jueves, 2 de junio de 2022

CAMINO NAMBÁN, MEMORIA DEL ARTE JAPONÉS: Villagarcía de Campos, Valladolid, Tordesillas, Toro y Mota del Marqués (PARTE TERCERA)

Los capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido en rojo y cuya finalidad es razonar ideas). Si desea leer el artículo entre líneas, bastará seguir las letras negrillas y las rojas destacadas.

Esta es la tercera parte del trabajo.

Para leer la primera parte, pulsar: https://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2022/06/camino-namban-memoria-del-arte-japones_91.html

Para llegar a la segunda parte, pulsar: https://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2022/06/camino-namban-memoria-del-arte-japones_79.html

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(se recomienda mantener abierta la página de citas, mientras se lee cada artículo; con el fin de poder consultarlas, a la vez)

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general de leyendas: http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2023/01/indice-de-leyendas-de-la-mota-del.html



SOBRE ESTAS LÍNEAS: Dos lados del biombo llamado “Mapa Mundi y las cuatro principales ciudades” (conocido en japonés como Yonkakoku-Tojo-Byobu y en inglés como FOUR LARGE CITIES IN THE WORLD & MAP OF THE WORLD). Propiedad del Museo de la Ciudad de Kobe (Kobe Shiritsu, Hakubutsukan; Kobe City Museum) al que agradecemos nos permita divulgar las imágenes. En la parte alta de la imagen, vemos la representación de dos césares (enfrentados en esta posición de paneles), y a su lado dos reyes que luchan. En la zona baja, aparece el Mundo en su época, copiado de un mapa publicado en 1609; lo que nos fecharía el biombo entre 1615 y 1625 (pensando que el grabado cartográfico pudo tardar unos años en llegar a Japón). A continuación analizamos esta importante obra y su transcendencia histórica.


3º - El biombo como objeto de globalización.

a) Globalización, historia y cartografía.

Comenzaremos este epígrafe analizando el biombo recogido en imagen anterior, denominado “del Mapa Mundi y las cuatro ciudades principales”; uno de los ejemplos más claros del concepto de globalización que los jesuitas quisieron exportar hasta América y Asia. Antes de entrar en análisis, hemos de constatar que para explicar la sucesión de escenas en este tipo de pinturas, tenemos un pequeño problema; pues los biombos están formados por paneles. Láminas separadas, que pueden montarse en uno u otro orden; por lo que es difícil determinar qué personajes están juntos y cual es la sucesión de escenas. De tal modo, en el mencionado biombo hay dos formas de presentarlo, como vemos a continuación:



IMÁGENES, SUPERIOR E INFERIOR: Dos modos diferentes en que se montan los paneles en el lado de “las cuatro ciudades principales del mundo”. Arriba, fórmula en la que en su centro quedan enfrentados un caballero del siglo XVI y un césar; teniendo a los lados a misma composición (un césar y un soldado a caballo, en los extremos). Abajo, el modo que parece más lógico; donde en la zona de nuestra izquierda aparecen dos césares enfrentados y a la derecha, dos caballistas del siglo XVI. Nos inclinamos a pensar que es esta la forma inicial, porque el biombo queda mejor compuesto. Con ambos romanos y soldados con armadura, montados; uno frente a otro. Mientras a cada extremo vemos una ciudad portuaria, y en el centro hay dos urbes sin que aparezca el mar.



Sobre la creación de estos modelos y la procedencia de su cartografía -mapas y vistas de ciudades, encabezadas por sus protagonistas-. Yamafune Kotaro explica que el propósito principal de las pinturas fue difundir el cristianismo y su cultura. Así escribe, en su tesis PORTUGUESE SHIPS ON JAPANESE NAMBAN SCREENS -presentada en la universidad de Texas en 2012 (36) “Es probable que una gran cantidad de pinturas y grabados europeos llegaran a Japón en el período en que se produjeron los biombos de ese estilo. Pero los pintores japoneses también produjeron mapas del mundo en la época; por lo que a día de hoy existen veinte de esos paneles, con Cartamundi, en Japón” . Todos ellos se fechan entre fines del siglo XVI y comienzos del XVII; considerando el profesor Nishimura que principalmente se debieron a la embajada Tensho, de 1590 (recibida por el papa Gregorio XIII en Roma). Seminaristas católicos japoneses llegados a Roma en 1585; invitados a Padua y otras muchas ciudades italianas; donde un poderoso les regalo libros con cartografía y vistas del Mundo. Estos presentes fueron -a juicio de Nishimura-, ejemplares de Abraham Ortelius “Theatrum Orbis Terrarum” y volúmenes de Georg Braun “Civitates Orbis Terrarum” (impreso en 1572)Deduciendo el profesor Nishimura -tanto como el que redacta la tesis (Yamafune san)- que los modelos de cartografía y los dibujos de urbes reproducidos en el Japón Nambán. Procederían de esos libros recibidos en Italia, como presentes para los chicos de la Embajada Tenshó. Aunque a mi juicio, habríamos de añadir que veinte años después del regreso a Japón de esa misión -en 1610- se editó la biografía del fundador de los jesuitasVIDA DEL SANTO PADRE SAN IGNACIO DE LOYOLA. Vita beati patris Ignatii Loyolae, un libro pleno de dibujos, mapas y vistas; con láminas de ciudades y países de todo el orbe. Por cuanto podemos deducir, que muchos de esos modelos reproducidos en los biombos Nambán, se tomaron desde ese otro ejemplar que describe los hechos de San Ignacio. No solo de los libros que el prof. Nishimura menciona; y que se supone trajeron al Mikado en 1590, los miembros de la embajada Tensho -ediciones de Abraham Ortelius y Georg Braun-.

