LEYENDAS DE LA MOTA DEL MARQUÉS: TIEDRA Y LAS DOS GRANDES ESCULTURAS DE VERRIDO ECHEA (Antxón Berrio Etxea: San Sebastián 1920

Los capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido en rojo y cuya finalidad es razonar ideas). Si desea leer el artículo entre líneas, bastará seguir las letras negrillas y las rojas destacadas.

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general de leyendas: http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2023/01/indice-de-leyendas-de-la-mota-del.html

SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos esculturas de Juan Antonio Verrido Etxea, que actualmente se encuentran en Tiedra (Valladolid -colección privada-). Arriba, EL GRAN FALL, de Verrido (1975); monumento monolítico que rememora la “piedra del fall” de los gaélicos, losa que dio origen a la famosa “Scone” o “piedra del destino” británica (1) . Un sillar actualmente conservado bajo el trono de Inglaterra; que guarda la leyenda de que sobre ella no puede sentarse más que el rey legítimo. Pues de subir encima de la “Scone” un impostor, el escalón sagrado gritará. Por tal virtud, se tiene como insignia imprescindible para la coronación, en Reino Unido. El origen de este sillar sacro británico, se halla en los tronos celtas druídicos; donde monolitos de similar tipología, marcaban lindes y fronteras de reinos o marcas. Abajo, DÉCIMA ESPINEL EN BOSQUES MUERTOS (1978). Otra escultura de Verrido Etxea, con la que el autor denuncia la falta de árboles en tierras de España. Especialmente en Castilla, donde desde el edicto de deforestación de 1491; se ha llevando a cabo una tala intensiva y continuada en grandes espacios de arboleda.

A)- CRONOLOGÍA BIOGRÁFICA DEL ESCULTOR:

PARA ESTA BREVE NOTA, NOS VALEMOS DE LOS DATOS QUE EL ARTISTA PRESENTA EN SU LIBRO AUTOBIOGRÁFICO “Anxón no omoide” (Recuerdos de Anchón) (2) :

-1920 a 1928: De padres toresanos, destinados como maestros en San Sebastián; nace en esta ciudad Juan Antonio Verrido Etchea (también conocido como Antxón Berrio Etxea). En San Sebastián discurre su primera infancia, estudiando en el colegio Lasalle de Donostia; hasta que en 1928 sus progenitores son destinados a Gijón.

-1928 a 1933: Se traslada a Gijón con su familia, donde sus padres trabajan como profesores del colegio de Jesuitas (asistido por Clarisas); institución que más tarde se convirtió en La Laboral. Allí cursa sus estudios hasta ser expulsado del centro, en 1933; debido a sus numerosas gamberradas.

-1933 a 1936: Es enviado por sus padres a un internado cercano a Villagarcía de Campos (Valladolid), como castigo. La intención de sus progenitores fue que los jesuitas vallisoletanos rectificasen el comportamiento rebelde de aquel chico que continuamente creaba problemas. Comenzará en esta etapa su vocación como pintor y escultor.

-1935: En una excursión con amigos del internado, al intentar descubrir tesoros en los pozos del castillo de Mota de Marqués; sufre un accidente. Cae por una cueva subterránea que se derrumba a sus espaldas; permaneciendo bajo tierra un día entero, hasta encontrar milagrosamente una salida. Este hecho le lleva a cambiar su percepción de la vida y comienza a creer en Dios; ingresando meses después como seminarista, deseando profesar como cura.

-1936: En verano de este año estalla la Guerra Civil española. Sus padres, ante el temor de que fuera atacado el convento donde estudiaba; le mandan a San Sebastián, con el fin de que cruzase la frontera. Allí se hace pasar por un joven republicano “gudari”, hasta que logra entrar en Francia y llegar hasta París. Desde este momento comienza a darse a conocer como Antxón Berrio Etxea, ocultando sus orígenes toresanos y su afiliación al clero -cambia su identidad, dejando de llamarse Juan Antonio Verrido Echea-.

