo Don Rodrigo (con ánimo de hurtar); sufrió una maldición transmitida por Salomón. En numerosas leyendas califales, se le atribuye el poder de haber arruinado el reino godo de Toledo; cuando Don Rodrigo descerraja una cámara secreta, que había permanecido siglos sellada. Aunque lo único cierto, es que al llegar los musulmanes a España, buscaron en todo lugar esta reliquia judía (por requerimiento del califa de Damasco). Siendo numerosas las crónicas árabes que narran cómo fue encontrada y llegó hasta Oriente Medio. Narrando incluso el modo en que se distribuyeron sus trozos; describiendo el viaje de quienes la hallaron y lograron trasportarla desde Toledo a Damasco, para entregarla a los jefes del Califato.





JUNTO BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, portada del libro LA MESA DE SALOMÓN, de Antonio Casado. Observemos el dibujo que supone cómo era la superficie de este altar o ara salomónica; que nos hará entender la explicación a nuestra imagen siguiente.

Abajo, Ejemplo geométrico del modo de hallar volúmenes de agua y del cálculo en relación a “Pi”, usando el Mar de Salomón. Para conocer más sobre su desarrollo, leer mis artículos incluidos en cita (8) . Una de las primeras referencias al número p escritas en la Historia; se considera esa descripción del Mar de Salomón, en el Libro de los Reyes 2. Cuando narra que esta fuente tenía 10 Codos de diámetro y unos 30 de perímetro. Lo que significa que el valor de “Pi” entre los hebreos era de 3 + “incógnita”. Siendo aquella “incógnita” resuelta comúnmente por 1/7; porque el modo de entender este número p , sería: 3+1/7 (reduciéndolo a 22/7 = 3,142857...). Su fórmula de cálculo inmediato -sin papel- sería multiplicar “x” por 10; sumarle “x”, doblar el resultado y dividirlo por 7. Es decir, si queremos así hallar el valor de 32, con un p de 22/7; es tan fácil como hacer (320+32 = 352) ; (352 · 2 = 704) y tras ello, dividir (704 : 7 = 100,57). De este modo y de cabeza podemos calcular 32p = (32 · 22/7) = 100,57. Con ello, si nos dan un área redonda y su diámetro es 32 Codos; rápidamente sabremos que su valor perimetral es de 100,57 Codos; logrando el área simplemente multiplicando la mitad de su diámetro, al cuadrado y por ese “pi” de 22/7 (R · R · 22/7 = 804,57 Codos cuadrados).

Por su parte, en El Mar de Salomón se obtenía el tamaño directo del Codo multiplicado por “pi”; bastando medir la distancia entre cada una de sus “granadas” que la adornaban en forma de guirnalda; relacionando las diez medidas exteriores con los 10 Codos de diámetro (31,4159... Codos / 10 Codos = 3,14159... = p ; = más o menos 22/7). Para hallar el área de esta fuente bastaría hacer la famosa fórmula (2 · p · R2) lo que es (2 · 22/7 · altura de fuente al cuadrado). El valor de la cuadratura, dentro de su circunferencia es igual a (√2 · diámetro : 2). Lo que se obtiene haciendo raíz cuadrada de 2, multiplicada por el Diámetro y dividido por dos ; aunque el método más sencillo es √ [(R·R) · 2] . Es decir raíz cuadrada de ½ del diámetro (al cuadrado), dividido por dos. Todas estas posibilidades del Mar de Salomón, para el cálculo de volúmenes, áreas, líquidos y etcétera; es lo que -a mi juicio- hizo que La Mesa perdida, se identificase con cálculos y formas geométricas. Considerando ese Altar de Salomón, un dibujo sagrado, relacionado con la cuadratura del círculo; o con fórmulas para hallar lúnulas y triangulaciones (trigonometría esférica). De tal modo, se representa la Mesa de Salomón, como una cenefa circular; más semejante a los adornos árabes, que a la estética judía. Lo que -creo- nace, al relacionar aquella fuente donde se calculaban volúmenes, con la reliquia perdida. Aunque a mi juicio, ese Mar de Salomón, ni menos el dibujo mantenido como “recuerdo de la mesa”; se corresponden con el altar que pudo conservarse en el tesoro imperial romano.




JUNTO BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes relacionadas con las medidas sagradas judías. Al lado, Codo de Amenofis II, sobre dibujo Laura Donatelli (publicado en LA VIDA COTIDIANA DE LOS EGIPCIOS), conforme se conserva en el Museo de Turín. Es importante conocer que los hebreos usaban dos medidas, heredadas desde el Nilo: El Codo faraónico (Real) que tenía 28 dedos y el Codo Vulgar, que valía 24 (estando divididos en: puño, mano, palmo, pie y brazo). El total casi exacto del Codo Real, en tiempos de Amenofis II, era de 52,5 centímetros; por lo que el Vulgar se corresponde con unos 45 ctms. nuestros. Estos valores fueron los que conservaron los hebreos a lo largo de todos los tiempos; cifrando el Codo Sagrado en 0,525 metros y el Vulgar en 0,45 metros. En la descripción del Mar de Salomón, se habla de que su profundidad era de un palmo de Codo Vulgar; lo que correspondería a 12 dedos, cifrándose exactamente en medio Codo menor (la mitad de 45 ctms. = 22,5 ctms). Ello, nos hace suponer que el resto de medidas que se citan sobre esta fuente, han de interpretarse en Codo Vulgar. Para aquellos lectores que tengan dudas sobre los datos que mencionamos; añadiremos que cuando se estudió y conoció e valor de estos Codos antiguos, se han usado los ejemplares metrológicos hallados en excavación, pero comparándolos con las proporciones de los edificios de igual época. Pese a ello, el tamaño del Codo egipcio, varió durante el Imperio Antiguo, el Medio y el Nuevo (siendo muy distinto desde etapa ptolomáica). Pero en Israel se mantuvo hasta nuestros días, con el tamaño heredado desde tiempos de Moisés y Akhenatón (hacia el 1340 a.C., cuando el Codo Real del Nilo valía 52,5 centímetros).

Abajo: Medidas hebreas, según La Enciclopedia Judía. No se contiene el Bath (o Bato) que era usado para líquidos de comercio (jarras, ánforas etc). Este Bath se corresponde con unos 1,.928 litros nuestros y se usaba como doble “bato” en la venta de vino o aceites. Unos 24 litros, cantidad fácil de transportar y almacenar; siendo una medida de uso doméstico relativo al consumo mensual o anual. Sobre el cuadro metrológico judío, vemos la foto del Codo egipcio, hallado en la tumba del arquitecto Kha (TT8 de Tebas; de tiempos de Amenofis II). Su tamaño es exacto al encontrado en la tumba de Maya, del tesorero de Tutankhamon; midiendo ambos 525 milímetros. Desde este patrón, nace toda la metrología judía, conservada desde el Éxodo (tiempos de Akhenatón); en el modo de Codos Reales (52,5 centímetros) y Codo Vulgar (45 ctms); subdivididos en: Dedo, Puño, Mano, Palmo, Pie y Brazo. El que corresponde al Bath, como tamaño comercial de líquidos, se proporciona en relación a “Pi”, siendo un tercio de (100 · “pi”) Palmos = 11.928 = 1/300 de la capacidad del vaso, en el Mar de Salomón. Es decir: Un tercio de medio Palmo (22,5 ctms) elevado al cubo y multiplicado por cien p (22,5)3 · 100 p = 35.784 ; (35.784) : 3 = 11,928 litros nuestros = Bath judío.



V – b) LA MESA DE SALOMÓN EN LA TRADICIÓN ISLÁMICA:

Interminable resultaría redactar una relación donde se recogieran todos los textos que hablaron sobre esta pieza del tesoro hebreo. Cuyas primeras noticias se hallan en crónicas árabes, textos judíos y escritos mozárabes. Pasando posteriormente a narraciones cristianas medievales y a infinidad de menciones más modernas. Formando parte de leyendas renacentistas, historias barrocas e ilustradas, junto a cuentos románticos; que de forma imaginada o historicista, la recordaron durante miles de años. La bibliografía sobre La Mesa de Salomón es extensísima, por lo que intentaremos resumir sus principales tradiciones; para comprender la importancia de esa pieza robada al templo de Israel. Con este fin, vamos a valernos -primeramente- del estudio realizado por Fernando Arroyo Durán, intitulado “Zulema y la leyenda de la Mesa del rey Salomón” (11) ; donde el investigador expone las diferentes líneas y tradiciones que conservaron el recuerdo: La bereber, la sefardita, la siria, la andalusí, la mozárabe y la cristiana. Comienza este autor exponiendo que aquella era una reliquia de enorme valor simbólico y material que, según las crónicas musulmanas, los árabes habrían encontrado en la capital del reino visigodo de Hispania, la antigua población de origen celta que los romanos llamaron Toletum (Toledo); semejante hallazgo habría tenido lugar en los primeros días de la invasión islámica de la Península Ibérica (año 711) (…) En una crónica bereber anónima del siglo XI, recogida por Ajbar Machmua, esa pieza se describe como una mesa «cuyos bordes y pies, en número de 365, eran de esmeralda verde». El cronista árabe Al-Macin, por su parte, indica que la Mesa de Salomón estaba «compuesta por una mezcla de oro y de plata con tres cenefas de perlas».” (11a) .

Sigue Fernando Arroyo su trabajo, narrando el expolio del templo de Jerusalén; escribiendo: “Tras varios saqueos y restituciones, en el año 70 de la era cristiana las legiones romanas del emperador Tito Flavio Vespasiano asaltaron Jerusalén y destruyeron el gran templo judío. El historiador judío Flavio Josefo (37-101) refirió entonces que el botín que hicieron los romanos fue grande y que el oro se vendió en Siria posteriormente sólo a la mitad de lo que valía antes. Sin embargo, únicamente una parte del botín corrió esta suerte, ya que las piezas más preciosas fueron trasladadas a Roma, entre ellas la mesa de oro y el candelabro, también de oro, del templo de Jerusalén (…) entre los sagrados objetos llevados a Roma, estaría la pieza que sería conocida más tarde como Mesa de Salomón: al parecer, se guardó primero en el templo de Júpiter Capitolino y más tarde en el palacio de los Césares, hasta el sitio del godo Alarico I en el año 410 (…) Año 526 Amalarico, siendo ya rey de los visigodos, reclamó la devolución del tesoro a Teodorico I el Grande, ya por entonces rey de los ostrogodos. Éste se lo devuelve a su yerno Amalarico, que se lleva el tesoro a Barcelona, siendo allí asesinado. El tesoro es finalmente trasladado a Toledo cuando dicha ciudad se convierte en la capital del reino visigodo de Hispania.” (11b) .

El dato crucial que aporta Fernando Arroyo, para considerar que la Mesa salomónica estuvo en Toledo (hasta el final del reino visigodo); procede de la famosa crónica bélica goda. Exponiendo: “En Bellum Gothorum (Historia de la Guerra Gótica), escrita en griego por el historiador bizantino Procopio de Cesarea en el siglo VI, se dice: «... y los ostrogodos ganaron la batalla, matando a la mayor parte de los visigodos y a su jefe Alarico (el Joven). Entonces tomaron posesión de la Galia, la dominaron y asediaron Carcasona con gran entusiasmo, porque sabían que estaba allí el tesoro real que había tomado Alarico (el Viejo) en los primeros tiempos como botín cuando asaltó Roma. En este tesoro estaba el de Salomón, el rey hebreo, que tenía el más extraordinario aspecto: la mayor parte estaba adornado con esmeraldas y había sido tomado en Jerusalén por los romanos en tiempos antiguos»” (11c) . Tras esta mención de Procopio de Cesarea, las crónicas se funden y confunden en leyendas; donde destacan aquellas que la sitúan en Siria o Damasco -posteriormente a la invasión de Tarík-; frente a otras que se entremezclan con sueños templarios y escondites múltiples, por toda España. Destacando este autor la tradición que, desde el siglo XII, menciona cómo la Mesa fue ocultada en la antigua Complutum -actual Alcalá de Henares-; en el monte llamado Zulema (en memoria de Salomón, del árabe Suleyman) (11d) .

Sigue narrando Arroyo Durán, que las versiones más antiguas sobre esta reliquia datan del siglo IX; donde se narra que Tarík, al entrar en Toledo, su primer interés fue hacerse con ella (11e) . De ese modo, nos explica que: “dos cronistas árabes se refieren a la mesa salomónica: Al-Macin, en el año 93 de la hégira, escribe que Tariq conquistó Andalucía y el reino de Toledo y le llevó la Mesa de Salomón al califa Al-Walid, hijo de Abd al-Malik” (11f) . Asunto que terminó en disputa entre Tarik y Muza, quienes se enfrentaron al no querer compartir el tesoro de Toledo; debiendo llamarles a consultas, el califa de Damasco. Así se dirigieron a Siria, los dos lugartenientes que habían conquistado la Península; y sus mandos sirios se opusieron a que volvieran más a Hispania -debido al enorme problema surgido entre ambos, por las joyas regias- (11g) . Otra de la crónicas árabes menciona que Muza encontró veinticuatro coronas de oro, cada una con el nombre del rey visigodo al que había pertenecido. Narrando el cronista, cómo era costumbre de aquellos soberanos ofrecer en palacio y capillas, joyas votivas como símbolo de su poder (11 h) . La importancia de esta última cita reside en el hecho de que aquellas coronas, con el nombre de sus oferentes, se corresponden con la verdad histórica. Tanto que, muchas de ellas aún existen y fueron encontradas en un yacimiento cercano a Toledo (Guarrazar, en Guadamur). Por lo que no sabemos si el relato sirio es verdadero, o una fantasía; recreando un posible expolio, que jamás se produjo. Ya que las famosas coronas del Tesoro de Guarrazar, se corresponden exactamente a las descritas por este cronista árabe del siglo IX; quien afirma que Muza se hizo con ellas y con la Mesa de Salomón. Un hecho que nos obliga pensar, que pudo haber más coronas, además de las encontradas en Guarrazar; y muy diferentes ofrendas de ajuares áureos, en distintas capillas de Toledo. Sin haber logrado los musulmanes hacerse con todo el tesoro real; que fue escondido en aquella necrópolis de Guadamur.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes del tesoro de Guarrazar (en reproducción) tal como lo muestra el Museo de los Concilios, de Toledo -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras fotografías-. Observemos que la descripción del cronista árabe Ben Qutaiba, en su libro “Imamat wa-l-Siasat”, se corresponde con la realidad de las joyas. No sabemos si aquella coincidencia se debió a que había múltiples tesoros visigodos; y el de Guadamur (Guarrazar) fue tan solo uno de ellos. O bien, porque conocían las joyas que guardaban los reyes de Hispania y el autor fantaseó narrando que Muza se había hecho con todas las coronas votivas del ajuar real de Toledo. El hecho descrito parece una “invención” ya que quien conquistó Toledo fue Tarík (y no Muza); entrando ambos en conflicto, porque el primero no quiso compartir el botín obtenido en la capital del reino godo.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Imágenes del tesoro de Guarrazar (en reproducción) tal como lo muestra el Museo de los Concilios, de Toledo -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras fotografías-.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Coronas de Suintila y Recesvinto, reproducción del tesoro de Guarrazar expuesta en el Museo de los Concilios, de Toledo. Se puede ver claramente la coincidencia entre las joyas descritas por las crónicas árabes de los siglos IX al XII; y las que vemos en imagen. La corona de Suintila, fue robada en el año 1921 de la Armería Real de Madrid y desde entonces se halla en paradero desconocido (tan solo han podido hacerse reproducciones).






Sigue Fernando Arroyo Durán, exponiendo que la tradición hispano-árabe (andalusí) sobre la Mesa, es muy diferente; centrándose en el valor espiritual y como reliquia judeo cristiana. Asimismo, hablan estas fuentes andalusíes; de que Tarík, para hacerse con ella. debió de ir hacia el Norte, pues en Toledo ya no quedaba nadie a su llegada. Todos los habitantes habían huido detrás de las montañas, necesitando dirigirse el general musulmán donde se refugiaron los toledanos; alcanzando la mesa en un lugar al que puso el mismo nombre: “Medina Al-Meida”. Ciudad que algunos identifican con Medinaceli; aunque los historiadores prefieren situarla en la Meseta castellana, tras la cordillera de Madrid (en Castilla) (11i) . Acerca de ello, añadimos que la leyenda recogida a continuación y que da título a este capítulo; localiza esta Medina Al-Meida, en Almeida de Portugal, junto a la Almeida de Sayago. Muy cerca de Castelo Rodrigo; donde dice el texto que publicamos, se llevó el rey godo la Mesa de Salomón. Buscándola allí más tarde Muza y los suyos, cuando supieron dónde se había refugiado el monarca toledano.

Regresando al trabajo de Arroyo Durán, continúa con la tradición que habla de su hallazgo en Zulema -altos de Alcalá-; con las siguientes palabras: “el autor del Quijote, señala que la Mesa nunca fue obtenida por los musulmanes, dado que los visigodos, avasallados por la fulminante invasión sarracena, se vieron obligados a ocultarla en alguna de las muchas cuevas existentes en los cerros que rodean Complutum (Alcalá de Henares) (…) Otra variante, sin embargo, dicta que precisamente fue en Alcalá de Henares, más concretamente junto al cerro del Viso, en la conocida como cuesta de Zulema; donde los moros habrían encontrado la Mesa de Salomón escondida en una cueva por los visigodos(11j) . Finalmente llegará Fernando Arroyo a concluir que el lugar donde estuvo esa reliquia salomónica fue Alcalá de Henares, atendiendo al nombre de la montaña que se alza sobre esta ciudad cercana a Madrid: El alto de Zulema (Sulayman ó Salomón según el autor). Narrando para terminar esta parte de sus estudio que “tras las graves desavenencias habidas entre Musa y Tarik (sobre todo a causa de la Mesa de Salomón, si nos atenemos a las crónicas), ambos fueron reclamados por el califa de Damasco para explicar su actuación, abandonando definitivamente la Península Ibérica en el año 714” (11k) . Pese a todo, añadimos que nos parece mucho más lógico identificar la “Medina Al-Meida” (Villa de la Mesa) en “las Almeidas” cercanas a Ciudad Rodrigo y a Castelo Rodrigo. Allí las localiza la leyenda que a continuación publicamos; relatando cómo al perder Rodrigo su última batalla (en Segoyuela); huyó hacia la zona del Alto Douro. Refugiándose en las proximidades de esas poblaciones llamadas actualmente Almeida y Almendra, cercanas a Ciudad Rodrigo y a Figueira de Castelo Rodrigo.








SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes de Toledo y su catedral primada.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, resto de columna visigoda en la pared de Santa Justa de Toledo. Abajo, entrada a Benacazón (Toledo).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, columna goda de Santa Justa, bajo un arco árabe. Abajo, columna visigoda en el Museo de los Concilios (San Román de Toledo -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-).





V – c) LA MESA DE SALOMÓN EN LA LEYENDA:

Tal como decíamos, las leyendas, cuentos, historias y crónicas acerca de esta reliquia son tantas; que solo para resumirlas o enumerarlas correctamente, necesitaríamos decenas de páginas. Por ello, vamos a realizar un breve trazado; en el que recogeremos los hechos más importantes narrados sobre esta Mesa. Comenzando por los inicios, donde ya hemos repetido que tras el expolio de Jerusalén (Año 70) parece que Tito se llevó varios tesoros a Roma, entre los que se encontraba esa reliquia. Una “mesa” que se menciona en “Las Mil y una Noches” y que para los árabes consistía en un atril cuyas joyas tenían un valor incalculable. En otras tradiciones, se trataba de un oráculo donde se reflejaba el futuro; por lo que muchos hablan de ella, refiriendo un marco en el que se proyectaban los astros. Aunque no faltó quienes la veían semejando una estrella de cinco puntas, con patas de león. Siendo para muchos el antes mencionado Mar de Bronce; donde casi todas las tradiciones hablan que en su brillo se leía el nombre de Dios. Por su parte, la mayoría de leyendas y crónicas narraban que esta Tabla salomónica se guardaba en Toledo; por lo que muchos afirman estuvo junto al Tesoro Real (en la antigua basílica goda de San Pedro y San Pablo). Aunque son más, quienes la situaban escondida en la Cueva de Hércules; una famosa caverna excavada por el héroe tebano (que dicen, tenía decenas de kilómetros de longitud). Gruta artificial legendaria, que comenzaba en las conducciones romanas y en los bajos de la actual catedral; emergiendo en el río Tajo y de las que se dice, salían cerca de poblaciones como Guadamur o Boróx.

En la tradición histórica española se narra que Solimán y Al-Walid (califas de Bagdad y Damasco), deseaban que les llevasen la Mesa, tras conquistarse Toledo. Recogiendo que Solimán, al apoderarse de ella, la dividió en siete partes; para colocar cada fragmento en una mezquita de su reino. Por su parte, no faltan quienes afirman que camino hacia Damasco o a Bagdad, la mesa se perdió; siendo ocultada en alguna zona de Andalucía. Esta línea de leyendas, habla de fue escondida en algún lugar de Jaén; citando como localizaciones preferentes: Torredonjimeno, Arjona y la capital jienense. Mencionando algunas narraciones muy posteriores de esta tradición, su posible ubicación en puntos tan bellos y mágicos como; Ubeda o Baeza -incluso en las múltiples cuevas de Sierra Mágina-. Pese a ello, hay quienes consideran que sigue enterrada bajo el suelo de Guarrazar. Hablando muchos de su ocultación en lugar muy cercano a esta ermita de Guadamur, situada en el antiguo camino a Toledo. Considerando otros que se halla -o que estuvo- junto a la iglesia de Melque; concretamente en los pasadizos existentes entre este templo visigodo y el castillo de Montalbán. Afirmando que debido a ello, esta fortaleza y la iglesia de Melque, fueron siglos después un dominio de los caballeros templarios; de quienes se dice que hallaron allí parte del tesoro visigodo (por lo que se asentaron en la zona).



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Arriba y abajo, la catedral de Toledo; donde las leyendas narran que partían las Cuevas de Hércules, cuyo paso se marcaba por donde hoy podemos ver el acueducto y conducciones de agua romanas (entre Zocodover y la Universidad). Narra la Historia, que Toledo tenía grutas artificiales interiores que permitían salir o entrar en ella a caballo, desde decenas de kilómetros de distancia (incluso pasando bajo el río). Hay quienes me transmitieron que tales pasadizos llegarían hasta Borox (en las proximidades de Aranjuez) y que -del otro lado- emergían cerca de Guadamur (donde se escondió el tesoro de Guarrazar). Mucho de cierto deben tener estas historias, bastando conocer las Cuevas de Higares (entre Olías y Mocejón), para sospechar que aquella capital visigoda pudo estar llena de pasadizos y grutas (12) . En la imagen superior, un dibujo mío del templo primado; abajo, vista de la torre catedralicia, desde el claustro. Al lado, interior de la iglesia de Melque (a pocos kilómetros de Guadamur), donde se dice que los visigodos escondieron la Mesa de Salomón y que más tarde la hallaron los templarios (se halla junto al castillo de Montalbán).




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes más de Toledo. Al lado, foto desde el puente de San Martín. Abajo, otro dibujo mío. Acerca de estas cuevas de Hércules, nos dice Juan Luis Alonso: “Tan fuerte era la creencia, al acabar la Edad Media, en las cosas infernales que sucedían en los subterráneos toledanos y los monstruos que los habitaban, que el cardenal Silíceo mandó practicar un reconocimiento en las Cuevas de Hércules en 1546. Los exploradores se internaron con antorchas en los subterráneos de San Ginés; pero aparecieron demacrados y contando tan terribles historias que la extraña cueva se tapió; este suceso fue registrado en los anales toledanos. Hasta 1839 no se intentó otro reconocimiento de la cueva, a raíz de la demolición de la iglesia de San Ginés”. Recomendamos consultar su página en: https://www.leyendasdetoledo.com/la-cueva-de-hercules/


Más difíciles son de creer las leyendas que hablan de la pérdida de la Tabla de Salomón en las cercanías de Jaén, cuando las tropas de Tarik la transportaban a Bagdad o hacia Damasco. Entorno a ello, nació el mito del obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, quien se enriqueció de un modo que nadie comprende; y que con la enorme fortuna amasada, comenzó a levantar una nueva catedral en Jaén. Reconstruyendo todo el templo gótico anterior durante su mandato episcopal jienense (1500 a 1520) y transformándolo en una Seo renacentista. Su gran espíritu creativo le hizo invertir enormes sumas en puentes, edificios piadosos e iglesias; todo lo que llevó a pensar a sus paisanos que había encontrado La Mesa de Salomón. Pero la verdad sobre este prelado es que fue uno de los hombres más poderosos de su tiempo. Coetáneo de los Reyes Católicos y de Carlos I; el obispo Suárez de la Fuente del Sauce ostentó la silla episcopal en Mondoñedo, Málaga y Jaén (entre otras), además de ser Presidente del Consejo de Castilla y hasta Inquisidor General adjunto (todo lo que pudo reportarle esa enorme fortuna, con la que levantó catedrales, calzadas y edificios píos). En cuanto a su misterio, quizás se fraguó debido a que sufría la “enfermedad de Marfan”; un mal que haría crecer progresivamente sus extremidades, llevándole a tener brazos y piernas desproporcionadas.