Sigue la tesis de Yamafune-san comentando que estos jóvenes niponnes de la misión Tensho, volvieron a Japón en la fecha antes mencionada; pero Hideyoshi no les recibió en la capital hasta 1593. Por lo que tuvieron que pasar tres años en Nagashaki; donde les visitaron numerosos señores, nobles y ricos del Sur del Japón. Todos ellos, interesados por conocer las historias de su periplo y saber cómo era Europa, sus gentes y sus costumbres. Finalmente, en 1593 los seminaristas japoneses de la Tenshó y sus acompañantes llegados desde Lisboa, se presentaron ante Hideyoshi en Kyoto, todo lo que se recoge en numerosos biombos nambán. Sobre este importante momento histórico, deduce el Sr. Yamafune que en la recepción pudo estar el pintor particular de Hideyoshi, llamado Naizen Kano; que recogería posteriormente la escena vivida (en numerosas obras). Siguiendo con esta narración, Yamafune-san escribe: “Las crónicas dicen que `entre los regalos, a Hideyoshi le maravilló un caballo árabe´. Siendo seguro que recibió además, mapas y obras de arte; quizás también globos terráqueos. Además es un hecho que después de esta embajada, el artista personal de Hideyoshi y su escuela, produjeron los primeros biombos Namban. Todos estos paneles, muestran esta llegada o despedida a los componentes de la misión Tensho” (37) .

Terminará Yamafune-san su tesis, obteniendo una serie de conclusiones, que recogemos en cita (38) y que a continuación resumimos. Mencionado en primer lugar, como desde mediados del siglo XV se produjo una revolución cultural en Europa, que llevó al Renacimiento. Ello hizo que el estudio, la matemática, la cartografía y la astronomía fuera científico y se divulgase por primera vez en la Historia. Así fue como Portugal, hacia 1480, ya logró internarse en aguas del Índico, cartografiando las costas de Asia y África. En 1543 aparecieron casualmente expedicionarios portugueses en Nagashima (al sur de Japón) importando las armas de fuego; naciendo de ese modo un contacto del que surgió un emporio económico y donde los lusos comenzaron a obtener enormes cantidades de plata y oro del Mikado. Por su parte, la introducción de los arcabuces (espingardas) en el país del Sol Naciente cambió estructuralmente su política y sociedad; comenzando una guerra civil sin cuartel, desde la aparición en sus tierras de mosquetones. Aunque, debido al uso de esas armas, la batalla dejó de tener un carácter místico y “deportivo”; pasando a ser puramente invasión, o conquista del enemigo. Todo lo que dejará un primer rastro de sangre en Japón, pero finalmente se transforma en una etapa de unificación del país -debido a que la guerra perdió el sentido sublimado de lucha honorable-. Por su parte, en Europa se habían producido los diferentes movimientos protestantes, desde comienzos del siglo XV; con lo que surgió la contra-reforma, capitaneada por los jesuitas que trataron de expandir el catolicismo por el Mundo. Estableciéndose la Compañía de Jesús en Japón, desde 1550 y tras la llegada al archipiélago de San Francisco Javier.

De este modo, ya vimos como los sacerdotes cristianos, deciden la predicación por medio de pinturas y objetos decorativos; para superar la barrera idiomática y a la cultural. Así fue como Vagliano funda los seminarios con talleres, eligiendo en 1582 a varios estudiantes nativos de enorme talento, para visitar al Papa (embajada Tensho). Quienes llegarán a Roma vía Lisboa-Madrid, en 1585 y regresarán a Japón en 1590, siendo recibidos por Hiseyoshi tres años más tarde. En la referida visita al Daymío de Kyoto sabemos que los expedicionarios venían acompañados de comerciantes portugueses, cargados de regalos para el señor y su Corte (mapas, libros, pinturas, globos terráqueos etc). De este modo es como considera el Dr. Yamafune -siguiendo a numerosos investigadores- que nacieron los biombos nambán; promovidos por los pintores del Hideyoshi (Naizen Kano), y que más tarde fueron copiando y replicando otros artistas. Así concluye la tesis que comentamos, deduciendo que los pintores de aquellos paneles, probablemente jamás vieron esos barcos representados en sus biombos. Creyendo Yamafune-san que fueron en su mayoría copiados desde grabados de época, importados al Japón; al igual que hicieron con las vistas de ciudades y con los mapas. Siendo todos réplicas o estando basados en láminas occidentales, donde se inspirarían los artistas del Mikado.


SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos escenas de la primera parte, izquierda; en el Biombo de las “cuatro capitales más importantes del Mundo”. Arriba, mujer y hombre luciendo vestimenta portuguesa. Abajo, el césar situado al lado de esta pareja de lusos. A mi juicio, se trataría de Carlos V, figurado como césar, un modo que gustaba ser representado -estos paneles tienes unas cartelas, que no hemos logrado leer-.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, mapa o vista de la primera ciudad del biombo; dicen los expertos que se trata de Lisboa. Abajo, lámina donde se representa Lisboa, tomada del libro CIVIATIS ORBIS TERRARUM de Georg Braun (publicado en 1572). Todos los investigadores coinciden en considerar este grabado, el modelo copiado en el biombo.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, dos personajes que vemos en el siguiente panel. Se trataría -a mi juicio- de una pareja italiana. Abajo, César Augusto, cuyo rostro habrá sido obtenido desde un denario (debido al parecido).






