Desearía dedicar estas leyendas al matrimonio Ocaña del Valle y a sus hijos (Manuel, Francisco e Isabel). Personas entrañables y salmantinos “de pro”, que me dieron a conocer en los años ochenta, la historia de la Mesa de Salomón y su posible ubicación en las proximidades de Segoyuela.
ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general de leyendas: http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2023/01/indice-de-leyendas-de-la-mota-del.html
Los capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido en rojo y cuya finalidad es razonar ideas). Si desea leer el artículo entre líneas, bastará seguir las letras negrillas y las rojas destacadas.
ANTES DE COMENZAR:
El relato se ha dividido en tres partes; esta es la segunda, que contiene la leyenda de “La maldición de San Eugenio”. Antes de leerlo, recomendamos conocer el anterior; donde se dan numerosos apuntes históricos sobre San Eugenio III y los monarcas godos que gobernaron durante su mandato como obispo de Toledo (Chindasvinto y Recesvinto).
PARA LLEGAR A LA PRIMERA LEYENDA DE DON RODRIGO, PULSAR:
LA TERCERA ESTÁ EN EL SIGUIENTE LINK:
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes de San Román de Hornija. Arriba, la población, desde la entrada por VillaEsther, con algunos de sus famosos viñedos. Los que vemos en foto, pertenecen a una de las mejores bodegas del Mundo, cuyos caldos se encuentran entre los de mayor calidad del Planeta. Su nombre es Pintia, y nos recuerda la capital de los “vacceos”; tribu celtibérica que habitaba en las actuales provincias de Valladolid, parte de Zamora y Palencia. Con una ciudad principal, situada en la actual Pinilla de Duero; Pintia, prerromana (junto a Peñafiel). Estas viñas, de las que nacen los “Pintia”, se hallan en San Román de Hornija; a muy poca distancia de lo que antaño fue un monasterio homónimo, fundado por Chindasvinto, para enterrarse allí junto a su mujer. La historia supone que en esas tierras que el rey godo legó, para construir su basílica y panteón; se hallaba su villa de recreo. Siendo así, quizás podamos comprender por qué Chindasvinto amaba tanto este lugar (donde nacen algunos de los mejores vinos del Mundo) y quizás también, por qué vivió este rey noventa y un años-. Al lado, vista de la torre principal en la iglesia de San Román de Hornija; donde antes estuvo el cenobio visigodo, sepulcro de Chindasvinto y de su mujer Reciberga. Tras haber sido ese convento destruido en varias ocasiones, por los ataques árabes -antes y después de a Reconquista-; fue reconstruido en tiempo de los mozárabes (durante el siglo X, recibiendo repetidas razzias tras reedificarse). Se conservó como templo mozárabe, pero hacia 1600 fue reformado -lo que supuso la pérdida de su estructura original-. A finales del siglo XVIII sufrió un grave incendio, por el que hubo de ser reconvertido en una iglesia, conforme a los gustos de época; y junto a una casa prioral (donde se recogieron múltiples columnas y restos pertenecientes a las etapas anteriores). Finalmente, sufrió desamortización en 1837 y la casa del priorato quedó abandonada, llegando al siglo XX en estado de ruina. Por fortuna, hacia 1909, visitó la iglesia y su edificio prioral Manuel Gómez-Moreno; al que se debieron numerosas mejoras. Las excavaciones llevadas a cabo a finales del XIX, habían dado como resultado el hallazgo del sarcófago de Chindasvinto y numerosos restos que se muestran hoy en una capilla de la iglesia, como pequeño museo del panteón de este importante rey godo. Abajo, el Duero a su paso por Toro, en las cercanías de San Román (puente que se considera de origen romano y nuevas trazas románicas). Esta población se encuentra donde desembocan los ríos Bajoz y Hornija, afluentes del anterior; en un lugar de enorme riqueza agrícola. Los vinos de San Román (denominación Toro); solo son comparables con los de la zona de Valbuena, en la Ribera de Duero -considerados entre los mejores del Mundo-.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Entrada a la iglesia de San Román, en cuyo arco vemos -al fondo- las viñas de las bodegas Pintia. Sabemos que este monasterio fue legado por Chindasvinto hacia el año 645, para enterrar allí a su mujer y ser posteriormente inhumados juntos. Se supone por ello, que se trataba de la villa campestre de ese rey, que fue uno de los más importantes y poderosos de la Hispania goda. Que dejaría su mejor hacienda y palacio (convertidos en cenobio), con el fin de que la Iglesia velase eternamente de sus restos. Todo lo que nos lleva a deducir que esos campos, donde hoy se cultivan uvas, de las que nacen vinos como Pintia o Elías Mora; eran antaño los del rey Chindasvinto. Famoso por longevo y por su fortaleza física. Tanta que se casó a los setenta y cinco años con una quinceañera (llamada Reciberga) a la que dejó embarazada al menos cuatro veces. Naciendo de ambos: Goda, Recesvinto, Teodofredo y Fáfila. El monarca murió a los noventa y uno, retirado en este lugar; seguramente degustando los magníficos caldos que estos campos regalan (1) .
III) EL PODER DE SAN EUGENIO:
Cuando se otorga un “poder” maléfico o milagroso a ciertos personajes históricos; siempre hay quienes niegan que existan “fuerzas extrañas”. Otros -más educados- manifiestan su negativa con una sonrisa, escondiendo una actitud irónica. Estos dos casos, son los más frecuentes; formando una gran mayoría incrédula, considerando las sensaciones y hechos paranormales, como “para anormales”. Pues -en verdad- los que niegan ese Mundo inexplicable unido a figuras del pasado; piensan que quienes creen en él, lo hacen debido a una falta de cultura o bien por simple carencia de materia gris. Dicho esto; no entraremos en polémica sobre la veracidad de extraños sucesos, ni menos en los poderes “paranaturales” de algunos personajes históricos. Pero sí escribiremos una frase que se convirtió en dicho hispano; como respuesta de los gallegos, cuando se les preguntaba por las “meigas”. Pues al cuestionarles si creían en ellas; contestaban con el conocido galleguismo:
-“Haberlas, `hailas´”-.
En relación a las maldiciones “caídas” sobre quienes intentaron dañar la figura de San Eugenio, o expoliar las tumbas de Reciberga y Chindasvinto-. Diremos que “Haberlas, las hubo”. De tal modo, vamos a recoger la que narra el Codex Calixtinus, ya en el siglo XII. Describiendo que cuando el general de Almanzor atacó y destruyó el pueblo de San Román de Hornija; quiso derribar el convento y tumbas de esos abuelos de Don Rodrigo y Don Pelayo. Recordando el libro “calixtino”, el modo en que hacia el año 995, Almanzór arrasó la población y basílica de San Román. En esta razzia, uno de sus lugartenientes deseó tirar las columnas del panteón real, introduciendo cuñas en los fustes (para desmochar los capiteles). Pero mientras ese sarraceno realizaba la pretendida demolición, sufrió una maldición; quedando bajo la techumbre pétrea. Cayendo los pilares del monasterio, sobre aquellos que lo atacaban. El relato se encuentra en el libro quinto, capítulo XXV, del mencionado Codex Calixtinus; que literalmente dicta:
“Luego, pues, devastando las tierras de España, llegó a la villa que vulgarmente se llama Orniz, en la que había una bellísima y muy buena basílica de San Román con riquísimos paños y códice, cruces de plata y telas bordadas de oro. Y al llegar a ella el inicuo Almanzor robó cuanto en ella encontró y de igual suerte devastó la villa. Y habiéndose albergado con sus ejércitos en esta villa, cierto capitán de sus huestes que entró en la iglesia vio las bellísimas columnas de piedra que sustentaban el techo de la iglesia y cuyos capiteles estaban plateados y dorados, y estimulado por su odio y crueldad, clavó una cuña de hierro entre una columna y su basa. Y al golpear fuertemente aquella cuña con un martillo de hierro, tratando de derrumbar toda la iglesia, el hombre se convirtió en piedra por providencia de Dios. Y esta piedra con forma humana subsiste hasta el día en la misma iglesia y tiene el mismo color que tenía la túnica del sarraceno entonces” (2)
Los hechos recogidos por el “Pseudo Turpin” (libro considerado la primera guía del Camino de Santiago y normalmente llamado Codex Calixtinus), demostrarían que todavía en el año 1150 se mantenía vivo el recuerdo de esa campaña de Almanzor. Donde al llegar el general musulmán a San Román de Hornija, intentando expoliar cuanto podía en el panteón de Chindasvinto y Reciberga; sus huestes sufrieron un gran accidente. Cayendo el edificio, sobre aquellos que pretendían derrumbarlo. La escena descrita se justifica históricamente, tal como Luis de Molina destaca; quien nos dice que este ataque de Almanzor se corresponde -en los códices- con el numerado y denominado "La cuadragesimo quinta, la de San Román; en la que realizó una gran matanza y obtuvo muchos cautivos, regresando posteriormente" (aceifa que correspondería a noviembre del 995). Acerca de este hecho, que parece histórico y perfectamente documentado; existe una leyenda donde se narra lo sucedido con el lugarteniente sarraceno. Que tras derrumbar parte de los pilares y perecer bajo ellos, no sería rescatado de los escombros; quedando allí petrificado y hecho mármol. Los monjes que más tarde reconstruyeron el panteón, esculpieron una columna de color oscuro con su cuerpo marmóreo. Este fuste tallado con los restos del comandante de Almanzor petrificado por la maldición, fue más tarde puesto bajo el púlpito; para que los sacerdotes del templo se dirigieran a los fieles pisando al que quiso destruirlo.
A día de hoy, todavía podemos ver en la iglesia de San Román de Hornija, esa columna de color oscuro. Pilar que legendariamente se considera el cuerpo lítico del alto mando sarraceno; al que le que cayeron losas y maldición. El fuste fue extraído -no hace mucho- de la parte baja del púlpito, para ser expuesto en el pequeño museo de Chindasvinto. Pero parece ser, que su anterior existencia bajo ese estrado sacerdotal, supuso la localización de las tumbas. Teniendo con ello certeza del lugar donde estaba enterrado Chindasvinto, junto a su amada Reciberga (cerca de esa piedra “negra”). Pues observar los expertos una columna gris de estilo mozárabe; la relacionaron con la narración del Codex Calixtinus. Deduciendo que junto a ese púlpito podrían haber escondido los monjes mozárabes las tumbas de los monarcas visigodos. Evitando con ello, que en los diferentes ataques de los ejércitos musulmanes, se expoliasen los restos y el recuerdo de los antiguos reyes godos. Cuanto recogemos, no sería más que una curiosidad y una leyenda, contenida en el “Pseudo Turpin” calixtino; si unos hechos casi iguales a los descritos, no se hubieran producido en el mismo lugar, hace unos cuatro años. Nos referimos al intento de expolio de la casa parroquial en San Román de Hornija, sucedido en 2017. Edificio que contenía los antiguos capiteles mozárabes de la basílica panteón de Chindasvinto, que volvieron a ser derribados y robados; tal como relatamos después de las imágenes.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres fotos del famoso fuste oscuro, considerado el cuerpo petrificado del comandante de Almanzor; que quedó atrapado entre los escombros, al querer derruir en el año 995 el panteón de San Román de Hornija (agradecemos a la parroquia de San Román, nos permita divulgar nuestras fotografías).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotos más de la mencionada columna mozárabe. Observemos su gran trabajo a modo salomónico (con estrías). Asimismo, destacan sus adornos con plumas, típicamente orientales; lo que haría identificarla con el cuerpo de aquel mando de los ejércitos sarracenos (agradecemos a la parroquia de San Román, nos permita divulgar nuestras fotografías).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, detalle del lugar donde se expone esta columna, en el pequeño museo de Chindasvinto de San Román. Abajo, púlpito que antaño se sustentaba con esta columna; recordando así que los sacerdotes predicaban subidos a ese cuerpo petrificado del comandante de Almanzor (que intentó derribar la basílica panteón).
El segundo expolio del que hablamos, sucedió en 2017; durante una noche oscura en que un desalmado se acercó hasta la antigua “casa del priorato”, en San Román de Hornija. Durante años, el edificio había estado en venta y nadie lo adquirió, por su terrible situación de ruina. Afortunadamente, en 2016, el ayuntamiento de San Román logró comprarlo; reuniendo el dinero que pedían por lo poco que quedaba de él. Pero tristemente, al conocer algunos que la famosa fachada con columnas, era de un ente público; debieron pensar que no pertenecía a nadie y que se podía robar, sin temor a represalias.