Otro caso similar, fue el del canónigo Muñoz Garnica, muerto en 1876; que también adquirió una fortuna inimaginable, proporcionando enormes donaciones a esa catedral de Jaén y a otras obras de caridad provinciales. Pese a ello, se supone que este personaje jamás tuvo herencia, ni medios económicos para llevar a cabo tales proyectos; y menos, para otorgar tan generosas dádivas. Por lo que algunos consideran que había dado con La Mesa de Salomón, ocultada hasta entonces en zonas próximas a su villa natal (Arjona). Pero la verdad de este otro prelado, es que no solo fue un intelectual de renombre en su época: Catedrático, escritor, y político activo muy cercano a la corona. Sino, además logró con enorme éxito ir adaptándose a cada momento; teniendo el beneplácito del poder en la mayoría de los casos. Todo lo que le pudo reportar esas enormes sumas, que quizás otros le hacían llegar, para que llevase a cabo sus magníficos proyectos arquitectónicos y de caridad. Con el fin de que el sacerdote ganase mayor prestigio y así lograr el apoyo hacia las ideas que fundamentaba (principalmente tradicionales y monárquicas). Para conocer más sobre la vida de este importante canónigo ver cita (13) .

Por último, también en Jaén y en el pueblo natal de Muñoz Garnica; se originó una “secta” de adoradores o buscadores de la Mesa de Salomón. Hermandad secreta fundada en Arjona por un personaje nacido en 1876 -año en que muere Muñoz Garnica-; que se hizo llamar Fernando Ruano y Prieto, marqués de Liédena y barón de Velasco. Afamado doctor en leyes y terrateniente, que a principios del siglo XX instituyó un extraño grupo de veneración a la reliquia salomónica. Este aristócrata, perteneciente a las ramas andaluzas de los Ruano y Vargas-Machuca (por línea paterna) y de los Prieto Bustamante (por la materna; con casa solariega en Renedo de Piélagos). Fue en su juventud un superdotado estudiante y un activista liberal, de enormes convicciones krausistas. Ingresó primero en las filas de Joaquín Costa y siguió mas tarde a Sagasta; para terminar en el partido de José Canalejas, hasta que ese líder progresista fue asesinado en 1912. Durante aquellos primeros años, Fernando Ruano escribió numerosos libros de Historia, tratados de agricultura y hasta de veterinaria. Llegando a ocupar sucesivos nombramientos ministeriales y logrando escaño en el senado, al menos en cinco ocasiones. Tras rehabilitar el título de marqués de Liédana (en 1926), construyó un sepulcro para su familia, en el que se veneraba la mesa de Salomón; postulando que en este lugar, había una réplica exacta de aquella reliquia. Allí se reunía con sus correligionarios, en ceremonias que hemos de considerar “iniciáticas”; lo que concedería a este panteón de los Ruano el carácter de mistérico. Finalmente, durante la Guerra Civil, la cripta familiar del barón de Velasco fue expoliada y atacada. Debido a ello, Fernando Ruano se transformó ideológicamente; al ver sus pertenencias destruidas y conocer la profanación de los cadáveres de sus padres y parientes (sacados del cenotafio; objeto de vandalismo). Así fue como aquella tumba y su simbología dejó de tener todo sentido “extraño”; acabando las reuniones mistéricas y salomónicas, que antaño celebraron en su interior.






SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de la catedral de Jaén, que fue financiada por Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, a comienzos del siglo XVI. Siendo también promovida siglos más tarde, gracias a las donaciones del clérigo Muñoz Garnica. De ambos, se decía que habían encontrado la Mesa de Salomón, o algún tesoro enterrado por los godos (explicando así su enorme capital y la generosidad de sus prevendas). Al lado, el famoso canónigo Muñoz Garnica.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
La historia de Fernando Ruano y el panteón que creó en Arjona, fue idealizada por Juan Eslava Galán en su novela “La lápida templaria” (firmada con el seudónimo de Nicholas Wilcox). Más tarde, escribió otro libro -junto a Álvaro Rendón-, analizando los pormenores y hechos narrados en su anterior obra. En imágenes, portadas de ambas publicaciones.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Piezas del tesoro celtibérico/turdetano, de Chiclana de Segura; tal como se expone en el Museo Arqueológico de Jaén -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. A mi juicio, las numerosas historias sobre el hallazgo de la Mesa de Salomón y de joyas escondidas por los godos, pertenecientes al ajuar del sumo sacerdote de Israel. Procederían de los encuentros de ajuares tartessios, fenicios, turdetanos y romanos, en la zona de Jaén. Un lugar riquísimo en arqueología y en minas; donde el hallazgo de piezas iberas o de joyas milenarias, pudo ser constante. De ello, seguramente consideraban la tierra jienense, como sembrada de tesoros mistéricos; ante esos descubrimientos que se relacionaban con tesoros y secretos de Salomón (al identificarse con ajuares ocultados por los visigodos, durante la invasión árabe).




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Curiosamente, en los días en que Fernando Ruano fundaba la cripta y su hermandad de adoradores de la Mesa de Salomón, se produjo el hallazgo del tesorillo de Torredonjimeno. Además, unos veinte años antes de que Ruano Prieto naciera, se había conocido el descubrimiento de Guarrazar (aparecido en Guadamur, en verano de 1858). Todas estas historias de tesoros, unidas al romanticismo y a la filiación krausista de Fernando Ruano; creemos que hizo de él, un soñador capaz de crear esa hermandad secreta, que veneraba la Mesa de Salomón. Culto y grupo que desapareció con los avatares de la vida y la triste realidad; cuando la situación enfrentó a los españoles en la trágica Guerra Civil del 36. Al lado y abajo; dos imágenes del tesoro de Torredonjimeno, que apareció en los días en que Fernando Ruano levantó el sepulcro familiar (hacia 1926). Aunque el descubrimiento de las joyas, no fue dado a conocer hasta 1941; argumentando quien lo encontró, que las cruces y coronas habían permanecido durante casi veinte años en su casa, siendo usadas por sus hijos como juguetes. En verdad, personalmente, no creo que estas piezas de oro y gemas preciosas, fueran utilizadas como entretenimiento de niños; ni mucho menos que un padre conserve juguetes durante dos décadas. Más bien, parece que el hallazgo del Tesoro de Torredonjimeno, se relaciona con el momento en que Fernando Ruano levanta el sepulcro de sus progenitores. Pudiendo pensarse que había adquirido la mayor parte del ajuar godo; al margen de algunas piezas rotas -las que conocemos-; que quedarían en manos del que finalmente las entregó a las autoridades. Seguramente, de ello procedía la búsqueda de la Mesa de Salomón que Ruano promovía entre los suyos; quienes se reunían en grupo para venerarla, dentro de la conocida cripta que construyó en Arjona (población que dista apenas treinta kilómetros de Torredonjimeno).



V – d) DON RODRIGO EN LA HISTORIA:

Si un personaje cambió la Historia de España, ese fue Don Rodrigo; por ello, las leyendas y relatos sobre sus hechos, son tan numerosos como extravagantes. Algunos están basados en la verdad, pero la gran mayoría consisten en menciones o fantasías, que solo tratan de difamar al último rey godo -como sucede normalmente con los perdedores-. Por ello, dejaremos en segundo lugar el análisis de sus leyendas, para centrarnos primero en lo que realmente aconteció durante el reinado de Don Rodrigo. Utilizaremos para ese fin y como guías, dos magníficos estudios: El de Juan Abellán Pérez -La pérdida de Hispania y la formación de al-Andalus- (14) y el de Fernando Soteras Escartín -Estrategia de invasión (708-725 d.C.)- (15) . Trabajos donde de un modo “aséptico” y científico, se trata la figura de este soberano de Toledo; sin juzgar bandos, opinar acerca de ideas, ni entrar en personalizaciones de personajes. Así pues, resumiremos con fechas y datos, lo acontecido con este último rey godo; que puede relatarse del siguiente modo:

ORÍGENES:

-Rodericus; hijo de Teodofredo, hijo este -a su vez- de Reciberga y Chindasvinto, quienes se casaron entorno al 647. Naciendo de ellos ¿Goda?, Recesvinto (rey), Teodofredo (padre de Rodrigo) y Fáfila (¿padre de Don Pelayo?).

-Teodofredo, hijo de Chindasvinto (rey) y hermano de Recesvinto (rey); nace antes del 654 (fecha del fallecimiento de su madre Reciberga). Entorno al 693 y con más de cuarenta años de edad, participa en una conjura contra su sobrino Égica. Soberano por entonces, que le captura y arranca los ojos; mandándole así mutilado a Córdoba, incapacitándole de esa forma para gobernar.

-Égica se supone hijo de Goda (hermana de Teodofredo) y fue padre de Witiza; quien rivalizó con Don Rodrigo, hasta el punto de perder ambos el reino. Se dice que Witiza mató de un bastonazo a Fáfila, por un tema de “mujeres”.

-Fáfila, era el hermano menor de Teodofredo y Goda; considerado legendariamente el padre de Don Pelayo (según Lucas de Tuy y otros).

-Rodrigo habría sido “Dux” de la Bética durante el reinado de su sobrino nieto, Witiza.

-710 fallece Witiza, se supone que pudo tratarse de una muerte violenta, al ser joven. Muchos consideran que tendría treinta años; aunque comúnmente se piensa que superaba en edad a su tío abuelo, Don Rodrigo. Ello hablaría de una doble generación en la estirpe de Chindasvinto, que se casó con 75 años, cuando su esposa Reciberga tenía solo 15. Siendo posible que la hermana de Recesvinto, Teodofredo y Fáfila, llamada Goda (madre y abuela de los reyes Égica y Witiza); fuera una hermanastra nacida de un primer matrimonio de Chindasvinto. Algo que explicaría a mi juicio el odio entre los de Witiza (de la estirpe de Goda) y el resto de descendientes de Chindasvinto.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes del lugar donde se produjo la Batalla de Guadalete; en la desembocadura de este río y en un punto próximo al actual Puerto de Santa María. Las fotografías están tomadas desde el Alto de Doña Blanca. Yacimiento de origen neolítico, que después fue urbe tartessia, fenicia y romana; donde se asienta el castillo que vemos en imagen inferior.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos planos de Tingitania. Al lado, Tingitania, como provincia de Bizancio (conteniendo la actual Aldalucía, Sicilia, Córcega, Cerdeña, Baleares y Norte de áfrica -como un nuevo imperio de Carthago-). Abajo, la Tingitania visigoda, con su mayor urbe en Ceuta (Septa); de la cual era señor en tiempos de Don Rodrigo, el conde Don Julián.


SUCESIÓN AL TRONO Y GUERRA CIVIL:

-Finales del 709, comienzos del 710; muere Witiza.

-Interregno de varios meses, quedando sin corona el reino. Hacia marzo del 710 es elegido Rodrigo. Desde Chindasvinto, prácticamente se había instaurado un sistema hereditario de monarquía (rompiendo las leyes godas). Don Rodrigo y los suyos se niegan a que un sucesor del soberano fallecido ocupe el trono; mientras los descendientes de Witiza, no aceptan al elegido como rey. Se produce un vacío de poder que dura meses, hasta que ratifican como soberano a Don Rodrigo.

-710-711 Se subleva el “Dux” de la Tarraconiense, y se autoproclama rey, con el nombre de Ágila II; a quien se supone partidario o descendiente de Witiza.

-711 Don Rodrigo va a luchar contra los vascones (posiblemente aliados de Ágila); se cree que estas revueltas y la sublevación del dux de la Tarraconiense estaban incitadas por los árabes de Tingitania o por los de Witiza, para debilitar a Rodrigo.

-711 Guerra Civil; lucha entre Rodrigo y los partidarios de la casa de Witiza. Aparecen Ágila II y los vascones, poniendo en conflicto toda la Península. De Norte a Sur, se viven revueltas y se oyen tambores de guerra.


TINGITANIA Y LA CAÍDA DEL MUNDO VISIGODO:

-Tingitania pasa en el siglo V a ser una provincia de Bizancio; como un estado dependiente de Constantinopla que comprendía prácticamente toda la actual Andalucía (hasta entonces dominada por los vándalos), unida a Sicilia, Córcega, Cerdeña, Baleares y Norte de África -un nuevo imperio de Carthago, tal como lo define Soteras Escartín- (15a) .

-Desde comienzos del siglo VII, el reino de Toledo empieza la conquista de la Hispania Tingitana, llegando pronto a dominar Andalucía y logrando el control de todo el Norte del actual Marruecos, antes del 620.

-Los visigodos crean por entonces el condado de Tingitania y comienzan a convivir con los árabes que van llegando desde Oriente Medio; asimismo dominarán la población berebere, que en su mayoría se convierte al islam.

-Entre estos puestos de mando, se crea el Condado de Septa (Ceuta) que fue regido por el famoso conde Don Julián, en época de Don Rodrigo.

-En el 686 ya se tiene noticia del lugarteniente Muza, que dirigía la zona del Atlas, con sede en Tánger. Bajo el mandato del conde de Septa, Don Julián.

-“El califa Al-Walid nombrَa a Musa ben Nuasyr gobernador de Ifriqiya (actual Tunicia) en el 705-706, bajo cuyo mandato se habrá de producir la conquista de la Península Ibérica” (14 a) .

-708: Muza elige a Tariq ibn Ziyad al-Layti, gobernador de Tánger. Este general, conocido como Tarik, para Soteras Escartín fue “un liberto beréber del clan luwata, que tras la caída de Tánger en el año 708 d.c., fue hecho gobernador, por Muza; lo que se considera el punto de partida para los preparativos de la invasión” (15b) . A juicio de otros, Tarik pudo ser persa o bien sirio; de origen caucásico e incluso un converso, nacido arriano entre los bárbaros.

-Tingitania sufría “la resistencia de los beréberes (se consigue la sumisiَón con la toma de rehenes de los hijos de notables y jefes) y de la zona cristiana magreb (cuyos dirigentes terminan optando por aceptar acuerdos que le confirman en sus dominios, como don Julián, seٌñor o conde de Ceuta)”(14b)

-“Don Julián es en estos momentos seٌñor de Septem (Ceuta) y colabora con los musulmanes. Por los motivos que fuesen (roces con su monarca, presiones de Tariq, liberarse de la amenaza bereber) lo cierto es que se llega a un pacto ('ahd) por el que don Julián se compromete, entre otros, a prestar su apoyo frente a terceros a cambio de mantener él y los suyos el status quo de que gozaban”.(14b)

-709: la ciudad de Ceuta parece que es entregada a los árabes, lo que sugiere un pacto entre Don Julián y Muza, para que los tingitanos ayuden al conde de Septa en la lucha por el trono de Toledo.

-Muza pide consejo al generalato de Damasco (su mando superior, el califa Al-Walid); quien le aconseja no introducirse en guerras civiles entre visigodos y que solo pase el Estrecho, como fuerza expedicionaria.

-Pese a ello, los bereberes eran quienes deseaban cruzar el Estrecho y al ver la creciente posibilidad de guerra civil entre dinastías godas, piensan que es el momento de intentar dominar aquel territorio que entraba en pleno caos (debido a los enfrentamientos entre familias).

-709-710: “La duda sobre el posible cumplimiento de estos acuerdos llevَa a Musa a solicitar a don Julián que diera pruebas de lealtad dirigiendo una expediciَón contra Hispania, que se producirá en el 709, a la que siguiَó otra al aٌño siguiente. La total ausencia de resistencia y el rico botín fueron el detonante del inicio de la ocupaciَón. Musa enviَó otra expediciَón al mando del gobernador de Tánger, Tariq ben Ziyad, en el 711 con 12.000 hombres, fundamentalmente beréberes, que desembarcaron en Gibraltar. (14c)




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes de Écija, la ciudad que primero resistió los embates de Tarik, cayendo en verano del 711 (tras haber salido Don Rodrigo hacia Toledo). Arriba, plaza del ayuntamiento en Écija. Al lado y abajo, el Claustro de Santa María de Écija, una preciosa iglesia que guarda piezas romanas, visigodas y árabes (como muestra de su larga historia) -agradecemos a Santa Ma. De Écija nos permita divulgar nuestras imágenes-.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
De nuevo Écija; una de las plazas que más resistió a Tarik y que más fiel fue a Don Rodrigo. Al lado, torre del campanario de Santa María; que fue antes minrab de una mezquita. Abajo, mi mujer junto a una columna con capitel visigodo, en las calles de esta ciudad.






ENTRADA DE LOS MUSULMANES:

-Fue así como dio comienzo la terrible “estrategia witizana, diseñada por los hermanos del difunto rey Witiza, el Obispo de Sevilla Oppas y el Obispo y ex primado Sisberto (Gisberto, Sis-berto, Sisebuto), a su vez tíos y tutores del pretendiente Agila sucesorio de los hijos del rey Witiza frente al electo rey Rodrigo (…) hacen que los cántabros y vascones, se subleven; también los francos en las fronteras y los moros por el Sur (…) Al morir Witiza se entrega a Tarik Ceuta, como recompensa (…) Don Julián será quien se encargó de contactar con los musulmanes atrayéndolos a participar en la disputa dinástica por el bando witizano a cambio, como hemos visto, en un principio de Ceuta” (15c)

-710: A la muerte sin sucesión de Witiza, hijo del usurpador rey Egica, se desencadenara un pulso por el poder entre Ágila (menor de edad), legítimo monarca electo por el clan familiar, y Rodrigo, proclamado rey por la facción nobiliaria en el año 710 d.C.. Fue entonces cuando los witizanos solicitaron ayuda a los musulmanes, que estaban en pleno proceso de expansión por el Magreb”(15d)

-711 y 712: Las tropas musulmanas, bajo el mando de Tarik, actuaron como auxiliares del pretendiente al trono Ágila hasta la toma de Toledo, el 11 de noviembre del año 711 d.c. En ese momento, y ante el panorama de guerra civil que aún se mantiene en la Península, el rey Ágila y sus hermanos, oficialmente y mediante Oppas, piden a Tarik hablar con su superior, el gobernador Muza en el norte de África; esto ocurre en la primavera del año 712” (15e)

-713:Hacia principios del año 713 d.C., los representantes de los hijos del difunto rey Witiza (Ágila, Olmundo y Ardobasto) llegan a un pacto con el califa omeya Al-Walid i en Damasco. Está claro que el califa aprovecha la situación de guerra civil continua, y por lo tanto del cansancio de los invitados durante los dos últimos años, para seducirlos”

-“Ágila recibiría un millar de alquerías en tierras de Toledo, Olmundo (Olemundo) se asentaría en Sevilla // al obispo Oppas, por su condición de eclesiástico, sería nombrado primado de Spania al obispo godo Sisberto se le repondría de sus bienes confiscados” (15f)

-711 (abril, días 27 al 29): Tarík desembarca junto al monte que dio nombre, Gibraltar (Gib-al-Tarik); Don Rodrigo parece que no dio importancia a este incursión; aunque las tropas árabes llegan a Carteya, tomando el control de la zona.

-Encargan al lugarteniente godo Evantius (sobrino de Don Rodrigo), que salga desde Medina Sidonia, con el fin de parar a Tarik. Pero fue rápidamente derrotado en las proximidades de Baelo Claudia.

-711 (junio): Don Rodrigo estaba en Pamplona, atendiendo a los vascones y francos que atacaban sus posiciones; intentando así frenar las pretensiones de Ágila II. Le informan que un ejército llegado desde Tingitania, había derrotado a su sobrino y estaba invadiendo el Sur de Hispania. Se dirige a toda prisa hacia Sevilla.

-711 (julio): “De acuerdo a las crónicas, el primer encuentro de las dos fuerzas tuvo lugar en Wadi Lakkah el 19 de julio del 711 d.c. (Wadi Lakk o Río del lago, identificado tradicionalmente con el Guadalete (…) los primeros combates de envergadura se empezaron a producir en las colinas de Manzanete entre fuerzas de a pie y auxiliares a partir del 24 de julio y se generalizaron con diferentes choques (…) los witizanos “urgieron a Tarik a destrozar completamente a los rodriguistas sobrevivientes. Seguramente, todo el camino hacia Écija debió de ser un reguero de heridos y cadáveres”

-711 (agosto): “Écija aún planteó una defensa seria, lo que dio tiempo al rey Rodrigo a alcanzar Córdoba y tomar fuerzas antes de regresar a Toledo, donde mandó evacuar la ciudad. Esto se hizo finalmente en octubre del 711 d.C.; quedó completamente desprotegida al llevarse consigo el rey Rodrigo los restos de su guardia real (comitatus), por lo que la ciudad no opuso resistencia”.(15g)



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes de la Mérida visigoda; la última gran plaza que resistió a la invasión árabe, albergando a Don Rodrigo, tras ser sitiada por Muza en el año 712. Fue Mérida la ciudad que más fielmente acogió al rey godo; antes de que el soberano decidiera huir hacia el Norte. Marchando camino de Astorga o de Oporto, donde fue seguido por las tropas de Muza, que le alcanzaron en Segoyuela de los Cornejos. Arriba, el templo romano de Marte, frente a Santa Eulalia de Mérida. Al lado, la cripta de Santa Eulalia (agradecemos a esta iglesia nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo, el Museo de Arte Visigodo, tal como estaba en 2012 (agradecemos a esta institución, nos permita divulgar nuestra imagen).





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos piezas del Museo de Arte Visigodo de Mérida, tal como se exponían hace diez años. Al lado, cruz tallada en un pilar, pie de un altar. Abajo, inscripción votiva visigoda -agradecemos a esta institución, nos permita divulgar nuestras imágenes-.






DERROTA Y DESAPARICIÓN DE DON RODRIGO:

-711 (después de octubre):En Toledo (Toletum); cuando entró Tarik con sus tropas en la capital, no se la encontró del todo vacía (...); le estaban esperando los witizanos, con Oppas y Ágila a la cabeza y presentándose ya como los legítimos gobernantes del Reino, los cuales se le habían adelantado en varias semanas” (…) “entre el invierno del 711 d.c. y la primavera del 713 d.c., las tropas musulmanas, en calidad de auxiliares de las witizanas y bajo la autoridad teórica del hijo de Witiza, ya considerado como rey con el nombre de Ágila II, seguirán intentando controlar los enclaves rodriguistas, aunque eso sí, de forma encubierta a partir de la llegada de Muza” (…) “Los musulmanes concedieron cierto grado de autonomía a aquellos territorios que conquistaban; cuando se veían impotentes para conquistar una zona, pactaban con los enemigos a cambio del pago de impuestos e incluso dejaban en el poder a las autoridades visigodas (15h)

-711 (verano): Además, comienza a intervenir el emir Muza en la conquista. Quien en iguales fechas se interna importando un ejército de unos 50.000 hombres -en su mayoría árabes de la tribu Koraïsch-.

-711-712: “Tariq dividiَó el ejército, enviando hacia Cَórdoba a Mugit al-Rumi con una parte de las huestes, la cual conquistَó por sorpresa. El destacamento mayor lo enviَó hasta Toledo, para ascender por Guadalajara, Leَón y Astorga, para de nuevo descender hasta la capital del reino visigodo. Musa, receloso de los éxitos de Tariq, decidiَ intervenir personalmente en el 712” (14d)

-712: Así decide Muza conquistar las plazas fuertes del Sur, comenzando por sitiar Sevilla, que se rindió casi sin resistencia. “Posteriormente atravesó las tierras de Huelva (verano del 712 d.c.), Faro (Ossonoba), Mertola (Mirtilis), Beja (Pax Julia), Ebora, y prosiguió hacia el norte sitiando finalmente la ciudad de Mérida (Emerita Augusta), que resistió varios meses hasta que capituló el 30 de junio del 713 d.c”. (15i)

-713: Posteriormente Muza utiliza la calzada romana IV (Iter ab Emerita Asturicam el camino de Mérida a Astorga) que sigue el itinerario Mérida, Norba, Pegonzuela (Capera) para finalmente sitiar y atacar Segoyuela de los Cornejos donde seguramente derrotara, ese mismo verano del 713 d.c., definitivamente al resto de simpatizantes y al propio rey Rodrigo, con lo que el conflicto estratégico, y sobre todo los intereses de Muza, estaban servidos”. (15j)

-713 (verano): No sabemos si realmente fallece en la batalla de Segoyuela. Y aunque se conserva el recuerdo de que su caballo fue encontrado muerto cerca del río Guadalete; hay certeza de que Rodrigo no cayó siquiera herido en ese frente. Porque regresó a Toledo, en otoño del 711, para dirigirse posteriormente a Mérida. Presentando resistencia a Muza en la capital emeritense; que fue asediada hasta que el soberano godo y los suyos huyeron por la Via de la Plata. Alcanzándole los sarracenos en Segoyuela de los Cornejos. Siendo posible que ese hecho del que nos habla la Historia, recordando su caballo saeteado, muerto junto al río; sucediera en el Arroyo del Sauce, a su paso por Segoyuela.

- 713 (Segoyuela y últimas reseñas históricas): Después de esta batalla, librada en las cercanías de la actual Peña de Francia; hay referencias que sitúan a Rodrigo como rey independiente de la zona de Viseo. Gobernando el norte de la antigua provincia de Lusitania; mencionando la Crónica de Alfonso III que su tumba está en una basílica de Viseo.


COMIENZO DEL DOMINIO MUSULMÁN:

-713 (otoño): “De camino a Toledo (Tolaitola en árabe), al fin, Muza y Tarik se van a encontrar a medio camino entre Mérida y esa ciudad, en Almaraz, en el otoño del 713 d.c. Ambos van a analizar y consensuar la estrategia frente a los witizanos”

-713-714: “Muza entra en Toledo para apresar al obispo Oppas (condenándolo inicialmente a muerte), aunque tuvo que conformarse con la ejecución de un gran número de miembros de la aristocracia autóctona que le habían favorecido en su huída.