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, siguiente ciudad en escena; en este caso identificada por todos con Roma. Abajo, grabado de la capital de Italia tomado del libro CIVIATIS ORBIS TERRARUM de Georg Braun (publicado en 1572). Podemos observar el gran parecido entre ambas imágenes; tal como señalan los expertos en arte nambán.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, dos personajes del siguiente panel, donde reconozco una pareja de españoles: Él con golilla y sombrero de ala ancha (luciendo pluma); ella, con guardainfantes y cuello de gola. Abajo, retrato ecuestre de Felipe II; con enorme parecido físico y con sus vestimentas comunes a ese rey.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, vista de una ciudad que muchos consideran Parma, Florencia e incluso Venecia (como cree e sr. Yamafune). Pero que a mi juicio es Madrid, capital de España y donde vivía Felipe II. Pese a ello, también pudiera tratarse de Valladolid, donde nació Felipe II y lugar en que reunía cortes también este rey. Abajo, dibujo de Madrid, pintado en 1562 por Antonio de las Viñas (Anton Van der Wyngaerde), propiedad de la Biblioteca Nacional de Viena -a la que agradecemos nos permita divulgarlo-.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, vista la ciudad de Venecia en el libro de Georg Braun; grabado que identifican muchos con la tercera ciudad representada en el biombo. Como podemos observar no se corresponde con Venecia, pues carece de mar y hasta de río; tal como sucede en Madrid. Abajo, Valladolid en CIVIATIS ORBIS TERRARUM de Georg Braun 1572; imagen que sí pudiera ser la pintada en el biombo que tratamos.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, tres personajes del panel final, donde observamos dos de ellos vestidos con moda turca y uno a la europea (o griega). Abajo, Selim II a caballo; tal como antes aparecia Felipe II (ambos fueron los contendientes de la batalla de Lepanto).





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, cuarta ciudad del biombo (final a la derecha); que todos identifican con la capital del reino de Selim II: Constantinopla.

Abajo, Constantinopla en CIVIATIS ORBIS TERRARUM, de Georg Braun 1572 (se observa que la imagen es casi igual).






b) Globalización y evangelización.

Una vez identificadas las imágenes en este biombo llamado de “las cuatro ciudades más importantes del Mundo”, podemos interpretar para qué se utilizaba y qué se narraba al enseñarlo. Pues en sus dos primeras escenas se refiere a Carlos V como césar, sobre Lisboa y junto a personajes que visten a la portuguesa. Situado frente al que nos parece César Augusto, que está sobre un mapa de Roma y al lado de otra pareja, esta vez luciendo moda italiana. A mi juicio, ello hace referencia a dos etapas de la Historia y a los problemas que hubo entre el emperador español y el Vaticano (que fueron graves, llegando al saqueo de Roma, debido a Alemania y al trono del Sacro Imperio que quería conservar el padre de Felipe II). De tal modo, el biombo nos hablaría del imperio romano, fundado por César Augusto y del otro gran césar de todos los tiempos, como fue llamado Carlos V. Su situación sobre Lisboa, se explica en su deseo por unificar España y Portugal; al ser el hermano de la reina Catalina y el padre de Juana de Austria, madre de Sebastián I (hijo de Juana). Es decir, su hermana, su hija y su nieto, fueron los príncipes y monarcas de aquella tierra; asimismo, su hijo Felipe II pasó a ocupar el trono lisboeta -lo que hace entender esta aparición de Carlos V sobre la capital lusa-. Por su parte, el enfrentamiento a césar Augusto, mostraría las desavenencias entre el Vaticano y el emperador español, que nunca fue muy querido en Italia (menos aun en Roma). Además, en el otro lado del biombo, vemos a Felipe II enfrentado al turco; ambos sobre las ciudades donde reinaban y junto a personajes vestidos con la moda de cada país (ataviados a la española o a la forma de Constantinopla). Finalmente, las dos urbes que hay bajo estos soberanos (Madrid y Constantinopla) demuestran que esta parte del biombo es una alegoría a Lepanto; donde los otomanos perdieron la armada.



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, los dos personajes, enfrentados a nuestra izquierda, en el biombo: El césar Carolo V y César Augusto -sus efigies en una moneda; escudo de plata y denario de plata, respectivamente-. Abajo, los que luchan en la zona derecha: Felipe II y Selim II (retrato anónimo con armadura, propiedad del Museo de El Prado; al que agradecemos nos permita divulgar la imagen)(acuarela pintada en 1573 propiedad de la Biblioteca Nacional de Viena, a la que agradecemos nos permita divulgar la imagen).





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del dorso en el mismo biombo (de las cuatro ciudades principales). Al lado, detalle de la representación de Japón en sus paneles. Abajo, lado inverso del biombo, con un mapa mundi seguramente copiado desde los de Abraham Otelius o bien de Georg Braun.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de libro de la época. Al lado,  Kaerius, Nova Orbis Terrarum Geographica, Amsterdam 1619; con muy vaga definici´n de Japón. Abajo, Abraham Ortelius, Theatrum Orbis Terrarum, 1570; donde también vemos que la definición de la carta en Asia es muy inferior en detalles y precisión, que el mapa del biombo.




Estos mapas terráqueos, sin lugar a dudas expresan el sentido de la globalización que deseaban transmitir los jesuitas en Asía. Haciendo ver que el Planeta se uniría muy pronto bajo una misma fe. De tal modo lo expresaba Valigniano, cuando al mostrar las cartas de China y advertir que Asia sería muy pronto convertida; hablaba de un Mundo entero, gobernado bajo una mismo reino cristiano -expresando el término Monarquía Universalis- (39) Sobre el concepto de Globalización cristiana hablan numerosos expertos de Arte Nambán; concluyendo que esta fue una primera unión planetaria, llegando a generar enormes intercambios. Así lo explica la profesora Kawamura, en su trabajo: Arte y globalización en el mundo hispánico de los siglos XV al XVII (40) .