-1936 a 1940: Durante la conflagración de nuestro país, es recibido en la capital francesa por un grupo de pintores españoles, a quienes interesan las condiciones que tenía como artista. Le acoge allí uno de los grandes amigos de Picasso, llamado Pedro Pruna (Pere Pruna); quien le da trabajo como chófer y le toma como aprendiz.

-1940: Sufre un accidente grave, dejando el coche de su jefe como una acordeón; aunque todos los que viajaban en el vehículo salvan la vida. Es despedido de este trabajo al regresar a España, junto a Pedro Pruna.

-1941 a 1946: Comienza a trabajar de escultor, residiendo nuevamente en Gijón. Como antiguo alumno del colegio de jesuitas clarisas, le encargan parte de las esculturas para jardines de lo que más tarde sería La Universidad Laboral; edificio que se comienza a construir en 1940 (3) .

-1947: Tras sus trabajos en La Laboral de Gijón, decide trasladarse a Japón; logrando asentarse en este país gracias a sus amistades entre los jesuitas. Pasará finalmente a residir en Nagasaki, que había quedado asolada por una de las bombas atómicas.

-1950 a 1970: Reside en el sur de Japón, donde trabaja como profesor de español y se dedica a crear obra pictórica y escultórica.

-1970 a 1990: Obtiene un gran éxito en el País del Sol Naciente, como escultor y pintor (trabajando sobre acrílicos, oleos, arenas y cerámica). Sus obras se exponen en templos, jardines y diferentes museos japoneses.

-2002: Muere a los ochenta y dos años, en la ciudad japonesa de Takashaki.

SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de Juan Antonio Verrido Echea (Antxón Berrio Etxea), relacionadas con sus primeros años. Arriba, su padre -Antonio Verrido Cuadrado-; retratado por el artista antes de salir hacia Francia (en 1936) cuando contaba unos dieciséis años -dibujo a tinta y carboncillo-. Abajo, promoción en su colegio de San Sebastián; el escultor, con unos seis años (agachado, en el centro de la imagen).

B)- VIDA DE ANTXÓN BERRIO ETXEA (Juan Antonio Verrido Echea):

PARA EL DESARROLLO DE ESTE BOSQUEJO BIOGRÁFICO, NOS VALEMOS DE LOS DATOS QUE EL ARTISTA PRESENTA SUS LIBROS “Anxón no omoide” (Recuerdos de Anchón) (2) y “Mi experiencia en Japón” (My experience in japan) (4) .

1º- Infancia y adolescencia:

Narraba Antxón, que los primeros recuerdos de su existencia “tenían sabor a mar y olor a chacolí”. Pues nació casualmente en San Sebastián, cuando sus padres fueron destinados a esta ciudad -ambos, maestros de profesión y toresanos de origen-. El artista, poco se acordaba de su etapa en la Bella Easo, aunque guardaba una curiosa foto de “promoción”; donde le vemos con seis años y como un niño bastante “inquieto” (por no decir, un peligro andante...). Tras aquella imagen -recogida anteriormente-; en 1938, se trasladó a Gijón; donde sus progenitores recibieron un nuevo cargo como profesores. En la ciudad Asturiana, Antxón ingresó en el colegio de Jesuitas -asistido por las Clarisas-; centro que años más tarde se convirtió en La Laboral (tras constituirse como universidad para cursar carreras y enseñar oficios).

De ese tiempo vivido en lo que más tarde fue La Laboral, conservaba el artista un grato recuerdo; aunque sus padres se vieron en la necesidad de ingresarle finalmente como alumno interno, por ver si estos docentes lograban enderezar su carácter rebelde. Pese a las buenas intenciones de sus progenitores, el adolescente cada día era más travieso y finalmente llegó a ser expulsado del centro, tras haber protagonizado un hecho que el escultor narra en sus memorias, con las siguientes palabras:

“Sucedió cuando cumplía los doce años; momento en que era yo el más docto y mejor entre todos, tirando escupitajos. Fue así, como reté a mis compañeros a un concurso que consistía en encestar un lapo en una lata, desde un tercer piso. Nos dispusimos los participantes en tal hazaña, a realizar la competición. Para ello coloqué un recipiente vacío de sardinas, en mitad de un paso y a la entrada del internado. Subimos hasta la terraza del tercero y comenzamos todos los niños a “engrasar” salivas. Abrí la ventana, para empezar la competición y sucedió una terrible desgracia: El obispo de Oviedo, íntimo amigo del director de nuestro colegio, entraba en ese momento a visitar el centro y sus docentes. Era el instante en que todos empezábamos a concursar; soltando a diestro y siniestro nuestros lapos; sin apercibirnos de que bajo nosotros estaba el referido obispo. Prócer eclesiástico que quedó regado de escupitajos.... . Este hecho me costó el traslado a otro internado, pero esta vez de castigo.” (5) .

SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de La Laboral, de Gijón. Las fotografías superior e inferior, han sido tomadas de la página web oficial del centro (6) . El artista había sido antiguo alumno de un centro anterior, dirigido por los mismos jesuitas que levantaron esta universidad Laboral. De aquel colegio gijonés fue expulsado Antxón por “gamberro”, en 1933; tras la referida competición de gargajos. Pese a ello, todos conservaban buen recuerdo de él; y cuando años más tarde se iniciaron las obras para levantar esa enorme institución llamada La Laboral, le contrataron como artista.

Sigue el autor narrando que tras el referido suceso con el obispo de Oviedo, que fue “regado” desde un tercero; sus padres decidieron enviarle a un internado de castigo. Así fue como Verrido Etxea ingresó en 1933, en un duro colegio próximo al lugar de origen de su familia (Toro). Eligiendo sus progenitores la Colegiata de jesuitas, en Villagarcía de Campos; para ver si allí enderezaban un poco al chico. Pese a todo, cuenta el escultor, que cada día volvía a hacer una “picia nueva”; al menos hasta que sucedió un terrible accidente que cambió su vida. Descrito por él con las siguientes palabras:

“En esos años mozos, junto a mis compañeros de Villagarcía; hicimos una visita de escuela a Medina del Campo. Allí nos enseñaron un enorme diamante o cristal; similar al que usaba el mago del Conde de Urueña, para dictar sus profecías. Narraban quienes mostraban esa reliquia; que el primer conde de esta villa tan cercana a Villagarcía, era un tal Pedro Girón, hermano del famoso Juan Pacheco, que pretendió casarse con la reina Isabel la Católica (antes de que ella lo hiciera con su primo Fernando). Aquel Juan Pacheco y su hermano Pedro (conde de Urueña y Señor de Tiedra), fueron conocidos por su ambición y poder; diciendo la Historia que todo lo obtenían gracias a un brujo, que leía sus presagios en un enorme cristal. Conservándose la leyenda de que el gran diamante de los Girón estaba enterrado en un pozo, sito en la torre del homenaje de Mota del Marqués.

Así fue como al siguiente domingo de aquella visita a Medina, decidí ir junto algunos amigos, en busca del vidrio mágico. Llegamos a lomos de burro hasta la referida Mota, que distaba unos quince kilómetros desde Villagarcía -pasando por Urueña-. Subimos a su torre (destruida por Napoleón); y allí, en medio de las ruinas, vimos el pozo del que hablaban las historias. Tomé entonces un puñado de velas y una caja de cerillas -que habíamos robado en la Colegiata- y decidí descolgarme por aquel agujero, tan solo valiéndome de una frágil cuerda de esparto. Al poco de iniciar mi bajada, sentí que la fina soga se partía y caí al vacío, parando en el fondo de aquel boquete. En ese momento oí los gritos de mis compañeros, aunque pronto se derrumbó sobre mí una enorme tromba de arena, cerrando la salida del pozo y dejándome a oscuras. Quedé tumbado, creyéndome enterrado en vida; aunque pronto superé mi estado de terror, al ver que aún podía andar en lo que parecía una cueva. Así fue como encendí mi primera vela y observé que aquello que creímos una cavidad para obtener agua, era más bien una gruta excavada. Con enorme miedo, fui caminando hacia donde pude, pues la caverna no terminaba y al fin llegué hasta un lugar donde las paredes tenían más de dos metros de altura (como si se tratase de un túnel, preparado para escapar a caballo).