-“El invierno entre el 713 y el 714 d.c. va a servir a ambos caudillos para diseñar en detalle las expediciones de la siguiente primavera y verano, claves para la conquista (...) el oriente para Muza y el occidente para Tarik. En la primavera del 714 d.c., ambos atravesaron el Sistema central” (15j)

-713-714: “Tariq y Musa unen sus fuerzas y continْúan la ocupaciَón del valle del Ebro, Asturias y Galicia sin encontrar apenas resistencia. El hijo de Musa, Abd al-Aziz, entretanto ocupaba el cuadrante sureste, Málaga, Granada y Murcia; firmando el 5 de abril del 713 un pacto con el godo Teodomiro (instrumento diplomático más antiguo de al-Andalus) en el que se le someterán a cambio de total autonomía, respetándose a sus sْúbditos libertades, posesiones y religiَón. En menos de tres aٌños. desde Guadalete, casi la totalidad de la Península estará en poder del Islam”.(14e)

-“El pacto de Teodomiro, de indiscutible autenticidad, es el primer documento hispanoárabe del que se tiene noticia y su análisis y estudio son esenciales para tener una idea clara del régimen civil y militar en la península ibérica durante el siglo VIII. Este tratado permitía a los cristianos conservar cierta autonomía en siete ciudades a cambio del pago de ciertos tributos a favor de los combatientes árabes, tanto hombres libres como esclavos. Se conservan cuatro versiones de este interesantísimo documento, fechado en abril del año 713 d.c.”. (15j)

-“Musa y Tariq fueron llamados para rendir cuentas a Damasco, y Musa, sin tener facultad para ello, nombrَó a su hijo gobernador (...) de al-Andalus, cuyo gobierno estuvo orientado al afianzamiento del dominio musulmán, para lo que era esencial disponer de nuevos contingentes humanos que provinieron del Magreb” .(14e)




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes de Segoyuela de los Cornejos, que nos ha facilitado Moisés G. Cristeto; al que agradecemos su colaboración. En ellas podemos ver los campos y el lugar donde fue alcanzado Don Rodrigo por las tropas de Muza, en verano del 713.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
De nuevo, imágenes de Segoyuela de los Cornejos que nos ha hecho llegar Moisés G. Cristeto; al que agradecemos su colaboración. En este lugar de Salamanca, muy cercano a Tamames y camino de Ciudad Rodrigo; fue derrotado finalmente Don Rodrigo. Después de la Batalla de Segoyuela no hay más rastro histórico, ni testimonio sobre aquel rey; que se cree desapareció (o murió) a consecuencia de los ataques de Muza.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Segoyuela de los Cornejos, fotografiada por Moisés G. Cristeto; al que agradecemos su colaboración. Junto a este río que vemos en a imagen inferior, dice la leyenda que murió Don Rodrigo; aunque otros creen que permaneció en el lugar (escondido y esperando a que le recogieran los francos).




V – e) DON RODRIGO EN LA LEYENDA:

Es inmensurable la literatura histórica e imaginaria, que ha generado la figura de Don Rodrigo; objeto de cuentos morunos, crónicas medievales, antiguos romances, relatos barrocos, novelas ilustradas y poemas románticos. En todos ellos suele mencionarse la maldición de este monarca godo; cuya caída se considera motivada por su carácter libidinoso y avaro. Fundamentando aquella suerte del que perdió honor, vida y reino; al expolio de un mágico tesoro escondido en la Cueva de Hércules de Toledo; y por haber forzado (o abusado) de la hija del conde Don Julián. Lo que motivó la traición del conde, quien al ver su primogénita violada -o tratada como amante del soberano-; decidió vengarse, pactando con Muza. Asimismo, el supuesto robo de las joyas que durante milenios permanecieron en una caverna mágica de la capital visigoda. Junto a la desaparición de la “Mesa de Salomón” (que se encontraba en la mistérica gruta); granjearon a Don Rodrigo una terrible maldición, de la que jamás podrá librarse.

Acerca de estas leyendas y sus poemarios, Joaquín Díaz publicó en 1986 una magnífica separata; que aparece casi igual en una tesis doctoral del 2015. El texto original -que podemos consultar en enlace de cita (16) -; se titula DON RODRIGO, EL GODO, EN LOS ROMANCES y recoge la tradición e historia imaginada del último soberano de Toledo, cantada o contada en verso. Diciéndonos en este trabajo Joaquín Díaz: Llama la atención poderosamente el hecho de que un rey cuyo mandato es tan breve -hay autores que hablan de un año solamente- haya hecho surgir en torno suyo tal cantidad de romances, leyendas y obras dramáticas. Sin duda unos y otras se confunden, se entremezclan y van dando origen a nuevas creaciones noveladas que introducen elementos desconocidos e indemostrables en la biografía de nuestro personaje. Todos los romances que tratan la historia de Don Rodrigo hacen mención, comúnmente, a tres episodios legendarios de su existencia que resumiremos ahora: El primero es el referente a la cueva de Hércules, así llamada por primera vez en la Crónica del historiador árabe Ahmed-ar-Razi, también conocido como el moro Rasis. Este cuenta en sus escritos una de las primeras decisiones de Rodrigo al subir al trono: Hacer saltar todos los candados echados sobre la puerta de un palacio o casa toledana donde, al decir de los antiguos, se guardaba un secreto; impulsado por su ambición, Rodrigo desea saber qué secreto podía haber sido encerrado allí por un antiguo rey griego dominador de Al-Andalus; tal enigma había sido respetado por los veintisiete reyes anteriores a él, y sólo nuestro personaje osa contravenir la norma(16a)

El segundo episodio contempla la violación de la hija de Don Julián u Olián, por el rey Rodrigo (…) Era una costumbre habitual entre los nobles enviar sus hijas a palacio para que convivieran con la realeza y estar a salvo de posibles peligros. Nada anormal, pues, en el relato legendario salvo que Don Rodrigo, un día, pasa junto a las nobles doncellas cuando éstas lavan en el río y siente un repentino deseo que se va a convertir, poco a poco, en obsesión (…) Rodrigo la persigue y acosa hasta que satisface su voluntad y ella calla por no atraer sobre sí males mayores. Al cabo de un tiempo, con la salud cada vez más quebrantada, acepta los consejos de otra doncella y hace llegar al conde su padre una carta en la que le comunica tan deplorable evento. A partir de ese momento Don Julián trata, por todos los medios, de vengarse de la injuria; saca a su hija del palacio con la excusa de una enfermedad de su esposa a quien aquélla ha de atender; y estudia alianzas con los árabes hasta que éstos pasan definitivamente el estrecho” (16b) .

Existe una tercera parte en la literatura imaginaria sobre Don Rodrigo, donde se narra lo que aconteció tras su desgracia y después de su derrota en Segoyuela. Sobre este último capítulo, nos dice Joaquín Díaz -en la obra mencionada-:El tercer episodio, el único de origen cristiano según Menéndez y Pelayo, es el de la penitencia que ha de sufrir el rey después de la derrota de la Sigonera o de Segoyuela, o de Guadalete, como vulgarmente la conocemos en la actualidad (…) El rey, tras la batalla habría huido y se habría refugiado en un monte, cerca de Portugal, donde pasaría sus últimos días haciendo penitencia” (16c) . Esta serie final de romances, hablan del soberano convertido en un mendigo; viviendo junto a un ermitaño. Parece que las escenas se suceden en la zona de Portugal (cerca de Viseo); donde el rey derrocado ruega al cuidador del pequeño cenobio, que lo entierre vivo para purgar tantas faltas como ha cometido. Pidiendo a ese ermitaño que introduzca una serpiente en la cueva -su tumba-; con el fin de que sea mayor el castigo. Así se hizo, por expreso deseo del monarca; narrando el romance el modo en que aquella sierpe -de dos cabezas- va devorando a Rodrigo. Poco a poco y comenzando por el lugar del pecado; destacando que el ofidio empezó comiendo sus “partes bajas” (penando así, al lascivo soberano). Son estos que a continuación leemos, los versos que sobre la historia recoge Joaquín Díaz:

El ermitaño ruega a Dios

por si le revelaría

la penitencia que diesse

al rey, que le convenía.

Fuéle luego revelado

de parte de Dios un día

que le meta en una tumba

con una culebra biva (…)

la culebra me comía;

cómeme ya por la parte

que todo lo merescía,

por donde fue el principio

de la mi muy gran desdicha.

El ermitaño lo esfuerça:

el buen rey allí moría.

Aquí acabó el rey Rodrigo,

Al cielo derecho se iva(16d)



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes relacionadas con el famoso “baño de la Cava”. Torre junto al puente de San Martín, en Toledo; donde se conserva el recuerdo legendario, de que en sus inmediaciones se lavaban las cortesanas. En ese lugar, se supone que observó Don Rodrigo a la hija del conde Don Julián, tomando baños completamente desnuda (a diferencia del resto de mujeres que la acompañaban). La visión de aquella joven, sin ropas, lavándose en las cercanías del puente de San Martín; provocó al rey godo una fijación, que jamás pudo superar. Así se dice que Don Rodrigo deseó de modo enfermizo, poseer a la bella Florinda (hija del conde de Ceuta); lográndolo finalmente, pese a que ella se negase a yacer con un casado. Sigue la historia imaginada, narrando que a cuenta de esta violación -o por haber convertido en impura a la joven-; el conde Don Julián decide vengarse del soberano. Pactando con Muza y Tarik, para que invadieran el territorio visigodo y expulsasen a Don Rodrigo de su reino. En imágenes: Arriba, la torre del “baño de la Cava”; donde fue vista desnuda Florinda (la hija de Don Julián). Es la pequeña atalaya albarrana, que vemos bajo la muralla, junto a las aguas del río. Al lado, vista del Tajo desde el puente de San Martín, junto a los mencionados baños visigodos. Abajo, el puente que guarda la entrada a Toledo por el oeste; durante la noche.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos fotografías del edificio situado junto al Puente de San Martín y la puerta del Cambrón; llamado el palacio de la Cava. Es en realidad el castillo palacete de los duques de Maqueda, aunque se conserva la memoria legendaria de que allí habitó la amante de Don Rodrigo.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, el puente de San Martín durante el atardecer. Abajo, otra imagen del mismo paso sobre el tajo; visto desde el interior de la muralla de Toledo.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado y abajo; dos fotos más del puente de San Martín, y del Tajo; a su paso por la zona donde dice la tradición imaginada, que estaban los baños de las cortesanas visigodas.




Estas que recoge Joaquín Díaz -en su estudio sobre el romancero-, son las principales leyendas de Don Rodrigo; aunque partiendo desde ellas, se han tejido innumerables libros, cuentos, narraciones y poemas. Muchos, en lenguas extranjeras; principalmente en idiomas semitas y en dialectos medievales mediterráneos. Aunque en el siglo XIX, hubo una corriente romántica anglosajona, que se inspiró en este ilustre personaje visigodo. Escribiendo novelas, cuentos y versos sobre Don Rodrigo; figuras como Walter Scott, Robert Southey, Walter Savage Landor y Washington Irving. Acerca de ello, en el año 2015 se publicó una tesis doctoral, cuyo título y nombre del autor no vamos a mencionar; porque “recoge” más de treinta páginas del trabajo que Joaquín Díaz escribió en 1986 (sin citar la fuente). Para quienes deseen consultarlo, pueden hacerlo en el enlace que tenemos en (17) ; donde podremos observar que desde la página 16 de esta tesis y hasta el final de su capítulo “1-D”. Todo cuanto contiene redactado, es exactamente igual a lo que Joaquín Díaz escribió; casi tres décadas antes. Aunque la razón de tantos paralelismos será algo que los autores tendrán que delimitar o discutir y que yo no puedo juzgar.

Regresando al tema que nos interesa; en estas leyendas de Don Rodrigo se llama a la hija del conde Don Julián, Florinda, aunque los textos de tradición sarracena hablan de ella como “la Cava” (la Caba). Palabra que significa entre los árabes “la prostituta”; haciéndonos ver la literatura imaginada, que por su actuación libidinosa y al haber tentado al monarca en sus baños, se perdió el reino visigodo. Los textos legendarios recogen “el interesante debate” de si aquella hija de Don Julián, fue violada o fue adúltera por deseo propio; considerando que los males del soberano se debieron a haberla forzado -aunque hay también quienes los atribuyen al maleficio de caer en las garras de la “Cava” (“la barragana”)-. Sea como fuere, vemos que la trama tiene poco interés intelectual y casi ninguna calidad humana. Ya que culpar a una mujer y a su relación con el soberano, de todos los males que acontecieron al reino; solo muestra la poca inteligencia de quienes crearon tales argumentos. Imaginando historias que pecan de pueriles, más que de puritanas y absurdas. Donde se justifica la entrada de los sarracenos en España, porque Don Rodrigo tenía amantes; o bien, porque el rey violaba a sus cortesanas. Todo cuanto procede de tradiciones arabescas; cuentos donde se califica a los nobles godos de libidinosos, pero sin narrar que los califas y emires tenían por costumbre dormir con una joven virgen, a la que mataban durante el amanecer. Para ejemplo de lo que apuntamos, bastará leer “Las Mil y una Noches”; donde se menciona el tesoro de Toledo y la Mesa del rey Salomón (como narración de Sherezade, quien evita con sus cuentos inacabados, que le corten la cabeza, cada alba). Así pues, justificar la invasión de los árabes del 711, a un escarceo amoroso del rey; es como afirmar que la caída de la Iglesia moderna, se debió a que los sacerdotes bebieron vino... . Pues casi todos los monarcas han gozado del privilegio de mujeres y ningún conde se preocuparía de que su hija fuera la favorita del soberano... . Debido a lo que comentamos, en los romanceros de Don Rodrigo, podemos leer versos como los que bajo este párrafo recojo; que denotan bastante pobreza intelectual y ninguna realidad histórica:

Florinda perdió su flor,

el rey padeció el castigo;

ella dice que hubo fuerza,

él que gusto consentido”.(18)

Quizás el nombre de “Florinda” proceda de aquella “flor” que perdió esa joven y que tanto mal trajo al Mundo; debido a lo que fue denominada entre los musulmanes “La Cava” (la prostituta). Pese a ello, en otras crónicas, la amante del rey Rodrigo es llamada Quilamas; considerando que esa hija de Don Julián era de origen y nombre tingitano. Esta Quilama, además amaba al rey; huyendo junto al monarca para protegerlo del padre, que los buscaba con la intención de vengar su honor. De tal manera, en las leyendas de esa tradición, ambos escapan con el tesoro de los godos y se refugian en el castillo de Valero (en la Sierra de Francia). Donde excavan una serie de pasadizos internos, para escapar en caso de asedio y con el fin de esconder las joyas. Finalmente, llegó hasta ese lugar el progenitor de la amada, en busca de su hija y acompañado por Muza; quienes hicieron salir de la fortaleza a Don Rodrigo, derrotándolo en las llanuras de Segoyuela de los Cornejos (a poca distancia de la mencionada torre de Valero). Debido a cuanto narramos, esa zona de la Sierra de Francia es conocida desde tiempos inmemoriales como la peña de Quilamas; donde se dice que ocultó Don Rodrigo el tesoro de los godos (antes de morir o de escapar hacia Viseo).

Estas que hemos recogido, son las principales narraciones que explicaron la caída del reino de Toledo, basándose en los hechos referidos: La visión del desnudo de Florinda en los baños del Tajo. La enfermiza fijación sexual del rey Don Rodrigo (que “hace suya” a la hija del conde Don Julián). El supuesto robo de las joyas o del tesoro escondido, en las cuevas de Hércules. La venganza del padre deshonrado, que pacta con los árabes para derrotar y derrocar al soberano. Una literatura imaginaria, ajena a toda verdad histórica del mundo visigodo; que en realidad fue finiquitado por el odio entre las familias pretendientes al trono y por la traición del conde Julián (que pactó con Muza, para conservar su estatus en Ceuta).



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres fotografías de mis amigos, Paquita del Valle y su marido Manuel Ocaña. Quienes me narraron la leyenda de Don Rodrigo, en la Peña de Francia y su derrota en Segoyuela de los Cornejos. Hace más de treinta años (a mediados de los años ochenta), estos amigos de mis padres me transmitieron la historia del último rey godo -tal como se conservaba en la memoria, al Sur de Salamanca-. Debido al interés que todo ello despertó en mí; un fin de semana fuimos hasta Tamames y Segoyuela, para conocer de primera mano el escenario donde se libró la última batalla de Don Rodrigo. Desde entonces tuve un enorme interés por la figura de este monarca, cuyo misterio nunca ha sido desvelado del todo. Durante aquel viaje, recuerdo cómo el matrimonio Ocaña del Valle, me narraron que en Segoyuela de los Cornejos, se conservaba la tradición de que en sus campos permanecía enterrada la Mesa de Salomón. En las cercanías del castillo de Valero, donde el rey y su amante (Quilama) habrían escondido el tesoro de Toledo, para que no cayese en manos de Muza. En imágenes: Arriba, Francisca del Valle y Manuel Ocaña, el día de nuestra boda en junio de 1991 (junto a mi mujer -Chiho-; vemos a esos amigos tan entrañables de nuestra familia). Al lado, el matrimonio, en los años sesenta. Abajo, hacia 1990 junto a la diseñadora de moda Sra. Adachi, que visitó a Manuel Ocaña y a su mujer, para conocer la capa salmantina. A nuestra izquierda, Paquita del Valle; en medio, la Sra. Adachi; y a la derecha, Manuel Ocaña luciendo su capa española. Detrás, aparezco hablando con sus hijos: Isabel y Francisco.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Imágenes de las cercanías de la Sierra de Francia y Peñas de Quilamas. Al lado, torre de Tamames. Abajo, Miranda del Castañar.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Otras fotos de lugares próximos a La Sierra de Francia y a Quilamas. Al lado, la Peña de Francia vista desde Miranda. Abajo, San Martín del Castañar.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado; los campos de Segoyuela de los Cornejos, donde fue derrotado Don Rodrigo. Foto de Moisés García Cristeto, al que agradecemos su colaboración. Abajo, el Alto de Quilamas, junto a un pico de montaña donde podemos ver el santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia.




V – f) LA LEYENDA DE DON RODRIGO:

Recojo a continuación la leyenda de “Don Rodrigo y la Mesa del rey Salomón”; tal como la transcriben los “Cuentos de Sabaria”. Una versión que tiene gran relación con lo que me relataron mis amigos Manolo Ocaña y su mujer Paquita del Valle.

Don Rodrigo y la Mesa del rey Salomón”:

a) Rencor entre estirpes reales:

A comienzos del siglo VIII se recrudecieron los odios entre las familias pretendientes al trono de Toledo. Siendo el año 708 de nuestro señor (670 de los godos), el que marcó un momento donde aquella animadversión, se convirtió en deseo de todo mal para los parientes del bando opuesto. Ya había enormes intrigas desde el reinado de Égica; tantas, que enviaban a los príncipes adolescentes lejos de la capital del reino, para que no fueran envenenados (física, ni emocionalmente). Pues tras la conjura de Teodofredo, padre de Don Rodrigo, que pretendió destronar a Égica y a su primogénito Witiza; los monarcas comenzaron a ser extremadamente duros con sus familiares. De modo ejemplarizante, sacaron los ojos al conjurado Teodofredo y lo exiliaron a Córdoba; para que ninguno intentase otra sublevación contra Égica y Witiza (que por entonces gobernaban unidos). Debido a estas desconfianzas y levantamientos, peor postura tomó el sucesor, frente a la parentela real; al quedar como único soberano. Intentando Witiza alejarles de todo poder y mando.

Como hemos dicho, los príncipes godos se educaban por entonces en Tuy, muy lejos de las intrigas de la corte. Por lo que Witiza, al ser proclamado soberano, decidió vivir parte del año en esta ciudad junto al Miño. Así, acostumbraba dirigirse hacia Gallaecia cuando llegaban “los calores”; argumentando que junto al Tajo y durante los veranos, todo eran enfermedades estivales. De este modo, tras el Corpus, el rey mandaba a los cortesanos y a todo su séquito, hasta la referida capital braccariense; donde el clima era dulce durante esos meses estivales. Existe un relato que narra cuanto sucedió en mayo del 708; mientras Witiza y los suyos iba camino hacia Tuy. Saliendo al encuentro del rey, su tío Fáfila; el hermano menor de Teodofredo; al que la corona tuvo que nombrar duque de Cantabria. Un cargo que le fue otorgado, después de haber sacado los ojos al progenitor de Don Rodrigo; para mitigar odios familiares.

Teodofredo y Fáfila eran hijos de Chindasvinto y hermanos de Goda (madre de Égica y abuela de Witiza). Desde niños les enseñaron a urdir tramas de poder y disfrutaban intrigando contra la corona. De tal manera sucedió que Teodofredo, creyendo poder derrocar a Égica (cuando nombró corregente a su hijo Witiza); urdió un complot para deponerlos en su reinado conjunto. Pero el desdichado que capitaneó la conjura, fue descubierto y juzgado como traidor; tras lo que le extirparon los globos oculares, desterrándolo a Córdoba. Sería entonces cuando, para equilibrar la balanza de odios con ciertas prevendas; nombraron a Fáfila, duque de Cantabria y al hijo de Teodofredo -Don Rodrigo- gobernador y conde de la Bética.

Un decenio más tarde, en el año de 708, murió el ciego Teodofredo; sin que el Consejo Palatino rindiera honor alguno ante su fallecimiento. Debido a ello, mientras Witiza y su séquito se dirigían desde Toledo a Tuy -como acostumbraban hacer cada verano-; salió a su paso Fáfila, quien tenía una finca palaciega en la población homónima y donde residía los meses de calor. La Villa de Fáfila se hallaba a muy poca distancia del camino real -que recorría desde la capital visigoda, hasta la Gallaecia Braccariense-; y así fue como el tío del monarca paró a la Corte en su viaje, a la altura de Brigeco (Benavente), manifestando necesitar hablar con el soberano. La insistencia de este duque de Cantabria fue mucha y tras seguir durante días la carroza del monarca, Witiza se sintió ultrajado por su tío. Tanto colmó Fáfila la paciencia de La Corte, que llegando a Tuy, el rey se bajo del palanquín y sacando una maza, dio un fuerte golpe en la cabeza al duque de Cantabria. Explicando a sus acompañantes, que no podía evitar obrar así; porque su tío no paraba de vocear, pidiendo que rindieran honores a Teodofredo. Gritaba además, que tan solo eso era cuanto solicitaba su sobrino Don Rodrigo; gobernador de la Bética e hijo de aquel difunto -al que él había arrancado los ojos, acusándole falsamente de traidor...-.

Fáfila quedó del golpe malherido, y hubieron de llevarlo los galenos hasta su villa, cercana a Brigeco; llegando casi moribundo al hogar. Allí le esperaba su primogénito, llamado Don Pelayo, quien al ver en este estado al padre, juró vengarse de Witiza. Tan solo tenía doce años por entonces, pero Pelayo se dirigió a la Corte para reclamar; aduciendo que el rey había dejado inválido de por vida a su progenitor. Mandaron que varios nobles visitasen al tío del monarca, para inspeccionar su estado; determinando que pese a la supuesta gravedad en que cayó Fáfila, no moriría. Por lo que tan solo debía cesar en su mandato como duque de Cantabria. Así fue como unos meses más tarde, Don Pelayo se dirigió hasta Toledo; solicitando al monarca que le relevase en el cargo de su padre. Pero de nada sirvieron cuantas rogativas hizo el joven; intentando ser gobernador de los cántabros y rogando las excusas del soberano -por haber herido así a su progenitor-. Finalmente, el hijo de Fáfila fue expulsado de la urbe toledana; dictándose un bando real que apartaba a Pelayo de todo mandato y de cualquier ceremonia o protocolo donde asistiera Witiza con su Corte.





SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes de las lagunas de Villafáfila (en las cercanías de Benavente). La leyenda supone que allí tuvo su villa el tío de rey Witiza, que fue padre de Don Pelayo.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, la iglesia de Villafáfila. Abajo, salida el dia del Corpus de la procesión parroquial en Villafáfila. La leyenda habla de que pasado El Corpus, Witiza trasladaba su Corte a Tuy; debido al calor de Toledo y para evitar enfermedades. Está históricamente probado, los referidos traslados de la capitalidad desde Toledo a Tuy, en tiempos de Witiza; para evitar las numerosas epidemias que el Tajo y sus mosquitos provocaban. Durante esas estancias en Tuy, parece que acudió Fáfila a ver al monarca; quien le propinó un bastonazo en la cabeza, dejándole maltrecho. La historia habla de que el enfrentamiento entre Witiza y su tío Fáfila se produjo por un motivo de “faldas”; aunque en la leyenda se dice que fue debido a que rogaba al rey, rindieran honores a su hermano Teodofredo. A quien Witiza y su padre Égica, le habían sacado los ojos en el año 698; al descubrir que había urdido una trama para derrocarles. El intento de sublevación se produjo al pensar Teodofredo que podría hacerles claudicar como reyes, ante el consejo palatino; argumentando que habían establecido una linea monárquica hereditaria y no electa (como era ley entre los godos). Así fue, cómo Teodofredo pretendió deponer a Égica y a su hijo Witiza, hacia el año 698 y cuando el padre nombró corregente a su primogénito. Pero esa conjura llevó ante los tribunales al padre de Don Rodrigo. Quien sufrió ceguera, tras quitarle el verdugo los globos oculares; para que jamás pudiera reinar. Después de la tortura, Teodofredo fue exiliado a Córdoba de por vida (con el fin de que no siguiera intrigando en la Corte). Años después, parece que nombraron a su hijo Rodrigo, gobernador de la Bética; para que cuidase de su progenitor y no se sintiera apartado de todo cargo del reino.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de Tuy. Al lado, la catedral. Abajo, vista de esta ciudad, tomada desde Portugal (en la margen opuesta del Miño). Como decimos, el rey Witiza trasladó en numerosas ocasiones la Corte desde Toledo hasta esta ciudad braccariense. Allí se produjo el altercado del que habla la leyenda, entre este monarca y su pariente Fáfila; quien a pesar de ser tío abuelo del soberano, tenía más o menos la misma edad. Al parecer, hacia el 700 nombraron a Fáfila duque de Cantabria, después de arrancar los ojos a su hermano (Teodofredo) y con el fin de no levantar más rencores. Pese a ello, en un enfado; Witiza le abrió a su tío la cabeza con una maza; golpe que un tiempo después, le provocó la muerte.



JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Otras dos imágenes de Tuy. Narra la historia que Don Pelayo era hijo de Fáfila y al quedar malherido su padre, debido al porrazo propinado por el soberano; fue a la Corte pidiendo explicaciones. Se sabe históricamente que Don Pelayo fue expulsado de Toledo y relegado de todo cargo, en tiempos de Witiza; hechos que recoge la leyenda.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes más de Tuy. Al lado, plaza de la catedral. Abajo, claustro de la Seo. Es esta una de las catedrales más importantes del mundo godo; donde se estableció la Corte de Toledo en numerosas ocasiones; tras haber conquistado Leovigildo (en el 585) a los suevos, esa capital de Gallaecia Braccariense. Al final del reino de Toledo (después de Wamba), las intrigas palaciegas que se vivían en la Corte eran contínuas. Así fue como, durante el reinado de los cuatro últimos monarcas; era costumbre enviar a Tuy a los príncipes y nobles adolescentes, para que no fueran envenenados o engañados y participasen en conjuras contra la corona. El lugar donde Witiza estableció su Corte se sigue llamando Pazos del rey; edificios que albergaban a aquellos jóvenes de la aristocracia goda, para apartarlos de los peligros palaciegos que se vivían en la capital del Tajo.




b) Del rencor a la venganza; el reino de Toledo queda sin soberano:

Tal como narramos, los odios entre familiares pretendientes a la corona se acrecentaron; hasta un punto en que Don Rodrigo juró públicamente vengar el ultraje de su padre Teodofredo (al que Witiza y Égica habían cegado y exiliado). De igual manera, lo hizo el joven Don Pelayo, prometiendo que quién había dejado maltrecho a su progenitor, pagaría por sus actos. Fue en esos días de juramentos y palabras de venganza, cuando apareció muerto Witiza (en noviembre del 709); por cuanto culparon a Don Rodrigo de su fallecimiento. Pese a ello, no había prueba alguna que pudiera demostrarlo y a todos pareció que la defunción del soberano se debió a motivos naturales. Ante tal situación, se produjo un vacío de poder inevitable; porque los hijos del finado solicitaban que la corona pasase a ellos. Mientras Don Rodrigo y gran parte de los nobles visigodos, se negaban a que la monarquía siguiera siendo hereditaria. En este interregnum, los árabes que poblaban Tingitania (al Norte de Marruecos) vieron una gran ocasión para intentar expulsar a los visigodos de aquellas tierras. Por cuanto advirtieron al conde de Septa (Ceuta), llamado Don Julián; que no solo debía obedecer al rey de Toledo, sino también al emir de Tingis (Tánger). Siendo así y viendo peligrar su cargo, el conde de Ceuta (Julián) decidió pactar con Muza (emir de Tingis) y ratificar el nombramiento de Tarik, como general de la Tingitania árabe. Sabiendo Don Julián que tras aliarse con aquellos musulmanes, tendría su condado asegurado y una gran fuerza frente al soberano de Toledo.

Llegaron así a Marzo del 710, cuando el consejo de nobles decidió nombrar a Don Rodrigo rey; aunque los hijos de Witiza y sus partidarios, no aceptaron al nuevo monarca electo. Se produjo entonces una sublevación en la Hispania Ulterior, donde se proclamó monarca Ágila II; negándose a obedecer al soberano elegido en la capital. Ante tal situación, Don Rodrigo no fue reconocido como “princeps” por varios obispos, quedando sin confirmar su proclamación. Los levantamientos se sucedieron durante prácticamente un año y el rey Rodrigo tuvo que viajar en mayo del 711, hasta la ciudad de Pompeyo (Pamplona). Allí se trasladó para sofocar los ataques que estaban llevando a cabo los francos y los vascones, con el beneplácito de el sublevado Agila II. Durante aquel trayecto hacia tierras de Pompeya (Pamplona), paró Don Rodrigo en un lugar llamado Mota de San Ioan (la actual Mota del Marqués), donde quiso convocar un cónclave familiar y del sacerdocio. Pretendiendo celebrar una reunión de prelados y nobles en San Cebrián de Mazote, para que los obispos y aristócratas le reconocieran como monarca -ya que en Toledo no le otorgaban el beneplácito de “princeps”; ante la negativa de parte del clero favorable a los partidarios de Witiza-. En esos días, no pudo lograr su convocatoria, pues entre los llamados a “Cortes”, tan solo aparecieron unos pocos prelados, junto a un puñado de gobernadores. Entre los asistentes al auto de Don Rodrigo, destacaban su primo Don Pelayo y su tío Fáfila (quien vino ya muy maltrecho, por las heridas recibidas unos años antes). No asistiendo más aristócratas ni clérigos de honor, se llevó a cabo el reconocimiento de Don Rodrigo como rey, sobre una losa existente en la actual iglesia de Mota del Marqués (hoy llamada Nuestra Señora de Castellanos); sin poder celebrarse el esperado cónclave en San Cebrián de Mazote.

Tras este acto de confirmación real, siguió viaje Don Rodrigo hasta la capital pompeyana (Pamplona); desde la que intentó parar los ataques de vascones y las avanzadillas del recientemente sublevado Agila II. Cuya revolución se extendía hasta la Narboniense. Asimismo, deseaba parar a los vascos y francos merovingios, que alentados por la crisis de Estado, intentaban internarse en el reino visigodo. Pero fue entonces cuando recibió la noticia de que su sobrino Evantio, lugarteniente en Asindón -Medina Sidonia-, había caído muerto en combate frente a la invasión de un general tingitano llamado Tarik. Obligadamente tuvo que viajar a toda prisa hasta las cercanías de aquella Asindón y en el camino entre Gadir y el puerto de Menestheos (Puerto de Santa María), se enfrentó su ejército con el de los invasores árabes. Sucedió un 19 de julio, bajo un calor aplastante, viéndose obligado a luchar así Don Rodrigo; sin saber a qué enemigo se enfrentaba. La situación de Tarik le llevó a situarse en espera junto al río que entonces llamaban Lacca (en recuerdo del Lago Ligur y el que luego se llamó Guadalete). Allí vio Rodrigo como la mitad de sus huestes se retiraban, antes de entrar en batalla, argumentando que eran partidarios de los hijos de Witiza. Ante tal esperpento y sintiéndose casi abandonado; los pocos fieles que quedaron, hicieron cuanto pudieron; pero la batalla se perdió porque había más traidores entre las huestes visigodas, que entre los guerreros árabes.

Fue obligado Don Rodrigo a retirarse hasta Écija, donde la resistencia sería heróica; aunque sus hombres le aconsejaron guarecerse en Córdoba. Llegó a esa ciudad en el mes de agosto y quizás debido al terrible calor, los ataques de Tarik con su ejército ayudado por los de Witiza; fueron disminuyendo. Pero a comienzos de septiembre, los cordobeses tuvieron que recomendar a Rodrigo que partiera hacia Toledo, porque bajo esas murallas no podían darle más refugio; al llevar semanas la ciudad sitiada. En el camino hacia la capital del reino, pasó por las proximidades de Andura (Andújar), donde unos ciudadanos se acercaron al monarca llorando e implorando ayuda; narrando que los partidarios de Witiza habían sometido a martirio a numerosos frailes. Contaban esos desesperados “anduranos” al séquito real y a sus caballeros; cómo aquel horror había sucedido en un poblado cercano y al intentar llevarse las joyas sagradas de la basílica. Los hechos se vivieron en las proximidades de Tucci (Martos); junto a una iglesia real dedicada a Santa Bárbara. Allí habían torturado a esos pobres infelices, a los que martirizaron hasta la muerte. Lo hicieron junto a un molino, llamado de los frailes, cercano a un llano de Abra (Torredonjimeno). Después, los de Witiza se divirtieron lanzando a los clérigos, metidos en tinajas y tirándolos desde el alto del monte de Tucci (Martos).

Narraban los campesinos de la zona, que los mataron de ese modo tan cruel, para que los monjes dijeran dónde estaba oculto el tesoro de su basílica -dedicada a Nuestra Señora de los Bárbaros- cuyas joyas desaparecieron unos días antes. Fue al oír la historia y tras escuchar los lamentos de esas gentes de Andújar (Andura); cuando Don Rodrigo decidió dirigirse hasta este lugar de los hechos. Logrando tomar allí presos a tres de aquellos hombres perversos, que habían sacrificado a los frailes. Quienes confesaron ser partidarios de Witiza y haber torturado a los monjes, intentando conocer dónde se habían llevado las joyas sagradas de la iglesia de Barba, en Abra (Santa Bárbara de Torredonjimeno). Tras oír aquello, el rey Rodrigo mandó apresarlos y ordenó llevarlos hasta Toledo, portando cadáveres de los sacerdotes martirizados por ellos. Ataron así a los muertos sobre sus espaldas y los cargaron encima de los prisioneros; para que viajasen llevando esos infelices a los que habían asesinado -con cadenas, en sus pies-.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes de Nuestra Señora de Castellanos, en Mota del Marqués. Donde se supone convocó Don Rodrigo a los nobles en su viaje desde Toledo a Pamplona (mayo del 711). Sobre esta reunión ya hablamos en nuestra primera leyenda -ver http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2021/07/tres-leyendas-sobre-don-rodrigo-la-cruz.html -. A dicha convocatoria apenas asistieron algunos nobles godos, entre los que destacó su tío Fáfila, junto a su primo Don Pelayo. Narra la leyenda, que no habiendo sido reconocido Rodrigo, como “pinceps” en Toledo; decidió realizar una ceremonia de coronación similar a la que llevó a cabo Wamba (en la localidad que guarda su nombre). Convocando a los madantarios y clérigos de la zona cercana a la población de Wamba, para celebrar ese cónclave en San Cebrián de Mazote. Al ver la poca asistencia que acudía al punto de encuentro; decidieron no seguir hasta San Cebrián. Por lo que en ese lugar de espera, sobre una gran cruz tallada en una losa; fue jurado y coronado Don Rodrigo. Aquella lápida es la que existe aún frente al altar de Nuestra Señora de Castellanos, en Mota del Marqués. Creyéndose que se trata de una antigua ermita visigoda, donde se encontraba Chindasvinto con su hijo Recesvinto; para encaminarse hacia San Cebrián de Mazote, cuando celebraban Cortes. El lugar estaba a medio camino entre las villas de Recesvinto (Gérticos, en la actual Wamba) y la de Chindasvinto, sita en San Román de Hornija (cerca de Toro). Así la ermita de la actual Mota del Marqués, servía como punto de encuentro para ambos reyes y los nobles que asistían a los cónclaves en San Cebrían. Partiendo con sus séquitos desde este iglesia (que hoy es la de Castellanos) llegando juntos a la de San Cebrián (sita a unos cuatro kilómetros). En este altar y sobre la gran losa donde hay una cruz, dicen que fue coronado Don Rodrigo, durante su viaje a Pamplona (en mayo del 711).




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Montañas de Jaén, próximas a Martos y Toredonjimeno; donde la leyenda sitúa el episodio de los frailes torturados por los partidarios de Witiza. Narra que esos enemigos de Don Rodrigo, secuestraron a los monjes que mantenían la iglesia de Barba (Santa Bárbara, de Torredonjimeno). Llevándolos hasta el alto de Martos (muy cercano), desde cuya cima lanzaron a los clérigos, introducidos en tinajas. El fin de aquel acto tan horrible, era que los frailes les dijeran donde habían escondido el tesoro, que antes guardaba esa basílica. Pero esos clérigos no supieron, o no quisieron hablar; siendo tirados montaña abajo, sufriendo una terrible muerte. Aquel martirio parece que se repitió años más tarde con los famosos hermanos Carvajal (Pedro y Pablo); que también fueron tirados desde el alto de Martos, acusados falsamente de traición. Por lo demás, el tesoro del que habla la leyenda, es sin duda alguna el de Torredonjimeno; hallado en una población llamada antaño “Barba” y que la narración interpreta como la basílica de Santa Bárbara.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, cruz del tesoro de Torredonjimeno, propiedad del Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Tal como narra la leyenda, se escondió un ajuar en las cercanías de Torredonjimeno; apareciendo en 1926, envuelto en un cuenco cubierto de mortero de cal, junto a un lugar llamado el molino de los Frailes. Este emplazamiento se debe identificar con un antiguo cenobio visigodo, nacido en aquella aldea denominada antiguamente Barba (que el texto menciona como Santa Bárbara). Abajo, montañas de la ciudad de Jaén, similares a las de Martos.





c) Abandono de la capital del reino:

En este estado, tras advertir el rey que deseaba juzgar a los asesinos y que daría sepultura a los frailes, enterrándolos en lugar preferente (cerca de Toledo). Puso así Don Rodrigo de nuevo camino a la capital, donde llegó cuatro días más tarde. No quiso entrar en palacio y se dirigió directamente hacia la iglesia de San Pedro y San Pablo. Al verle arribar de ese modo, el Conde Don Ferrán -que guardaba el tesoro real en aquella basílica-; supo que las noticias eran las peores. Pues según entraba al templo, ordenó el rey que atasen a los tres prisioneros a una columna exterior y pidió que se trajeran tres ataúdes, para los cuerpos de los frailes que venían desde Tucci (Martos). Quienes vieron al soberano preocupado por tan extrañas causas, no dudaban de que la situación era de mayor emergencia; observando con extrañeza esos cadáveres de monjes que traían, y que ya estaban en estado de descomposición. Nadie entendía cual era el motivo para mantener entre los vivos aquellos cuerpos, pero tampoco hubo quien se atreviera a preguntar las razones. Al poco tiempo, y teniendo ya a los frailes muertos en sus cajas; ordenó Rodrigo un cónclave inmediato a toda urgencia; mandando llevar los tres ataúdes a la cripta del templo. Celebró así una gran reunión de nobles y clérigos en aquella iglesia toledana de San Pedro y San Pablo. Siendo entonces cuando les transmitió que el reino estaba siendo invadido y que no podía proteger a Toledo. Cuantos le escuchaban no daban crédito a lo que oían; pero pronto el rey afirmó que él mismo, al día siguiente, abandonaría la ciudad; junto a su guardia personal. Por lo que aquella urbe quedaba sin protección militar; recomendando a todos huir hacia tierras del Norte, cruzando las montañas que llevaban hasta el río De Oro (Duero).

Tras dar este aviso, se batieron todas las campanas de las torres toledanas; comunicando por doquier las órdenes del rey. Conociendo los habitantes ese mandato para evacuar la urbe; fue Rodrigo a reunirse con su guardia personal. Informó a sus hombres que no deseaba salir escoltado por ellos, pues había posibles partidarios de Witiza en la ciudad. Por lo que había decidido marchar solo y disfrazado, para evitar riesgos de confrontación; aprovechando el caos que se estaba produciendo, con el éxodo que ya había comenzado entre la ciudadanía. Así fue como les pidió varios disfraces de monje y una gran carreta con dos mulas, para huir con esas vestimentas y en aquel vehículo; como si se tratase de un clérigo -confundido entre los toledanos-. Tras ello, acordó el monarca con sus guardias; que a la mañana siguiente debían esperarle en las proximidades de la iglesia de Melque; justo después del amanecer. Donde le aguardaría su ejército personal, con cuantos caballeros y soldados se sumaran a la causa. Advirtiendo de que solo a su llegada, les comunicaría el destino y lugar al que todos unidos se dirigirían.

Tras hablar con sus hombres, regresó el rey a la iglesia de San Pedro y Pablo, donde permanecía el conde Don Ferrán; al que llamaba amistosamente “el tesorero”. Le pidió entonces evacuar el templo, cerrando el acceso a todo extraño y una vez vacío el edificio, solicitó el monarca que Don Ferrán le ayudase a introducir las joyas del tesoro regio, en los ataúdes que había dejado en la cripta (con los cuerpos de los frailes). El conde pronto entendió que Rodrigo deseaba esconder en estas cajas el ajuar real, para sacarlo de Toledo; y así fue como -sin preguntar- Don Ferran llevó las coronas y cruces a los referidos sarcófagos. Pese al mal estado en que se encontraban los muertos, obedeció al monarca, que le indicó debían introducir el tesoro regio bajo los ropajes talares de aquellos monjes (con el fin de que allí nadie buscase). Así lo hicieron, poniendo más de veintiocho coronas reales (una por cada monarca visigodo); de las muchas que colgaban en la cripta de San Pedro y Pablo. Además, había otras tantas joyas votivas de abades y prelados, junto a cruces ofrecidas por obispos y cardenales; que también fueron ocultadas en los ataúdes (bajo los cadáveres de los frailes que el rey había recogido en Martos). Pues el soberano estaba seguro de que así, nadie tocaría, ni sospecharía del rico botín que allí escondían. Una idea que pensó como mejor solución, al conocer que los de Witiza torturaban a los clérigos, para hallar los tesoros reales. Decidiendo entonces guardar el ajuar regio de Toledo entre estos cuerpos recogidos en Martos, que ya estaban en descomposición.

Tras ello, Rodrigo y el Conde del Tesoro, se vistieron de frailes (con las ropas que la guardia personal proporcionó al rey); y una vez así disfrazados, salieron a la calle. En la puerta estaba un carro, con dos mulas, que también les habían hecho llegar sus hombres, para salir de la ciudad de incógnito. A su lado, seguían atados a una columna los tres prisioneros que el soberano trajo de Abra (Torredonjimeno); a los que el conde Ferrán soltó del pilar, tras comprobar las cadenas de sus pies. Luego, les mandó que subieran al carro los tres ataúdes, tras sacarlos del interior de la iglesia. Pero aquellos presos, al ver un monje dando órdenes y tanto revuelo ciudadano, dudaron en obedecer. Por lo que pronto, el conde Ferrán les enseñó la espada y aseguró bien las ataduras, para que no pudieran escapar. Así fue, como temerosos del arma, los presos subieron aquellas cajas al remolque; por los que una vez cargadas, salió el rey del templo, que también venía vestido de monje. Encargó Rodrigo sellar y cerrar la iglesia de San Pedro y Pablo, al conde Ferrán; tras lo que ambos subieron al carro, ordenando hacer lo mismo a los tres prisioneros (quienes a punta de espada, obedecían cuanto se les mandaba). Después, el conde tomó las riendas de las mulas y el monarca se sentó detrás, vigilando para que los presos no se movieran. Fue de esa forma, como salieron de Toledo, entre la vorágine y el gentío; que, profiriendo gritos y lamentaciones, evacuaba la capital del reino en plena noche.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes de la basílica pretoriense, San Pedro y San Pablo, en Toledo. Arriba, grabado de Cecilio Pizarro y Librado, publicado hacia 1852, donde vemos los restos de esta iglesia (tal como se conservaban por entonces). Al lado, las ruinas del templo, fotografiadas hace unos setenta años. La imagen superior tanto como esta segunda foto, han sido tomadas del magnífico blog TOLEDO OLVIDADO cuyo enlace damos en cita (19) . Abajo, dibujo del grabado anterior, propiedad del Museo del Prado, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen. Se trata de un lápiz, hecho hacia 1850 por Cecilio Pizarro, como preparación del aguafuerte que editaría en el libro arriba recogido. Nos habla la leyenda de la evacuación de Toledo, ordenada en septiembre del año 711; cuando tras regresar de Córdoba y después de haber sido derrotado en Guadalete y Écija, Rodrigo decide abandonar la capital del reino. Así, sabemos, que en los últimos días de ese verano, se advierte a los toledanos que la guardia personal del rey y su ejercito salían de la capital. Dejando a su suerte la urbe y recomendando huir de ella.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes más de San Pedro y San Pablo de Toledo. Al lado, situación de este templo, bajo el Miradero de la ciudad (donde actualmente hay un parking). Abajo, otro dibujo de sus ruinas, obra de Cecilio Pizarro hacia 1850 (propiedad del Museo del Prado, al que agradecemos nos permita divulgarlo). Sabemos que en esta iglesia, se guardaba el tesoro real, custodiado por un conde cuya función era velar para que nadie robase o dañara sus joyas. Era costumbre visigoda (heredada desde Bizancio); colgar de las cúpula y ábsides de estas iglesias principales, las coronas que reyes, obispos, nobles y prelados; regalaban al templo. Entregadas a las basílicas, como exvotos ofrendados a Dios. La leyenda narra el modo en que Don Rodrigo llegó a Toledo; tan solo preocupado por evacuar la ciudad y recoger el tesoro real. Para que no cayese en manos de la rapiña, o de los invasores musulmanes.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes de Guadamur, el lugar donde sabemos fue enterrado ese tesoro real de Toledo. La leyenda narra que el mismo Don Rodrigo, acompañado por el “conde tesorero”, llevó hasta Guarrazar las joyas. Según recoge el relato, las escondieron entre los cadáveres de frailes y al llegar a Guadamur las enterraron en su necrópolis. Al lado, imagen del castillo de Guadamur desde el camino viejo a Toledo (tomada en la zona del yacimiento de Guarrazar). Abajo, el castillo de Guadamur. Tal como menciona la leyenda; en el llano de Guarrazar hubo una gran villa romana; donde siglos más tarde se levantó una ermita visigoda, junto a un cementerio. Su capilla se llamaba Santa Ma. De Sobarces y en aquella necrópolis fue hallado el tesoro (escondido entre las tumbas).



d) De Guadamur a Toledillo:

Saliendo de las murallas toledanas, se dirigieron hacia el Sur y tras subir un monte, al poco, llegaron hasta un descampado donde se encontraba la ermita de Santa María de Sobarces (levantada sobre una villa romana). Aquel lugar luego se llamó Guarrazar y era un cenobio ocupado por una veintena de frailes; siendo entonces una necrópolis visigoda donde se enterraban muchas gentes de Toledo. El lugar, en tiempos de los godos estaba solo ocupado por monjes; dedicados a inhumar en sus tierras y a orar por los muertos. Por lo que antes de llegar al pequeño monasterio, se bajó del carro el conde Don Ferrán, dejando en él al rey (que sujetaba dos espadas, para que los prisioneros no se movieran). Tras comprobar que los presos estaban bien atados y el monarca seguro, se dirigió Ferrán hacia el templo, queriendo hablar con algún monje que estuviera en vela. Eran altas horas de la noche y tan solo un fraile cuidaba el sueño de los demás. Fue así como el conde le ordenó despertar al resto de “hermanos” y -haciéndose pasar por un clérigo-, narró a todos que Toledo estaba siendo evacuada. Les advirtió que debían abandonar aquel cenobio cuanto antes; solicitando que previamente a huir, preparasen tres tumbas, pues venían con cadáveres a los que debían dar sepultura. Así lo hicieron, cavando entre los veinte frailes a toda prisa tres grandes hoyos, dejando también preparado el mortero de cal y piedras; necesario para cerrar y sellar los sepulcros. Al terminar esta labor, los monjes que habitaban el monasterio, abandonaron el lugar a toda prisa (dirigiéndose hacia el Norte, tal como Don Ferrán les aconsejó).

Tras asegurarse el rey y el conde, de que nadie quedaba ya en el pequeño templo, ni en sus estancias; ordenaron a los prisioneros bajar los tres ataúdes (amenazándoles con las espadas y sin soltar las cadenas de sus pies). Cuando lo hicieron y tras poner cada sarcófago en una tumba, les obligaron a echar tierra, para luego extender el mortero de cal y piedras en cada una de esos sepulcros. Una vez cerrados y quedando aún vanos en el suelo; fueron colocando a cada prisionero sobre aquellos agujeros y los ejecutaron a espada. Diciendo antes de matarles: “Aquí yacerás, cuidando la sepultura del inocente al que sacrificaste”. Una vez que sobre cada tumba, habían dejado un preso muerto; fueron echando arena encima de esos cuerpos, con el fin de que si alguien veía tierra movida, no pensasen que había más cuerpos, que estos recién inhumados (pobres y sin ataúd siquiera). Finalmente, cuando tenían completamente enterrados a los prisioneros, sobre los sepulcros sellados con mortero; el conde Don Ferrán sacó del carro un objeto que mantuvo oculto hasta entonces. Se trataba de una caja de media vara de largo y el mismo ancho, sellada en plomo y con apenas peso. Indicó al rey que aquella era la “famosa Mesa de Salomón; ante lo que Don Rodrigo manifestó estar extrañado; porque nunca imaginó que le habían ocultado la existencia de tal reliquia. Fue así como su “comtes tesauros” le comunicó el último secreto y su misión final, tal como se la había transmitido el concilio de obispos. Quienes le ordenaron actuar y decir cuanto iba a transmitir al rey en ese momento. De este modo y arrodillado ante su señor, comenzó a hablar el Conde Don Ferrán; con las siguientes palabras:

Mis órdenes últimas como comtes tesauros fueron estas: En caso de ver peligrar el reino y antes de que cayera en manos enemigas la capital del reino visigodo. Tan solo, si el rey entrase en Toledo; a nadie más que al monarca, podrían entregarse las joyas del tesoro regio. Con la certeza de que el soberano las llevará hasta un lugar seguro, acompañado por mí, el “conde tesorero”; que le ayudará a ocultarlas o ponerlas a salvo. Tras haberlas enterrado, o bien dejado en lugar secreto; la misión del “comtes tesauros” es morir por su propia espada, para que tan solo el soberano sepa dónde están esas joyas. Pues si el “tesorero” quedase en vida; los enemigos del reino podrían torturarle y narcotizarle, con el fin de obtener este misterio. Así pues, el tesoro es la existencia del mismo “comte tesauros” y una vez oculto, el guardián de las joyas debe dejar la vida. Aunque antes de ello, se entregará al monarca la caja con la Mesa de Salomón; cuya función es la siguiente: Tan solo en caso de verse perdido el soberano y en claro estado de peligrar su vida y su reino. El monarca de Toledo deberá llamar a un Gran Rabino de Occidente. A quien le ofrecerá esta caja, con las reliquias pertenecientes al sabio judío Salomón; pero solo a cambio de que los hebreos le salven. Por cuanto, si el primero de los visigodos, viera peligrar su existencia y la del trono; habrá de convocar una reunión con este clérigo levita, prometiéndole entregar la caja con la Mesa de Salomón. Bajo compromiso de que el sacerdote hebreo lograse la ayuda necesaria para salvar al rey y a los de Toledo (rescatando a todos los más próximos a la corona)”.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes de Guadamur y el centro de interpretación del Tesoro de Guarrazar (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Arriba, reproducción de la “Lápida del presbítero Crispín”, que apareció junto al lugar donde las joyas fueron halladas, en las cercanías de Guadamur. Este epitafio se fecha en el año godo del 731 (de La Era) que se corresponde con el 693 d.C.. Lo que significa que el enterramiento de este presbítero se llevó a cabo en la ermita (cenobio) de Guarrazar, unos catorce años antes de la invasión musulmana. Todo muestra que aquel lugar fue una necrópolis visigoda muy cercana a la capital del reino; quizás no muy relevante, debido a que no se encontraron grandes elementos en sus tumbas. Al lado, imagen de Jose Antonio, el tataranieto de los descubridores del tesoro de Guarrazar; explicando el castillo de Guadamur (en su interior). Recomendamos la visita a este centro de interpretación del ajuar visigodo y al castillo; entre otros motivos, por la agradable, amena e interesante explicación que imparte este guía. Quien, al ser familia de los que hallaron el tesoro, narra los hechos de un modo muy cercano. Abajo, maqueta del yacimiento en Guarrazar, tal como se muestra en el museo-centro de interpretación de Guadamur (Toledo).