Aquella casa llamada del priorato, era un antiguo edificio levantado en adobe y tapial; con varias columnas romanas, sustentadas por algunos capiteles mozárabes. Se mantenía en pie hasta nuestros días de modo milagroso y su techo, derrumbado decenios atrás, hizo que el antiguo propietario decidiera venderla. De lo que quedaba del atrio y terraza, llevaba años colgando el cartel de “Se vende”; pero nadie la compraba. Mi mujer y yo, habíamos ido varias veces; aunque al estudiar las posibilidades y la situación absolutamente patética del edificio, decidimos que nos era imposible recuperarla. Menos aún, restaurarla; ya que necesitaba rehacerse enteramente y con delicadeza. Pues en el frente de aquella casa parroquial se encontraban varias piezas protegidas por Patrimonio, que habían pertenecido a la basílica del rey Chindasvinto. La importancia del edificio era tal, que fue publicado como portada en libros sobre el arte mozárabe castellano. Pese a ello, aquella casa del cura, había entrado en abandono absoluto y solo ver el interior, daba escalofríos. Su pared trasera y la frontal, se sustentaban por centenares de puntales colocados en horizontal y puestos a la desesperada; esperando que alguien comprase y se apiadase de aquella construcción (antaño cenobio godo y más tarde convento mozárabe).
Por fin en 2016 el ayuntamiento de su localidad pudo adquirirla, pero no tenían medios para restaurarla, aunque formaba parte del panteón de los abuelos de Don Rodrigo y Don Pelayo. Así fue como sucedió lo peor, en una oscura noche de 2017; cuando un desaprensivo ladrón, quiso llevarse algunos de sus capiteles. Para lograrlo, usó las mismas malas artes que el lugarteniente de Almanzor (más de mil años después); introduciendo cuñas entre el fuste y apoyos en las columnas. De pronto, aquel pórtico se derrumbó; pero el expoliador no sintió siquiera miedo. Creyó que nadie le vería y que los vecinos de San Román, pensarían que la casa del priorato se caía por efecto del clima, o por las lluvias. Sabía que todos esperaban que aquello pasase, pues la vieja construcción de tapial, se sujetaba gracias a puntales; que la sostenían como alfilerillos pinchados en sus paredes. De tal manera; el delincuente, tras ver como se derruía, esperó a que pasara la noche. Después de unas horas, apercibiéndose de que no había personas observando la plaza de la iglesia; procedió a meter en su coche uno de los más valiosos capiteles. En todo este desastre, al menos hubo una fortuna; porque al derrumbarse el frontal del edificio, ni las columnas ni las lujosas piedras que lo sustentaban, sufrieron grandes daños. Un milagro debido a la fragilidad de la propia construcción; consistente en adobe y poco más, lo que actuó como “colchón” ante esa caída provocada por el desaprensivo.
Al día siguiente, los vecinos del pueblo se apercibieron de que ante tanto escombro, parecía que faltaban algunas piezas de mármol que antes lucían en el edificio. Fue así, como al limpiar por encima el lugar, confirmaron que al menos uno de los capiteles (mozárabe o visigodo) había sido robado. Llegó pronto el caso hasta la Comandancia de Guardia Civil de Mota del Marqués; comenzando a estudiarlo un gran amigo mío y sargento de la Benemérita (del que omito el nombre, por motivos evidentes). Aquel gran profesional de la investigación policial, tan solo necesitó unas semanas para localizar las piedras robadas en San Román; que les fueron devueltas a sus propietarios en apenas meses. La historia que relatamos logró saldarse con un final feliz, pues tras el suceso, la Consejería de Patrimonio tomó cartas en el asunto y ayudó a restaurar el edificio. El ladrón fue capturado y condenado. Finalmente y debido al expolio; La Junta de Castilla y León cargó con el gasto para la recuperación del edificio, cuyo fin será crear en su interior, un futuro museo dedicado a los reyes Chindasvinto y Reciberga. Dos monarcas godos de los que descienden algunos de los principales gobernantes de Hispania, como lo fueron: Recesvinto, Érvigio, Don Rodrigo, Witiza, Fáfila y su hijo Don Pelayo.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes de la situación en que estaba esta casa del priorato de San Román, antes de 2016. En la superior, vemos la fachada muy deteriorada, con el cartel de “SE VENDE”. Mi mujer y yo estuvimos “haciendo números” varias veces, por ver si podíamos lograr comprarla y restaurarla; pero no salían las cifras. Con gran alegría, supimos que en 2016 la había comprado el ayuntamiento; aunque desconocíamos que no tenían dinero para rehabilitarla. Así fue, como un desaprensivo metió una cuña en sus columnas, y derribó varias de ellas para arramplar con uno de los capiteles mozárabes. Este acto vandálico sucedido en 2017, es muy parecido al que narra el Codex Calixtinus; cuando recoge que en la razzia de Almanzor del 995, su lugarteniente quiso derruir los pilares del templo de Hornija, quedando atrapado en sus escombros y convertido en piedra. En este segundo caso, el atrapado (por la Guardia Civil) fue el ladrón y la casa fue finalmente restaurada. Arriba y Abajo, fachada de la casa prioral, tal como llegó al año 2016. Al lado, interior y tejado de la misma, en igual época.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Los puntales atravesados, que sostenían la fachada y paredes de la casa prioral de San Román. Fotos del interior, tal como estaba antes de 2016.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Otras dos fotos de la fachada caída por efecto del ladrón.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: El frente de la casa Prioral de San Román; restaurada en 2018, gracias a la ayuda de la Junta de Castilla y a la magnífica labor de La Benemérita de Mota del Marqués (que localizó al ladrón y el capitel robado, en pocas semanas).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Detalle del atrio de esta casa; observemos que sus columnas son romanas y el estilo de varios capiteles, mozárabe.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, el capitel que fue sustraído; una vez montado y restaurado en 2018 -gracias a la Junta de Castilla y a la Guardia Civil de Mota del Marqués-. Abajo, un artista del graffiti pintando un mural en las calles de San Román de Hornija.
IV) SEGUNDA LEYENDA DE DON RODRIGO: LA MALDICIÓN DE SAN EUGENIO
IV – A) ANTECEDENTES HISTÓRICOS (sobre lo expuesto en la primera parte):
En nuestra entrada anterior, vimos como San Eugenio, fue un culto prelado que durante años ayudó a San Braulio; famoso Padre de la Iglesia que dirigió con enorme sabiduría el episcopado de Zaragoza (3) . Aquel viejo Braulio, tan admirado como querido por los nobles visigodos; había elegido a un joven ayudante, destacado por su inteligencia. Nombrando a Eugenio, cuando tenía apenas treinta y cinco años, diácono de la Seo y luego, su arcediano (hacia el 639); pensando que le sucediera en el báculo arzobispal de la antigua Cesaraugusta. Destinado a ser heredero de San Braulio en Zaragoza, el futuro de Eugenio cambiará cuando el rey Chindasvinto le ordena ser obispo de Toledo. Esa decisión contrariaba los deseos de Braulio; pero el fuerte monarca dictaba acerca de todo y todos, tras subir al trono en el año 642. Era ya un anciano “Dux” antes de ser coronado, lo que no le impidió promover una conjura contra el que gobernaba entonces, llamado Tulga. Al considerar Chindasvinto la entronización de Tulga ilegítima; aduciendo que no era electa y había heredado el poder desde su padre -el anterior monarca, Chintila (Quintila)-. De ese modo, Chindasvinto, logró convencer a numerosos nobles godos del falso mandato del hijo de Chintila; que reinó unos tres años, con gran dificultad y mayor debilidad. Para derrocarle, organizó una confabulación consistente en emborrachar -o narcotizar- al endeble Tulga, tras una reunión en la población de Pampliega (al Sur de Burgos). Donde Chindasvinto y los suyos lograron tonsurarle, deponiéndole por el rito godo de la “decalvación”. Así fue como al despertar, aquel débil y joven rey Tulga; se vio desarmado, vestido de fraile y con la cabeza afeitada como un prelado. Por lo que siendo objeto de mofa y vergüenza; admitió su destronamiento, retirándose el resto de sus días a un convento.
Tras aquella conjura, en el año 642 fue elegido como sucesor un anciano noble, llamado Chindasvinto; pariente del anterior gobernante y que -como vimos- había promovido su caída. De ese nuevo, pero tan viejo monarca, se esperaba muy poco; porque tenía setenta y nueve años, siendo considerado un candidato de “paso” -con apenas visos de reinar más de un lustro-. Aunque no fue así, porque al octogenario entronizado le sobraba energía y carácter, para reconstruir las leyes y la Sociedad goda, durante más de un decenio. Porque “aquel” Chindasvinto debía ser un “personaje” a tomar muy en cuenta; lo que decimos con argumentos más que históricos. Pues cuando fue elegido rey, estaba casado con una joven de apenas veinte años, siendo padre de varios hijos -de muy corta edad-. Sus bodas con esta adolescente llamada Reciberga, se habían celebrado en el 637; cuando ella era una bella quinceañera y el noble esposo contaba ya setenta y cinco de edad. Pese a lo que podamos pensar; de ese increíble enlace se originaron las estirpes más famosas de gobernantes godos. Engendrando ambos una primera hija (llamada Goda -o Glausinda-) de la que nació el rey Égica, padre de Witiza. Además, tuvieron tres varones: Recesvinto (elevado al trono por su padre en el año 449), Teodofredo (del que vino al mundo, Don Rodrigo), y Fáfila, (que fue el progenitor del famoso Don Pelayo).
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Imágenes del interior de la iglesia de San Román de Hornija (a la que agradecemos nos permita divulgar su imagen), donde se hallan los restos de Chindasvinto y su mujer Riciberga. Arriba, altar mayor con un retablo del siglo XVIII dedicado a San Román (pintado por Felipe Gil). Al lado, puerta de cofradías, con una Virgen del Pilar frente a ella. Abajo, el coro alto, con los restos que se conservan de la biblioteca y órgano del templo.
La relación tan estrecha entre San Eugenio y Chindasvinto, se inicia -a mi juicio-cuando el prelado todavía era arcediano y escribió una elegía dedicada a la joven reina Reciberga (fallecida en el 644). Tenemos testimonio histórico del referido epitafio dedicado a la esposa del monarca, que desaparece con unos veintidós años -posiblemente de sobreparto y quizás, viniendo entonces al mundo Fáfila, padre de Don Pelayo-. Sería, cuando el conocido poeta y arcediano de la catedral de Zaragoza; redactó unos versos en latín, donde se llora por aquella juventud marchitada de Reciberga. La elegía debió ser encargada por el soberano viudo, cuando Eugenio era ya considerado uno de los grandes poetas en lengua latina del mundo visigodo. Así, el plañir sobre a la reina Reciberga fue conservado entre los grandes versos de la Historia altomedieval; llegando a ser copiado en otros epigramas de tumbas nobles -como despedida a los seres más queridos-. Cinco años después de que muriese la reina, el anciano Chindasvinto decide retirarse del trono y gobernarlo en corregencia junto a su joven hijo Recesvinto (en el 499). Es esos días fue cuando nombró a San Eugenio, obispo de Toledo; con el fin de que asesorase y guiara a su primogénito en el mando (pues el recién entronizado tenía unos trece años). De este modo sería elegido el famoso poeta y arcediano de Zaragoza, primado y preceptor de Recesvinto; funciones que Eugenio III de Toledo seguirá cumpliendo hasta su propia muerte (sucedida en el 657, cuando tenía unos sesenta, de edad).
En nuestra parte primera narrábamos, que tras fallecer Reciberga, su viejo marido decide crear un monasterio (en su finca de caza y labor); donando una gran villa campestre junto al río Hornija (4) . Es así, como entre los años 645/649; este monarca funda el cenobio de San Román de Hornija, ayudado por su amigo San Frutos. Creando el lugar junto al Duero, el Hornija y el Bajoz; un convento con el fin de acoger los restos de su joven esposa y los suyos. Cuatro años más tarde (649), pesándole la viudedad y sintiéndose viejo; Chindasvinto nombró corregente a su hijo, pasando a residir normalmente en San Román (retirado como un monje). Finalmente, fallecerá en el 653, con más de noventa años; mandando enterrarse junto a Reciberga. Cediendo tierras y palacio a los monjes, para que cuidasen de sus restos eternamente (como así sucedió).