Varias horas pasé recorriendo aquellas cavidades perfectamente talladas; hasta que en un punto, comenzó una gran pendiente interna. Tras andar como pude subiendo esas cuestas sin peldaños, se me acabaron las velas y así fue como me vi obligado a esperar que viniera alguien a rescatarme. Tuve que dormir allí, después de llorar desesperadamente, pidiendo a Dios que me salvase. Me encontraba rendido y sentí verdadero terror por no salir vivo de esas cavernas. Pero al despertar, observé que había un atisbo de claridad al fondo, reflejada en las paredes. Fue entonces cuando pensé que quizás habría amanecido y que probablemente estaba junto a alguna de las “bocas” de la gruta. De ese modo y con gran ilusión, me dirigí corriendo hacia la luz, hasta que finalmente logré escapar de allí; sin dar crédito a lo que veía, cuando me hallé junto a otro castillo. Aquellas murallas que me devolvían a la vida, eran de la fortaleza de Tiedra, un lugar próximo a Mota y a Villagarcía; de donde había sido señor el referido Pacheco -del que buscábamos su cristal mágico...- . Fue en este momento, en el que me vi renacer; cuando di gracias a Dios, prometí ser bueno y dedicar mis días a estudiar para sacerdote. Era un domingo de junio del año 1935; tenía yo apenas quince años, y de este modo ingresé en el seminario meses más tarde -decidido a dedicar mi vida al Señor...-” (7) .

SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Tres imágenes de Villagarcía de Campos; donde estudió Antxón Verrido. Arriba, la Colegiata. Al lado, vista tomada hacia los años sesenta. Abajo, interior de su iglesia.

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotos de Mota del Marqués. Al lado, silueta del castillo en su colina, durante la noche. Abajo, subida a la ermita de El Salvador y a su torre; en cuyo pozo cayó Verrido Etxea.

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes más de Mota del Marqués. Al lado, el castillo, en el alto de esa mota. Abajo, ruinas de la antigua ermita de San Salvador en el camino a la torre de Mota.

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, Mota del Marqués vista desde la subida a Tiedra. Ambos pueblos distan unos ocho kilómetros. Abajo, campos de lavanda en Tiedra; al fondo vemos Mota y su torre.

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes del castillo de Tiedra (Valladolid), donde salió Verrido Etxea después de caer en el pozo de la torre de Mota. No es esta la primera vez que se oye hablar de un pasadizo interno entre ambos castillos -probablemente construido por el primer conde de Urueña-. Existen numerosas historias que narran como pastores han perdido perros, ovejas o cabras; que tras desaparecer en ese pozo de Mota, salieron por las cuevas del castillo, en Tiedra.

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, foto de un cristal o diamante de la suerte, que siempre conservaba Verrido Etxea; como recuerdo de lo que sucedió en Mota del Marqués. Donde ya hemos visto que se introdujo en el pozo de su torre, buscando el diamante mágico del conde de Urueña. Cayendo hasta el fondo, llegando a unos túneles en los que se perdió; hasta que unos pasadizos internos le llevaron a Tiedra. Abajo, otra imagen del castillo de Tiedra (Valladolid).

2º- Juventud y Guerra Civil en España:

Continúa Verrido Etxea sus memorias, relatando lo que sucedió al año siguiente de ingresar en el seminario (8) . Donde entró en otoño de 1935, tras aquel incidente en las cuevas de Mota; deseando dedicar el resto de su vida a la religión. Pese a ello, tan solo estuvo un curso como pretendiente a sacerdote, pues en julio de 1936 se produjo “El Alzamiento”. Momento en que sus padres ven peligrar la seguridad del seminarista y le preparan un viaje a San Sebastián; donde le conseguirían un medio para salir de España. De tal manera, a las pocas semanas de haberse declarado la Guerra Civil y aprovechando el veraneo; enviaron a su hijo junto a unos viejos amigos donostiarras. Desde este momento, el artista comenzó a llamarse Antxón Berrio Etxea (ocultando sus orígenes y sus estudios de cura); haciéndose pasar por un joven “gudari”, que esperaba ser reclutado en cuanto cumpliera la edad militar. Fue así, como pronto logró pasar la frontera; vestido con una chupa de cuero bordada con numerosas banderas republicanas. Afirmando que tenía orden secreta de pasar a Francia y lograr “cierta ayuda” para los vascos.