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Vitrina con la reproducción de la corona de Suintila, la del abad Teodosio y el cetro real de Toledo; piezas del tesoro, desaparecidas desde comienzos de siglo XX. La primera, fue regalada a la reina Isabel II por los tatarabuelos de Jose Antonio (Escolástica y su padre, Domingo de la Cruz). Quienes, al ver que un vecino escarbaba en la zona, fueron al lugar llamado Guarrazar y encontraron varias piezas. Después de conocer el valor de estas joyas, Domingo de la Cruz decidió regalarlas a la reina; aunque tristemente, muchas de ellas fueron robadas de la Armería del Palació Real en 1921. Una de estas coronas que nunca se halló, es la de Suintila; que vemos en reproducción moderna, en nuestra imagen (junto con la del abad Teodosio). Bajo ella, se observa un cetro real, que también se perdió; debido a que quedó escondido en casa de un vecino de Guadamur. Al parecer, el que se apoderó del cetro visigodo, huyó a Valencia con la criada de la casa, abandonando la familia, pero llevándose esta joya (que tampoco se rescató).




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes del cetro real visigodo de Toledo, en reproducción moderna. Pieza que fue ocultada en su casa por quien la encontró y se cree que finalmente la vendería, para ser desmontada y fundida. En la leyenda, se narra cómo el rey Don Rodrigo, junto a su conde tesorero, enterró las coronas y cruces del reino de Toledo (que hasta entonces se exponían colgadas, en la basílica de San Pedro y San Pablo). La hipótesis más plausible, es que el ajuar fuera ocultado en septiembre del año 711, antes de que invadieran la capital visigoda los musulmanes. Su hallazgo, puede dar a entender que Don Rodrigo murió en Segoyuela de los Cornejos; sin transmitir el lugar donde había escondido el tesoro real. Aunque creemos que si el rey se vio en peligro (agonizando) no callaría este hecho. Principalmente, para que sus seguidores pudieran recoger las joyas y tener fondos con los que luchar contra los sarracenos. Por ello, lo más lógico es pensar, que tras esconder el tesoro, Rodrigo no pudo volver jamás al lugar. Lo mismo sucedería con quienes le sucedieron; que no serían capaces de acercarse a Toledo (menos, con este fin); debido a que el reino había caído en manos de los musulmanes. Finalmente, se perdería el rastro de las joyas; aunque no la verdad de su existencia. Debido a ello, surgieron innumerables leyendas, que sitúan a Don Rodrigo “robando” un tesoro; ajuar que increíblemente apareció en Guarrazar hace unos ciento cincuenta años.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos coronas más (reproducidas), pertenecientes al tesoro de Guarrazar y expuestas en el Centro de Interpretación, de Guadamur -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Se trata de coronas votivas visigodas; en algunos casos entregadas a la basílica por prelados de gran importancia (obispos o cardenales). Pareciendo que pudieran ser joyas de eclesiásticos, al no contener el nombre del oferente (tal como sucede con las reales) y estar adornadas con cruces. Posiblemente, las otras que no contienen una cruz, correspondan a exvotos regalados a la iglesia por pares principales (duques o condes godos de gran relevancia).









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
De nuevo, otra corona expuesta en el Centro de Guadamur y abajo, una vitrina con enseres hallados recientemente, en las tumbas del yacimiento de Guarrazar.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos coronas (reproducidas), pertenecientes al tesoro de Guarrazar y expuestas en el Centro de Interpretación de Guadamur -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes de otra de las coronas del Tesoro de Guarrazar; expuesta en el Centro de Interpretación de Guadamur
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Importante vitrina del referido Centro de Interpretación; donde se expone la reproducción de dos cruces, de gran interés. Dos de los brazos que quedaron, de una importante cruz, de gran tamaño; cuyo original se conserva en el Museo Arqueológico Nacional. Junto a esta, vemos la cruz llamada de Lutecio (o Lucecio) que en verdad es la de San Eugenio de Toledo (tal como descubrí hace años). Abajo, podemos ver a inscripición en detalle, donde se lee en alfabeto ulfilano “Offeret E-ugenio E(piscopus)” (la ofrece San Eugenio, obispo). En vertical, está fechada en el año 653 (615 de la Era, cuando Eugenio de Toledo convoca a Concilio y corona a Recesvinto).





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotos de la llamada Corona del Abad Teodosio; en el Centro de Interpretación de Guadamur -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Fue otra de las piezas regadas por Domingo Cruz a Isabel II y que desapareció del Palacio Real en 1921. Sucedió lo mismo con la Cruz de San Eugenio (que llaman de Lucecio o Lutecio) y desconocemos si estas dos piezas fueron después recuperadas, tal como algunos expertos afirman.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes más de las interesantes vitrinas del Centro de Interpretación de Guadamur -al que agradecemos nos permita divulgarlas-.







Dicho esto, el Conde Ferrán desenvainó su espada y pidió al rey que le dejase acabar sus días allí; rogando que cortase su cabeza, para morir de un modo rápido. En ese momento a Don Rodrigo le vino congoja y lágrimas, pidiéndole que no cumpliera las órdenes del cabildo cardenalicio. Recordando al conde, que había sido fiel como el hierro y de tal modo le llamaron Ferrán; porque era el más honroso y mejor amigo del monarca. Pero el fiel Ferrán no estaba dispuesto a desobedecer el mandato de los obispos; argumentando que si quedaba vivo, no solo peligraba él, sino también su hija (Quilama). Pues si le hacían preso, amenazándole con matar a ella, difícil sería que no confesase el lugar dónde estaban las joyas reales enterradas. Además, si los enemigos tomaban prisionera a su primogénita, no tendría más remedio que hablar para liberarla. Tras estas palabras, Don Rodrigo calló; y en su silencio pronto comprendió Don Ferrán que aceptaba el veredicto. Pues aquella hija del “tesorero” Ferrán, llamada Quilama; no era otra más, que la amante del rey. Una mujer famosa por su belleza y que unía el amor del monarca con el de su padre. Fue así, como el conde del tesoro se arrodilló y tras orar brevemente pidió al soberano que cuidase por siempre de ella. Tras esas palabras, apoyó la espada en su pecho, rogando antes al rey que cortase presto su cabeza y enterrase luego sus restos en aquel lugar. Pronto y valiente se inclinó sobre el filo de su arma y como iba vestido de fraile, el lino talar apenas soportó el primer empuje del torso, frente al terrible acero. Cuando vio el rey que aquel fiel Ferrán, había hundido su propia espada en el pecho; no tuvo más remedio que cortarle presto el cuello, para evitar sufrimiento. Tras ello, enterró el cuerpo del leal soldado, como pudo y llorando se fue camino de Melque, donde había convocado a su guardia personal.

Apenas despuntaba el sol de septiembre -aquel triste año del 711- cuando Don Rodrigo por fin llegó hasta una ermita cercana al Monteblanco (Montalbán), llamada Melque. Venía en el carro y disfrazado de monje, por lo que algunos soldados de su guardia, le dieron el alto. Pronto fue reconocido por sus lugartenientes, que le cambiaron de ropas, vistiéndole de militar. Tras ello, sus soldados y generales, preguntaron al rey dónde debían ir; indicándoles el monarca que su destino era Toledillo; un lugar cercano al Egido de Aldea Centenaria (hoy Aldeacentenera, en Cáceres). Pues esa aldea era donde vivía su amada; la única en quien confiaba y que les guiaría a buen destino. Aquel Toledillo, era donde Don Rodrigo había habilitado una villa palaciega para Quilama; la hija del conde Ferrán, que tuvo con una princesa tingitana. Quien al haber nacido de Don Ferrán y de una noble árabe, la llamaban Ferránes de la Mora. Era una mujer tan famosa por su belleza, como por su inteligencia y todos la apodaban “poesía” (palabra que en latín se dice “Carmina”); dada su extrema elegancia y beldad. Los ancestros árabes hacían de Quilama (Carmina) un ser misterioso; resultando muy útiles en esos momentos y en la guerra que Rodrigo vivía. Al ser su amada capaz de conversar, leer y entender; la lengua de los sarracenos. Así fue como indicó el monarca que debían dirigirse hacia ese lugar llamado Toledillo, sito junto al río Mundo (hoy el Almonte). Usando para trasladarse sin ser descubiertos, la vía que transcurría desde Melque, hasta el monte de Venus (Puerto de san Vicente); y desde allí a Pergelana (Berzocana, refugio de santos visigodos). Arribando finalmente hasta la villa palaciega de Quilama, en Aldea Centenaria de Castra Cecilia (Aldeacentenera, en la actual Cáceres).

Tres días tardaron en llegar desde Melque hasta a aquella hacienda campestre, llamada Toledillo -en recuerdo del reino visigodo-. Pero antes de entrara a sus dominios, los guardias del rey quedaron extrañados; por divisar en las estelas que marcaban lindes, una media luna. Todos creyeron que se trataba de una señal del enemigo sarraceno; aunque el soberano explicó a sus hombres que Quilama lucía este estandarte, por su origen tingitano. Una Media Luna, que luego fue escudo de familias tan ilustres como los Luna, o los Mon -de la Gaellica Braccarense-. Entró finalmente Don Rodrigo con sus huestes hasta la casa de aquella mujer a la que llamaban “poesía” (Carmina) y pidió refugio para él y los miles de soldados que le seguían. La enamorada del rey quedó extrañada, preguntando qué sucedía; ante lo que el soberano explicó que se estaba perdiendo el reino. Tras comunicarle esa terrible noticia, tuvo además que narrar el duro destino de su padre -el conde Don Ferrán-. Que murió con la mayor gloria; defendiendo al monarca como jamás nadie imaginase. Ella, muy entristecida, manifestó que después de oír aquello; tan solo quería vivir o morir junto al rey, acompañándole donde fuera. Fue así como Rodrigo mandó un mensajero hasta Mérida (distante solo una jornada a caballo, desde Toledillo); por ver si en aquella ciudad le admitían y si los emeritenses iban a resistir ante los posibles ataques musulmanes. Al día siguiente volvió el emisario, con el visto bueno del gobernador de Mérida; que invitaba a Rodrigo y a sus hombres para entrar y establecerse en su ciudad. Fue así como, tras descansar y abastecerse en Toledillo; salieron todos camino esa urbe que se mantenía fiel. Acompañando a Rodrigo unos dos mil hombres y llevándose también a Quilama; tal como prometió a su padre (para cuidar de ella hasta el final de sus días).




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes relacionadas con los puntos que señala la leyenda. Arriba y al lado, la basílica visigoda de Melque; donde dice el relato que se encontró Rodrigo con sus hombres, después de enterrar el tesoro real en Guadamur. Abajo, un dibujo mío de las cercanías de Toledillo, en Aldea Centenera (Cáceres). Donde el texto narra que vivía Quilama, la amante del rey, hija del conde Don Ferrán y de una princesa mora. Misteriosa mujer, a la que llamaban Ferránes de la Mora; y por su belleza, “poesía” -que en latín se dice “Carmina”-. De este mote Carmina, algunos consideran que procede el nombre de Quilama, que la leyenda conserva como el de la amada por Don Rodrigo.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos fotos más de los campos de Aldeacentenera, en Cáceres. Donde la leyenda sitúa el lugar en que paró Don Rodrigo; en su camino desde Toledo a Mérida (en septiembre del 711).




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, peña del Puerto de San Vicente (entre las provincias de Toledo y Cáceres). En estos montes a los que llaman Villuercas, sitúa la Historia el refugio de Viriato; en un pico al que denominaban “Mons Venusino”, identificado por Schulten con el alto de San Vicente. El relato que leemos, narra que este fue el pasó de Don Rodrigo, cuando se dirigió desde Tóledo, hasta Mérida; parando antes en Toledillo. Abajo, la imponente iglesia de Berzocana; en Las Villuercas (Cáceres). Esta villa fue refugio de los visigodos; principalmente mientras huían de la Andalucía invadida por los musulmanes (agradecemos a esta parroquia de San Juan Bautista, nos permita divulgar nuestras imágenes).




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, altar de San Fulgencio y Santa Florentina; mártires visigodos cuyos restos fueron llevados desde Sevilla hasta este templo de Berzocana, en tiempos de la invasión árabe. La leyenda habla de que esta localidad, fue refugio de los visigodos, tal como los vestigios históricos confirman (agradecemos a la parroquia de San Juan Bautista en Berzocana, nos permita divulgar nuestras imágenes).

Abajo, pilastra goda del siglo VII – VII; expuesta en el Museo de los Concilios de Toledo (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). En ella podemos ver labrada una media luna, junto a cruces godas. La extraña mezcla de estilos y símbolos, hace pensar que se corresponde con influencias tingitanas; llegadas desde el Norte de Marruecos. En la leyenda se habla precisamente de este tipo de pilares, que marcaban las lindes, en la hacienda de Quilama; pudiendo deducirse que se trata de un ejemplo de sincretismo normal en la época.



e) De Toledillo a Mérida. Huida hacia el Norte y la derrota en Segoyuela:

Al salir Quilama de su villa palaciega, sabiendo que jamás iba a regresar; tomó como recuerdo una de las estelas que marcaban sus lindes. Piedras que contenían cruces, aunque extrañamente también llevaban labrada la media luna. Mientras cargaba aquel pequeño pilar en su carroza, para encaminarse con el rey hacia la capital emeritense. Rogó a Dios que les protegiera; rezando y llorando ante esta columna, que unía los dos símbolos sagrados. Tras ello y en un solo día, llegaron a Mérida (a fines de septiembre del 711); donde disfrutaron de al menos un año en paz. Viviendo con cierta seguridad y dedicando el tiempo a abastecer y fortalecer la ciudad, con sus defensas. Aunque en el invierno del 713, apareció ante las murallas de la urbe un nuevo general árabe, hasta entonces desconocido. Era hombre con mayor peligro que el famoso Tarík, al que Rodrigo se había enfrentado en Guadalete, quince meses antes. Aquel desconocido para los toledanos se llamaba Muza o Musa y muy pronto supieron que se personó allí, como gran aliado del conde Don Julián (señor de Ceuta y partidario de Witiza). De tal modo, en febrero del año 713; al darse la noticia de que finalmente Muza sitiaba y asediaba Mérida -rodeándola con su ejército multitudinario; esperando rendirla por hambre o enfermedades-. Se sumaron al árabe, fuerzas visigodas contrarias a Rodrigo, atacando directamente aquel lugar amurallado; que bien conocían, porque muchos vivieron allí o la habían visitado. Así sucedió, que la antigua capital de Lusitania, resistió durante meses -a duras penas-, los embates y las hambrunas. Por lo que, finalmente, Don Rodrigo decidió escapar hacia el Norte. Lo hizo al despuntar la primavera; con el fin de encontrar más fuerzas de apoyo en la Hispania septentrional y para no sacrificar a la población emeritense.

Antes de partir, envió varias palomas mensajeras, convocando en las inmediaciones del río Termes (Tormes) a los ejércitos de los duques de Cantabria, Pallantia, Pintia, Helmántica, Astúrica, Braccara y Gallaecia (Cantabria, Palencia, Valladolid, Salamanca, Astorga, Braga y Galicia). Después de propagar sus mensajes columbarios, huyó Rodrigo de Mérida a primeros abril del 713, junto a dos mil soldados fieles y llevándose a Quilama. Recorrió sigilosamente la Calzada de la Plata, sin ser visto por los árabes, ni observado por los de Witiza; logrando alcanzar las montañas junto al Termes (Tormes), al Sur de Helmántica (Salamanca). Allí se escondió, en las estribaciones que tomaron el nombre de su amada (Sierra de Quilamas); sitas junto a la actual Peña de Francia. Se estableció esperando la llegada de refuerzos y viviendo oculto en una fortaleza que hoy llamamos de Valero. Aguardando la ayuda de otros comandantes visigodos, enviando palomas mensajeras para que se acercasen hasta allí, e iniciar un contra ataque con el fin de recuperar Toledo. Tristemente, no hubo quienes apenas se atrevieron a prestarle apoyo; solo lo hicieron algunos familiares muy cercanos. Llegando hasta el lugar de Quilamas, principalmente Don Pelayo; con una pequeña mesnada y sin el contingente de Cantabria, que hasta entonces mandó su padre. Ya que hacía meses, su progenitor -Fáfila- había muerto; a consecuencia de las heridas provocadas por Witiza, cuatro años antes y en el referido viaje a Tuy.

Tras un trimestre de espera en la sierra de Quilamas, no se unieron a Don Rodrigo más de tres mil hombres. Por lo que al descubrir ese escondite, Muza -que gozaba de un ejército con treinta mil sarracenos-; pudo acabar con ellos en unos pocos embates. Aquella última batalla se libró en Segoyuela de los Cornejos y quienes la combatieron se encomendaron a santa Cristeta de Ávila, muy venerada entre los visigodos. Por cuanto se sabe que los supervivientes de la contienda, cambiaron su nombre de familia por el de Cristeto. Siendo este un apellido común entre los habitantes de Tamames o Segoyuela (llevado por quienes descienden de aquellos que lograron no morir ante las tropas de Muza). Tras la referida derrota en Segoyuela, se dice que Don Rodrigo fue en dirección a Viseo, mientras Don Pelayo se dirigió hacia Cantabria. Fue así como el rey godo, viéndose perdido; se refugió primero en la ciudad de Miróbriga, urbe que luego tomó su nombre (Ciudad Rodrigo). No llegó a Viseo, al temer a ser seguido por los sarracenos; trasladándose hasta un monte y castillo, hoy en zona portuguesa, y que fue llamado del mismo modo: Castelo Rodrigo. Finalmente, sintiéndose allí seguro y al ver que los musulmanes no avanzaban; narró la historia de la Mesa del rey Salomón a su amada Quilama. Quien le aconsejó que habrían de convocar a un gran rabino de la zona, para entregarle esa reliquia a cambio de que les ayudase.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes de la Mérida romana. Arriba, vomitorio abocinado del anfiteatro. Al lado, parte de la calzada IV (Iter ab Emerita Asturicam; entre Mérida y Astorga); llamada comúnmente Ruta de la Plata y excavada bajo el Museo Romano. Tal como narra la leyenda, por esta vía se sabe que huyó Don Rodrigo en la primavera del 713, para refugiarse en las montañas que tomaron el nombre de Quilamas (por su amada). Abajo, el famoso teatro romano emeritense. (agradecemos a la institución “Museo y Teatro Romano de Mérida”, nos permita divulgar nuestras imágenes).




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Otras imágenes de Segoyuela de los Cornejos; que nos envía Moisés García Cristeto, al que agradecemos su colaboración. En las inmediaciones del arroyo de los sauces, los lugareños conservan la memoria de que cayó herido Don Rodrigo. Dicen que el rey, entonces se encomendó a Santa Cristeta y San Vicente; lo que le dio fuerzas para lograr salir del campo de batalla. La historia recuerda que en esta batalla final, vieron a su caballo muerto; haciendo creer a los árabes que el monarca había fallecido, dando por concluida la contienda. Al lado, un caballo fotografiado en Segoyuela; en memoria del que murió allí, llevando en sus lomos al rey godo. Abajo, lugares donde se enfrentaron los visigodos, contra los de Muza.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Campos de la batalla final entre Muza y Don Rodrigo; fotografiados por Moisés García Cristeto, al que agradecemos su colaboración.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes del castillo y murallas de Ciudad Rodrigo (Salamanca) la antigua Miróbriga; población que cambió el nombre en memoria del rey godo. La leyenda supone que fue su primer lugar de refugio, tras la derrota en Segoyuela.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos fotografías del claustro de la catedral de Ciudad Rodrigo (a la que agradecemos nos permita divulgarlas).






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Imágenes de Castelo Rodrigo, en Portugal. Se trata de una fortaleza, situada en un alto muy cercano a la actual frontera española. En la leyenda se supone que fue el lugar donde primero se refugió Don Rodrigo y de ello su nombre. Al lado, entrada a su muralla. Observemos tras el arco, la vista que alcanza este pico, donde se dice fue refugió el rey godo. Abajo, aljibe de origen romano y remodelación árabe.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotos más de Figueira de Castelo Rodrigo, en Portugal. Casas con inscripciones “cripto judías”, en sus paredes. Se dice que estos caracteres recuerdan al rabino que acudió desde Calem (Oporto) para salvar a Don Rodrigo y los suyos -a cambio de recibir la Mesa del rey Salomón-.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes de Castelo Rodrigo. Al lado, su churro de justicia. Abajo, la iglesia central del pueblo.







f) La Mesa de Salomón y el rabino de Calem:

El rey godo y sus hombres lograron sobrevivir y asentarse en aquel alto que se denominaba hasta entonces de Escarigo; al que después llamaron Castelo Rodrigo. Tan pronto como pudieron, contactaron con el rabino de Calem (Oporto); a quien convocaron en una población cercana, que más tarde los árabes denominarían Almeida. Nombre que algunos creen se debe a la voz “almeida” en portugués (almeja=almeijoas // ciruela=almeixa), o bien a su significado latino (almeja, almendra). Aunque la etimología de este topónimo procede del árabe “Al-meid”, que se traduce por “la mesa”; al saberse que allí fue entregada esa reliquia del Rey Salomón. Debido a ello, la buscaron incesantemente en este lugar, los de Muza y diversos generales sarracenos, denominando a varias poblaciones próximas como Almeida y Almendra.

Continuando con lo que sucedió a Don Rodrigo y sus leales; convocaron al sacerdote judío, para reunirse con el monarca en la localidad que luego los musulmanes denominaron Almeida -muy cercana a Castelo Rodrigo, escondite de los godos-. Allí se dieron cita y cuando el levita se reunió con el rey y Quilama, los asistentes abrieron la secreta caja sellada en plomo. Dentro del viejo cofre lacrado con estaños, hallaron dos objetos y dos textos plúmbeos, que en idioma hebreo y en latín contenían varias frases. Primero abrieron la parte donde se encontraba una joya plana, decorada con gemas, cuya inscripción decía: “Este es el Racional, pectoral de Aarón; el mismo que vistió el hermano de Moisés y con el que Salomón oficiaba sus ceremonias”. Junto al mensaje y al pectoral, del lado inverso en la caja; se hallaba un gran disco de oro, con dos flechas áureas encajadas. Sobre este, había otro texto escrito en plomo, que indicaba: “Este es el Maná; espejo de sabiduría, que marca la dirección y el tamaño del Codo; el nombre de Dios y la Medida Universal”.

Ante aquello, el rabino de Oporto quedó absorto; aunque Don Rodrigo y Quilama no entendían el gran valor que podían contener esas reliquias salomónicas, que en un principio tan solo parecían un pectoral y un disco áureo. Pero pronto, el clérigo judío les explicó que esta primera joya, era la que lucía en el pecho el sacerdote supremo levita. Necesitándose llevar el Racional, para oficiar en el Templo de Salomón; tal como había instituido Moisés. Pectoral que simbolizaba las doce Tribus de Israel, con doce preciosas gemas engarzadas. Más tarde, en cuanto al gran disco de oro; el clérigo hebreo narró que contenía el secreto de la medida del Mundo y por tanto del Universo. Ya que se guardaba en aquel círculo áureo, la proporción del Codo Sagrado de Israel; con el cual se podría viajar y orientarse en cualquier lugar, simplemente usando ese gran disco como un compás. Porque en su tamaño se lograba conocer la metrología del orbe terrestre; y con ello, resultaba posible guiarse en todo punto en que estuviéramos.

Tanto Quilama como Don Rodrigo, apenas entendían lo que el rabino explicaba, pues desde la antigua Grecia ya no se había usado este instrumento circular, que dicen había inventado Hiparco, al que modernamente llamaron astrolabio. Por lo demás, acerca del secreto del Maná bíblico, tampoco comprendían lo que exponía el clérigo judío. Quien les intentaba enseñar, el modo de orientarse con ese círculo metálico; utilizado desde tiempos inmemoriales para medir la altura de los astros. Debido a ello, siguió narrando el rabino de Calem (Oporto) que todo el que conociere el tamaño del orbe mundial, podría viajar donde quisiera y sin perderse. Siendo tan solo necesario manejar un medida relativa al tamaño de nuestra Tierra y calculando la altura de los astros. Explicaba este sacerdote levita, que el número y el nombre de Dios; se hallaba con esa proporción que suponía la del Orbe, en que habitamos (que ya explicó Ptolomeo). Por cuanto, sabiendo las medidas de aquel espejo de Salomón y conociendo lo que valía un Codo Sagrado hebreo; era imposible perderse. Narraba el clérigo hebreo, que aquella metrología estaba marcada sobre ese círculo de oro, con el valor exacto de los dedos y palmos; pudiendo hallarse así el Codo Vulgar y Sagrado. Con todo ello, se lograba conocer el tamaño del Universo y del Mundo, tan solo pronunciando la palabra aramea: Setenta y seis millones. Pues 76.000.000 de Codos Sagrados era la circunferencia total de nuestro Mundo (20) . Siendo este el Maná y el secreto del cual vivieron los antiguos hebreos, pudiendo viajar por el desierto, comerciando y habitando en plenas arenas. Gracias a saber guiarse perfectamente, observando los astros con este tipo de discos circulares y conociendo que aquel que existe por sí mismo, “El Que Es” (שהוא); se debe pronunciar como setenta y seis millones (שבעים ושישה מיליון אמצעים קדושים -Codos Sagrados, 76.000.000-) (21) .