De lo relatado, vimos en nuestra primera parte la importancia histórica de aquellos dos monarcas: Chindasvinto y Recesvinto. Padre e hijo, cuyos reinados se vieron culminados por dos grandes figuras que sirvieron como sus asesores: San Braulio de Zaragoza y San Eugenio de Toledo. Obispos famosos por su enorme cultura; que ayudaron al buen gobierno y a redactar un nuevo código. Leyes que Chindasvinto deseaba culminar, con una normativa para todos los súbditos; no como hasta entonces se hacía, en compendios legales que tan solo afectaban a la clase goda (aristocracia). Así aquel anciano monarca -junto a San Braulio y San Eugenio-, ordenó redactar el famoso Liber Iudiciorum; conocido como Código de Recesvinto. Porque no pudo terminarse en vida de Chindasvinto; siendo acabado y promulgándose durante el mandato de su hijo. Por lo demás, el progenitor, pese a detentar el trono desde los 79 hasta 91 años; gobernó con mano dura e intentó implantar la monarquía hereditaria; creando un estado casi absolutista en la Hispania visigoda. Todo lo que terminaría por generar recelos y enormes problemas entre los nobles de la época; quienes finalmente entraron en guerra civil (luchando entre familias de primos, para proclamarse monarcas). Lo sucedido a raíz de esos hechos descritos; lo conocemos sobradamente. Pues comprende la entrada de Muza y Tarík (en el año 711); quienes bajo la promesa de ayudar a los hijos de Witiza a subir al trono, en dos años conquistan la Hispania Visigoda para el mundo musulmán.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: De nuevo y arriba, el magnífico sepulcro de Chindasvinto, que se cree obra de un taller cercano a Cataluña o bien francés. Hay quienes piensan que sería una tumba reutilizada, tardo romana. Según la descripción de Pelayo de Oviedo; se trataba de un sepulcro coronado por una gran tapa esculpida con cuatro picos en cada esquina (a modo de altar de cuernos). Al lado, capitel tardorromano reutilizado como pila benditera y con una leyenda fundacional, en latín visigodo de época. Se habla de San Román y otros santos, en la creación de este monasterio, que sabemos se levantó hacia el 645 (tras morir Reciberga). Abajo, de nuevo, el epitafio de Reciberga, que escribió en latín San Eugenio de Toledo. Se trata de una elegía donde se dice -según traducción que recoge Consuelo Escribano (5) -:
“Si la vida con oro se comprara
jamás se le atrevería a un rey la muerte,
más como a todos rige igual suerte,
ni el precio al Rey, ni el llanto al pobre ampara.
así vencido al hado esposa cara,
mi espíritu a los santos se convierte,
porque resucitada puedo verte,
al lado de ellos refulgente y clara,
¡Adiós pues Reciberga! Siete años
dulce vivir hiciste a Chindasvinto,
y otros tantos te dí al nombre de esposa,
más ya llorar me toca a desengaño,
y a orillas del Ornisga en un recinto,
a quienes Dios junto, cumbra una losa”
BAJO ESTAS LÍNEAS: Entrada a la iglesia de San Román de Hornija; puerta principal. Observemos que bajo esta se halla una losa blanca, de extraño aspecto. A mi juicio, puede tratarse de la piedra inscrita con uno de los epitafios dedicados por San Eugenio a los reyes allí enterrados. Su situación fuera del templo, lleva a pensar que puede tratarse de una losa expiatoria; costumbre que consistía en colocar una tumba o un escalón dedicado a un muerto, en la entrada y al exterior de la iglesia (por expreso deseo del fallecido). Su finalidad era que los fieles pisaran allí; recordando cuando lo hacían, que todos debíamos expiar nuestros pecados. De ese modo, se memorizaba al allí enterrado o a quien aludía la inscripción en piedra frente a la iglesia. Esa piedra servía como “felpudo” del edificio sagrado y era un modo de purgar pecados. Conocemos que San Eugenio dedicó una elegía a cada uno de los reyes enterrados en San Román de Hornija. Podemos pensar que esta extraña losa, de apariencia visigótica, que hay hoy a la entrada de la parroquia. En alguno de sus lados, quizás tenía escrito uno de estos epitafios. La observamos en el exterior y por ello no me extrañaría que se tratase de una lápida que llevase escrito el poema que San Eugenio hizo a la muerte de Chindasvinto. Por lo que -incluso- podríamos deducir que en sus lados ocultos (opuestos a los que vemos), quizás conserva algunas palabras grabadas.
IV – B) SAN EUGENIO, POETA; Y SUS EPITAFIOS:
Hemos mencionado varias veces, la famosa elegía que el obispo de Toledo dedicó a la joven Reciberga. Versos que -a mi juicio- le llevaron a obtener el favor de Chindasvinto; quien poco tiempo después de fallecer su esposa, le nombró primado (pese a la oposición de San Braulio, que deseaba a su ayudante como sucesor en el episcopado de Zaragoza). También hemos recordado que al ascender Eugenio al arzobispado toledano (en el año 649); pasa a ser preceptor y asesor del nuevo rey. Nombrado corregente por su padre, cuando Recesvinto tenía apenas catorce años de edad y reinando desde entonces unidos. Es así como Eugenio se hará uno de los hombres más poderosos de la Hispana goda -primado al que nosotros llamaremos III de Toledo, aunque hay discrepancias sobre la numeración (6) -. Desde el momento en que Chindasvinto le otorga el báculo episcopal, al mismo tiempo que le hace consejero y maestro de Recesvinto. Tras ello -al parecer- el viejo monarca, se retirará al Hornija; cargando todo el peso del Estado sobre este joven, que se guiaría por cuanto le dijera el obispo toledano.
Dejando al margen la vida política de Eugenio III, hemos apuntado que se le considera uno de los hombres más cultos del alto medievo; siendo una figura solo comparable a la de San Isidoro de Sevilla, San Braulio o San Ildefonso. Se sabe que fue un destacado músico y reformador de la liturgia cantada; pero sobre todo, se le considera un gran poeta (cuyas rimas en latín, pocos hombres superaron). Su obra en verso se halla recogida en un compendio denominado “CARMINA” (poemario). Entre estos “carmina” se recuerdan como principales, dos elegías dedicadas a los reyes de su época. La más famosa es el Carm 26 (antes recogida) y conocida como llanto por la muerte de Reciberga. La otra -numerada como Carm.25- se corresponde al epílogo sobre el fallecimiento de Chindasvinto. En este caso, no se trata de una elegía, sino de un “texto expurgatorio”; donde se habla de lo malvado y terrible que fue en vida, aquel rey recientemente desaparecido. La redacción de este epitafio, que exalta todos los males que promovió Chindasvinto; escrito en primera persona (como si el mismo monarca lo relatase). Para algunos expertos, se trata de una “damnatio memoriae”, con la que San Eugenio desearía criticar y faltar el respeto al difunto. Aunque esta hipótesis es -a mi juicio- poco plausible; pues el arzobispo siguió siendo amigo y asesor de Recesvinto, hijo y sucesor de Chindasvinto (al que el santo había dedicado aquellas “polémicas” palabras tras su muerte).
Debido a cuanto exponemos, acerca de este curioso poema hay varias teorías. La más difundida cree que se trata de una falta de respeto al finado, injuriando al rey muerto para vanagloriar al sucesor. Así lo describe José Orlandís -gran especialista en mundo visigodo- exponiendo: “Apenas muerto, se alzaron voces que suenan como una "damnatio memoriae" de Chindasvinto. La más llamativa de ellas fue sin duda la del obispo Eugenio II, de Toledo, en el epitafio dedicado al rey difunto: "Yo Chindasvinto -le hace decir- siempre amigo de las maldades, yo Chindasvinto, autor de crímenes, impio, obsceno, infame, torpe e inicuo, enemigo de todo bien y amigo de todo mal, cuanto es capaz de obrar quien pretende todo lo malo, el que desea lo pésimo, todo eso yo hice” (7)
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, el tesoro de Guarrazar, tal como se expone en el Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras fotografías). Al lado, portada del libro del desaparecido profesor Orlandís, donde se expresa la teoría de que el epitafio dedicado por San Eugenio a Chindasvinto, es una “damnatio memoriae”. Algo similar a una maldición; recriminando y hasta insultando la figura del rey desaparecido. Abajo, otra imagen del tesoro de Guarrazar, en el M.A.N.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotografías más de piezas halladas en la capilla situada en Guadamur, llamada Guarrazar (tal como se exhiben en el MAN al que agradecemos nos permita divulgarlas). Esta localidad dista unos quince kilómetros de la capital manchega y se encuentra al suroeste, en dirección a Polán. Allí fueron enterradas -en un cementerio visigodo- numerosas coronas y cruces, que correspondían al tesoro regio del reino de Toledo. Se supone que la ocultación se llevó a cabo ante la entrada de Muza y Tarík, en septiembre/octubre del año 711; quienes tras la Batalla de Guadalete, aparecen en la corte del reino godo, para asediarla, rendirla y conquistarla. Junto a las coronas escondidas, apareció una inscripción con la dedicatoria que San Eugenio hizo a Chindasvinto, cuando fallece (año 653). Se supone que esa leyenda fue enterrada con los restos del prelado Crispín, muerto en el cenobio de Guarrazar. Aunque también podría tratarse de una inscripción que llegó a Guadamur con el ajuar regio, pero que no ocultaron junto a las coronas (al esconderlas en la necrópolis). Siendo usada más tarde, para introducirla en la tumba del prior que salvó las joyas de tesoro real -enterrándolas en el cementerio; evitando que las tropas de Tarik y Muza se hicieran con ellas, para expoliarlas-.
Pese a la opinión del gran experto en mundo visigodo José Orlandís, quien mantuvo que el epitafio de San Eugenio era una “damnatio memoriae”. A mi juicio, este poema donde se hace hablar sobre sí mismo al rey Chindasvinto; expresando lo malo que ha sido en vida. No se trataría de un insulto contra el monarca fallecido, ni un ultraje a su memoria -como apuntó Orlandís-. Sino debió ser, una elegía expurgatoria; donde el rey ya muerto se apena de sus errores, con el fin de que todos vean que la vida es muy breve y hay que comportarse como el clero ordena. Esta visión del epílogo creemos que explica las palabras de lamento y la auto inculpación de Chindasvinto. Escritas en primera persona; redactadas a modo de expiación por su amigo Eugenio de Toledo. Cuanto expongo parece la hipótesis más factible y justifica nuestra teoría el que la elegía se hiciera muy famosa, copiándose con casi iguales palabras para otras tumbas posteriores (pero cercanas en tiempo). Habiendo sido halladas en Llerena y en Aburquerque (8) , dos losas de época visigoda; consideradas casi coetáneas a la muerte de Chindasvinto. Donde se contienen palabras prácticamente iguales a las que San Eugenio dedicó al monarca; pero en estos dos casos, escritas para el enterrado bajo esas piedras (encontradas en Extremadura).
No solo en Llerena y en Alburquerque aparecieron aquellas frases del epílogo de Chindasvinto, como cabecera de tumbas godas. De igual modo, en Guarrazar y junto al lugar donde se halló el tesoro visigodo, se encontró la misma leyenda en la sepultura del presbítero Crispín. La referida inscripción copia íntegramente el epitafio de Chindasvinto, y -como decimos- fue depositada en el enterramiento del referido Crispín (donde se encontró el enorme ajuar de joyas). La inhumación de este presbítero se data hacia el 600; todo lo que hablaría de que medio siglo más tarde de reinar Chindasvinto y después de la invasión árabe, todavía se recordaba el poema que San Eugenio dedicó al rey. Algo que explica el verdadero sentido de ese epitafio, donde -como ya vimos- el rey nos dice: “llorad por mí, yo Chindasvinto, pues he sido siempre amigo de las maldades, yo Chindasvinto, autor de crímenes, impío, obsceno, infame, torpe e inicuo, enemigo de todo bien y amigo de todo mal, cuanto es capaz de obrar quien pretende todo lo malo, el que desea lo pésimo, todo eso yo hice”
Muchos consideran las frases anteriores como “una maldición” de San Eugenio, proferida contra el monarca desaparecido; lo que supondría también un insulto a su sucesor e hijo, Recesvinto. Por lo que a mi juicio no tienen este sentido; considerando personalmente una catarsis, estas palabras donde el finado se auto proclama malvado y criminal. Ejerciendo la función expurgatoria de los males que en vida se vio obligado a hacer por ser gobernante. Es decir, el monarca se autoproclama ejemplo del mal ante su pueblo, para lograr la salvación general. Una actitud repetida y que se explica en muchas de las posturas que fieles arrepentidos toman al final de sus días, mandando que sus restos (o una losa con su nombre), sean expuestos en la puerta de las iglesias; para ser pisados por quienes entran -con el fin de actuar como memoria y purga eterna-. Mi idea se ratifica en las palabras de Barroso Cabrera, Carrobles Santos , Morín de Pablos y Sánchez Ramos (9) ; quienes se expresan del siguiente modo a cerca del referido epílogo de Chindasvinto:
“Resulta del todo impensable que Eugenio redactara el epitafio de Chindasvinto en un tono tan denigratorio y que pese a ello siguiera gozando de la confianza de Recesvinto. Eugenio no sَolo redactَó los epitafios del rey y la reina, sino que es con seguridad el autor de los conocidos versos de la dedicaciَón de la basílica de San Juan de Baٌños ofrecida por Recesvinto y de varias composiciones destinadas a nobles del entorno cortesano de este monarca que pueden tener su reflejo arqueolَógico en el propio territorio toledano (vid. supra). Por el contrario, dado que no consta que Recesvinto estuviera enemistado con su padre, quien además lo había elegido para sucederle, todo hace presumir que se tratَó de un encargo oficial realizado personalmente por el viejo monarca. A pesar de que existe un cambio político entre los reinados de Chindasvinto y Recesvinto, nada hace suponer que ello se debiera a una mala relación entre padre e hijo, sino al propio contexto político del momento y al modo un tanto irregular con que el nuevo monarca accediَa al trono. La composiciَón dedicada a Chindasvinto habrá de entenderse, pues, como parte de un típico literario en el que el sujeto se denigra a sí mismo para exemplum de otros y por eso mismo pudo reproducirse parcialmente apenas unos aٌños después en el epitafio de Gerena, copia que demuestra que estos versos eran pْúblicos y notorios, al menos para el restringido círculo aristocrático que acaparaba la cultura escrita” -SIC, ver cita (9)- .