En el párrafo anterior, hemos recogido el modo en que el artista describe como logró llegar a tierras de Francia -narado en sus libros de recuerdos, ver citas (2) y (4)- . Mencionando que después de adelgazar más de diez kilos en solo dos meses; al no tener qué comer. Aparentando ser un adolescente de apenas doce años; al acercarse a los gendarmes, vestido con la chupa vasca, nadie le preguntó sobre su destino (ni registraron sus bolsillos, para comprobar si llevaba dinero). Ya en el país galo, escribió a sus padres; que pronto le respondieron, mandando ayuda y ordenando que se dirigiera a París, donde le acogería un buen hombre dedicado a la pintura llamado Pere Pruna. En octubre de 1936 fue recibido por el referido artista; quien para sorpresa del recién llegado, se codeaba con los más afamados intelectuales asentados en Francia. Frecuentando aquel Pedro Pruna, el círculo de Picasso; del cual era un preferido discípulo y persona de confianza (9) . Fue así como el que ahora se llamaba Antxón Berrio Etxea, entró como aprendiz en el estudio de este amigo de Picasso; estudiando junto a él las técnicas más modernas de la pintura (consistentes en acrílicos, arenas y otras novaciones de la época). De este modo se instaló en una pensión cercana al taller de Pruna, hasta que se sus padres se vieron obligados a dejar de enviarle ayuda económica. Debiendo pedir entonces al maestro, que le buscase un trabajo, para sobrevivir y seguir asistiendo a sus clases; ya que no le llegaba dinero desde España.

Fueron estos años cuando Pere Pruna vivía en un periodo de gran éxito, exponiendo en París, Estados Unidos, Amsterdam, Londres o Roma. Por lo que necesitando un “ayudante para todo”, el generoso pintor tomó como chófer y aprendiz a Antxón (que ya había cumplido la edad para conducir y mantener un vehículo). Durante esta época -desde 1937 a 1940- ambos fueron “uña y carne”; logrando fraternizar de un modo inigualable, gracias a las conversaciones que mantenían a diario en el coche, en el taller y durante sus largos viajes. En ese tiempo, Antxón confesó a su jefe que había estudiado para cura; lo que hizo que su patrón confiase aún más en este conductor y ayudante. Pues, como es sabido, Pruna mantuvo siempre un enorme talante cristiano. Tanto, que esta defensa del catolicismo, terminó por separarle de Picasso y de sus amigos parisinos. Quienes al no protestar por la quema de conventos o el fusilamiento de clérigos -durante la Guerra Civil-; fueron rechazados por el pintor catalán. Dejando Pruna de tratar en 1938, a Picasso o a los intelectuales que no denunciaban la destrucción de iglesias españolas, o las matanzas de curas y monjas.

SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Tres imágenes relacionadas con Pere Pruna. Arriba, retrato del maestro Pruna, por Juan Antonio Verrido Etchea (firmado Antxón Berrio 1940). Técnica: arenas, acrílico y daguerrotipo sobre cristal. Al lado, Los Evangelios ilustrados por Pere Pruna (era este artista un gran creyente, lo que explica que acogiera a Verrido Etxea cuando huyó a Francia). Abajo, portada del libro PLEGARIA ETERNA, de Ramón Boquer; ilustrado por Pruna. Vemos en sus dibujos, la influencia picassiana, que mantuvo siempre Pruna.

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, trabajo sobre la historia de los jesuitas, escrito por un sobrino de Pedro Pruna. Abajo, portada de una publicación que trata del maestro Pruna y los pintores catalanes del siglo XX.