Pero ante esa idea de unión terráquea, liderada por Portugal y España. También hemos de añadir, que mientras Europa exportaba su tecnología y fe, hasta Asia; muy pronto Occidente importaría a sus territorios, los gustos y hasta filosofías, orientales. Así fue como las artes decorativas Nambán, influyeron de manera decisiva en la artesanía hispana; sobre todo en la de la América virreinal y en la filipina. Donde aún se conservan formas de trabajar o decorar muebles y enseres, al modo japonés del siglo XVI (enconchados y embutidos con nácar). Siendo así, como este concepto de Globalización, crearía una unión religiosa y de pensamiento, entre Europa y Asia -impregnando colonias y tierras intermedias-; pero además, generó un estilo mestizo o fusionado, en que las modas orientales se unieron a las occidentales. Todo lo que se sintetizó en pinturas, como la Nambán japonesa, de enorme influencia europea; pero también en las coloniales americanas, muy parecidas en algunos aspectos a las de Japón. Conforme a lo expuesto, en el siguiente epígrafe, veremos en modo en que las artes virreinales de Nueva España, estarán presididas por cuadros con enconchados, muebles decorados en nácar y largo etcétera de detalles de origen nippón.


                                   

SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos ejemplos de arte colonial mexicano, influido por el Nambán. Arriba, el famoso biombo de los virreyes de México, que en el siguiente epígrafe estudiaremos. Datado entre 1676 y 1692 (aunque el Dr. Aguilar Ochoa lo fecha entre 1640 y 1642); es propiedad del Museo de América de Madrid (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo, cuadro colonial que representa a Fernando III el Santo, entrando en Sevilla; propiedad de la iglesia de los jesuitas de Valladolid (San Miguel y San Julián, a la que agradecemos nos permitan divulgar nuestra fotografía). Su escena y técnica tiene influencias claramente orientales, como sucede en numerosos lienzos conservados en centros de los jesuitas españoles, de procedencia virreinal. Observemos además, el fastuoso marco que encaja el lienzo; tratándose de un tipo de enmarcaciones que se decoran con pedrería semipreciosas y maderas hispano americanas. Existiendo numerosos cuadros con este tipo de marcos en los centros de la Compañía de Jesús vallisoletanos (especialmente en Villagarcía de Campos).




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: 
Dos imágenes de un altar portátil de estilo Nambán, que representa a Fernando III el Santo; realizado en madera y nácar, fechado hacia 1680 y de factoría mexicano-japonesa 
(propiedad del Museo de Artes Decorativas, al que agradecemos nos permita divulgar las fotografías). Observemos en este caso, que el San Fernando representado en el altarcillo, es muy parecido en sus facciones faciales al que hemos visto en el lienzo anteriorCorrespondiendo ambos a un igual modelo, para representar este rey; con una persona que, además, tiene rasgos claramente mexicanos.



c) Los biombos nambán y su influencia en la pintura virreinal de Nueva España.

Numerosos son los estudios modernos, que han descubierto este paralelismo entre el arte japonés y el que se realizaba en la América colonial (en los siglos XVII y XVIII). Principalmente en el Virreinato de Nueva España y especialmente en la gran ciudad de México; que en verdad era una de las capitales del Mundo en la época -desde mediados del XVI hasta finales del XVIII-. Pues como ya dijimos, el motivo para aquella enorme importancia de Acapulco, Veracuz y sus puertos, fue que actuaban como puente entre Europa y Asia. Siendo por lo tanto, uno de los “ejes” del Planeta; a través de los que pasaban las más importantes mercancías que por entonces se exportaban e importaban, entre los tres Continentes.

Acerca de la influencia que los paneles japoneses ejercieron en el arte virreinal, en el español y en toda Europa. Ana Zabía de la Mata, nos dice en su trabajo sobre el biombo que representa la conquista de México (propiedad del Museo de América); que estas pinturas, son un claro ejemplo de la globalización del siglo XVII, con estilos de los tres continentes (América, Asia y Europa). Narrando esta autora que la embajada Keicho, en 1613, trajo de regalo a Felipe III diez biombos; piezas que antes de enviarse a España, fueron expuestas en México -muy admiradas por los artistas, junto a la aristocracia del virreinato- (41) . En el mencionado estudio de Zabía de la Mata se contiene un epígrafe intitulado: “El arte de los biombos como reflejo de una primera globalización. América como transmisora de influjos asiáticos hacia Europa”. Donde expone que la influencia japonesa se muestra incluso en el orden de sus escenas; pues hay que interpretarlas de derecha a izquierda (tal como sucede en los libros del Mikado). Añadiendo que asimismo se usó en ellos, cartografía oriental, oro y color pardo; como se hacía en Japón. Por su parte, destaca que el biombo no era solo un mueble; fue un medio de transportar ideas y cultura en sus escenas. Debido a ello, el envío de esos paneles a Europa, se hacía junto a una gran documentación explicativa; pues se usaban para divulgar ideas, o la historia (tal como se hizo con la pintura nambán en Asia, utilizada para evangelizar) (41a) . Pese a lo expuesto, la autora considera que en Europa no se mostró, ni se enseñó la cultura oriental, a través de estos paneles; por lo que sus “instrucciones” o explicaciones de escenas, se perdieron (sin haber llegado ninguna hasta nuestros días).