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes del Museo de San Román de Toledo, también llamado de “los concilios” o de “las tres culturas” (al que agradecemos nos permita divulgarlas). En este templo -se supone- se celebraron numerosos concilios. Arriba, maravillosa iglesia, que fue mezquita y sinagoga; conservando el estilo de todas sus etapas. Al lado, reproducción de las coronas de Guarrazar, tal como se exhiben en este museo. Abajo, dos capiteles corintios de mármol, estilo toledano que guardan los rasgos visigodos y árabes a la vez (fechados hacia el siglo IX).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de la Basílica de San Salvador de Toledo (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Templo de origen visigodo, probablemente fundado sobre uno hispano romano; guarda algunas columnas con esculturas y bajo relieves de enorme valor. Al lado, pilar y capitel visigodo de esta basílica. Abajo, detalle de las esculturas que presenta la columna cuadrangular.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotos más de San Salvador, de Toledo (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Al lado, la columna cuadrada y sus relieves. Abajo, una importante pieza arquitectónica visigoda, actualmente en el suelo de la iglesia.
IV- C) LA MALDICIÓN DE SAN EUGENIO:
1º) ANTES DE COMENZAR:
Previamente a resumir la leyenda, presentaré un listado de los últimos reyes godos y sus estirpes; con el fin de entender bien lo que nos narran los “Cuentos de Sabaria”.
A continuación; relación de monarcas, antecesores y sucesores a Chindasvinto, Recogemos sus fechas de mandato y los motivos de su coronación con el final de reinado (derrocamiento o muerte).
- Chintila (Quintila, Kintila): Electo. Reina desde el 636 al 639. Muere y deja a su hijo Tulga heredero.
- Tulga: Hijo de Chintila (mandato hereditario). Reina desde el 639 al 642. Es derrocado por Chindasvinto y sus partidarios en Pampliega; por el método de la decalvación. Termina sus días en un convento.
- Chindasvinto (Quindasvinto, Kintasvinto, SuindasCintus): Proclamado al deponer a Tulga. Reina desde el 642 al 653. Sube al trono con setenta y nueve años; nombra a su hijo (Recesvinto) corregente desde el 649. Pese a haber derrocado a su antecesor argumentando que había heredado el trono; intenta establecer una monarquía hereditaria.
- Recesvinto: Entronizado por su padre el 649 (con tan solo trece años). Reina en corregencia hasta la muerte de Chindasvinto. Fue monarca único desde el 653; muere en Wamba en el 672, a los veintiséis años de edad.
-EL CONCILIO DE TOLEDO, NO ADMITE SEGUIR UNA LINEA HEREDITARIA Y ELIGEN A UN MONARCA DE TRÁNSITO Y PAZ
- Wamba (Bamba): Alzado por consenso en el Consejo Palatino y aceptado por el cónclave de obispos. Se trata de un hombre de enorme prestigio y reconocida bondad. No quería aceptar el trono y es obligado a hacerlo. Fue proclamado en la población que ahora lleva su nombre (Wamba en Valladolid) y donde había muerto su antecesor. Reina desde el 672 al 680; es derrocado utilizando el método de la decalvación, tras narcotizarle. Se retira del poder y pasa el resto de sus días en un monasterio de Pampliega; será nombrado santo por la iglesia (murió como fraile de los Hermanos Negros, en el 688).
- Ervigio: Sube al trono tras la conjura contra Wamba, en la que participa el obispo Julián II de Toledo. No se conoce su origen noble, una leyenda cree que era binzantino; aunque podemos suponer que fue consuegro de la hija de Chindasvinto (Goda). Al estar casada su hija Cixilo, con Égica; el primogénito de Glausinda (o Goda). Reina desde el 680 hasta el 687, en que se siente enfermo. En esa fecha, proclama rey a su yerno, Égica.
- Égica: Nieto de Chindasvinto, hijo de Goda (Glausinda). Sube al trono hereditario, de mano de su suegro en el 687 y reinó hasta el 702. En el 700 nombró corregente a su hijo, Witiza; con el que gobernó dos años.
- Witiza: Bisnieto de Chindasvinto, nieto de Goda, hijo de Égica. Entronizado por su padre en el 700; otras fuentes datan el comienzo de la corregencia con su progenitor en fecha anterior (desde el 698, según las monedas acuñadas). Termina el reinado a su muerte en Toledo, sucedida en el 610; creyendo algunos que fue asesinado -quizá envenenado- por Don Rodrigo (o por personas cercanas a este sucesor electo).
- Don Rodrigo: Reinó desde marzo de 610, a julio del 611/613. Famoso por ser el último rey godo; vencido y “expulsado” por los ejércitos de Tarik y Muza. Pese a haber sido elegido por numerosas facciones, no fue admitido como monarca por los hijos de Witiza; que pidieron ayuda a los árabes de Tingitania (provincia visigoda sita al norte del actual Marruecos). Unos meses más tarde, los árabes derrotan a Don Rodrigo y se establecen en Hispania; derrocando asimismo a otros pretendientes a la corona de Toledo (partidarios de los Witiza).
- Ágila II (Akila, Aquila): Gobernador de la Tarraconiense; se subleva a Don Rodrigo en el 610. Se le considera hijo de Witiza; parece que se mantuvo en el trono hasta el 616, tolerado por los árabes, que le destituyen tras usarlo para legitimar el poder musulmán en la Península.
Por su parte, para la comprensión de las estirpes que reinaban y sus problemas sucesorios recogemos el siguiente cuadro de padres e hijos:
- Chintila (rey electo 636-639) padre de Tulga (rey hereditario 639-642)
- Chindasvinto (rey electo 642-653) padre de Recesvinto (rey hereditario 653-672)
- Wamba (rey electo 672-680) pariente de Chindasvinto
- Ervigio (rey electo 680-687) consuegro de la hija de Chindasvinto (Goda). Su hijo es Égica (rey hereditario 687-702). El siguiente monarca fue su hijo Witiza (rey hereditario 700-710), bisnieto de Chindasvinto y nieto de Goda.
- Don Rodrigo, hijo de Teodofredo, nieto de Chindasvinto (rey electo 710-711)
Finalmente, añadimos, que legendariamente se consideran hijos de Chindasvinto (n. 562, m. 653) y Riciberga (n. 622, m.644) cuatro vástagos; que dejaron cuatro estirpes de reyes:
- Goda o Glausinda, se supone hija mayor. Madre de Égica; abuela de Witiza (consuegra de Ervigio)
- Recesvinto: Primogénito en línea (reinó desde el 649 al 672).
- Teodofredo: Padre de Don Rodrigo (rey 710-711)
- Fáfila: Padre de Pelayo (que libró batalla contra los sarracenos en Covadonga).
La leyenda que recogemos a continuación, narra que Goda (Glausinda) fue hija de Chindasvinto; pero de un matrimonio anterior al contraído en el 647, con la joven Reciberga. Siendo, por lo tanto, hermanastra de Recesvinto, Teodofredo o Fáfila; mucho mayor de edad que estos tres. Suponiendo, que al casarse su padre casi octogenario (Chindasvinto) con la quinceañera Reciberga; esta hija Goda (o Glausinda) se enfrenta al progenitor. Al considerar esos esponsales una aberración, porque el nieto de Chindasvinto tenía entonces la misma edad que la novia del abuelo -nos referimos a Égica, hijo de Goda; que finalmente reinaría desde el 687 a 702-.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Diferentes imágenes de la iglesia de Wamba; donde murió y fue enterrado Recesvinto en el 672, proclamándose allí nuevo rey, a Wamba. Arriba, imagen exterior del templo que antes hubo de ser capilla y palacio de Recesvinto, que tendría aquí su villa de recreo. Al lado, pila visigoda en el interior de la iglesia (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestras fotos). Abajo, famosa pila tardorromana, tallada en un bello capitel reutilizado de tipo bizantino; que probablemente perteneció a la villa de Recesvinto.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más de la importante pila, tallada reaprovechando un capitel bajo romano, de tipo bizantino. Al lado, mi mujer junto a este elemento de gran importancia (para comprender el tamaño). Abajo, detalle de esta pieza. El capitel parece importado de oriente, durante época tardorromana; aunque quizás fue enviado desde Egipto, Siria o Bizancio, ya transformado en una pila benditera. No sería extraño pensar que esta pieza perteneció a la villa de Recesvinto, o a la capilla que tendría su palacio de recreo (agradecemos a la Iglesia de Wamba, nos permita divulgar nuestras fotos).
BAJO ESTAS LÍNEAS: La iglesia de Wamba, de estilo mozárabe; levantada hacia el 939, tras la batalla de Simancas; sobre los restos en ruina del cenobio visigodo, fundado por Recesvinto, para enterrarse.
2º) LEYENDA Y SU MALDICIÓN:
Trascribimos cuanto recogieron los “Cuentos de Sabaria” sobre La maldición de San Eugenio:
“El lema de la condecoración más importante y antigua de Albión, es una preciosa frase que dicta: `Maldito sea, quien piense mal´ (Honi soit qui mal y pense). Siendo esa, la leyenda de La Jarretera; medalla que cuelga en el “pernil” de todo aquel gran caballero absolutamente fiel al monarca inglés. De aquellos, que siquiera con el pensamiento, pueden creer una maldad (o error) nacido de la corona. Frente a esta maravillosa paradoja británica; se sitúa otra expresión muy distinta, tan española como repetida en nuestras tierras y que dicta: “Piensa mal y acertarás”. Un dicho muy nuestro, que se enseña a los niños -desde pequeños-. Sin comprender nuestra cultura, que todo el que piense mal, estará condenado al infierno. Pues la vida es tan solo una percepción de la realidad -individual y subjetiva-. Por lo que, quien sospeche sobre los demás; vivirá entre malvados y en el Averno. Mientras aquel que no tenga dudas de otros, se encontrará rodeado de buenas personas y en el Paraíso. Todo cuanto explican estos Cuentos de Sabaria, Sibaria o Sibaris; nos llevan a comprender cómo se produjo la maldición de San Eugenio. Nacida del mal pensamiento hispano; con el que comienza y termina, toda tragedia nacional y cultural de Iberia.
Narra la leyenda que aquel quien reinaría con el nombre de Chindasvinto; al cumplir los setenta y cinco años, se enamoró de una niña quinceañera. Sucedió poco antes de que él alcanzara la corona y todos dijeron que aquello era locura y no amor. Principalmente su hija (llamada Glausinda), que sentía gran temor porque su padre se casara con una mujer, seis decenios más joven. Hablando con su progenitor, le intentó convencer para que no lo hiciera; pero él dijo que estaba en su derecho matrimoniar, pues llevaba viudo más de cuarenta años. Desde que aquella Glausinda había nacido; cuando su madre murió de sobreparto. Ambos se enfrentaron, porque la novia y pretendida, tenía edad núbil o púber. mostrando la hija al padre, que iba a yacer con una hembra que podría casarse con el joven Égica; el nieto de Chindasvinto. Aquella disputa fue el motivo de una ruptura final, celebrándose tan pronto como se pudo la boda entre el septagenario y la adolescente. Recordando la Historia que en el año 647, se llevaron a cabo esa nupcias del anciano noble, llamado Chindasvinto; con la quinceañera Reciberga, a la que comenzaron a denominar: “la bella plebeya”.