Tras estas disertaciones, que apenas comprendían Don Rodrigo y su amada Quilama; preguntaron al clérigo judío cómo se leía el nombre de Dios en aquel espejo; y este contestó, que observando lo que primero apareciera reflejado. Fue así como vieron en el círculo áureo un pichón o paloma mensajera (que volaba sobre ellos); por cuanto el sacerdote de la Torá afirmó que el nombre del elegido era Jonás” en arameo; o bien “columbo” en latín. Ante lo que Don Rodrigo y Quilama preguntaron si podría ser “Peleyo” en griego, cuyo significado es también “palomo” (en ese idioma heleno). Frente esta visión, dedujeron todos que aquel nombre y el nuevo elegido era Pelayo; fue después de estas conversaciones, como el rabino de Oporto prometió avisar a los Francos, para que vinieran desde tierras galas para recoger a Don Rodrigo y los suyos. Acordaron ambos, la entrega del Racional y del Espejo de Salomón, cuando aparecieran en el Duero las embarcaciones de los francos. Que deberían entrar por Oporto y llegar hasta las cercanías de Calábriga (la actual Almendra) o bien al lugar hoy llamado Lamedo, donde alcanzaban naves profundas. Al ser aquella una zona inaccesible y segura; donde no se adentraban ya los sarracenos; pues remontando el Duero, los barcos podían acceder desde el Atlántico, hasta la referida Lamedo. Llegando incluso a Calábriga (junto a Castelo Rodrigo), para recoger allí a los visigodos que se escondían de los árabes.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes del Efod, Racional de Aarón. Arriba, grabado antiguo de un sacerdote del templo de Salomón, luciendo este pectoral. Al lado y abajo, imagen de un supuesto Racional, de clérigo supremo levita. El "efod", como peto sagrado del gran rabino de Jerusalén; llevaba en su centro una placa, teniendo engarzadas doce piedras semipreciosas -distribuidas en cuatro filas de tres-. Era la joya que lucía al oficiar y en su pecho, el sumo pontífice hebreo; que se denominaba peto "de las doce gemas", o broche de Aarón (también llamado "Racional", o "Real del Juicio", y "Urim-Tummim"). El colgante tenía un significado calendárico y social, debido a que se correspondía con las doce tribus de Israel, tanto como con las cuatro estaciones, divididas cada una en tres mensualidades. Todo ello, simbolizado en aquellas gemas semipreciosas, alineadas en cuatro filas de tres órdenes y que con tal simbolismo, el sumo sacerdote salomónico portaba en su pecho; aludiendo al tiempo y a los hijos de Israel (conforme la doctrina que Moisés dictó).

En el Libro de El Éxodo (XVII, 15 y ss) se dice textualmente sobre este pectoral: Harás asimismo el Racional del Juicio de primorosa obra, le has de hacer conforme á la obra del "ephod", de oro, cárdeno, púrpura, carmesí y lino torcido. [16] Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo de ancho: [17] Lo llenarás de pedrería con tres filas de cuatro órdenes de piedras: Una primera linea será de una piedra sárdica, un topacio, y un carbunclo. [18] El segundo orden llevará: Una esmeralda, un zafiro, y un diamante. [19] La tercera linea: Un rubí, un ágata y un amatista [20] El cuarto orden: Un berilo, un onix, y un jaspe. Estarán engastadas en oro en sus encajes. [21] Así serán aquellas piedras según son los nombres de los hijos de Israel (doce y conforme a sus denominaciones); como grabaduras de un sello cada una con su nombre, vendrán á significar según las doce tribus. [22] Harás también en el Racional cadenetas de hechura de trenzas de oro fino. [23] Y en ese mismo habrá dos anillos de oro, los cuales pondrás á las dos puntas del Racional. [24]” (22)




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes de un planisferio celeste del siglo XVII, en su lado frontal e inverso (propiedad del Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). La leyenda narra que la Mesa de Salomón se componía de dos elementos: Primeramente, el Efod-Racional del sacerdote supremo de Jerusalén; y en segundo lugar, un astrolabio de oro (al que llama “espejo salomónico”). El valor del pectoral de Aarón, era inimaginable, pues simbolizaba las doce tribus de Israel; estando compuesto por gemas engarzadas de incalculable valor. En lo que se refiere al “espejo” del rey sabio, describe nuestro texto, que se trataba de un planisferio o astrolabio de oro, conteniendo el tamaño exacto de las medidas hebreas. El Codo Sagrado (de 52,5 centímetros nuestros); sus 28 Dedos (de 18,75 mm.); la Palma o palmo, de 12 Dedos (22,5 ctms.); y el Codo Vulgar, de 2 Palmos y 24 Dedos (45 ctms. nuestros). Conociendo estas medidas sagradas hebreas, que también estaban en el pectoral, cuyo tamaño era un Palmo cuadrado (22,5 ctms. de ancho y largo); se podía navegar por el desierto, orientándose por las estrellas y la altura del Sol. Ello le habría permitido al pueblo judío, transitar vagando desde Mesopotamia a Egipto y comerciando. Pero a su vez, el establecimiento de una medida universal, le proporcionaría el conocimiento del peso y volumen de los metales; calculado en base a lo que desalojan en el agua y lo que pesan. Naciendo así la Mina hebrea, que en idioma arameo y lenguas semitas se denomina el “Mana”. El regalo de Dios, citado en El Antiguo Testamento y del que vivió Israel antes de establecerse en un territorio (prometido), donde ya pudo cultivar y mantener su ganado.




JUNTO ESTAS LÍNEAS:
Una alidada o bastón de Jacobson; instrumento muy sencillo, con el que se orientaban las antiguas civilizaciones, para medir la altura de los astros. Siguió siendo utilizado hasta el siglo XVIII y era el “compás” o “astrolabio” más sencillo; pudiendo calcularse con este medio, rápidamente la latitud. Simplemente observando la estrella elegida -entre los orificios que contienen los brazos del bastón-, pasando a comprobar la distancia que marcan en el báculo esos brazos (correspondiente a la latitud, o altura, que tenemos en el Globo). A mi juicio, es este el origen de la Cruz Ansada o cruz egipcia de Isis; que aparece con una cuerda -asa- en su parte alta (usada como sistema de medir latitudes, en mi teoría). A mi entender, este fue el origen del símbolo ancestral sagrado en forma de cruz; adorado por pueblos como los minóicos y otras civilizaciones del mar. Junto con las del desierto, que -como la del Nilo- tuvo en la cruz de Isis una de sus señas más importantes. Parece lógico pensar que cuando los judíos abandonan Egipto, liderados por un príncipe o gran sacerdote (personificado en Moisés); llevarían consigo algunos de los más importantes secretos faraónicos. Siendo el tamaño del Globo terráqueo y el modo de orientarse en las arenas, grandes misterios que se guardarían en los templos de Egipto. Dogmas mantenidos con el mayor secretismo en tierras del Nilo; pues no solo servía para trasladarse en el desierto, sino principalmente para alcanzar las ciudades, los oasis y todo punto habitado, del imperio faraónico. Así pues, lo que narra la leyenda, identificando el espejo del gran sabio Salomón, con un planisferio o astrolabio de oro; concordaría con las verdades místicas e históricas del pueblo hebreo.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de Almeida, muy cerca de Castelo Rodrigo, en Portugal. Según la leyenda, allí se reunieron el rabino de Oporto y el rey Rodrigo. Su nombre vendría del árabe “Al meida”, que significa “La mesa”. Ver citas (11i) y (24) .






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Almeida (Portugal), en las cercanías de Ciudad Rodrigo y Figueira de Castelo Rodrigo. Al lado, sus calles y campanario. Abajo, acceso a las murallas de su “bastida”.
El texto que recogemos, supone que aquí acordaron el rey godo y el sacerdote levita; la entrega de la Mesa de Salomón, a cambio del rescate por los francos de los que acompañaban a Don Rodrigo. Finalmente, en esta localidad y en otra muy próxima llamada Almendra, los sarracenos buscarían esta reliquia; debido a ello las llamaron “Al-Meida”; que significa en árabe, “la mesa”. Según las crónicas árabes, Muza tendría el primer contacto con la Mesa de Salomón en un lugar de la Península, denominado Al-Meida. Punto que algunos sitúan en Medinaceli (deduciendo que pudo ser “Medina-almeida”). Otros investigadores, afirman que se trataría de un pueblo zamorano, llamado Almeida (cercano a la Almeida de Portugal). Nuestra leyenda sitúa la “villa de la mesa” en la Almeida portuguesa y en sus cercanas poblaciones llamadas Almendra. En las proximidades de Figueira de Castelo Rodrigo.



g) El rescate de los francos y el refugio del rey godo:

Concertó el rabino de Calem con Don Rodrigo, que buscaría ayuda entre los francos; contactando con hebreos asentados en tierras galas. Para el rescate, haría llegar varias naves remontando el Duero desde la actual Oporto; con el fin de recoger a los godos que permanecían ocultos en la zona de Castelo Rodrigo. Una vez en el Atlántico, les trasladarían desde la desembocadura hasta tierras seguras, con varios barcos vénetos (aguerridos marineros, asentados entre la Normandía y Bretaña de hoy). El trato fue así firmado, concluyendo que el verano siguiente, llegarían a buscarles por el Duero; para trasportarlos hacia dominios francos. Evitaron las dudas en el plan proyectado; concluyendo que el propio rabí remontaría el río, arribando junto con los capitanes vénetos. Quienes les confirmarían que junto al océano estaban esperando naos, para trasladarles a dominios de sus hermanos godos. Don Rodrigo contaba con más de mil hombres leales, que le habían seguido desde Segoyuela; por lo que se precisaban numerosas embarcaciones (unas que bajasen el Duero y otras que se dirigieran a las costas de la actual Francia). Comprendiendo la expedición que se precisaba; aquel sacerdote de Calem, se comprometió traer cuanto fuera necesario, para el traslado completo. A cambio, el rey de Toledo, le prometió que entregaría las dos reliquias de Salomón; cuando partieran todos, desde la desembocadura del río y hacia el puerto de los vénetos.

Así fue como los hombres allí refugiados, pasaron el invierno y la primavera de ese año 715. Sobreviviendo como pudieron en el lugar que hoy recuerda el nombre de su rey; pero muy ilusionados, pensando en su partida hacia tierras lejanas. En el mes de julio, aparecieron varias naos remontando el río, donde distinguían al rabí; y los soldados godos fueron prestos a avisar a Don Rodrigo. Pronto bajaron en gran numero, hasta las orillas del puerto fluvial de Calábriga y llevaron hasta allí al monarca. Se encontraron unos y otros, con gran alegría y regocijo. Tal como les prometió el levita, junto a él venían cinco capitanes vénetos, que hablaban latín en forma y modo, de los francos. Aquellos marineros dijeron ser mensajeros del rey Carlos Martel y prometieron llevar a cuatrocientos de los hombres, hasta sus tierras. El rey Rodrigo quedó afligido al saber que tan solo podrían trasportarse cuatrocientas personas; preguntando por qué no había lugar para los más de mil soldados que su contingente tenía (reprochando la falta de plazas, porque entre ellos se contaban hasta mujeres). Los marinos y el rabino explicaron que tan solo habían logrado reclutar a cincuenta voluntarios para la expedición, diez para cada nave que traían (cruzando el océano) y que en cada embarcación no cabía más de ochenta personas -so pena de peligrar hundirse-. Además, añadió el sacerdote judío; existía cierto miedo entre los francos por intervenir en tierras hispanas, ya que podían sufrir represalias de los árabes -que estaban invadiendo con fiereza la Península-. Debido a ello, no podían ayudar esta vez a más de cuatrocientos godos de Rodrigo; y el resto debería esperar otra venida de los vénetos.

La desolación fue total, aunque el sacerdote hebreo advirtió que desde las costas lusas y hasta las del rey Carlos Martel; tan solo había dos semanas de viaje. Por lo que intentaría que esos marinos regresaran con un segundo y tercer contingente de ayuda, en los meses próximos. Ante esa propuesta y confiando en que vendrían a buscar al resto, durante el mismo verano. Acordaron los de Don Rodrigo que primero irían las mujeres y los que sortearan, entre los que allí estaban. Eligiendo así más de cuatrocientas plazas, para ir a Calem y a los dominios francos. Quisieron que el rey embarcase el primero, junto a su amada Quilama; pero el monarca se negó a hacerlo, advirtiendo que sería el último en abandonar el lugar (para que todos sus hombres fueran rescatados). Sin lograr convencerle de que subiera a las naves. Fue así, como un 19 de julio del 715 -cuatro años después de ser derrotado en Guadalete-; salieron aquellas cuatrocientas almas fieles al soberano godo, hacia la actual Oporto, para buscar refugio en Francia. En ese puerto fluvial llamado de Calábriga -junto a Castelo Rodrigo-, se despidió Rodrigo de su amante; animando al resto de sus hombres, para que no dudasen de que pronto se verían unos y otros en tierras francas. Antes de partir hacia Calem, el rabino pidió que le entregasen la reliquia de Salomón; pero el rey de Toledo advirtió de que no había sido aún rescatado, por lo que tan solo le daría el efod (Racional). Comprometiéndose a entregarle el espejo o Mesa de Jerusalén, cuando embarcasen todos camino de Francia. De tal modo, dio el pectoral de Aarón al levita; que comprendió el pacto y prometió volver con barcos suficientes para llevar a destino hasta el último de esos leales a Rodrigo.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes del lugar donde narra la leyenda la llegada del rabino, remontando el Duero desde Oporto. Se trata de la playa de Calábriga, una antigua ciudad visigoda portuguesa muy cercana a Castelo Rodrigo. En las fotografías podemos observar un barco (crucero moderno) navegando por el lugar. En este emplazamiento también supone el texto que finalmente embarcó el rey, buscando su último refugio en Mesâo Frío.



JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes de lo que se llama “la tumba de Don Rodrigo”, en la localidad portuguesa de Almendra. Se cree que los soldados del rey hicieron este sarcófago, introduciendo allí un cadáver recogido en el camposanto; con el fin de que los árabes dieran por muerto al rey de Toledo. El texto asimismo dice que el nombre de Almendra, procede del árabe “Al Meida” (la mesa).






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos fotos de Viseo, donde se conserva un sepulcro de Don Rodrigo. En la leyenda se supone que es un cenotafio hecho por los leales a Rodrigo, con el fin de engañar a los árabes (igual que el de Almendra).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes más de Viseo; curiosa urbe que guarda el recuerdo de haber sido el refugio de Viriato y del último soberano godo. Abajo, extrañas lápidas en el suelo de una calle peatonal.






Rodrigo y los suyos, esperaron la venida de otras barcas durante el resto del verano; pero medió septiembre y nadie había arribado desde Calem. Así fue como mandó llamar al rabino, quien pronto remontó el Duero y se personó donde se refugiaba el rey, con los suyos. El levita, venía nervioso y preocupado; pues las noticias que le habían llegado desde tierras francas y del resto de Hispania, afirmaban que los árabes avanzaban en su conquista de un modo indómito. Tan solo en cuatro años -tras su desembarco en Álgeciras-, los sarracenos estaban llegando al Cantábrico y se situaban en los Pirineos, a las puertas de tierras galas. Debido a ello, el rey Carlos Martel había decidido invertir todas sus fuerzas en derrocar a los merovingios; para instaurar en su territorio un reino franco unido, antes de que llegasen allí los musulmanes. Les pedía por ello el rabí, que esperasen un año más; asegurando que en el siguiente verano, se completaría el rescate. Muy desanimados estaban ya los hombres de Don Rodrigo, por cuanto decidieron algunos marchar hasta Calem -bajando el Duero- y ver si era verdad cuanto aquel sacerdote hebreo narraba. Con enorme sorpresa supieron que alguno de los habitantes del puerto, había hablado con los sarracenos; narrando todo cuanto estaba realizando el levita con el monarca de Toledo. Así fue como antes de que regresara el clérigo judío a su ciudad y en la zona en que la corriente fluvial se une con el Atlántico; algunos extraños le habían tomado preso. Tras secuestrar y torturar al infortunado, al parecer el levita había confesado el trato hecho con el rey godo; y quizás, hasta el lugar donde se escondía con los suyos. Fue al saber aquello, cómo los hombres de Rodrigo regresaron a toda prisa, navegando río arriba, para advertir al soberano y a sus comandantes de la situación que se había creado.

Llegaron los que venían desde Calem, muy preocupados por saber si los árabes habrían encontrado al rey o al resto del contingente oculto. Pero con enorme alivio, vieron que todo seguía sin cambios, en el lugar que hoy llamamos Castelo Rodrigo. Presto, comunicaron lo sucedido al soberano y a cuantos se reunían con él; quienes decidieron que debían dispersarse y crear un sepulcro del monarca, haciendo creer a los musulmanes, que el rey de Toledo había muerto. De este modo, concertaron que algunos de ellos se fueran hacia Viseo y levantasen allí lápida y tumba, elevando un falso enterramiento de Don Rodrigo. Otros, pensaron que mejor era hacer el cenotafio en las cercanías del Duero; donde el rabino habría confesado que se encontraba el rey. Fue así, como en un lugar llamado hoy Almendra, crearon otra tumba de Don Rodrigo. Por lo demás, acordaron mutuamente en dispersarse; distribuyéndose en grupos por distintos lugares, para que no apresasen a todos. Tomando cada hombre de Don Rodrigo un rumbo distinto, aunque muchos decidieron regresar junto a sus familias, en la zona de Segoyuela (de donde procedían). Concertaron antes de separarse, que quienes se dirigieran a Viseo y se mantuvieran junto al Duero; avisaran al resto, si lograban contactar de nuevo con los vénetos. Pues en caso de que los francos volviesen, juntarían oro suficiente para que estos llevasen hasta tierras galas a sus mujeres e hijos.

De esa forma lo acordaron y quienes marcharon hacia Viseo, prometieron a los que regresaban junto a sus familias, que estuvieran vigilantes. Pues desde la cordillera que hoy se llama de Estrela, harían señales de fuego como “estrellas”; para advertir si venían los francos a recoger más visigodos. Teniendo este trato y planes, los soldados de Rodrigo que volvieron a su tierra natal -cercana a Segoyuela-; en los días de claridad subían hasta la peña más alta, por ver si había “estrellas” o señas de Viseo. En ese alto rezaban a los francos, para que les vinieran a recoger; por ello este pico se llama hoy la Sierra de Francia y a los montes del lado portugués, les dijeron Serra da Estrela. Esperaban reunirse y hasta que les vinieran a rescatar; aunque lo que más pronto llegó a la zona, fueron los de Muza. Buscando a Rodrigo y a sus fieles; intentando dar con ellos por esos lugares que el rabino -antes de morir- había confesado como escondite. Pero allí no pudieron más que hallar estas falsas tumbas del rey; a las que los sarracenos no dieron crédito y que expoliaron. Asimismo, en esos montes junto al Duero, que fueron refugio del soberano y sus leales; anduvieron los de Muza tras la Mesa de Salomón; intentando hallarla durante meses sin éxito. Buscándola en las localidades que hoy se llaman Almeida y Almendra; cuyos nombres proceden del árabe “Al-meid” y que significa: La Mesa -mencionados en las crónicas musulmanas y considerados los emplazamientos en los que estuvo esta reliquia de Jerusalén- (23) . Intentando hacerse con ella primero en la actual zona del Sayago (donde hoy existe una Almeida y el topónimo Almendra). Pasando posteriormente los sarracenos a buscar La Mesa de Salomón donde tuvieron certeza que había estado Rodrigo con los suyos; junto a Figueira de Castelo Rodrigo, en poblaciones que recibieron esta misma denominación de “Al-meid” (Almeida y Almendra de Portugal).





SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes de Lamego. Arriba, plaza de su catedral. Al lado y abajo, el interior de su precioso museo, con restos romanos y godos (agradecemos al Museo de Lamego, nos permita divulgar nuestras fotos).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
El Duero a su paso junto a Lamego.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Ermita paleocristiana de Mesâo Frío, cerca de Lamego. En este antiguo eremitorio se supone que tuvo apoyo y asistencia Don Rodrigo; mientras se ocultó el un lugar hoy llamado “La cueva del rey Salomón”. Situada en la misma ladera del cenobio que vemos en imagen; aunque en el lugar más alto y recóndito de estas montañas.




BAJO ESTAS LÍNEAS: Tumbas paleocristianas de este eremitorio donde se supone que acogieron a Don Rodrigo cuando huyó a solas de Castelo Rodrigo.



h) Escondite en Mesâo Frío y el obispo de Lamego:

Cuando tuvieron que dispersarse los hombres de Don Rodrigo, decidieron que el destino del rey no lo supiera nadie; para que a ninguno apresasen y bajo tortura confesara dónde estaba el soberano de Toledo. Así fue como el monarca huyó a solas, tras vestirse de fraile y dirigirse en balsa, buscando una zona recóndita e inaccesible del Duero. Decidiendo por sí mismo hallar un lugar donde nadie supiera quién era, ni conociese al que allí se había refugiado. Un emplazamiento lejano a los campos de batalla sarracenos; donde escondido y haciéndose pasar por ermitaño, esperaría hasta hallar contacto con algunos francos -o con quien pudiera ayudarle a salir hasta destino seguro-. Ataviado como un monje, decidió no separarse del disco de oro (al que llamaban espejo de Salomón); conservando la esperanza de entregarlo a algún levita, que le sacara de zonas invadidas por los árabes. De ese modo, llevando atado el “espejo salomónico” bajo el traje talar de fraile; tomó secretamente una barca en el Duero y se dispuso a bajar el río. Mientras navegaba, le vino a la memoria que durante su infancia (en Tuy), había entablado amistad con un noble emeritense llamado Filipe, al que habían nombrado años más tarde, obispo de Lameco (Lamego). Una diócesis lusa de gran importancia, a orillas de aquellas aguas que cruzaba -aunque dependiente de Mérida-. Por lo que llegando en media jornada hasta un “carpio” llamado hoy Peso da Regua, se dirigió desde allí a Lameco; pretendiendo contactar con su autoridad eclesiástica (24) .

Don Rodrigo paró su barca en el puerto fluvial y pronto llegó a pie hasta la basílica catedralicia de Lameco (Lamego); donde vestido de fraile pidió audiencia con el obispo. Nadie del palacio episcopal hacía caso a tan insignificante personaje; por lo que se vio obligado a sacar el disco de oro que portaba, advirtiendo que tenía un gran envío para su ilustrísima don Filipe. Al momento, le llevaron junto al insigne prelado; quien sin vacilación y muy pronto, le reconoció. Pidió el obispo quedarse a solas con el monje recién llegado a sus estancias y al cerrarse las puertas, se arrodilló ante el rey de Toledo. El monarca puso sus manos sobre la cabeza tonsurada del amigo y le pidió que no hiciera eso, para no ser reconocido. Al momento, el clérigo se alzó; y con lágrimas en los ojos, manifestó que aquello era un milagro. Rogando al soberano, le dijera el modo en que podía ayudarle. Fue así como Don Rodrigo relató cuanto había sucedido desde Segoyuela y la forma en que el rabino que les iba a llevar lejos de tierras ibéricas, había sido traicionado y muerto. Planteando al obispo, el modo en qué podría salir hacia los dominios francos; pues allí le esperaban (su amada y muchos de sus hombres). Pero el prelado le transmitió que por el momento, lo mejor era ocultarse. Esconder a Rodrigo en las montañas, hasta lograr un medio para sacarlo de dominios hispanos. Hablándole de que conocía una ermita y un refugio, en lugar inaccesible; para llegar hasta allí, pidió ayuda a sus diáconos y exponiendo que debía llevar al monje hasta ese cenobio de Duero, se dirigieron todos al destino.

El obispo de Lameco creyó que el mejor escondite del monarca, estaba en una localidad de su diócesis, llamada “Mesâo Frio”. Famosa por inaccesible y escarpada, donde no podrían llegar los sarracenos, ni menos merodeaba espía alguno. De ese modo, subieron las montañas que separaban la ciudad, de estas laderas y pronto llegaron todos a las cercanías de un cenobio. Allí dijo el prelado a sus diáconos que no siguieran y le dejasen avanzar con el fraile a solas; que le llevaría así a ingresar en el eremitorio. Pero al quedarse junto a Rodrigo, le advirtió de que había otro lugar más lejano y recóndito, donde debía esconderse. De este modo, abandonaron ambos el cenobio, advirtiendo el obispo a los ermitaños de que ayudasen a aquel nuevo monje, que se establecería en una zona más alta. Tras ello, a lomos de mula, llegaron ambos hasta una ladera, donde había una ermita abandonada y una cueva de la cual no cesaba de manar agua. Allí fue donde le indicó el obispo al rey que debía ocultarse, hasta que encontrasen quien le llevase a Calem; para transportarle hasta tierras francas. Por lo demás, explicó que cualquier mensaje o necesidad del monarca; él lo recibiría a través de los monjes del eremitorio que habían dejado atrás. Del mismo modo, si enfermaba o precisaba algo Don Rodrigo, debería transmitirlo a esos “hermanos” del cenobio bajo, en Mesâo Frio -pero a nadie más-. Después de aquello, el obispo Filipe de Lameco, dejó allí al rey. Diciendo que los frailes de la ermita, le traerían al día siguiente algunas gallinas, ovejas y cabras; para que nada le faltase. Advirtiéndole de que debería permanecer en ese lugar, solo y sin contacto con ajenos; hasta que le sacasen hacia Calem, camino de la Galia.