Acerca del modo en que se pudo lograr ese trasvase entre técnicas del Japón en Nueva España, y la unión de estilos orientales con los de México. Numerosos expertos creen que se debió a maestros pintores nippones, asentados en América; principalmente después de haber huido de las persecuciones (tras el cierre de 1639). De este modo, Bruno de la Serna Nasser, escribe al hablar sobre el biombo del palacio de los virreyes -en imágenes anteriores-. Que puede datarse entre 1676 y 1692 (aunque hay diversas teorías), añadiendo además: "En cuanto a su técnica y construcción, ambos biombos nos remiten, según algunas teorías, a la generación de novohispanos que aprendieron directamente de los maestros japoneses que se establecieron en México antes del cierre definitivo de las fronteras de su país, en 1639" (...) "no se trabajaron con la pintura japonesa que aglutinaba los pigmentos con una cola animal, que se plasmaba sobre el papel de seda". Pasando a narrar que la construcción de esos paneles mexicanos es muy similar a la de los nippones, con maderas encajadas; y que los dorados nos llevan a la pintura japonesa, aunque los jardines representados en ellos, son europeos renacentistas (42) .



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de piezas del Museo de América de Madrid (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Arriba, una Virgen de Guadalupe, del siglo XVII. Donde podemos observar el enorme influjo japonés que contiene la pintura colonial mexicana (con sus dorados y su perspectiva plana; además de tonos luminosos, cercanos al del temple en el arte nippón)Abajo, de nuevo el biombo de los virreyes de México, un ejemplo de síncresis entre el arte hispano, el virreinal y el del Mikado.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos detalles del mismo biombo, tal como lo expone el Museo de América de Madrid; donde podemos ver claramente el influjo nambán en este tipo de piezas virreinales. Hemos de destacar que el investigador Arturo Aguilar Ochoa (43) , considera que esta pieza fue encargada por el duque de Escalona; virrey de México y lo fecha entre 1640 y 1642; lo que haría comprender mejor su parecido con el arte japonés. Ya que en 1639 se cerró el territorio del Sol Naciente, prohibiéndose el cristianismo; un hecho que provocaría una enorme migración de cristianos japoneses hacia zonas hispanas (o portuguesas) buscando refugio. Así llegarían numerosos artesanos y pintores nippones hasta Acapulco, asentándose en este país desde 1640.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Otros dos detalles del mismo biombo, tal como lo expone el Museo de América de Madrid; donde podemos ver claramente el influjo nambán en este tipo de piezas virreinales.







Acerca de estos aires orientales del arte colonial hispano, Sonia Ocaña Ruiz, expone en su trabajo sobre El virrey Sarmiento y Valladares, y los enconchados novohispanos” (44) ; la enorme influencia de la escuela japonesa de Kano, en los biombos coloniales de México. Comienza su artículo publicado en el Museo de América, hablando de la primera "mundialización" o "globalización" del siglo XVI; donde el consumo de objetos asiáticos en Nueva España fue indescriptible, aunque no ha sido verdaderamente estudiado. Asimismo, toda pieza namban, fue también muy valorada en España y en América entera; comprados por las personas más adineradas e imporantes del virreinato (44a) . Pasa la autora a comentar los cuadros “enconchados” y los biombos de Nueva España, que muestran plenamente el gusto por lo japonés; imitando sus lacas y la ornamentación con nácar. Siendo así como se hicieron los paneles de época en México, a imagen y semejanza de los nippones; entre los que destacaron los pertenecientes a la colección del virrey José de Sarmiento (44b) . De este modo, nos dirá la autora que: "El interés peninsular por los encorchados, en parte obedece a que formalmente remiten tanto a América como a Japón". Pasando a hablar de los ejemplares que encargó el virrey Sarmiento; en gran parte para deslumbrar a los de la Corte madrileña, en su regreso a España. Comentando que los enconchados mexicanos, son tablas que se colgaban como cuadros (sin contener dorso); por lo que en esta tierra se comenzaron a hacer “biombos de una sola cara” o bien cuadros decorados al modo del Mikado (44c) .

Continuando con el trabajo de Sonia Ocaña Ruiz; expone la enorme influencia oriental en la representación de aves en los referidos paneles. Pájaros chinos o japoneses, pintados de un modo muy similar a la escuela de Kano (del Sur del Japón) (44d) . Para terminar, la autora describe la importancia de los paneles "enconchados" del virrey Sarmiento y Valladares; donde se demuestra que en el siglo XVII el arte japonés tuvo un enorme impacto en el de América. Asimismo, añade el referido estudio, que se ha conservado el recuerdo de que este virrey tuvo además una enome colección de piezas asiáticas, que -tristemente- no conocemos. Aunque sí se conserva el recuerdo de que Sarmiento y Valladares, se enorgullecía enormemente de sus innumerables objetos asiáticos; y de sus enconchados, que mezclaban ambos estilos. Mientras en su virreinato, se trabajaba la artesanía y la pintura de forma muy cercana a la del Japón (44e) .



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes, de la serie de tablas virreinales con cuadros enconchados, que representan la Conquista de México (último tercio del siglo XVII). Propiedad del Museo de América de Madrid (al que agradecemos nos permita divulgarlas), son un claro ejemplo del influjo del arte nambán en el del virreinato.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más; serie de tablas virreinales con cuadros enconchados y que representan la Conquista de México (último tercio del siglo XVII). Propiedad del Museo de América de Madrid (al que agradecemos nos permita divulgarlas), muy influidos por el arte nambán.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
 Dos imágenes más; serie de tablas virreinales con cuadros enconchados y que representan la Conquista de México (último tercio del siglo XVII). Propiedad del Museo de América de Madrid (al que agradecemos nos permita divulgarlas), en ellos vemos el enorme influjo del arte nambán en el del virreinato.






d) Globalismo o mundialismo; la primera unión planetaria ideada por los jesuitas:

Terminamos este capítulo dedicado a la idea planetaria nacida en el periodo Nambán, que dio fruto a la primera globalización (pensada por España y Portugal en el siglo XVI). Analizando el magnífico artículo del profesor Arimura, Rei (45) donde se explican los pormenores de esa mundialización, vivida en Japón desde 1543 hasta 1639. Quien inicia su trabajo exponiendo que hasta hace cincuenta años, no se sabía prácticamente nada acerca de la relación entre el arte nambán y el virreinal mexicano. Siendo en 1973 cuando “el profesor Okada Jo, abordó tanto la relación entre Japón, España y México, como sus vínculos con Inglaterra y Holanda. Lo que sirvió para contextualizar la existencia de oratorios similares de laca dorada, tanto en Puerto Rico como en los Países Bajos” ... (unas similitudes que)... “también fueron señaladas por Motoo Yoshimura y Tsuyoshi Yamazaki; que resaltaron la importancia de la circulación de esos objetos en laca nanban por toda Hispanoamérica” (45a) . De este modo, el profesor Arimura señala piezas de arte cristiano, que fueron importadas desde América a Japón y que anteriormente se consideraban hechas en tierras del Sol Naciente. Comentando el caso de un San Pedro, hoy en el Museo Nambán de Osaka y una Virgen del Rosario actualmente en el Museo de Sendai; que antaño se consideraban obras de pintores japoneses, aunque actualmente se atribuyen a autores mexicanos (45b) .

Narra este autor, cómo el profesor Kanki, Eizo; observó en una exposición de arte nambán realizada en 1986, en la Universidad de Sofía (Tokio). El modo en que las imágenes sagradas de tipo luso-hispano, se relacionaban con todas las representaciones coloniales; incluyendo las de Filipinas, Goa, Macao y la América virreinal. Lo que Eizo Kanki-san explica, motivado principalmente por la unificación de España y Portugal desde 1580; unido a la fuerza de Trento, a lo que se sumó la evangelización de los jesuitas (45c) . Sigue hablando del modo en que Gauvin Alexander Bailey expone la globalización vista por la Compañía de Jesús; quienes entendían que la exportación y difusión de unas mismas imágenes religiosas, servían para la unificación de la fe y el Mundo. Escribiendo el profesor Arimura: “En resumen, lo nanban; que implicaba adaptación y asimilación cultural, así como hibridación artística. Se consideraba parte de los fenómenos transculturales y problemas globales de la era moderna temprana” (45d) . Tras ello, el autor nombra numerosos investigadores y sus interpretaciones sobre el mundo Nambán; llegando a la exposición de que todo ello supone la unión entre Asia, América y Europa; a través de barcos que cruzaban el Pacífico y el Atlántico. Creando un sistema global que perduró tras el cierre de Japón, pasando esas áreas de influencia occidental a trasladarse hacia Goa, Filipinas o Macao; en el Oriente Lejano (45e) .

El profesor Arimura explica a continuación, que tras el cuarto centenario de la embajada de Hasekura (conocida como misión Keichó) celebrado en 2013; se iniciaron los estudios sobre las relaciones entre el arte hispano, el de Japón y el colonial, de zonas como Perú y México. Momento en que se celebró la exposición del Museo de Artes Decorativas de Madrid “LACAS JAPONESAS”, de la que hemos recogido innumerables imágenes. Donde algunos especialistas, como la Kawamura Yayoi, explicaron que en España se conservaban objetos nambán; con orfebrería y platería posterior y ajena a Japón. Todo lo que para la referida profesora de la Universidad de Oviedo (Kawamura); significaba que en su viaje desde Asia, se transformaban estas piezas nambán, a las que se añadían en Nueva España adornos en metales preciosos engarzados con gemas. Ante lo que Arimura-san comenta: Este hecho confirma una vez más la importancia de la ruta comercial transpacífica. También explora las implicaciones globales de nanban-art ejemplificando sus influencias en la laca colonial mexicana, biombos y enconchados, y también analiza el impacto de los motivos y marcos japoneses en el barniz de Pasto en Colombia” (45f) .



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de otro biombo colonial, propiedad del Museo de América de Madrid (al que agradecemos nos permita divugar nuestras fotos). Esta pieza es igualmente mexicana y se fecha en la segunda mitad del siglo XVII. Representa “el palo volador”; un ritual nativo, convertido en fiesta donde los participantes se colgaban de una gran vía que giraba, rotando entorno a ese eje.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más del biombo de “el palo volador”; observemos que no tiene tanta influencia pictórica de los paneles japoneses; aunque en su estructura y narrativa, sigue pareciendo una pieza muy asiática.








BAJO ESTAS LÍNEAS: Imagen del biombo de “el palo volador”; al detalle donde se observan rasgos muy japoneses en su pintura.



Sigue el profesor Arimura comentando las pinturas murales que representan “el martirio de Japón en 1597”, descubiertas en una nave del que fue templo franciscano y hoy es catedral, en Cuernavaca (México). Obra atribuida comúnmente a un artista mexicano; aunque explica que “La disputa historiográfica se ha centrado en si un pintor japonés colaboró o no. Luis Islas García infiere que estas, probablemente fueron realizadas por un pintor católico japonés que llegó a la Nueva España, en colaboración con artistas indígenas. Por cuanto existe una gran similitud compositiva con los biombos japoneses. Masayoshi Honma también argumenta que hay algunos rastros de una mano japonesa en los murales. De hecho, la narración pictórica sobre la historia del martirio se desarrolla a la manera de “emakimono”, rollos de imágenes horizontales japonesas. Este historiador supone una posible colaboración de algunos japoneses que llegaron a México en 1614 como miembros de la misión diplomática de Hasekura Tsunenaga” (…) En cambio, el padre Pacheco (Yüki), Ota Mishima y Fontana Calvo cuestionan la participación de un pintor asiático en la ejecución de los murales. Si bien la pintura del muro norte parece un biombo gigante sin marcos arquitectónicos que dividan las escenas, los detalles como casas, carretas y lanzas no están de acuerdo con el contexto histórico japonés  (45g) Todo lo que ratifica Fontana Calvo, que igualmente cree que los murales de Cuernavaca son de inspiración japonesa; pareciéndole a él una obra con enormes influencias de los biombos nambán y de la escuela jesuita de pintores japoneses (45h) .