De esta unión nacieron tres varones; el primero fue Recesvinto, el segundo Teodofredo y el menor, Fáfila. Pero antes de que viniera al Mundo el último vástago, Chindasvinto fue elegido rey de los godos; proclamado monarca en Pampliega en el 642 de nuestro Señor y casi octogenario. La felicidad del matrimonio real se completó cuando un año más tarde de la coronación, la joven Reciberga quedó de nuevo encinta. Aunque la tristeza regresó pronto a la vida de este anciano; que lo tuvo todo -hasta la corona-. Y que perdió a su joven esposa, cuando paría aquel vástago menor (al que llamaron Fáfila, por nacer cuando “falta illa” -aludiendo la desaparición de su madre-). Murió la bella Reciberga, a los veintidós años, dejando tres niños y aquello sucedió en el 644 del Señor (606 de la Era). El rey mandó levantar su tumba en San Román de Hornija, donde años más tarde se retiró a vivir, dejando el gobierno a su hijo Recesvinto, quien heredó la corona tiempo después. Recesvinto, primogénito de Reciberga, fue único sucesor al trono de Toledo en el 653 del Señor, aunque falleció joven, por males del riñón y en el 672 -634 del calendario visigodo- (10) . Al parecer no tuvo descendencia y ello fue aprovechado por los nobles y prelados, quienes raudos impidieron que el trono siguiera heredado (tal como había sido dispuesto por Chindasvinto). De tal modo y siendo norma goda elegir rey entre los pares (con el advenimiento del obispado); pasó a reinar el gran Wamba. Hombre bueno, que no quería recibir la corona; pero fue obligado a hacerlo por el Consejo Palatino, con el fin de evitar enfrentamientos entre los dux y los clérigos.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Diferentes imágenes del antiguo Monasterio de Tibaes, junto a Braga, en Portugal (actualmente convertido en hotel y al que agradecemos nos permita divulgarlas). En la antigua sacristía de este convento, se venera a San Wamba, rey de los godos; quizás como recuerdo a la época de Don Rodrigo y a la invasión árabe. Arriba, vista general del monasterio. Al lado, interior del mismo. Abajo, uno de sus claustros.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Imágenes de Pampliega, Burgos; lugar donde se refugió Wamba al ser destronado, para profesar como Monje Negro. Al lado, calles de la población. Abajo, uno de sus puentes.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Otras dos fotos de Pampliega, Burgos; donde se refugió Wamba y donde existió una hermandad de Monjes Negros, en la que ingresó el rey. Podemos suponer, por el nombre de esta orden; que quizás fueran hermanos fosarios. Dedicados a dar sepultura a todo cadáver que no tenía tumba; por haber sido abandonado, carecer de familia o de dinero. Fotografías del Interior de su maravillosa colegiata (a la que agradecemos nos permita divulgarlas).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más de Pampliega, Burgos. Al lado, el pueblo y su gran iglesia al fondo. Abajo, torre de la colegiata de Pampliega a cuyo lado existe un monolito recordando que en este lugar ingresó Wamba como Monje Negro (orden y monasterio ya desaparecidos, pero que se supone, se hallaba donde hoy se eleva ese templo).
Ante la situación vivida tras las segundas bodas de Chindasvinto y cuando era ya muy mayor su hija Glausinda (contando más de setenta años). Quiso ella tejer una trama, para conjurar contra Wamba; afirmando que este monarca y pariente de su padre, había engendrado al menos uno de los hijos paridos por Reciberga. Así fue como Glausinda (llamada por muchos Goda) habló con el famoso Ervigio; suegro de su hijo Égica y hombre de inmensa fortuna, con grandes relaciones en Bizancio. (11) . Animó a ese Ervigio a gastar una parte de su enorme patrimonio, para lograr documentos falsos que mostrasen una relación amorosa entre Wamba y la joven reina Reciberga (madrastra de Glausinda). No se sabe cómo lo hicieron, pero consiguieron urdir la trampa a través del obispo Julián II de Toledo (12) ; en cuyas manos aparecieron cartas y todo tipo de señas demostrando que la mujer del viejo Chindasvinto, había yacido con Wamba. La conjura culminó cuando en la misma dirección se sumaron otros obispos y nobles, siguiendo al primado toledano; que convocó a reunión palatina. En este cónclave de traidores -llevado a cabo donde hoy se alza San Román de Toledo-, además de mostrarse falsos escritos y testimonios, que hablaban del romance entre el rey electo y “la bella plebeya”; habló Julián II sobre la maldición de San Eugenio. Explicando que tras morir Chindasvinto, el gran Eugenio III (predecesor en su cargo episcopal), escribió un epílogo donde se decía textualmente que el viejo soberano finado había sido: “siempre amigo de las maldades (...) autor de crímenes, impío, obsceno, infame, torpe e inicuo, enemigo de todo bien y amigo de todo mal, cuanto es capaz de obrar quien pretende todo lo malo, el que desea lo pésimo" (13) .
Ante tales razonamientos, los conjurados en Toledo fueron convencidos de que Wamba había podido engendrar a Recesvinto. Para culminar su traición al monarca, serían convocados todos de nuevo en Melque. Urdiendo un engaño, tramado por Glausinda, su consuegro Ervigio y Julián el obispo; y logrando que a tal reunión asistiera el propio rey. Allí, admitieron que existía tal maldición de San Eugenio; fruto de las relaciones adúlteras con “la bella plebeya”. Así decidieron narcotizar a Wamba, para conocer la verdad de lo sucedido. Tanta fue la droga suministrada por los conspiradores (intentando matar al gobernante), que cayó enfermo, herido de muerte. Por cuanto, aduciendo los sublevados no poder obtener información alguna, rápidamente le tonsuraron y suministraron Santos Óleos (esperando su defunción). Pensaron que el rey fallecía, pero Wamba logró despertar. Aunque al verse vestido de mortaja, con la cabeza decalvada, decidió refugiarse en Pampliega como fraile, para ingresar en los Monjes Negros -orden hermana a la que hubo en Melque- (14) . Tras ello, quien urdió la conjura fue elevado al trono, con el nombre de Ervigio -en el 680 del Señor-; legando en el 687 el reinado de Toledo a su yerno, Égica. Este heredero era el hijo mayor de Glausinda (nieto de Chindasvinto) y debido a ello Ervigio pensó una nueva trama, pretendiendo que la monarquía siguiera hereditaria, pero tan solo en la rama directa desde Goda. Para ello dejó un testamento -oficializado por Julián II; obispo y traidor-; en el que se narraba una injuriosa historia, que pretendía desacreditar a los nacidos de Reciberga. Narraba aquel documento de Ervigio, que al haber narcotizado a Wamba y antes de derrocarle; obtuvieron toda la información sobre el origen de los hijos de Chindasvinto y la “bella plebeya”. Conociendo entonces y por tal medio, por qué Chindasvinto al final de sus días tuvo tanto poder; gracias a su joven mujer (afirmando que la utilizaba como cebo, para atrapar a los hombres lascivos, cual moscas en la miel).
Hablaba el testamento del rey Ervigio, cómo el depuesto rey Wamba, cuando fue drogado reconoció que ninguno de los vástagos de Reciberga fue engendrado por su viejo marido. Destacando que aquel supuesto padre, tenía ya ochenta años cuando nació Recesvinto (su primogénito) y más de ochenta y siete al venir al mundo Fáfila (que se decía, hijo menor). De tal manera, recogía ese falso legado de Ervigio, que el mayor del matrimonio habido entre Reciberga y Chindasvinto (Recesvinto), había sido engendrado por Quintila -rey entonces-. El segundo (Teodrofredo), era fruto de las relaciones entre la adúltera reinante y el hijo de Quintila; llamado Tulga y que heredó el trono de su padre. Siendo esta la razón por la cual logró Chindasvinto destronar a Tulga, alcanzando el poder casi octogenario. Finalmente el testamento de Ervigio afirmaba, que el último nacido de Reciberga y llamado Fáfila, era hijo de Wamba. Quien no deseaba subir al trono cuando fue elegido tras morir Recesvinto, al sentir miedo por que todo esto se conociera. Terminaba aquel conjurado documento; explicando que por lo mostrado; al celebrarse las nupcias entre Reciberga y Chindasvinto, su hija Glausinda había reprobado la ceremonia (tal como su nieto Égica hizo después). Sabiendo que gracias a vender los favores de aquella “bella plebeya”, su octogenario progenitor, había obtenido tanto poder como para llegar al trono; logrando atrapar con este cebo a los hombres más poderosos del reino. El texto estaba finalmente oficializado por el traidor obispo de Toledo, llamado Julián II; que se conjuró contra Wamba y afirmaba que todo aquello lo dijo el rey depuesto, en Melque y mientras estaba bajo los efectos del narcótico.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes de San Juan de Baños, del Cerrato (Palencia); iglesia fundada por Recesvinto en el balneario donde acudía a tomar aguas, para curar sus dolencias de riñón. Arriba, vista general del altar. Al lado, una de sus capillas laterales. Abajo, fotografía de su exterior. Hemos de destacar que esta es la iglesia en pie, más antigua de España y que se conserva prácticamente como fue levantada en el 661, por Recesvinto. Agradecemos a su patronato y parroquia, nos permita divulgar nuestras fotos.
JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Al lado, el autor de estas líneas, tomando imágenes en San Juan de Baños; junto al altar. Sobre este se observa una réplica de la cruz de Recesvinto, del tesoro de Guarrazar. Abajo, arquería lateral de esta maravillosa iglesia visigoda.
Toda esta historia narrada, no fue más que una invención de Ervigio, con el fin de que el poder nunca lo heredasen los descendientes de Reciberga. Creando una trama infecta, para que tan solo considerasen como línea legítima, a los descendientes de Glausinda; a la que llamaron “Goda” -por ser la única “estirpe” de auténticos reyes godos- (15) . Verdad es, que con esta terrible argucia, Ervigio logró que el trono pasase a su hijo político y luego a su nieto mayor: Llamados Égica y Witiza -primogénitos en línea de Glausinda-. Pero la situación ante tan terrible difamación, generó un tremendo odio entre las diferentes estirpes de pretendientes al reino de Toledo; enfrentando encarnizadamente a los venidos al mundo por Reciberga, con los engendrados desde “la Goda”. Creando una rivalidad sin igual en la Historia; prefiriendo aquellas familias, sacarse los ojos, antes que ver beneficiados a parientes de la otra rama. Fue así, como al morir Witiza, sus hijos decidieron sublevarse y promover la guerra civil total en la Hispania goda; argumentando que Rodrigo había asesinado al desaparecido monarca (lo que parece otra difamación; de las miles que en esa época se proferían).
De este modo sucedió en el año 610; cuando el mayor de los vástagos de Witiza, creó su propio reino en la Hispania Ulterior, proclamándose con el nombre de Ágila II (16) . Mientras otros hijos del soberano fallecido, decidieron conspirar contra Rodrigo; llamando a Muza y a Tarik, para que derrotase y derrocase al nuevo entronizado. Debido a sus envidias familiares y a la farsa sobre los adulterios de Reciberga; los enfrentamientos entre nobles visigodos fueron tan duros como nadie pensara. Dando entrada en la Península a los enemigos del reino, para que luchasen en favor de los partidarios de Witiza. Así fue, como en apenas unos meses, Tarik y Muza, se habían hecho con el control sobre el antiguo territorio del reino de Toledo. Produciéndose entonces la verdadera “Maldición de San Eugenio”; cuando Don Rodrigo fue vencido y probablemente muerto. Al igual que sucedió con los de Witiza; eliminados por los árabes, al considerarles traidores.
La maldición del obispo Eugenio III existe; y se produjo cuando la difamación y el odio alcanzó a todos los estamentos del reino. Tras utilizar las palabras y el verso de un santo, con el fin de injuriar y conjurarse. Porque en verdad, aquel epitafio dedicado a Chindasvinto, fue malversado; usándolo intentando probar que el marido de Reciberga la había convertido en adúltera. Pero finalmente, la calumnia prevaleció sobre la verdad entre los nobles del reino, y Toledo cayó en el desastre. Cuando, tras Ervigio, heredaron el trono tres generaciones de primogénitos y no de monarcas electos; valiéndose de la infamia caída sobre los otros pretendientes a la corona. En esta decadencia plena, proclamaron soberano elegido a Don Rodrigo; tal como era norma verdadera y consuetudinaria. Pero los descendientes de Witiza (nieto de Glausinda) no le aceptaron. Siendo solo este el motivo de las guerras entre hermanos o primos, enfrentando a todos contra todo (el último año de la Hispania Visigoda). Cuando fue muerto o desaparecido Don Rodrigo; un monarca, que como sucede con los mayores traicionados por la familia real, han conservado el Don ante su nombre. Pues así se dice de este `Roderico´, como de Don Pedro, Don Carlos y Don Juan de Austria. Todos ellos muertos injustamente y valiéndose de una trama urdida entre parientes. Acabando aquí y así la historia que narran los `Cuentos de Sabaria´. Que es verdad y no cuento moruno, como aquellos otros que recogen leyendas injustas; pretendiendo mostrar que Don Rodrigo perdió el reino, por forzar a la hija del Conde Julián. Todo lo que es fruto de quienes nunca respetan a la mujer y culpan a las féminas de los males mundanos. Tal como hicieron en verdad, los que invadieron el reino de Toledo, en este año de Nuestro Señor del 711; que fue el 673 de la Era. Llevando al caos al cristianismo y ocupando nuestra nación durante ocho siglos”.