Al finalizar la Guerra Civil, Pruna decidió volver a Barcelona; deseando hacerlo junto a su fiel Anchón. De ese modo le mandó obtener salvoconducto para regresar; y preparar el coche, donde cargarían los enseres principales -mandando por ferrocarril el resto de la mudanza-. Fue entonces cuando Verrido Etxea tuvo enormes dudas, temiendo ser tomado por un desertor; por cuanto se dirigió al consulado en París, para conocer si sería juzgado como rebelde (ya que al no haberse reclutado voluntariamente, quizás le consideraban prófugo). Pero tras hablar con el cónsul español el maestro Pruna, y al argumentar Anchón haber escapado mientras estudiaba en un seminario; fue excluido del servicio de armas. Concediéndole el permiso regular para volver a nuestro su país.

Todo parecía regresar a la normalidad, pero en este último viaje desde París a Barcelona, el coche que conducía el fiel Anchón sufrió un accidente. Cayendo por un terraplén, cuando cruzaban los Pirineos y mientras el joven lo manejaba, contando chistes a su patrón... . Recordaba Verrido Etxea, que en el momento más feliz, cuando llegaban a España y ambos reían a mandíbula batiente; el vehículo volcó, dando varias “vueltas de campana”. En el siniestro, el chófer no tuvo toda la responsabilidad, ya que lo habían cargado demasiado -llenando excesivamente su vaca y maletero-. Además, nadie sufrió heridas graves. Pese a todo, este hecho terminó con su colocación como chófer del maestro barcelonés. Quien tras reponerse del aparatoso choque, dijo a su pupilo:

-“Muchacho, bastante hago con devolverle vivo a España; pues si fuera por tu pericia y tu prudencia... Hace tiempo que estabas ya más tieso que la mojama”- (10) .

Verrido Etxea recordaba esas palabras de Pruna, escribiendo en sus memorias:

-“Cuánta razón tenía el sabio maestro al pronunciar aquellas frases; pues si algún defecto tuve, ese fue siempre, el de ser un temerario”- (10) .

Tras destrozar el coche y quedar sin trabajo, Antxón hubo de plantearse dónde residir y qué rumbo tomar. Por lo que después largo tiempo de incógnitas y viviendo meses con sus padres -asentados ya en Toro-; sus progenitores lograron que le contratasen como escultor y albañil en La Laboral, de Gijón. Una enorme universidad, que por entonces comenzaban a construir los jesuitas; con los que años antes había estudiado nuestro artista. Quien desde esos días volvió a llamarse Juan Antonio Verrido Echea, dejando de firmar y darse a conocer como Antxón Berrio Etxea (tal como lo hizo durante su estancia en San Sebastián y Francia). Así fue como pasó ocho años trabajando en La Laboral, realizando modelos, mosaicos y figuras, que no pudo siquiera firmar; ya que su contrato era como oficial de segunda.

SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, fotos del coche de Pruna siniestrado; tal como quedó después del accidente sufrido en octubre de 1940. Cuando cayó el vehículo por un terraplén en los Pirineos, mientras lo conducía Verrido Etxea. Al lado, el artista vestido de chófer, mientras servía para el maestro Pruna. Abajo, edificios de La Laboral, en los años en que esta institución fue construida (entre 1940 y 1950); momento en que contrataron a Verrido Etxea para que contribuyera en su decoración, como escultor.

3º- Madurez y obra:

Siete años más estuvo Anchón viviendo en Gijón, trabajando en el gigantesco proyecto de la nueva urbe estudiantil (La Laboral). Pero pronto sintió necesidad de viajar y por comunicar sus conocimientos. Ello, unido a su vocación como clérigo, hizo que en el año 1947 solicitase a sus amigos jesuitas, que le dieran un puesto en el Japón de la posguerra; deseando conocer las necesidades y el estado en que había quedado aquel país. Quería ir a los lugares más devastados y vivir en aquella isla que tanto admiró a San Francisco Javier. Por cuanto, muy pronto logró un puesto como “lector y profesor” de español; llegando a Nagasaki, donde pudo ver el terrible efecto que las bombas atómicas habían causado en esta ciudad -antaño cuna del cristianismo nippón-. Vivió entre sus ciudadanos, compartió las penalidades y enseñó el castellano en diversos colegios de la ciudad; pasando más tarde a dar clases en la universidad central.