Termina Arimura-san su extenso artículo hablando de las grandes relaciones comerciales existentes entre Japón y Europa, durante la etapa nambán (45i) . Pasando a exponer un interesantísimo asunto como es la relación entre la escuela de pintores Kano -japoneses- y las obras de los jesuitas. Narrando que uno de los más importantes artistas de este taller nippón, llamado -o conocido- como Pedro Kano llegó a ser síndico de la orden franciscana en Kyoto. Él, junto a tres compañeros de la misma escuela, parece que intervinieron en crear obras cristianas; difundidas por la comunidad franciscana de Japón (que sabemos procedía de España; más concretamente de Filipinas, vía México). Conociendo la Historia que el referido Pedro Kano (también llamado Cano o Guensunque Kano y Kiya Domi Pedro), embarcó en Nagashaki con destino a Luzón, en 1603; cuando el pintor tenía unos cuarenta años. Sus distintos nombres -a mi juicio- indicaría la intención de ocultarse o bien de huir; seudónimos con los que pudo viajar a numerosos puntos del Japón, para más tarde dirigirse a Filipinas y México. Ello lleva a pensar al profesor Arimura que este Pedro Kano pudo pintar en su juventud numerosos biombos Nambán (algunos de los conservados en Lisboa o en e Museo de Kobe), para más tarde realizar otras obras religiosas en Japón. Colaborando finalmente en las famosas pinturas murales de Cuernavaca y en otros proyectos de Nueva España (45j) .

Esta última historia recogida desde el texto del profesor Arimura, muestra la globalización total en que vivieron los habitantes de Japón, unidos a los de Filipinas o los de Goa, tanto como a los de la América hispana; que les remitía hasta Europa. Cuyas vinculaciones se centraban hacia dos zonas del Globo, divididas por el Tratado de Tordesillas y por las órdenes que habían llegado a tierras japonesas. De tal modo, quienes pertenecían -o se hallaban- cercanos a los jesuitas, se veían influidos por los portugueses y por la vía comercial que unía Asia con Europa, a través de Goa y África. Mientras los que estaban en contacto -o pertenecían- al ámbito franciscano, se unían a la ruta del Galeón de Manila, con destino a México. Debido a que los de la Compañía de Jesús habían llegado al mar del Japón, arribando desde Goa y partiendo de Lisboa. Mientras la orden franciscana, vino al Mikado desde Filipinas o bien directamente de las costas de Acapulco; representando al reino de España. Dos rutas de acceso hasta Asia abiertas tras el Tratado de Tordesillas, cuando Colón pretendía llegar al lejano Oriente, atravesando el Atlántico y los portugueses deseaban alcanzar el Zipango, desde sus colonias de La India. Generando ambas expediciones la primera globalización, que culmina tras la circunvalación del Planeta, llevada a cabo por Magallanes -del que se cumple este año su quinto centenario-. Capitán de origen portugués, que servía al reino de Castilla; que tristemente no pudo terminar su vuelta al Mundo, al caer en batalla en Filipinas. Acabando su proyecto, Juan Sebastián El Cano; que sustituyó a Magallanes como piloto (cuando su patrón fallece).



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de otro biombo colonial, de siglo XVII y propiedad del Museo de América de Madrid (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra fotografía). Esta pieza llamada “traslado del sello real” es igualmente costumbrista y está pintada con oleo, lienzo y yeso; usando oro y temple. Su influencia japonesa es evidente; pareciendo alguno de sus paneles una obra nambán.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotos más del mismo biombo, donde se observan sus enormes rasgos asiáticos.







4º – Artes decorativas, Nambán:

Nos dice el profesor M. Cooper “Durante el período de contacto con Occidente, pero especialmente en la última década del siglo XVI, diversas costumbres y rasgos de la vida europea se hicieron muy populares en Japón. Escribiendo en septiembre de 1594, el jesuita Francisco Pasio; que Hideyoshi y sus cortesanos solían vestir ropa portuguesa e incluso llevar un rosario; algunos no cristianos lucieron esta moda europea de forma desaforada. Hasta aprendieron el Pater Noster y el Ave Maríade de memoria, para recitar las oraciones en público, como una especie de talismán de moda. Un ejemplo de esta locura de corta duración se puede ver en la imagen de un biombo, donde vemos un escenario al aire libre, en que la principal protagonista claramente lleva un rosario colgando de su cuello. Allí, y entre el grupo de espectadores, se pueden reconocer dos europeos, casi con certeza portugueses que son retratados con bastante ingenio y con humor. Junto a ellos, dos miembros de la audiencia fuman en pipa; otra costumbre más introducida desde Occidente” (…)

(…) Esta influencia extranjera inspiró a los artistas japoneses a decorar sus obras, ya fueran en cerámica, laca o metal; con diseños cristianos y europeos. Tal decoración, sin embargo, no se introdujo exclusivamente en aras de la moda y la novedad. Muchos conversos deseaban poseer objetos decorados con motivos cristianos, que pudieran ser utilizados en su vida diaria. Que pudieron exhibirse abiertamente mientras los misioneros tuvieron libertad en Japón; aunque fueron forzadamente escondidos, después de que las autoridades de Tokugawa prohibieran el cristianismo. Como resultado, numerosas piezas de cerámica y laca decoradas con cruces y otros símbolos cristianos han sobrevivido hasta nuestros días. Además de otros objetos para culto; como campanas, relicarios y cajas de hostias -que fueron elaborados para uso específico en las iglesias y capillas de las misiones-” (46) .