Con estas últimas palabras, acaba el relato de la maldición de San Eugenio, en los referidos “Cuentos de Sabaria, Sarabia o Siberia”.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Imágenes de la iglesia mozárabe y visigótica, de Nuestra Señora de Melque (en Toledo); donde la leyenda sitúa la conjura de Glausinda, Ervigio y Julián II obispo, para derrocar a Wamba. Esta ermita se halla a poca distancia de Guadamur y muy cerca de la capital del reino godo; siendo una joya del arte mozárabe. Algunos consideran que al escapar del asedio sarraceno, los visigodos tomaron dirección hacia Melque (cargando con el tesoro real). Aunque al llegar a Montalbán, se dirigieron a Guadamur, para no ser alcanzados por las tropas musulmanas. Agradecemos al museo iglesia de Ntra. Señora de Melque, nos permita divulgar nuestras fotografías. Arriba, exterior de la basílica. Al lado, arcos interiores de la nave principal. Se observa en toda sus estructura rasgos mozárabes, pero también tardorromanos y sobre todo, visigodos. Abajo, arquería que se conserva en exterior, al pertenecer a una zona arruinada.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, interior de la basílica de Melque. Abajo, exterior del lugar en que la leyenda sitúa la conjura y destronamiento de Wamba.
JUNTO, SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, imagen del atardecer en la maravillosa capital visigoda; hoy, Toledo de las tres culturas. Al lado, altar mayor en la iglesia toledana de San Román, donde se celebraron concilios godos. Agradecemos a esta institución, también llamada Museo de los Concilios o de Las tres Culturas; nos permita divulgar nuestras fotografías. Abajo, el templo visto desde el altar. Como se puede observar, la zona posterior de esta nave, conserva todas las trazas de haber sido mezquita y sinagoga. Mientras el altar mayor (que vemos en anterior foto) se trata de un añadido del renacimiento, conforme al estilo y gusto católico de la época.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más del Museo de los Concilios. Al lado, capiteles visigodos en exposición. Abajo, la espectacular nave con arcos árabes y mudéjares, de esta antigua iglesia.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del campanario e iglesia, existente todavía, en lo que fue Santa Leocadia visigoda. En este lugar estuvo un templo godo, donde se enterraban y coronaban los reyes de esta estirpe. Tras la reconquista, se construyó allí una gran iglesia mudéjar, que se unió al convento de Santo Domingo (vecino de paredes). Como dato curioso diremos que a su lado se eleva un gran edificio, actualmente pintado de amarillo. Se trata del palacete que compró en su día Paco de Lucía y donde El Maestro disfrutaba, tocando su guitarra (cuando las campanadas de los dos conventos que tenía a su lado, se lo permitían).
BAJO ESTAS LÍNEAS: De nuevo, una fotografía del Toledo monumental; en este caso tomada el día en que falleció Paco de Lucía. Cuya casa hemos señalado en las anteriores imágenes, muy próxima a Santa Leocadia; actualmente convertida en hotel que rememora la figura de tan genial artista.
IV - D) LA CRUZ DE SAN EUGENIO:
Tres décadas hace ya que tuve el primer “encuentro personal” con San Eugenio. Sucedió cuando un famoso coleccionista madrileño (llamado Félix López) solicitó mi ayuda, para conocer lo que podía ser un arquilla que estaban estudiando. Se trataba de una pequeña caja de madera, recubierta con placas de cobre y que -al parecer- procedía de La Rioja (creo recordar que de Arnedillo o de Torrecilla en Cameros). Por este origen, los expertos consultados, la habían considerado una pieza mozárabe. -principalmente, los del Museo Arqueológico Nacional-. Pese a ese veredicto de los especialistas, su propietario tenía serias dudas acerca de la datación. Así fue como me consultaron en 1990, considerando que les podía aportar algún dato sobre la referida arqueta. Una pieza que a primera vista, observé estaba inscrita en alfabeto ulfilano. Al comunicar este hecho a quienes deseaban saber su posible filiación histórica; les hice saber que el sistema ulfilano fue utilizado tan solo en tiempos visigodos, sin haber constancia de que permaneciera entre los mozárabes.
De este modo, me solicitaron un estudio más extenso; donde justificase mis conclusiones y redacté un trabajo que explicaba mi teoría acerca de la referida “caja” (considerada por mí visigótica). Pero al escribir la separata, tratando sobre el arca; encontré casualmente el mismo alfabeto ulfilano, en una pieza ya perdida y que antaño estuvo en a Armería del Palacio Real de Madrid (hasta que fue robada en 1921). Se trataba de una cruz, con una inscripción que hasta entonces se había leído “Lutecios”; pero si considerábamos que su alfabeto era ulfilano, su lectura resultaba “EUGENIUS”. Así fue, como comencé a investigar y en el referido estudio sobre el arca, añadí un capítulo donde desvelaba que la famosa “Cruz de Lutecio”, perdida y que pertenecía al tesoro de Guarrazar. En verdad podía ser la “Cruz de San Eugenio” obispo. Todo lo que se demostraba porque la fecha inscrita en ella, se correspondía con la de la coronación de Recesvinto y la del VII Concilio de Toledo, convocado por este primado visigodo. Un resumen de este trabajo, lo publiqué en mi blog “Tartessos y lo invisible en el Arte” (17) , donde desarrollaba del siguiente modo la teoría y mi descubrimiento:
1º) La "llamada" Cruz de Lucecio (o, Lucetio):
La pieza a la que nos referimos se denominaba “Cruz de Lucecio”, porque en su interior se observó una inscripción que leída en vertical y luego en horizontal se interpretó desde alfabeto latino como:
"IN NOMINE DEI : NNO: MINNE ESCI" "OFFERENT LUCETIUS: E"
Traducido como : "En el nombre de Dios, año domine es / la ofrece Lucetius, e"
Acerca de esta cruz, que no sabemos si todavía existe y se halla en la Colección Real de Madrid; hace ya mas de treinta años, mantuve una entretenida discusión con un experto en arte antiguo -que por aquel entonces estaba destinado precisamente en la Biblioteca del Palacio Real-. Este especialista en artes y oficios, orfebrería y herrajes de alta época; reconoció que (probablemente) mi exposición tuviera algo de razón. Al considerar que aquella cruz, pudiera estar inscrita con caracteres ulfilanos; aunque no podía compartirlo plenamente. Consecuentemente escribí la referida separata, explicando cómo debía leerse esta inscripción en la pieza, que llamaban de “Lutecius”. En ese estudio, se explicaba lo que se entiende mejor observando las imágenes, a continuación:
EN LA FOT SUPERIOR: Parte del tesoro de Guarrazar que pasó a propiedad real, tras ser entregado en 1860 por su descubridor (Domingo de la Cruz). Estuvo en la Armería Real, aunque la llamada "cruz de Lutecio" y la corona del Abad Teodosio, fueron llevadas hacia 1918 a la Biblioteca de Palacio. En 1921, se produjo un terrible robo en la Armería del Palacio Real, desapareciendo las coronas y cruces visigodas de la Armería, que nunca más se recuperaron. Parece ser, que la cruz de "LuTecio" y la corona del "Abad Teodosio", se salvaron por haber sido custodiadas y guardadas años antes en la Biblioteca. Ello es lo que afirman autores como Menendez Pidal; aunque no hemos tenido testimonio, ni podido ver fotografía alguna de ambas piezas mencionadas, después de la fecha del robo (1921) -por lo que desconocemos si también fueron fruto del expolio, o si desde entonces se guardaron en caja fuerte, u otro lugar-. Un segundo robo sucedió en 1936, de nuevo en las estancias del Palacio Real; haciendo desaparecer otras piezas del tesoro godo, que aún se conservaban en La Biblioteca (quizás fue entonces cuando se perdió la referida cruz de "Lutecio").
EN LA IMAGEN INFERIOR: La mencionada Cruz de Lucetio, en la que podemos ver claramente la leyenda de oferente.
EN LA IMAGEN INFERIOR: Vertical de la cruz visigoda, donde se lee "IN NOMIN E DNI:NNO:MINESCI".
EN LA FOTO INFERIOR: Transversal de la cruz con "OFFERENT E :::::::::::::::" Los puntos son para dejar el resto de la inscripción horizontal en vacío, al considerar que no fue leída correctamente; por estar interpretada en caracteres latinos y no haber usado los alfabetos ulfilano-visigodos de la época.
2º) La cruz de San Eugenio de Toledo:
Como venimos exponiendo, no consideramos correcta la lectura que se ha dado a la inscripción de la cruz que estudiamos. Pues viendo los valores de los alfabetos en numismática desde los siglos VI al VII (época en la que se fecha el tesoro de Guarrazar), nos parece que la leyenda horizontal, ha de interpretarse de otro modo. Pese a ello, sus palabras de la zona vertical, parecen bien traducida (aunque incompletas y no del todo leídas). Ella es la siguiente:
Consideramos que aquí hubiera de leerse en primer lugar, tal como dicen todos los expertos "in nomine Dei", pero también algo mas:
IN NOMIN E D NI : NNO : MINE SCI = IN NOMINE DEI IN NOMINE SCI
"en el nombre de Dios en el nombre del Spirit. Sancti"
Aunque vemos que tiene ciertos cortes que parecen indicarnos igualmente que habla de Anno (año) y debe considerarse la opción a otra lectura añadida, que nace si leemos de derecha a izquierda:
MINE ESCI / ANNO/ IN DC (E) NIWONNI
mio, fecit (o mio epsicopos) / Año / en / DC e noventa = Quinientos cien y noventa =690.
Decimos ANNO IN DC E NIWONNI, al ver que realmente hay una extraña errata o confusión en la letra M que la convierte a la vez en W, a la vez que la D está al revés y se puede leer DC. Algo que lleva a concluir que posiblemente hable de ANNO D C NIWONNI = año quinientos+cien+noventa=690. O bien a ANNO De ERA, NOVENTA.
EN LA FOTO INFERIOR: De nuevo, la misma cruz, que se conservaba en la Armería Real.
No es posible imaginar que una cruz votiva tenga erratas, ni menos errores. Aunque al ser la de un obispo primado, experto en alfabetos y literatura, sí puede contener un juego de palabras. Resultando inimaginable que alguien pudiera donar una cruz, tan sumamente valiosa; confundida en su leyenda. De lo que pensábamos, que quizás, si se le diera la vuelta o se leyera al revés tuviera otro sentido la frase con letras que parecen totalmente giradas. El hecho es que al verla al revés se observa mas claramente como pone "Esci / MIne / Anno / In / D / E / NOWONNI". Tanto como vemos una señal que nos indica donde comienza y termina el texto a leer (una especie de trébol que hay al comienzo de la cruz). Por lo demás, existen unos puntos en la leyenda, que nos hacen pensar que indican que "allí", " algo" falta y ha de sustituirse por letras o abreviaturas. Siendo así como posiblemente debiera leerse también:
IN NOMINE D E I / IN (A=:)NNO / (DO=:)MINE / FeSCIt.
Finalmente hemos de observar que MINE ESCI puede traducirse por YO EL OBISPO
Siendo el resultado de sus lecturas:
1-IN NOMINE DEI IN NOMINE SCI = En el nombre de Dios y en el nombre del Espíritu Santo
2-IN NOMINE DEI ANNO DOMINE ESCI = En el nombre de Dios en el Año del Señor (este, o "fecit"), unido a la lectura clara del final con: MINE ESCI (MINE EpiSCopI - yo el obispo, mio del obispo)
3-MINE / ESCI / ANNO / IN DC E NIVONNI = Mio, hecho (mine episcopi) año de quinientos, cien y noventa (= 690)----O simplemente ANNO / IN / D E NIVONNI = año de ERA noventa
EN LA IMAGEN INFERIOR: Alfabeto Ulfilano según J.Frebieren su libro "Histoire de l´écriture" (Paris 1959), tal como recoge Ramón Menéndez Pidal en Historia de España, Tomo III, 2 (pag. 166)
FOTOS, ARRIBA Y ABAJO: La inscripción vertical, al revés, donde se aprecia mejor que tiene una doble lectura, ello quizá debido a ser de arriba abajo e inversa, en el conocido bustrofedon.
3º) San Eugenio, Obispo la ofrece = OFFERENT / E UGENIUS : E.:
Esta que encabeza el apartado, es la lectura que vemos claramente en su inscripción transversal. Siendo la que antes daban los expertos: "OFFERENT LICETIUS", por haber considerado que la "F" tumbada era una "L"; y la semi "P" una "T".
Pero es evidente que la "F" tumbada es una "E", tal como podemos leer en "OFFERENT" y en el supuesto "LUCETIUS", cuyas "E" se asemejan mucho a una "F" (torcida o dada la vuelta). Del mismo modo, las "G" se deforman en época visigoda, tomando hasta esa apariencia de una "C" abierta, al igual que lo que parece y puede ser una "P" (E ugePius) juega con la "I" para conformar la "N" y que se lea : EugeNius . Por su lado, la "N" es la misma en OFFERE-N-T y en EUGE-N-IUS. De ello que lo primero que leemos es.