La historia termina aquí y tan solo sabemos que aquel rey Rodrigo entabló gran amistado con los monjes del eremitorio cercano, quienes le ayudaron a subsistir. Nadie sabe si logró salir hacia Francia, o si pasó allí el resto de sus días. Viviendo y muriendo junto a los frailes, tal como muchos romances recuerdan. De lo que sí tenemos certeza, es del emplazamiento exacto en el que estuvo refugiado Don Rodrigo y donde tenía escondido aquel espejo de Salomón. Tanto es así, que en el lugar se levantó una ermita (que ha pervivido hasta nuestros días) y se conserva la gruta donde el rey vivía; junto a otra, de la que tomaba agua y que le servía para ocultarse cuando venían extraños. Allí, en esa cueva, se dice que estuvo escondido el espejo de la sabiduría, al cual muchos llaman Mesa de Salomón. Debido a ello, quien finalmente adquirió esos terrenos y grutas, conservó su antigua casa y ermita. Creando un famoso jardín, dedicado a Don Rodrigo y al Templo de Jerusalén. El lugar es conocido hoy como el Jardín de Salomón; construido en el refugio final, del último rey godo.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes de la llamada cueva del rey Salomón. En estas grutas de Mesâo Frío, se conserva el recuerdo de que estuvo refugiado Don Rodrigo. Se trata de dos cuevas; una de ellas debió ser eremitorio y la otra es una mina de agua en una profunda caverna. En el interior de aquella, se dice que estuvo escondida la Mesa del rey Salomón.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Otras dos fotos más de la cueva que fue refugio de Don Rodrigo. Al lado, galería de la “mina de agua”, donde se dice que se ocultaba el soberano cuando aparecían extraños. Abajo, gruta donde vivió el último rey de Toledo.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado y abajo, el jardín de la Mesa de rey Salomón, que ha construido el actual propietario de este terreno y cavernas. Observemos que en su centro tiene una gran fuente a modo del Mar de Salomón.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes más del jardín de la Mesa del rey Salomón (cuyas aguas nacen el la gruta donde estuvo escondida la reliquia de Jerusalén y el rey godo).





i) Sobre lo que sucedió a Don Pelayo, tras la batalla de Segoyuela:

Bien sabemos que uno de los pocos nobles godos que apoyó a Don Rodrigo en su última contienda, fue su joven primo Pelayo. Narran estos Cuentos de Sabaria, que tras la derrota de Rodrigo, a Don Pelayo tan solo pudieron darle protección algunos de sus hombres y un puñado de fieles al monarca. Quienes lograron sacarle de peligro, para acompañarle hasta un lugar que tomó desde entonces el nombre de Aldea Rodrigo (en Zamora). Desde allí, se mandaron palomas mensajeras al obispo de Astorga, Palencia, León y Zamora; con el fin de comunicarles que se había perdido la batalla y que debían convocarles a junta, para tomar decisiones sobre el reino (pues la Hispania goda estaba claudicando ante los árabes). Fue así como se decidió realizar una reunión de principales, en el lugar que denominaban Nuestra Señora del Encuentro; sito en una ermita de la actual Mota del Marqués. Convocando a todos los pares y clérigos aún fieles, asistir a este punto y en fecha determinada. Sin más, y sin concluir quién iba a representar en tal junta al rey; se dirigió al destino el joven Don Pelayo. Encaminándose desde Aldea Rodrigo, hasta embarcarse en el Duero, para remontar el río y llegar a Tur de Cindas (actual Tordesillas). En ese puerto fluvial, bajó Pelayo del pequeño bajel que le transportaba y a pie fueron él y los suyos hasta el lugar acordado como cónclave. Allí estaba tan solo el duque de Cantabria, llamado Pedro, que había sucedido al padre de Pelayo en cargo y dignidad. Junto al conde Don Pedro, algunos obispos y nobles godos, quienes aún permanecían leales a Rodrigo (pese a no saber si vivía).

Llegó Pelayo hasta aquella localidad, entonces llamada Mota de San Ioan; para reunir a todos donde se alzaba la “ermita del encuentro”. Con asombro observó que entre los asistentes estaba el referido duque, Pedro de Cantabria. No entendía muy bien su presencia, pues aquel noble era familiar directo de Ervigio y todos creyeron que apoyaría a los de Witiza. Fue así como, antes de entrar a la ermita y previamente a informar de cuanto había sucedido en Segoyuela; se cuestionaron si el dux cántabro podría unirse al cónclave, ya que consideraban, defendía a la facción contraria. Ante tal situación, Don Pedro se sintió ofendido y se arrodilló frente a Pelayo; advirtiendo que antes de ser nieto de Ervigio y familiar de Witiza, se consideraba sobrino de Fáfila y descendiente de Chindasvinto. Por cuanto reconocía la linea legítima en Don Pelayo. Siendo así, no hicieron falta más palabras. A los que allí fueron convocados, se les comunicó que en Segoyuela, los sarracenos habían derrotado a las tropas de Don Rodrigo -a quien nadie volvió a ver con vida, tras esa contienda-. No habiendo señal de que el monarca estaba vivo, decidieron los asistentes nombrar al joven hijo de Fáfila, sucesor al trono. Jurando este su cargo, sobre la misma losa en que lo había hecho Don Rodrigo; lápida que aún se conserva en la iglesia de Nuestra Señora de Castellanos, en Mota del Marqués. Donde dice la leyenda que tomaron promesa ante Dios, los caballeros fieles que apoyaron a ese Pelayo en su proclamación. Bendecida sobre este escalón que representa una cruz goda (considerada por muchos de los caballeros teutones, aunque otros la creen visigoda). Tras aquella entronización, el nuevo rey fue acompañado hasta un refugio inexpugnable; por su tío lejano Don Pedro de Cantabria. Pues siendo Pelayo fuerte y joven (apenas tenía dieciocho años); todos pensaron que podría vivir y luchar entre las montañas, bien protegido en aquel lugar. Una enorme gruta a la que llamaron `De la Señora´; después denominada `Cueva de la Doña´, o Covadonga”.

Hasta aquí lo que recogen de Don Rodrigo y Don Pelayo, estos cuentos de Sabaria, Sibaris o Sibaria.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Arriba, cartel de entrada a Aldearrodrigo, donde dice la leyenda que acompañaron los hombres del rey toledano a su primo Pelayo, para sacarle del peligro y que huyera de Segoyuela (encaminándose hacia Covadonga). Bajo y junto este párrafo; imágenes de Nuestra Señora de Castellanos, en Mota del Marqués. Al lado, exterior de la iglesia; ábside del templo reconstruido en el siglo XVI. Abajo, famosa lápida que muchos consideran de los caballeros teutones, pero otros dicen que es una losa visigoda. Las leyendas narran que sobre esta losa con una cruz, se encontraban los reyes Chindasvinto y su hijo Recesvinto; cuando iban con sus séquitos hacia los cónclaves (en San Cebrián de Mazote). Encima de ella fue también nombrado rey, Don Rodrigo en mayo del 711 (después de un año de mandato y sin que el episcopado toledano confirmase su proclamación). Asimismo, en este escalón sería jurado como monarca, Don Pelayo; tras la derrota de Segoyuela, en verano del 713 y antes de partir para refugiarse en Covadonga.




SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Mapas con los viajes de Don Rodrigo y Don Pelayo. Arriba, detalle de la zona última, en la leyenda de Don Rodrigo. Abajo, mapa, desde Toledo.

En rojo, el trayecto de Don Rodrigo, desde Toledo a Lamego:

1-Toledo // 2-Guadamur (Guarrazar) // 3-Melque // 4-Puerto de San Vicente // 5-Berzocana // Aldeacentenera (Toledillo) // 7- Mérida // 8-Quilamas, Peña de Francia // 9-Segoyuela de los Cornejos // 10-Ciudad Rodrigo // 11-Almeida // 12-Castelo Rodrigo // 13-Almendra // 14-Calabriga (puerto fluvial del Duero) // 15-Lamego (Mesâo Frio) // 16-Oporto (Calem) // 17-Viseo (cenotafio)

EL DUERO MARCADO EN AZUL

En verde, la ruta de Don Pelayo, de Segoyuela a Covadonga, pasando por Mota del Marqués:

1- Segoyuela // 2-Aldea Rodrigo (y embarcadero del Duero) // 3-Tordesillas // 4-Mota del Marqués // 5-Villafáfila (la hacienda de su padre) // 6-San Juan de Baños y Palencia (puntos sagrados de los visigodos) // 7- Covadonga



ATENCIÓN:

El capítulo se ha dividido en tres partes; esta es la tercera, que contiene la leyenda de “La mesa de Salomón”. Antes de leerlo, recomendamos conocer los anteriores; donde se dan numerosos apuntes históricos sobre los monarcas y obispos que gobernaron el reino de Toledo, al final del dominio visigodo.

PARA LLEGAR A LA PRIMERA LEYENDA DE DON RODRIGO, PULSAR:

http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2021/07/tres-leyendas-sobre-don-rodrigo-la-cruz.html

PARA LEER LA SEGUNDA, PUSAR:

http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2021/07/tres-leyendas-sobre-don-rodrigo-la-cruz_30.html

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CITAS:

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(1a): Sobre el altar del incienso, dice el Éxodo:

"E hizo cuernos en sus cuatro esquinas, los cuales eran de una misma pieza con el altar, y lo recubrió de bronce. Hizo asimismo todos los utensilios del altar: calderos, y palas, y tazones, y garfios y braseros" -EXODO 38 (2 y 3)- . O bien en EXODO 37, donde expresa: "Hizo tambien el altar del incienso de madera de acacia; de un codo su longitud y de un codo su anchura; era cuadrado; y su altura era de dos codos y sus cuernos eran de una misma pieza de este. Y lo recubrió de oro puro su cubierta, y sus paredes alrededor y sus cuernos; y le hizo una cornisa de oro alrededor. Le hizo también dos argollas de oro debajo de la cornisa en las dos esquinas, a los dos lados, para pasar por ellas las varas con que habia de ser transportado".

Pese a ello, queda por ver si las influencias más inmediatas de estas aras canaaneas proceden de Egipto, del área minóica o de Mesopotamia. Inclinándome a pensar que se trata de un modelo de inspiración minoica y de desarrollo egipcio. Algo que podemos ver por ejemplo en Karnak, donde existe una sala llamada "altar de cuernos" y que es muy semejante a estos altares judíos y cannaneos. Aunque al observar detenidamente esta construcción comprendemos que su inspiración es más bien minoica.

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(1b): EXODO 20, 23-26: Sobre el Altar del Holocausto (23) No hagáis junto a mi dioses de plata, ni dioses de oro, os hareis. (24) Altar de tierra harás para mi, y sacrificaras sobre el tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en cualquier lugar donde yo haga que este la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. (25) Y si me haces altar de piedras, no las labres de cantería, porque si alzas herramienta sobre ese, lo profanaras. (26) Y no subirás por unas gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta junto a él”

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(2): El altar del incienso en La Biblia: Se refieren al altar en citas de: EZEQUIEL 43,16,20 y 43,13,17. JUDIT, 9,8; SAMUEL, 16 1 y 10 1; JOEL, 2, 1; AMOS, 3, 6; ZACARÍAS 9,14 .

Siendo muy especial la descripción que da en Éxodo (37, 25-28):

30 Harás asimismo un altar para quemar el incienso; de madera de acacia lo harás. // 2 Su longitud será de un codo, y su anchura de un codo; será cuadrado, y su altura de dos codos; y sus cuernos serán parte del mismo. // 3 Y lo cubrirás de oro puro, su cubierta, sus paredes en derredor y sus cuernos; y le harás en derredor una cornisa de oro. // 4 Le harás también dos anillos de oro debajo de su cornisa, a sus dos esquinas a ambos lados suyos, para meter las varas con que será llevado. // 5 Harás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro. // 6 Y lo pondrás delante del velo que está junto al arca del testimonio, delante del propiciatorio que está sobre el testimonio, donde me encontraré contigo. // 7 Y Aarón quemará incienso aromático sobre él; cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará. // 8 Y cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer, quemará el incienso; rito perpetuo delante de Yahveh por vuestras generaciones. // 9 No ofreceréis sobre él incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda; ni tampoco derramaréis sobre él libación. // 10 Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre del sacrificio por el pecado para expiación; una vez en el año hará expiación sobre él por vuestras generaciones; será muy santo a Yahveh”.

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(3): Se dice, que a la muerte de Alarico I (al sur de Italia y camino de África, con sus tropas); parte del tesoro real romano no fue enterrado con el caudillo godo, sino se llevó a Tolosa; y que desde allí iría luego a Toledo. Procopio de Cesarea es quien escribe que la mesa de Salomón llega a Toledo, al ser nombrada capital de los visigodos. Depositada en la iglesia de los apóstoles Pedro y Pablo de Toledo, en una sala vigilada por el llamado “Comes Tesauro” (conde del tesoro) que velaba por ese ajuar, en la sala palatina del Tesauro en esta iglesia de Pedro y Pablo.

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(4a) 2 Crónicas:

Mobiliario del templo (CAPÍTULO 9)

4 Hizo además un altar de bronce de veinte codos de longitud, veinte codos de anchura, y diez codos de altura. 2 También hizo un mar de fundición, el cual tenía diez codos de un borde al otro, enteramente redondo; su altura era de cinco codos, y un cordón de treinta codos de largo lo ceñía alrededor. 3 Y debajo del mar había figuras de calabazas que lo circundaban, diez en cada codo alrededor; eran dos hileras de calabazas fundidas juntamente con el mar. 4 Estaba asentado sobre doce bueyes, tres de los cuales miraban al norte, tres al occidente, tres al sur, y tres al oriente; y el mar descansaba sobre ellos, y las ancas de ellos estaban hacia adentro. 5 Y tenía de grueso un palmo menor, y el borde tenía la forma del borde de un cáliz, o de una flor de lis. Y le cabían tres mil batos. 6 Hizo también diez fuentes, y puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para lavar y limpiar en ellas lo que se ofrecía en holocausto; pero el mar era para que los sacerdotes se lavaran en él. 7 Hizo asimismo diez candeleros de oro según su forma, los cuales puso en el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda.

(4b) 2 Crónicas:

Mobiliario del templo (CAPÍTULO 9)

8 Además hizo diez mesas y las puso en el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda; igualmente hizo cien tazones de oro. 9 También hizo el atrio de los sacerdotes, y el gran atrio, y las portadas del atrio, y cubrió de bronce las puertas de ellas. 10 Y colocó el mar al lado derecho, hacia el sureste de la casa. 11 Hiram también hizo calderos, y palas, y tazones; y acabó Hiram la obra que hacía al rey Salomón para la casa de Dios. 12 Dos columnas, y los cordones, los capiteles sobre las cabezas de las dos columnas, y dos redes para cubrir las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas; 13 cuatrocientas granadas en las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para que cubriesen las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas. 14 Hizo también las basas, sobre las cuales colocó las fuentes; 15 un mar, y los doce bueyes debajo de él; 16 y calderos, palas y garfios; de bronce muy fino hizo todos sus enseres Hiram-abi al rey Salomón para la casa de Jehová. 17 Los fundió el rey en los llanos del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Seredata. 18 Y Salomón hizo todos estos enseres en número tan grande, que no pudo saberse el peso del bronce. 19 Así hizo Salomón todos los utensilios para la casa de Dios, y el altar de oro, y las mesas sobre las cuales se ponían los panes de la proposición; 20 asimismo los candeleros y sus lámparas, de oro puro, para que las encendiesen delante del lugar santísimo conforme a la ordenanza. 21 Las flores, lamparillas y tenazas se hicieron de oro, de oro finísimo; 22 también las despabiladeras, los lebrillos, las cucharas y los incensarios eran de oro puro. Y de oro también la entrada de la casa, sus puertas interiores para el lugar santísimo, y las puertas de la casa del templo”.

(SIC Reina-Valera 1960)

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(5a) Hemos de destacar el significado del 666, que ya desde tiempos de Salomón se asociaba con la riqueza y el oro. Muy importante es asimismo asociarlo con los sextercios (sextertium = 6/6/6); que en la época de San Juan era a moneda común de Roma, donde aparecía el emperador (Tiberio, Nerón y Calígula en esos años en que San Juan redacta el Apocalipsis).

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(5b) 1 Reyes 10:22; "Una flota de naves de Tarshish, con la flota de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarshish y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales"

1 Reyes (11-13 y 22-24):

(11) La flota de Hiram que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de sándalo, y piedras preciosas. (12) Con la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante calidad de madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy así (13) El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y le pidió, más de lo que ella había traído al rey. Después ella se volvió y se fue a su tierra con sus siervos. (13) El peso del oro que importaba Salomón cada año, era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro. (14) sin lo que traían los mercaderes y negociantes; también todos los reyes de Arabia y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón.(15) Hizo también el rey Salomón doscientos paveses de oro batido, cada uno de los cuales tenía seiscientos siclos de oro labrado; (16) asimismo trescientos escudos de oro batido, teniendo cada escudo trescientos siclos de oro; y los puso el rey en la casa del bosque del Líbano. (17) Hizo además el rey un gran trono de marfil, y lo cubrió de oro puro.(18) El trono tenía seis gradas, y un estrado de oro fijado al asiento; brazos a uno y otro lado de este y dos leones que estaban junto a los brazos. (19) Había también allí doce leones sobre las seis gradas, a uno y otro lado. Jamás fue hecho trono semejante en reino alguno. (20) Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de oro puro. En los días de Salomón la plata no era apreciada. (21) Porque la flota del rey iba a Tarshish con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tarshish, y traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales. (22) Así excedió el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría.

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(5c) 2 Cronicas(19) Así hizo Salomón todos los utensilios para la casa de Dios, y el altar de oro, y las mesas sobre las cuales se ponían los panes de la proposición; (20) asimismo los candeleros y sus lámparas, de oro puro, para que las encendiesen delante del lugar santísimo conforme a la ordenanza. (21) Las flores, lamparillas y tenazas se hicieron de oro, de oro finísimo; (22) también las despabiladeras, los lebrillos, las cucharas y los incensarios eran de oro puro.

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(6) PARA CONOCER MÁS SOBRE LOS CULTOS CTÓNICOS Y SU RELACIÓN CON EL MUNNDO HEBREO; VER MIS ARTÍCULOS:

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- LA TARSHISH BÍBLICA Y LOS ALTARES APARECIDOS EN TARTESSOS, SEMEJANTES A LOS CANAANEOS (Capítulo 102 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"). BASÁNDONOS EN LAS CONCLUISONES ANTERIORES Y SIENDO EVIDENTE QUE APARECIERON GENTES DE CANAÁN EN TARTESSOS (fenicios; israelitas; judïos o filisteos). ESTUDIAMOS LAS CITAS BÍBLICAS, LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA TARSHISH MENCIONADA POR LA BIBILIA, HA DE SER TARTESSOS. AL MENOS CUANDO SE REFIERE A QUE EMBARCAN DESDE JOPPE (HAIFA), PUES TARSO DISTABA APENAS UNOS TRES DÍAS DE ESTE PUERTO DE ISRAEL Y OFFIR ESTABA EN ETIOPÍA. POR LO DEMÁS, HAY COINCIDENCIAS ENTRE LAS FECHAS Y CRONOÑOGÍAS DE ISRAEL-JUDÁ Y TARTESSOS: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/04/la-tarshish-biblica-y-los-altares.html

- ALTARES TARTESSIOS, CULTOS CTÓNICOS Y CRISOLES (Capítulo 103 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"): ESTUDIAMOS EL SIGNIFICADO DEL TORO Y SUS ASTAS, SIMBOLIZADO ENTRE LOS MARINEROS DE LA EDAD DEL BRONCE COMO PUNTAS DE TIERRA O CABOS QUE SERVÍAN PARA NAVEGAR. ESTUDIAMOS EL TORO COMO TOTEM CTÓNICO Y PROPONEMOS LA IDEA DE QUE EL PUIG CAMPANA Y EL CABEZÓ DEL ORO PUEDAN SER OBSERVATORIOS ASTRONÓMICOS. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/05/altares-tartessios-cultos-ctonicos-y.html

- SMITHING GODS: HERREROS, ALQUIMISTAS Y DIOSES ENJOYADOS (Capítulo 104 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"): ESTUDIAMOS ESTAS FIGURAS LLAMADAS DIOSES DE LA FRAGUA O DEL METAL Y LLEGAMOS A LA CONCLUSIÓN DE QUE LAS ESCULTURAS DE ENKOMI SON ESTE TIPO DE DEIDADES. EN EL ARTÍCULO SE HABLA AMPLIAMENTE SOBRE EL SIGNIFICADO DE LOS RITOS CTÓNICOS RELACIONADOS CON EL LIBRO DE MIRCEA ELIADE "Herreros y Alquimistas" http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/05/smithing-gods-herrreros-alquimistas-y.html

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(7) EXODO 29:

Y ESTO (1) "es lo que les harás para consagrarlos, para que sean mis a sacerdotes: Toma un becerro del rebaño y dos carneros sin defecto; (2) y panes y tortas sin levadura amasadas con aceite; y hojaldres sin levadura untados con aceite, los cuales harás de flor de harina de trigo. (3) Y los pondras en un canastillo, y en el canastillo los ofreceras, con el becerro y los dos carneros. (4) Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la entrada del tabernáculo de reunión, y a ellos los lavarás con agua. (5) Y tomarás las ropas y vestiras a Aaron con la túnica, y el manto del efod, y el efod y el pectoral y le ceñiras con el cinto del efod; (6) y pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema santa. (7) Y tomarás el aceite de la unción y lo derramarás sobre su cabeza, y así le ungirás. (8) Y harás que se acerquen sus hijos y les vestirás con las túnicas. (9) Les ceñirás la faja a Aarón y a sus hijos, les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio por estatuto perpetuo. Consagraras a Aarón y a sus hijos. (10) Y llevaras el becerro delante del tabernáculo de reunión, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro (11) Y matarás el becerro delante de Yahvé a la puerta del tabernáculo de reunión. (12) Y tomaras de la sangre del becerro y la pondrás sobre los cuernos del altar con tu dedo, y derramarás toda la demás sangre al pie del altar. (13) Tomaras tambien toda la grasa que cubre los intestinos, y el lóbulo de sobre el hígado, y los dos riñones y la grasa que esta sobre ellos, y los quemaras sobre el altar. (14) Pero la carne del becerro, y su piel y su estiércol los quemarás en el fuego, fuera del campamento; es ofrenda por el pecado. (14) Asimismo tomarás uno de los carneros, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero. (16) Y matarás el carnero, y tomarás su sangre y la rociarás sobre el altar alrededor. (.... ) Tomarás luego el otro carnero, y Aarón y sus hijos pondran sus manos sobre la cabeza del carnero. (20) Y matarás el carnero, y tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, y sobre el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos, y sobre el dedo pulgar de las manos derechas de ellos y sobre el dedo pulgar de los pies derechos de ellos, y esparciras la sangre sobre el altar alrededor. (21) Y tomarás de la sangre que hay sobre el altar, y del aceite de la unción, y los rociarás sobre Aarón, y sobre sus vestiduras, y sobre sus hijos y sobre las vestiduras de estos; y él será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos y las vestiduras de sus hijos con él. (....) del hígado, y los dos riñones, y la grasa que esta sobre ellos, y la espaldilla derecha, porque es carnero de consagración. (23) También una torta de pan, y una torta amasada con aceite y un hojaldre del canastillo de los panes, sin levadura presentado a Jehova; (24) y lo pondrás todo en las manos de Aarón y en las manos de sus hijos; lo mecerás como ofrenda mecida delante de Jehova. (25) Después lo tomarás de sus manos y lo harás arder sobre el altar en holocausto, como olor grato delante de Yahveh. Es ofrenda encendida a Yahveh (....) (32) Y Aaron y sus hijos comerán la carne del carnero y el pan que está en el canastillo, a la entrada del tabernáculo de reunión. (33) Y comerán aquellas cosas con las cuales se hizo expiación, para consagrarlos y santificarlos; pero ningún extraño las comerá, porque son santas".

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(8) A LOS INTERESADOS EN EL TEMA, LES RECOMENDAMOS LEER MIS ARTÍCULOS:

El Mar del Templo de Salomón

http://decnossosatartessos.blogspot.com/2010/10/el-mar-del-templo-de-salomon.html

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Bronce Tartessio en Templo de Salomón

http://decnossosatartessos.blogspot.com/2010/10/bronce-tartessio-en-templo-de-salomon.html

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Análisis del Codo perimetral y los adornos simbólicos, en el Mar de Salomón

http://decnossosatartessos.blogspot.com/2010/10/analisis-del-codo-perimetral-y-los.html

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Demostración de la utilidad matemática del Codo Perimetral, que hemos hallado en El Mar de Salomón (cálculo de areas y volúmenes esféricos, sin precisar de "pi").

http://decnossosatartessos.blogspot.com/2010/10/demostracion-de-la-utilidad-matematica.html

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Cuadratura del círculo en el Mar de Salomón

http://decnossosatartessos.blogspot.com/2010/10/cuadratura-del-circulo-en-el-mar-de.html

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Sobre el cuadrado y en triángulo trazado en el Mar de Salomón

http://decnossosatartessos.blogspot.com/2010/10/muchos-historiadores-de-la-ciencia.html

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La prueba: El ábaco pitagórico, inspirado en el Mar de Salomón

http://decnossosatartessos.blogspot.com/2010/11/la-prueba-el-abaco-pitagorico-inspirado.html

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(9) (Libro I de los Reyes, 7):

Construyó Salomón su casa en trece años, tras los cuales quedó totalmente acabada” (7,1). Narrándose como se hizo con cedros del Líbano con una planta y tamaño de cien codos, por cincuenta de ancho y treinta codos de alto (7,2). Luego, llamó Salomón al arquitecto del rey de Tiro, un hombre llamado Hiram, quien adorna y cubre el templo de objetos votivos y de metales preciosos. Construyendo y colocando en primer lugar las dos columnas del final del templo, que tenían 18 codos de altura, a las que rodeaba un hilo de 12 codos (7,15). Sobre estos situó dos capiteles de 5 codos cada uno de alto y a cada cual le labró decorando 7 redes trenzadas; llevando cada red dos series de granadas esculpidas (7,16-18).