Un lustro después (en 1953), cuando Japón comenzó a superar los peores efectos de la guerra, obtuvo una plaza como lector y profesor de español en Kumamoto, siendo contratado más tarde en Kobe y Nara; donde se dedicó también a crear obra artística. Numerosas fueron sus exposiciones desde entonces, obteniendo un enorme éxito con su “escultura-pictórica” (wabi-sabi); realizada en técnicas de arena, con óleo y acrílico, cerámica y metal. Finalmente, en 1970, fue reconocido con la medalla del emperador y expuso sus piezas en innumerables museos japoneses. Tras jubilarse de su trabajo universitario -en 1986-, se trasladó a una ciudad cercana a Tokio, llamada Takashaki; donde murió en el 2002 (con ochenta y dos años de edad).

Trabajos y exposiciones:

PARA LA CLASIFICACIÓN Y CATALOGACIÓN DE LA OBRA DE ANTXÓN BERRIO ECHEA (Juan Antonio Verrido Etchea), TOMAMOS COMO GUÍA LOS LIBROS QUE RECOGEMOS EN CITA (11) :

Destacan en su obra cuatro fases, marcadas asimismo por su biografía:

-1936 a 1940: Formación. Muy influida por Pere Pruna.

-1940 a 1947: Desarrollo. Donde trabaja en La Laboral de Gijón; copiando modelos de Manuel Álvarez Laviada, Florentino Trapero, Santiago Padrós y Joaquín Valverde.

-1947 a 1960: Japonismo y wabi/sabi -estética popular clásica japonesa- (12) . Comienza a crear su verdadero estilo; basado en técnicas con arenas, piedra, metales, oleo y acrílicos.

-1960 al final de su vida: Constructivismo wabi sabi. A esta última etapa corresponden las dos esculturas que se encuentran actualmente en Tiedra.

SOBRE Y JUNTO ESTAS LÍNEAS: Dos obras de juventud de Antxón Verrido. Arriba, su tío Pepe (carboncillo y lápiz, 1936). Al lado, colegiata de Toro, frente a la casa paterna (sanguina 1936).

SOBRE Y JUNTO ESTAS LÍNEAS: Dibujos del “japonismo wabi sabi” en Verrido. Arriba, templo de Tsukíono (1950; tinta china). Al lado, “bella japonesa” (1952, carbón y tinta china).

JUNTO Y SOBRE ESTAS LÍNEAS: Tintas de Anchón Verrido. Arriba, templo de Kawaba (1953, sanguina y tinta a color). Abajo, templo de Tokio (1953, sanguina y tinta a color).

JUNTO Y SOBRE ESTAS LÍNEAS: Dibujos de Verrido. Arriba, autorretrato con unos cuarenta años (1960, tinta china a color). Al lado, mi perro Rano (1963, tinta china a color).

JUNTO Y SOBRE ESTAS LÍNEAS: Esculturas de Verrido Etxea; periodo wabi-sabi. Arriba y al lado, dos versiones de “Ame-tralladora” (1950, técnica mixta de lienzo, arenas y acrílicos). Obra de denuncia ante las guerras. Como sabemos, el autor juega en sus títulos con voces y términos. En este caso habla de quienes quieren las ametralladoras (Amé -Tralladora).

JUNTO Y SOBRE ESTAS LÍNEAS: Esculturas de Verrido Etxea, wabi-sabi. Arriba, “Cien Cerros” (1976, metal, arenas, oleo y acrílicos); estilo wabi-sabi, con sabor rústico en recuerdo de los cencerros y a los cerros españoles. Al lado, “Por-lea” (1957 -metal, arenas y acrílicos-). Los nombres de estas obras son juegos de palabras, con los que el artista quiere expresar sus recuerdos o sus ideas. En este caso identifica la “polea” que nos ayuda a subir, con leer (por-que-lea).

JUNTO Y SOBRE ESTAS LÍNEAS: Esculturas de Verrido Etxea, periodo, wabi-sabi. Arriba, “Doctor-estrellas” (1970, cerámicas, arenas y óleo). Refiere a las ocho estrellas de las figuras (docto, de ocho). Al lado, “Plan-Cha” (1957 metal, arenas y acrílicos). De nuevo, juega con la palabra “cha” que significa “té” en japonés; dejando ver que esta obra puede referirse a la “ceremonia del té” nippona.