OFFERENT EUGENIUS : E = "la ofrece Eugenio E(piscopos) ,Obispo"
Arriba vemos claramente que pone OFFERET Eugenius, siendo la primera "E" la letra en común entre ambos lados de la cruz, señala a la vez que es la inicial de Eugenio y de Episcopus (obispo). A ella le sigue una clara "U" gótico-ulfilana, y una "G" gótica; después la "E" deformada (tipo ulfilana), tanto como esa extraña "N" que parece una "P" ulfilana (y que servirá para otro juego de palabras, como veremos). Termina con una "U", igual a la primera y una clara "S", invertida. Luego la E (de episcopus), que también podría ser una "T". Todo ello nos ha dado pié a volver a leer también:
OFFERENT EUG- EPIUS (): T(oletum) = La ofrece, Eug. Obispo de Toledo
La única letra que nos presenta dudas es la FINAL que damos como una "E" de Episcopus, o bien como una "T" de Toledo. Al igual que en el texto leemos "E-YGENIYS" (eugenio) a la vez que algo como "EYGHPIYS" que quizás habla de "euge Pius" del griego Bueno y Pio (esta ultima hipótesis la damos aunque sin creer mucho en ello, pues la lectura clara es EUGENIUS). Creyendo que la interpretación correcta es * OFFERENT EUGENIUS E(piscopus) * .
* OFFERENT EUGENIUS T * .
Segunda lectura: *OFERRENT EUG EPIUS T * = La ofrece Eugenio, obispo de Toledo
4º) El problema de la datación en el 690 y conclusión a las inscripciónes:
Con todo lo visto, las lecturas parece que claramente nos indican que se trata de la Cruz de San Eugenio de Toledo, ofrecida en el año de 690. Algo que es perfectamente coetáneo con la datación de las coronas y de la época del tesoro de Guarrazar (que contiene ofrendas fechadas desde fines del siglo VI, a finales del VII). Del mismo modo, este santo era un conocido experto en lingüística y alfabética, lo que explicaría los dos juegos de palabras que contienen sus inscripciones (que pueden leerse de varias formas).
Por su parte, el famoso Santo -Eugenio de Toledo-, fué obispo de esta diócesis entre los años 646 y 657, lo cual quizás no encajaría con la fecha del 690; que data la cruz, al decir (IN D-C_ E NIWONNI = en el quinientos+cien+novena = 690; o bien de NIWONI = noventa). Más hemos de tener en cuenta que el calendario que manejaban los sacerdotes hispano-visigodos tenía el Anno Domine cambiado, considerando la fecha de comienzo de la Era en la Pax Romana, el 38 a.C.. De tal manera, hasta más allá del siglo IX, no se corrige ese Año del Señor y se consideraba que la Era nacía el 38 a.C.
De ello, que el 690 visigodo se corresponda con nuestro 652-53 ; año en el que este Eugenio celebra su concilio (el VIII toledano). Pudiendo tratarse de la cruz que entrega San Eugenio al finalizar el mencionado concilio, pero sobre todo en el año que Recesvinto fué nombrado rey. Tal como dijimos, existía la costumbre bizantina de que los monarcas visigodos, al subir al trono, entregasen una corona oferente al templo y ello encaja con la que arriba recogíamos en foto: la de Recesvinto Rex, que hubo de ser ofrenda hecha en el 690 anno visigodo. Hoy sabemos quizás por qué su obispo y maestro de literatura y alfabeto, entregó en el mismo momento una cruz votiva, con su nombre y fecha del concilio VIII y coronación de Recesvinto, e incripción:
---------------. EUGENIO (mine esci) YO, el OBISPO (de Toledo) OFFERENT En ANNO De Era NOVENTA (= 653)---------------
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes del tesoro de Guarrazar, tal como se conserva en el Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes.
IV – E) GUADAMUR Y SU TESORO (San Eugenio y su cruz):
Parece lógico pensar que cuando Don Rodrigo regresa de Guadalete, tras perder la batalla e informar a todo el palatinado de que Muza y Tarik, están invadiendo su reino (apoyados por los Witiza). Recogiera el tesoro real, para que no cayese en manos enemigas. La entrega de estas piezas a la autoridad suprema, para ser trasladadas desde su lugar santo donde se custodiaban; supone que el reino está siendo tomado por ejércitos no cristianos. Por cuanto hemos de considerar, que el “comtes tesauros” y los otros guardianes del ajuar real, ya saben que la monarquía goda de Toledo estaba finalizando (o se hallaba en extremo peligro). Ello hace pensar que Don Rodrigo a su vuelta a la capital (en septiembre del 711 y cuando regresa vencido de Andalucía); advierte a todos que su nación ha caído en manos ajenas. Pues si la batalla de Guadalete se hubiera tratado de una simple confrontación entre los partidarios de Witiza y los de Rodrigo; aquel tesoro se habría conservado en la cámara regia. Vigilado por el conde palatino que tenía como única misión guardarlo (comtes tesauros); esperando la llegada del nuevo rey godo vencedor. Pero no fue así y el ajuar sagrado sería trasladado, lo que expresa pleno conocimiento de que el territorio había caído en manos enemigas -ajenas al mundo visigodo-.
Por todo ello, al considerar que “alguien” manda ocultarlo, para que no cayese en manos de los invasores; se demuestra esa conciencia plena sobre el final de la Hispania goda. Unos hechos que hubieron de producirse antes de que Tarík entrase en Toledo; tras asediarlo y vencerlo a fines del 711 (después de derrotar a Rodrigo). Así pues, debió ser el propio “conde del tesoro”, quien se encargó de esconderlo; tras la orden del rey. Llevándolo a un cenobio cercano a Toledo; enterrándolo en su cementerio, junto a la actual ermita de Guarrazar (en Guadamur). Allí hubo antaño una iglesia, llamada Santa María de Sobarces; con su necrópolis. Entre estos cenotafios y junto a la tumba de un presbítero -de nombre Crispín-, introdujeron las coronas y cruces votivas; escondidas en una urna de mortero, recubierta luego de mampostería -bien enterradas-. Como si de un cuento romántico se tratara, más de mil cien años después (en 1858), un matrimonio de Guadamur salió a pasear tras unas fuertes lluvias que asolaron la zona. En su "inspección" para ver como habían quedado los terrenos cercanos al pueblo, tras las tormentas; observaron una extraña "losa" de mortero en el suelo, junto a algo que parecían enterramientos. Al golpearla, aquello se abrió y resultó no ser una tumba, sino la urna del tesoro escondido, con decenas de cruces y coronas votivas (que decidieron coger). Pero por miedo a ser vistos, regresaron por la noche para hacerse con el famoso ajuar; aunque no se percataron, de que fueron observados por otro vecino de Guadamur (de nombre: Domingo de la Cruz). Quien tras ellos, llegó hasta el mismo lugar y abriendo cuantas "tapas" de mortero veía, encontró el resto de piezas, que guardó en tinajas en su casa.
Lo encontrado por el matrimonio, fue vendido al platero de Toledo, quien tristemente fundió la mitad del metal, aunque la otra mitad se salvó gracias al "diamantista" y un amigo suyo, francés. Este hombre, llamado "el diamantista", cuya casa podemos ver aún en las riberas del rio Tajo -en la ladera Sur de la Ciudad Imperial-, era un retirado joyero, que había trabajado para los mas ricos de Madrid y que entonces vivía jubilado en aquel cigarral. Amigo de un militar francés, al enterarse de que el platero tenía un extraño botín, compraron lo que no se había fundido del tesoro; lo reconstruyeron y llevaron hasta París. Allí y en el año 1859, se lo vendieron al Patrimonio Galo, que lo expuso en el Museo de Cluny (donde todavía podemos ver algunas de sus coronas). La noticia fue conocida en España hacia 1860, por lo que la reina Isabel y las autoridades, intentaron recuperar el famoso tesoro; aunque el precio que pedía el Estado francés era imposible de pagar para el español.
Al saberse todo aquello en Toledo, Domingo de la Cruz, quien aquella noche de 1858, había guardado el resto de piezas encontradas en Guadamur (en tinajas de su domicilio). Decidió regalarlas a la reina. Así, que ni corto ni perezoso, se plantó a las puertas del Palacio de Aranjuez, con una caja bajo el brazo y preguntando por Isabel II, para entregarle un regalo... . Los guardias no daban crédito a lo que aquel hombre decía, pero al pasarle al real recinto, tras ser inspeccionadas aquellas joyas por las autoridades de palacio, pronto se dieron cuenta de que realmente eran parte del mismo hallazgo y de aquel tesoro (vendido en Francia). Isabel II pagó sobradamente el mencionado regalo, tanto que le concedió una pensión vitalicia a Domingo de la Cruz, después de haberle soltado mas de cuatro mil reales de recompensa. Tras ello, estas coronas visigodas pasaron a ser custodiadas en el Palacio Real de Madrid, por considerar que aquel era el lugar más seguro. Componiéndose esta segunda parte del hallazgo, por algunos crucifijos -uno llamado "de Lucecio"-, junto a las coronas del rey Suintila y la del abad Teodosio.
Más, como el infortunio nunca viaja solo; las joyas que el referido Domingo de la Cruz había recuperado y regalado a la reina, desaparecieron del Palacio Real en 1921 (tras un robo, del que jamás se recuperaron sus piezas). No sabemos dónde estará la parte del ajuar antaño custodiada en la Armería del rey; donde se encontraba la cruz que llamaban de Lutecio. Pero de lo que estamos seguros, es de que el mencionado crucifijo fue de San Eugenio III de Toledo y no de Lutecius. Aunque el destino de las coronas y de aquella pieza del primado toledano, parece que se cruzó con quienes las custodiaron tan mal. Ya que diez años más tarde se proclamaría la II República en España (en 1931). También sucedió algo parecido con quienes dejaron escapar a Francia tan valiosas piezas; vendidas al Estado galo. Aunque quizás al encontrarse fuera de territorio hispano, se salvaron. Porque el resto del tesoro fue destruido y fundido, debido a la enorme ignorancia española; que tan ligera y radicalmente, suele despreciar nuestro pasado. Como decimos, se proclamó la Primera República, justo un decenio después del hallazgo en Guadamur y tan solo ocho años más tarde, de que saliera para Francia la mayor parte de ese tesoro de Guarrazar. País que precisamente acogió a Isabel II en su destierro; al igual que custodió perfectamente, el ajuar visigodo. Pareciendo que existe un destino unido entre estas joyas de la monarquía goda y la corona hispana. Pues cuando las piezas principales de Guarrazar fueron devueltas por Francia, también se llegó al acuerdo de que el rey volviera a España (en el año 1941). Para finalizar diremos, que al parecer, la cruz de “Lutecio” (San Eugenio) sigue en el Palacio Real (aunque no hemos podido confirmarlo). Afirmando las autoridades que tras ser recuperada del robo del año 1921, se hallaba en la Biblioteca Real (18) .
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Imágenes del tesoro de Guarrazar, tal como se conserva en el Museo Arqueológico Nacional; junto a la réplica que se expone en el Museo de los Concilios de Toledo (a los que agradecemos nos permita divulgarlas). Arriba y al lado, coronas de una vitrina del MAN. Abajo, la réplica en el Museo de los Concilios (iglesia de San Roman, de Toledo).
ESTA FUE LA SEGUNDA PARTE:
PARA LLEGAR A LA PRIMERA LEYENDA DE DON RODRIGO, PULSAR:
LA TERCERA PARTE ESTÁ EN SIGUIENTE LINK:
….....................................
CITAS:
….....................................
(1) Acerca de la costumbre tardorromana y visigoda de enterrarse en sus villas de campo. Recojo las siguientes palabras de RAQUEL ALONSO ÁLVAREZ
"los testimonios que sitúan las tumbas de Chindasvinto en Hornija, Recesvinto en Bamba, y Wamba en Pampliega, las costumbres funerarias documentadas durante la Antigüedad Tardía incrementan su verosimilitud.Hemos visto cómo, al menos en un caso, el monarca habría dispuesto su enterramientoin uillam propriam. Los notables romanos elegían también en ocasiones destinos funera-rios semejantes. Tanto en Andance (Ardecha, Francia) como en Cars (Corrèze) los mausoleos se incluyeron en los fundide sus propietarios (Béal y Charpentier, 2006: 337-354; Paillet, Tardy y Pontet, 2006: 445-472)”.
“Las fuentes que se refieren a los enterramientos de Chindasvinto, Recesvinto y Wamba en las iglesias de Hornija, Bamba y Pampliega, respectivamente, adquieren sentido a la luz de este contexto general”
.