Hizo luego un mar de metal fundido, de diez codos de borde a borde; era perfectamente redondo, de diez codos de anchura y un hilo de treinta codos ceñíale alrededor. Por debajo del borde ordábale en torno coliquíntidas, diez por cada codo, dando la vuelta a todo el mar. Las dos hileras de coliquíntidas habian sido fundidas a la vez que el mar. Este descansaba sobre doce toros, de los que tres miraban a septentrión, tres a occidente, tres a medio dia y tres a oriente. El mar asentábase sobre ellos (…) Tenía el mar el grueso de un palmo y su borde semejaba al de una copa, a modo de flor de lirio; cabían el él dos mil batos” (I, Reyes, 7, 23-26). –antes de proseguir diremos que las coliquintidas son frutas redondas, semejantes a la granada y el “bato” es una medida judia de capacidad, correspondiente al “barril” de unos 10.5 litros, ó, 21 litros modernos el doble bath-.

Sigue este interesante capítulo que narra la construcción del Templo de Salomón, diciendo: “Fabricó diez basas de bronce, cada una de diez codos de longitud, cuatro de anchura y tres de altura” (7,27). Tanto como cuenta que en estas basas, colocó 10 aguamaniles, cuya capacidad de cada uno era 40 “batos”, pues medían “cuatro codos de dimensión “ (hemos de entender de cubicaje en este versículo 7,28). Cada una de estas pilas descansaban sobre esos basamentos y cada basa se situaba equidistante, cinco a cada lado del templo. Todo cuanto va recogiendo que se recubre de metales precisos en el lugar sagrado de Salomón,, fue expresamente creado y fundido por Hiram para ese rey (7,46)”.

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(10) Ver en enciclopedia judía: shem-ha-meforash

https://www.jewishencyclopedia.com/articles/13542-shem-ha-meforash

En este artículo se dice: “Desde los primeros tiempos, el Tetragrammaton ha sido un elemento extremadamente importante en el misticismo judío. Según el "Sefer Ḥanok". (en Jellinek, "BH" ii. 117), fue Hillel quien transmitió el nombre de Dios a las generaciones posteriores a Ezra, mientras que Abbahu y Ze'era (3 y 4 ctv) y los "hombres de fe" ("anshe emunah ") se mencionan como poseedores de este conocimiento después de Hillel. Hay varios otros nombres, además del Tetragrammaton, que se designan de acuerdo con el número de sus letras, como el nombre de doce letras y el de cuarenta y dos letras (ver Ḳid. 71a; Bacher, "Ag. Bab. Amor. "págs. 17 y ss.), y el nombre de setenta y dos letras (véase Lev. R. xxiii .; Gen. R. xliv.).lc)” (SIC)

"Yahweh" es una abreviatura de la frase "yahweh (él crea existencia); ašer (el que) yihweh (existe)". Normalmente se entiende YAHWEH como: “El que es”, “el que existe y da existencia”.

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(11) Zulema y la leyenda de la Mesa del rey Salomón FERNANDO ARROYO DURÁN

CAPÍTULO XIV, pags 223 y ss.

www.aguilar.es

Hispania incognita // LIBERADO EN LA RED COMO DOC. PDF

(11a) pag 224

(11b) pags 225 y226

(11c) pags 227

(11d) “Zulema, como derivado del árabe Sulayman (Salomón), es anterior a los tiempos del arzobispo e historiador Rodrigo Jiménez de Rada (1170-1247), gracias a cuya versión o aclaración de la leyenda de la Mesa del rey Salomón, ésta no ha pasado desapercibida para Alcalá de Henares” (…) “No obstante, merced a la versión más extendida por las crónicas musulmanas, el lugar donde se dice que los árabes encontraron la Mesa de Salomón es en los subterráneos de la ciudad de Toledo, más concretamente, en la Cueva de Hércules. Sin embargo, aunque este episodio fue muy difundido e incluso mencionado, junto con el relato de «La casa cerrada de Toledo», en el libro de Las mil y una noches, hay otras crónicas e indicios que señalan el hallazgo fuera ya de la capital del reino visigótico”. (SIC idem; pags 229 y 230)

Las versiones más antiguas que se conservan sobre el hallazgo de la Mesa de Salomón son las de Ibn Habib y Abd al-Hakam. La crónica Kitab Futuh Misr, escrita por este último, recoge las noticias del historiador Utman ibn Salih (siglo IX): «Tariq pasó a Toledo, entró en la ciudad y preguntó por la Mesa, pues no le preocupaba otra cosa, ya que era la Mesa de Salomón, hijo de David, según decían las gentes del Libro [los musulmanes llamaban a judíos y cristianos «gentes del Libro», esto es, gentes que tenían la Biblia como libro sagrado]. Y cuenta Yahya ibn Bukayr, según el testimonio de Al-Layt ibn Sa’d: “Fue invadido Al Ándalus por Musa ibn Nusayr y tomó la Mesa de Salomón y la corona».

Por su parte, Ibn Habib, recogiendo el testimonio de Al-Layt ibn Sa’d, un jurista egipcio que alcanzó gran reputación en la Al Ándalus del siglo VIII, dice en su crónica que la Mesa de Salomón fue encontrada por Tariq y aporta sobre el objeto una descripción, procedente de Abd al-Hamid ibn Humayd. «Nos cuenta Abd Allah ibn Wahb ibn al-Layt que Tariq, cliente [persona bajo tutela] de Musa ibn Nusayr, cuando conquistó Toledo, se hizo con la Mesa de Salomón, hijo de David, que estaba coronada con piedras preciosas, hecha

de oro, adornada con aljófares y jacintos, y cuyo precio era incalculable. Había también otra mesa de ónice,

también sin precio”. (SIC idem; pags 231, 232)

(11f) SIC idem; pags 233

(11g)Entre los sorprendentes relatos de las fuentes escritas tenemos la crónica bereber anónima recogida por Ajbar Machmua en el siglo XI, en la que se menciona cómo el caudillo árabe Musa, envidioso del éxito obtenido por su lugarteniente Tariq en la batalla de Guadalete o de la laguna de la Janda (711) frente al rey visigodo don Rodrigo, embarca también hacia España con 18.000 guerreros. Hubo entonces un enfrentamiento entre Musa y Tariq por la posesión de la Mesa de Salomón, objeto que estaba entre el tesoro real godo en Toledo. Al no ceder ninguno en sus pretensiones, solicitaron el pronunciamiento del califa de Damasco, si bien no consta cuál de los dos se hizo finalmente con la preciada reliquia. El caso es que ni Musa ni Tariq regresaron a España, dejando allí abandonados a sus 25.000 hombres. El hijo de Musa, Abd al-Aziz, fue nombrado por su padre gobernador de los nuevos territorios, llegando a ser el primer emir de Al Ándalus (714-716)”. -SIC idem; pags 232-

(11h) El pseudo Ben Qutaiba, en Imamat wa-l-Siasat, refiere que Musa atravesó España hasta que llegó a la ciudad de los reyes, Toledo, donde encontró un palacio llamado «mansión de los monarcas», nombre que le venía dado por haberse hallado en él veinticuatro diademas de oro, una por cada uno de los reyes godos que habían reinado en España -los visigodos fueron en Occidente los más afamados orfebres de su tiempo-. «Cada diadema tenía una inscripción que decía el nombre del rey al cual había pertenecido, el número de hijos que había dejado, el día de su nacimiento, el de la subida al trono y el de la muerte; porque había la costumbre, entre los soberanos godos de España, de que la diadema usada por cada uno de ellos durante su vida debiera, después de muerto, ser depositada en aquella mansión». Musa encontró, además, una mesa con el nombre inscrito de Salomón, hijo de David, y otra mesa de ágata” .-SIC idem; pags 233-

(11i) Al contrario que las crónicas árabes y bereberes, que inciden en el desarrollo de la conquista o en la descripción de la Mesa de Salomón, la tradición hispano-árabe (recogida por autores andalusíes o magrebíes ya tardíos) se ocupa más del origen remoto de la reliquia y del motivo por el que se encontraba

en Al Ándalus. Dicha tradición parece tener su origen en la obra de Al-Razi, quien ofrece dos versiones:

«En ella [Toledo] encontró Tariq la Mesa de Salomón, que pertenecía a los tesoros de Isban, rey de los romanos, que es quien construyó Sevilla, que la había tomado de Jerusalén como ya se ha visto: esta mesa fue valorada por Al-Walid ibn al-Malik en cien dinares. Dicen que era de esmeralda verde, y también que ahora está en Roma».

Como se ve, en la conocida como Crónica del moro Rasis se apunta, en la parte en que se describe Al Ándalus, que la Mesa de Salomón se encontró en Toledo, mientras que, al relatar la historia de la conquista, la reliquia era hallada en una ciudad llamada de la Mesa (Al-Ma’ida), situada al otro lado de

los montes... Esta dicotomía también aparece en Naft al-Tib, donde Al-Maqqarí atribuye la noticia al historiador cordobés Ibn Hayyan. «Dijo Ibn Hayyan: “Tariq se dirigió a Toledo, capital de la monarquía goda y la encontró vacía, pues sus habitantes habían huido y se habían refugiado en una ciudad que está al otro lado de las montañas. Reunió entonces a los judíos de Toledo, dejó en ella a algunos de sus compañeros y se marchó detrás de los que habían huido a Toledo. Se encaminó hacia Wadi al-Hiyara, luego se dirigió hacia el monte y lo cruzó por el fayy -desfiladero- que lleva ahora su nombre. Y llegó a la ciudad de Al-Ma’ida, tras el monte, referida a Salomón, hijo de David, Mesa que era de esmeralda, tanto sus bordes como sus pies que son trescientos sesenta y cinco».-SIC idem; pags 234 y 235-

ANOTACIÓN NUESTRA: Los lugares de la Península que se denominan Almeida (y sus cercanas poblaciones llamadas Amendra) están muy cerca de Figueira de Castelo Rodrigo; en los límites de Portugal o en Alto Douro. Donde la leyenda nuestra sitúa el escondite de Don Rodrigo y donde el texto narra fue enseñada la Mesa de Salomón al rabino de Oporto. Allí es donde dice que la buscó Muza, la leyenda que analizamos.

(11j) -SIC idem; pags 236 y ss-

(11k) -SIC idem; pags 243-

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(12) A los interesados en las Cuevas de Higares, les recomendamos de nuevo la página de Jose Luis Alónso: https://www.leyendasdetoledo.com/la-cueva-de-higares-o-de-hercules/

La cueva de Higares, Olihuelas ¿o de Hércules?

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DONDE ENCONTRAREMOS EL LIBRO:

BREVE DESCRIPCIÓNDE LAS CUEVAS DE HIGARES (autor JAIME RUBIO HERVÁS)

Toledo, Descargado de www.leyendasdetoledo.com27 - VI - 2002

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(13) Biografía de Muñoz Garnica: MANUEL MUÑOZ GARNICA (1825 – 1876) JAÉN, SUS CALLES, SUS PERSONAJES

https://personajescallejerojaen.blogspot.com/2019/05/manuel-munoz-garnica-1825-1876.html

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(14) La pérdida de Hispania y la formación de al-Andalus

Autores: Juan Abellán Pérez / Localización: Historia de España de la Edad Media / coord. por Vicente Ángel Álvarez Palenzuela, 2002, ISBN 84-344-6668-6, págs. 59-78

(14a) cita (14) pag 60.

(14b) cita (14) pag 61.

(14c) cita (14) pag 70 y ss.

(14d) cita (14) pag 72 y ss.

(14e) cita (14) pag 72 y ss.

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(15) Estrategia de invasion (708-725 d.C.), por don Fernando SOTERAS

ESCARTÍN, Teniente Coronel de Infantería (CGA). DEM 159 //

REVISTA DE HISTORIA MILITAR Año LIII, 2009 Núm. 106

(15a): cita (15) pag 170 y ss.

(15b): cita (15) pag 171

(15c): cita (15) pag 177

(15d): cita (15) pag 178

(15f): cita (15) pag 179

(15g): cita (15) pags 191-192-193-194

(15h): cita (15) pags 197-199-200

(15i): cita (15) pags 200 y 201

(15j): cita (15) pags 200 y ss (203-204-205)

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(16) DON RODRIGO, EL GODO, EN LOS ROMANCES por Joaquín Díaz (1986)

https://funjdiaz.net/articulos/1986rodrigo.pdf

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(16a) DON RODRIGO, EL GODO, EN LOS ROMANCES por Joaquín Díaz (1986) // páginas 68 y 69

(16b) Idem anterior páginas 69 y 70

(16c) Idem anterior página 71

(16d) Idem anterior páginas 73 y ss.

La penitencia de Don Rodrigo, impreso por primera vez en 1550 dentro del pliego suelto mencionado, es reproducido posteriormente en multitud de recopilaciones y cancioneros de Romances”

(16e) Idem anterior

La tesis copiada -ver (17)- incluye hasta los mismos números en las citas

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(17 https://helvia.uco.es/bitstream/handle/10396/12815/2015000001154.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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(18) La verdadera historia del rey Don Rodrigo (1589), de Miguel de Luna

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(19) https://toledoolvidado.blogspot.com/2014/06/el-convento-de-san-pablo-del-granadal.html

TOLEDO OLVIDADO (SIC):

Lo cierto es que la zona ya es mencionada como barranco de San Pablo en 1158, citándose en él una iglesia. Es por ello que Julio Porres Martín-Cleto plantea la posibilidad de que aquí se levantara la iglesia de San Pablo en época visigoda, al dividirse en dos la iglesia pretoriense de San Pedro y San Pablo (una fue probablemente al palacio visigodo o pretorio conocida como San Pedro in alficen, en lo que hoy es el Alcázar, y la otra -dedicada a San Pablo- tal vez a este lugar).

Esa iglesia parece ser la que en 1162 el arzobispo cedió a la basílica de Santa Leocadia según reza un documento. El huerto que la rodeaba, denominado ya del Granadal por la abundancia de este árbol frutal, es citado en documentos de 1182, 1194 y 1210, que lo sitúan junto a la Puerta del Vado y junto a otra puerta denominada de los Grederos o de Atelafín. No podemos olvidar que este fértil paraje quedaba junto a la orilla del río por entonces, pues hasta aquí llegaba el brazo derecho del río que en este tramo se dividía en dos dejando en medio la célebre Isla de Antolínez, que no fue desecada hasta comienzos del XIX.

Si bien la iglesia de San Pablo del Granadal había sido cedida como hemos visto a la Basílica de Santa Leocadia, era la Catedral su propietaria. De este modo el cabildo catedralicio permutó los terrenos con el rey Fernando III el Santo el 7 de septiembre de 1229. La permuta se hizo para permitir al rey que allí se estableciera la Orden de Predicadores o Dominicos, que edificaron allí el convento que ha llegado ruinoso a nuestros días.

Fue construido al año siguiente, en 1230, también bajo la advocación de San Pablo y en él permanecieron hasta 1407 en que por motivos de salubridad (la cercanía del río debió ocasionarles problemas habituales, como paludismo, mosquitos, crecidas...) se mudaron a la zona alta fundando el grandioso convento de San Pedro Mártir. Los dominicos mantuvieron el huerto, destinando el edificio antiguo a simple casa de labranza. Poco a poco el deterioro del edificio por el desuso, las crecidas y el aporte de escombros desde lo alto de la ladera, fue haciendo desaparecer de la memoria de los toledanos que aquí un día se levantó un convento”.

SAN PABLO DE GRANADAL (sic de la página citada).

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(20) Recordemos que el Codo Sagrado hebreo, era igual al Codo Real egipcio, en época de Akhenatón. Midiendo exactamente 52,5 centímetros. SI multiplicamos esta medida por setenta y seis millones; obtenemos una distancia muy cercana al arco terrestre. Ya que (52,5 ctms. X 76.000.000) = 39.900.000 metros.

El conocimiento de que la Tierra es redonda, resultaba absolutamente necesario entre las culturas antiguas y las del desierto, para poderse guiar (también lo fue para las civilizaciones marineras). La obtención de la medida del orbe, se hace de un modo tan simple como trazar una linea recta y descubrir cuándo la sombra cambia de grado, a la misma hora y día. Simplemente basta ver cuando marca un grado más o menos, sirviéndonos de una regla de grados, en circunferencia (grados que ya habían sido divididos en 360, desde comienzos del III milenio a.C.; entre los egipcios y los mesopotamios). Así, con un simple círculo donde se marquen los grados, andando en liner recta de Norte a Sur (o viceversa) pronto sabremos que el valor de este Grado Terrestre es de unos 11.111,111.... metros. Once kilómeros, ciento once metros (periódica de 1 centímetro, milímetro etc); que se corresponde con las medidas egipcias y hebreas. Tanto es así que cuanto puede andarse en el Sabath, es exactamente esto: Una décima parte del grado terrestre. Medida que en imágenes anteriores ya hemos recogido y se denomina “Día del reposo”; cuya equivalencia es 112.037 centímetros. Que es lo mismo a 1.120,037 metros y que si lo multiplicamos por 360 obtendremos la medida del orbe (casi exacto). Ya que (112.037 metros X 360) = 40.333.320. Lo que resulta prácticamente el arco terrestre.

Acerca de esta medida llamada “dia de descanso” (lo que permite andar el Sabath) a mi juicio correspondía a 2100 Codos Sagrados judíos. Siendo exactamente en época antigua: 1.102,5metros. Ello concuerda con la parasanga judía que se llama “viaje del día” y que corresponde a 44.100 metros; siendo su valor (2100 Codos X 4000) . Si todo esto, lo llevamos al arco terrestre, veremos que 210.000 Codos Sagrados multiplicados por 360 grados, nos da prácticamente la medida del Meridiano. Ya que (210.000 · 52,5 ctms. · 360) = 3.969.000 metros.

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(21) Para conocer lo que pudo ser el Mana (o mina hebrea) recomendamos leer:

EL ARCA DE LA ALIANZA, LA VARA DE AARÓN Y EL MANÁ: SIMBOLISMO Y SIGNIFICADO HISTÓRICO

http://decnossosatartessos.blogspot.com/2019/06/el-arca-de-la-alianza-la-vara-de-aaron.html

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(22) Para quienes no lo hayan leído, recomendamos consultar los artículos ya citados y en especial del que a continuación damos link; que trata acerca del significado calendárico de los pectorales de El Carambolo, tanto como el de los efods judíos: VER http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-6.html

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En este recogíamos las siguientes citas acerca del llamado "Racional del Juicio": ...- Éxodo, XVIII, 15 y ss. (Traducción de La Vulgata sobre textos hebreo y griego de Jose Ma. Bover y Francisco Cantera, Biblioteca de autores cristianos, Madrid, 1947).

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- Éxodo XVIII, 2 y ss. Resumimos algunos fragmentos poniendo paréntesis con puntos suspensivos, y se marcarán los números de Versículos, entre los paréntesis [ ]:

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Vers.: "[2] (..) harás vestidos sagrados á Aarón tu hermano (..) [3] (..) á fin que hagan los vestidos de Aarón, para consagrarle á que me sirva de sacerdote. [4] (...) que son estos: El Racional del Juicio, y el "ephod", el manto, la túnica labrada, la mitra, y el cinturón (…) para que sean mis sacerdote. [5] Tomarán oro, cárdeno, púrpura, carmesí y lino torcido. [6] Harán el "ephod" de oro y cárdeno; púrpura, y carmesí con lino torcido en obra de bordador. [7] Tendrá dos hombreras que se junten á sus dos lados (...) [8] El artificio de su cinto que está sobre él, será de su misma obra, hecho con lo mismo: De oro, cárdeno, púrpura, carmesí y lino torcido. [9] Y tomarás dos piedras oniquinas y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel: [10] Seis de sus nombres en la una piedra y los otros seis en la otro entalle, conforme al órden de nacimiento en ellos. [11] De obra de escultor en pedrería á modo de grabaduras de sello, harás tallar aquellas dos caras con los nombres de los hijos de Israel alrededor engastes de oro. [12] Y pondrás aquellas dos piedras sobre

los hombros del "ephod", para petreas memorias de los hijos de Israel. Así Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová en sus dos hombros por memoria. [13] Harás pues, engastes de oro, [14] Junto a dos cadenillas de oro fino; las cuales harás como de trenzas en filigrana; y fijarás las cadenas con hechura de trenzas de oro en los engastes. [15] Harás asimismo el Racional del Juicio de primorosa obra, le has de hacer conforme á la obra del "ephod", de oro, cárdeno, púrpura, carmesí y lino torcido. [16] Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo de ancho: [17] Lo llenarás de pedrería con tres filas de cuatro órdenes de piedras: Una primera linea será de una piedra sárdica, un topacio, y un carbunclo. [18] El segundo orden llevará: Una esmeralda, un zafiro, y un diamante. [19] La tercera linea: Un rubí, un ágata y un amatista [20] El cuarto orden: Un berilo, un onix, y un jaspe. Estarán engastadas en oro en sus encajes. [21] Así serán aquellas piedras según son los

nombres de los hijos de Israel (doce y conforme a sus denominaciones); como grabaduras de un sello cada una con su nombre, vendrán á significar según las doce tribus. [22] Harás también en el Racional cadenetas de hechura de trenzas de oro fino. [23] Y en ese mismo habrá dos anillos de oro, los cuales pondrás á las dos puntas del Racional. [24] Tanto como pondrás las dos trenzas hechas en filigrana de oro en los dos anillos y á los dos extremos de aquel (pectoral) [25] Al igual que sujetarás los dos cabos de las dos trenzas, sobre los dos engastes, situándolas á los lados del "ephod", en la parte delantera (del pecho). [26] Además, harás también otros dos anillos de oro, que situarás á las dos puntas del Racional, en su orilla que está al lado del "ephod" (de la parte de dentro). [27] Y asimismo dos argollas (anillos) más en oro, los cuales pondrás á los dos lados del "ephod", abajo y en la parte delantera, frente a su juntura sobre el cinto de aquel ephod. [28] Así se unirán ese Racional con sus anillos, á los del "ephod" con un cordón de jacinto, para que esté sobre el cinto de este y nunca se aparte el Racional del "ephod". [29] de tal modo, llevará Aarón los nombres de los hijos de Israel en el Racional del Juicio sobre su corazón, cuando entrare en el santuario, para memoria delante de Jehová continua".

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Vers.: "[30] También pondrás en el Racional del Juicio "Urim y Thummim", para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entrase delante de Jehová para que lleve siempre Aarón el Juicio de los hijos de Israel, sobre su corazón delante de Jehová. [31] Harás el manto del "ephod" todo de jacinto [32] Y en medio de él, por arriba, habrá una abertura, la cual tendrá un borde alrededor de obra de tejedor (como el cuello de un coselete, para que no se rompa). [33] Abajo en sus orillas harás granadas de jacinto, púrpura y carmesí (por sus bordes de alrededor); y entre ellas, campanillas de oro alrededor. [34] Una campanilla de oro y una granada, continuas pondrás por las orillas del manto alrededor. [35] Y estarán sobre Aarón cuando ministrare; así se oirá su sonido cuando él entrare en el santuario, delante de Jehová y cuando saliere, porque no muera. [36] Harás además una plancha de oro fino, y grabarás en ella grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVA. [37] La pondrás con un cordón de jacinto, y estará sobre la mitra; por el frente anterior de esta mitra. [38] De ese modo, sobre la frente de Aarón, se llevará el pecado de las cosas santas, que los hijos de Israel hubieren consagrado en todas sus santas ofrendas; y sobre su frente estará continuamente para que hayan gracia delante de Jehová. [39] Luego bordarás una túnica de lino y harás una mitra de lino; tanto como también un cinto de obra de recamador. [40] Y para los hijos de Aarón harás túnicas, les harás cintos y les formarás chapeos (tiaras) para honra y hermosura. [41] Con todo ello, vestirás á Aarón tu hermano; á sus hijos y los ungirás, los consagrarás y santificarás, para que sean mis sacerdotes. [42] También les harás pañetes de lino para cubrir la carne vergonzosa; serán desde los lomos hasta los muslos [43] De tal modo estas vestiduras estarán sobre Aarón y sobre sus hijos cuando entraren en el tabernáculo de testimonio, ó cuando se llegaren al altar para servir en el santuario; porque no lleven pecado,y mueran. Estatuto perpetuo para él y para su simiente después de él".

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(23) Decíamos al comienzo de esta leyenda:

Sigue Fernando Arroyo Durán, exponiendo que la tradición hispano-árabe (andalusí) sobre la Mesa, es muy diferente; centrándose en el valor espiritual y como reliquia judeo cristiana. Asimismo, hablan de que Tarík para hacerse con ella debió de ir hacia el Norte; pues en Toledo ya no quedaba nadie, a su llegada. Todos los habitantes habían huido detrás de las montañas, necesitando dirigirse el general musulmán donde se refugiaron los toledanos; alcanzando la mesa en un lugar al que puso el mismo nombre “Medina Al-Meida”. .

Ver cita: (11i) .

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(24) La lista de los obispos godos de Lamego y sus años de nombramiento, es la siguiente:

Sardinário (año 572) // Filipe (año 589) // Profuturo (año 633-638) // Vitarico (año 646)

Vemos que coincide con lo que narra la leyenda.

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