JUNTO Y SOBRE ESTAS LÍNEAS: Obras de Verrido Etxea, de etapa constructivista wabi-sabi. Al lado y arriba; dos versiones de “Teja-do-bispo” (1978 Metal y lienzo; metal y madera). Narra en sus memorias el autor, que estas dos esculturas “paralelas” son un recuerdo al suceso de 1933, cuando le expulsaron del colegio; por realizar el famoso concurso de lapos, que dejó al obispo de Oviedo “regado”.

JUNTO, BAJO Y SOBRE ESTAS LÍNEAS: Tres imágenes de la obra monolítica de Verrido Etxea, de etapa constructivista wabi-sabi; que se halla en Tiedra. EL GRAN FALL (1975, piedra).

JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de la escultura de Verrido Etxea, de etapa constructivista wabi-sabi; que se halla en Tiedra. DÉCIMA DE ESPINEL, EN BOSQUE MUERTO (1978, madera). Observemos el detalle de su propietario, que las ha situado junto a unas tinajas rotas, con el fin de “denunciar” la falta de agua; lo que simboliza en sí mismo toda la obra.

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CITAS:

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(1): SOBRE LA PIEDRA SCONE:

https://es.wikipedia.org/wiki/Piedra_de_Scone

(2): “Anshón no omoide”

の思い出

アンションの思い出

巨根社説 Kioto 1956

(3): SOBRE “LA LABORAL” DE GIJÓN:

Universidad La Laboral

https://camerlust.com/la-laboral

wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_Laboral_de_Gij%C3%B3n

(4): Mi experiencia en Japón

日本での私の経験

Nihon de , watashi no keiken

腎臓セランテ社説 Nara 1962

“My experience in japan”

Verrido Etxea, Juan António

Kidney Cerante Editorial, New York 1967

(5): Idem. Cita (2) , pags 15 y ss.

(6): Universidad La Laboral (agradecemos nos permitan divulgar las imágenes)

https://camerlust.com/la-laboral

(7): Idem. Cita (2) , pags 25 y ss

(8): Idem. Cita (2) , pags 36 y ss

(9): PEDRO PRUNA (Pere Pruna) // Barcelona 1904 – Barcelona 1977

https://www.coleccionbbva.com/es/autor/pere-pruna/

Para conocer la magnífica obra de Pere Pruna, recomendamos ver el siguiente video en Youtube:

https://www.youtube.com/watch?v=GS47oUN_bGE

(10): Idem. Cita (4) , pag 40

(11): EXPOSICIONES Y OBRA DE VERRIDO ETXEA, en Japón:

Exposición de escultura en Nara

奈良での彫刻展

Nara de no chōkoku-ten

ゼロ編集 Nara 1979

奈良で開催されたAnshonBerridoEtxea彫刻展

Nara de kaisai sa reta AnshonBerridoEtxea chōkoku-ten

Anshon Berrido Etxea exposición de escultura en Nara

うんち博物館社説 Takasaki 1978

Exposition de sculptures Anshon Berrido Etxea à Nara

Anshon Berrido Etxea sculpture exhibition in Nara

うんち博物館社説 Nara 1979

Grandes escultores modernos en Tokio

Tōkyō no idaina gendai chōkoku-ka

東京の偉大な現代彫刻家

うんち社説 Takasaki 1970

Grandes genios de la escultura y pintura en el museo Ashikaga

Ashikaga bijutsukan no chōkoku to kaiga no tensai

足利美術館の彫刻と絵画の天才

うんち社説 Takasaki 1970

(12): WABI SABI

Estilo japonés de origen popular, o rústico; que ensalza el valor de la tradición

VER: https://es.wikipedia.org/wiki/Wabi-sabi
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INDICE DE LEYENDAS DE LA MOTA DEL MARQUÉS

-CAPÍTULO I: EL CABALLERO DE SUABIA