Las sepulturas de los reyes godos en Hispania. Chindasvinto, Recesvinto y Wamba
RAQUEL ALONSO ÁLVAREZ (pags 145 y 147)
Universidad de Oviedo. Facultad de Filosofía y LetrasCampus de HumanidadesC/ Teniente Alfonso Martínez, s/n. E-33011 Oviedo
.
(2) Según escribe LUIS MOLINA en «LA ANÓNIMA DE AL-ANDALUS» sobre la cuarenta y cinco ALGAZÚA, (campaña), de ALMANZOR: «La cuadragésimo quinta, la de San Román, en la que realizó una gran matanza y obtuvo muchos cautivos». Esta aceifa correspondería a noviembre de 995
Página SAN ROMÁN DE HORNIJA, redactada por Bernardo Asensio Colino VER:
https://www.turismo-prerromanico.com/monumento/san-romn-de-hornija-20130417123324/
.
(3) DECÍAMOS EN NUESTRO ANTERIOR CAPÍTULO:
“Recoge la Historia que Eugenio III de Toledo fue un hombre culto e inteligente como pocos nacieron en nuestra Península. Con una capacidad tan solo comparable a la de Cisneros (...) el obispo Eugenio III logró establecer un nuevo conjunto de leyes, de las que nació el famoso Fuero Juzgo (mantenido hasta las Partidas de Alfonso X). Todo ello es lo que quizás provoca las diferentes “maldiciones” que suelen sobrevenir sobre esta España nuestra; incapaz de conceder méritos a quien verdaderamente los tiene. Pero que proclama tantas veces como líderes, a los más traidores o a los peores.
(…)
Regresando a San Eugenio, su vida política comienza tres años después de subir al trono Chindasvinto; quien en 649 le nombra obispo primado de Toledo. Decidiendo apartale de Zaragoza, donde gozaba de una enorme protección por parte de San Braulio. Este último prelado gobernaba la diócesis zaragozana, siendo famoso como hombre de enorme cultura; aunque desde el año 640, sintiéndose viejo y cansado delegaba sus funciones en su arcediano Eugenio. A san Braulio -otro de los Padres de la Iglesia-, podemos considerarlo “el descubridor” de Eugenio III; cuando hacia el 632 y tras observar la gran capacidad intelectual del joven religioso -que por entonces contaría con unos treinta años- pensó que le podría suceder en su mandato de Cesaraugusta (capital de Aragón) . De ese modo, San Braulio le puso a su cargo como diácono, haciéndole más tarde arcediano, con el fin de que le heredase en el trono episcopal. Un deseo que fue truncado por voluntad del nuevo rey; que rechazando la voluntad y peticiones de Braulio, nombró a Eugenio III primado toledano. Desde aquel nuevo cargo, conocemos cuánto trabajo este Santo y obispo, favoreciendo la música sacra y la poesía; recordándole como uno de los mayores poetas en lengua latina y un gran benefactor de las liturgias cantadas.
(...)
Pese a ello, no fue solo su gran cultura, lo que llevó al monarca entregarle aquel báculo; pues lo que Chindasvinto realmente deseaba, era crear un nuevo códice. Una legislación renovadora, que unificase las normas heredadas desde Justiniano, compilándolas con las de los reyes godos (de Alarico y Leovigildo). Compendio que finalmente fue acabado después de morir Chindasvinto y reinando ya su hijo Recesvinto; por lo que fue conocido con ese segundo nombre: Código de Recesvinto. Leyes que siglos más tarde se transformaron en el Fuero Juzgo y que se mantuvieron durante la Edad Media; al margen de otras locales y con carácter general hasta la entrada en vigor de Las Siete Partidas. Todo cuanto nos muestra la importancia de esta legislación recogida y divulgada por ambos monarcas; con la ayuda de San Eugenio y de su maestro, Braulio de Zaragoza.
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(4) La gran mayoría de los especialistas en el mundo visigodo admite que fue costumbre entre muchos nobles y reyes, enterrarse en sus villas de campo. Siendo común que los más importantes, legasen esas tierras y edificios a la Iglesia, con el fin de que cuidasen de sus restos eternamente. Así se considera que lo hicieron al menos, Chindasvinto (en San Román de Hornija) y su hijo Recesvinto. Este último tenía su villa en la población llamada hoy Wamba; porque tras morir Recesvinto allí, en su villa de campo;, fue proclamado rey su sucesor Wamba. Por lo que sabemos, los restos del hijo de Recesvinto estuvieron en Wamba hasta que Alfonso X los recogió para llevarlos hasta la Catedral de Sevilla (donde fue enterrado junto a otros reyes de Hispania).
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(5) Consuelo Escribano Velasco
Arqueología e historia del Monasterio de San Román de Hornija y la tumba de Chindasvinto.
http://ermitiella.blogspot.com/2014/04/arqueologia-e-historia-del-monasterio.html
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(6) Tal como expresamos, hay diferentes teorías sobre si se trataría de Eugenio II o bien Eugenio III; conforme al número de antecesores en el obispado que se le atribuyen. Nos inclinamos por considerarle el III obispo toledano con ese nombre, tal como las fuentes más fidedignas refieren
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(7) Historia del reino visigodo español; José Orlandís. 2003. pag 110 y ss.
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(8) Ver lo que nos dice ALBERTO PAULO FARMHOUSE sobre estos dos epigramas hallados en losas de Llerena y Alburquerque en:
Epigrafía medieval y poesía visigótica: el caso de Eugenio de Toledo
Paulo Farmhouse Alberto
Sylloge Epigraphica Barcinonensis (SEBarc) viii, 2010, pp. 97-108
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Según Consuelo Escribano Velasco: “en el 743 en el Tesoro de Guarrazar (Toledo), parcialmente en una inscripción de Gerena (Sevilla) y otras del X , en el Manuscrito Matritensis, en la Biblioteca Nacional, y en los Fragmenta legionensia que se conservan en el archivo de la Catedral de León”.
Arqueología e historia del Monasterio de San Román de Hornija y la tumba de Chindasvinto.
http://ermitiella.blogspot.com/2014/04/arqueologia-e-historia-del-monasterio.html
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Más importante es el estudio que sobre los CARMINA de San Eugenio escribe Oriol Dinares:
LOS CARMINA DEL PSEUDO-EUGENIO DE TOLEDO ¿UN SPECULUM VISIGODO?*
Oriol Dinarès Cabrerizo
Universidad Pontificia de Salamanca, liberado en la RED
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ARPI 08 Publicación: 2019 páginas 106-151
Centro de poder en la civitas regia toletana y su territorio en época visigoda.
Barroso Cabrera, Rafael; Carrobles Santos , Jesús; Morín de Pablos , Jorge y Sánchez
Ramos, Isabel María.
ESCRIBEN
“debidos a la pluma de Eugenio de Toledo y todos relacionados con la familia real de Chindasvinto.
Eugenio dedicَó uno célebre al propio Chindasvinto (Carm. 25) y otro a la nuera de éste, la reina Reciberga (Carm. 26), mujer de Recesvinto. El primero de ellos presuntamente escrito en clave de auténtica damnatio
memoriae, pero que más bien parece entrar dentro del tَópico literario
Podría citarse, asimismo, otro más dedicado a Wamba (Carm. 69), dado como falso por Lorenzana porque su autoría aparecía atribuida a San Eugenio (†657), pero con visos de ser auténtico ya que parece ser una adaptaciَón hecha probablemente por San Julián del epitafio dedicado a Recesvinto, tal como demostró Vollmer siguiendo criterios métricos
Gran parte de esta literatura funeraria estaba destinada a ser trasladada a epígrafes, y de hecho se conservan algunas inscripciones (como la del presbítero Crispín de Guarrazar o el epígrafe de Gerena) que reproducen parcialmente los plancti regios adaptándolos al nuevo sujeto
(9): García Moreno, 1999: 53; Orlandis, 2003: 110. Aunque esa sea la lectura mayoritaria entre los investigadores, resulta del todo impensable que Eugenio redactara el epitafio de Chindasvinto en un tono tan denigratorio y que pese a ello siguiera gozando de la confianza de Recesvinto. Eugenio no sَolo redactَó los epitafios del rey y la reina, sino que es con seguridad el autor de los conocidos versos de la dedicaciَó de la basílica de San Juan de Baٌos ofrecida por Recesvinto (Barroso y Morán, 1996c) y de varias composiciones destinadas a nobles del entorno cortesano de este monarca que pueden tener su reflejo arqueolَgico en el propio territorio toledano (vid. supra). Por el contrario, dado que no consta que Recesvinto estuviera enemistado con su padre, quien además lo había elegido para sucederle, todo hace presumir que se tratَó de un encargo oficial realizado personalmente por el viejo monarca. A pesar de que existe un cambio político entre los reinados de Chindasvinto y Recesvinto, nada hace suponer que ello se debiera a una mala relación entre padre e hijo, sino al propio contexto político del momento y al modo un tanto irregular con que el nuevo monarca accediَa al trono. La composiciَón dedicada a Chindasvinto habrá de entenderse, pues, como parte de un típico literario en el que el sujeto se denigra a símismo para exemplum de otros (Brunhِlzl, 1990: 99) y por eso mismo pudo reproducirse parcialmente apenas unos aٌños después en el epitafio de Gerena, copia que demuestra que estos versos eran pْblicos y notorios, al menos para el restringido círculo aristocrático que acaparaba la cultura escrita. [Esta suposiciَón que planteábamos ya en 2010 ha sido recientemente confirmada por Ungvary, 2018].
Centro de poder en la civitas regia toletana y su territorio en época visigoda.
Barroso Cabrera, Rafael; Carrobles Santos , Jesús; Morín de Pablos , Jorge y Sánchez
Ramos, Isabel María.
ARPI 08 Publicación: 2019 páginas 106-151
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(10) Habla el texto de Años del Señor y Año de la Era. Pues el calendario visigodo se regía por la fecha Ab Urbe Condita, romana; en que se crea el imperio por Augusto. Marcando la fecha inicial en el 38 a.C.
Asimismo habla de dolencias en el riñón de Recesvinto, que le producen la muerte. Sabemos que la razón principal para instalar su villa en la actual población de Wamba, fue que Recesvinto parecía lo que se consideran cólicos nefríticos (expulsando piedras al orinar). Muy cerca de allí, en San Juan de Baños existía un ninfario romano cuyas aguas eran “miilagrosas” para lla curación de estos males de riñón. Debido a ello, se considera que Recesvinto tomaba las aguas del Cerrato en este balneario que convirtió en capilla y santuario bajo el nombre de San Juan de Baños. Lugar que dista una jornada a caballo desde su villa palaciega, que estaba en Gérticos, pueblo que actualmente se conoce como Wamba.
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(11) Sabemos, por lo que recogen las Crónicas, que Ervigio fue un rico hombre, que quizás sería expulsado de Bizancio, tras confabular contra el emperador de Oriente. Ello encaja con cuanto narran los Cuentos de Sabaria, considerando a este consuegro de Glausinda un portentado, venido de Bizancio y capaz de conjurar contra el rey Wamba.
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(12) Tal como narra la Historia, el primado de Toledo Julian II, fue quien urdió la trama para derrocar a Wamba. Hemos de suponr todo organizado por Ervigio, que fue proclamado rey, tras ser depuesto Wamba, por el métdo de narcotizarle y decalvación.
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(13) Sabemos que se trata del Carmina 25 de San Eugenio; el epitafio polémico que algunos creen una maldición proferida por el santo, contra Chindasvinto.
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(14) Es esto lo que conserva la Historia exactamente; que Wamba fue narcotizado y al despertar, viéndose tonsurado, decide retirarse a Pampliega, ingresando en la orden de Monjes Negros (hoy desaparecida, peo que se supone eran enterradores, como los actuales fosarios).
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(15) Muestra en este momento la leyenda, que el caso de enfrentamiento entre los de Witiza y los de Don Rodrigo, nace de proceder de dos estirpes distintas. Siendo la primera nacida desde Glausinda, primogénita pero mujer. Mientras la siguiente procedería desde Chindasvinto y Reciberga.
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(16) Habla de Ágila II; que como vimos se trata de un sublevado contra Don Rodrigo que se proclama rey en el lado norte del Ebro. Parece que pudo ser el primogénito de Witiza, gobernador de la Hispania Ulterior.
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(17) Para los interesados en leerla, ver:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2011/04/lo-invisible-en-la-palabra-y-en-el-oro.html
LO INVISIBLE EN LA PALABRA Y EN EL ORO: El tesoro de Guarrazar, II (la cruz de San Eugenio)
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(18) Para los interesados en el tema , ver: https://www.researchgate.net/publication/322708409_El_tesoro_perdido_de_Guarrazar/fulltext/5a6a98db458515b2d0533209/El-tesoro-perdido-de-Guarrazar.pdf
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