Se postula normalmente que el arte Nambán se fabricó tan solo para exportar, sin que los japoneses utilizasen los innumerables objetos de este tipo, creados en su país (normalmente decorados con nácar, en taracea sobre maderas). Aunque en realidad no fue así; pues sabemos que los cristianos japoneses usaban aquellos enseres fabricados en su tierra, para el disfrute cortesano, la liturgia o con fines religiosos. De este modo lo expone la profesora Kawamura, escribiendo: En un primer momento estas piezas lacadas demandadas no eran para ser exportadas a Europa, sino para objetos religiosos de las comunidades cristianas en Japón, como así testimonió Luis Fróis. Ya posteriormente, la demanda de estos objetos lacados mediante la técnica urushi creció para ser exportados a Europa por su singular belleza y exotismo, dando lugar a la laca namban (1580-1630). Así, se realizaron objetos como atriles, escritorios, arcas, oratorios, sagrarios, cofres…etc. que se caracterizan por la presencia de motivos decorativos” (47) .

Pese a lo antes apuntado, también es verdad que al prohibirse el catolicismo en Japón, fueron quemadas y destruidas, la gran mayoría de esas creaciones. Cajas, relicarios, altarcillos, bargueños, sagrarios, arquetas y etc.; preparadas para los bautizados japoneses; que pasaron a considerarse ilegales. Siendo este el motivo principal de su inexistencia en tierras del Mikado; debido a que tras Simabara y el cierre del país en 1639, se “evitó” todo residuo de fe católica (quemando no solo objetos nambán, sino también iglesias y libros). Por lo que apenas han sobrevivido piezas de arte decorativo de este tipo en Japón; porque en su gran mayoría tenían inscritos o grabados, símbolos cristianos. Esa es la razón, de que en su lugar de origen no existan tantas obras nambán, mientras las hay por cientos fuera de Japón; especialmente en España y en Portugal. En cuyos museos e iglesias se multiplican las arquetas, escritorios, relicarios y atriles. Apareciendo y descubriéndose a día de hoy nuevas piezas, en zonas relacionadas con los jesuitas, o bien con el comercio entre España y Las Indias (lo que explica por qué es Navarra -patria de Francisco Javier- donde existe el mayor número de objetos nambán).



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de un escritorio lacado Nambán, trasformado posteriormente en sagrario (1580-1630). Propiedad del Convento de las Clarisas de Alcalá de Henares. Arriba, detalle de su lacado. Abajo, un sagrario reformado, al que se le ha añadido pedrería y platería probablemente mexicana. Aquí vemos un ejemplo de globalismo artístico; con un objeto creado en Japón, trasladado a Nueva España (donde se le insertaron joyas y metales preciosos) para ser convertido en un curiosísimo sagrarioImágenes de la exposición sobre arte Nambán, que el Museo Nacional de Artes Decorativas celebró en el año 2013: Lacas Japonesas.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
 
Dos imágenes más de la exposición Lacas japonesas, realizada hace nueve años el Museo Nacional de Artes decorativas, al que agradecemos nos permita divulgarlas. Al lado, pequeño cofre nambán, propiedad del Museo de Artes Decorativas; en esta arquilla podemos ver el trabajo en metal, realizado en el Japón de la época (del cual hablamos en los siguientes epígrafes). Abajo, la misma cajita, junto a un abanico de marfil; tal como se exhibían en la referida exposición. Ambas fotografías muestran otras artes suntuarias trabajadas durante la época nambán, como fue la metalografía y el marfil.



a) Cerámica Nambán:

Ya dijimos que en la época Nambán creció la fama de la Ceremonia del Té, heredada e institucionalizada por el maestro en artes de Hideyoshi; llamado Sen No Rykiu. Un filósofo y esteta, que capitaneaba la filosofía y el arte de esta época tan llamativa del Mikado; trabajando bajo el mando (o protección) de Hideyoshi. General al que pasaron a apodar “el mono”, no solo por su origen campesino y su dureza de modales; principalmente porque obligó a suicidarse con “sepuku” al gran maestro, Sen No Rikiu. Quien antes de su muerte, estableció las reglas de la Ceremonia del Té, con un nuevo protocolo que -a mi juicio- tuvo su inspiración en las misas católicas. Ritos cristianos que hubieron de celebrarse inicialmente con “te y arroz”; pues en Japón, a mediados del siglo XVI, no existía pan ni menos vino. De hecho, en idioma del Mikado ambos componentes esenciales para la misa, se denominan “pan” y “wine”, por influjo claramente europeo.

Así pues, al hablar de cerámica japonesa de etapa nambán, habremos de tratar sobre esta ceremonia del Té; que se celebraba con estos recipientes de barro. Para lo que nos vamos a guiar por la obra de Okakura, Kakuzo-san. Profesor y filósofo también llamado “Tenshi Okakura” (el ángel Okakura), fundador de la Facultad de Bellas Artes en Tokyo; siendo una de las autoridades más significativas de la filosofía artística. Cuyo libro “EL LIBRO DEL TÉ: LA CEREMONIA DEL TÉ” (Cha-no-yu) que resumo en cita (49) es un clásico para entender el significado de este ritual. Un manual sobre el sentido de la belleza en Japón, que comienza diciendo: “El teísmo es un culto basado en la adoración de la belleza, tan difícil de hallar entre las vulgaridades de la trivial existencia cotidiana. Lleva a sus fieles a la inspiración de la pureza y la armonía, el sentido romántico del orden social y el misterio de la mutua misericordia. Es esencialmente el culto de lo Imperfecto, puesto que todo su esfuerzo tiende a realizar algo posible en esta cosa imposible que todos sabemos que es la vida” (…) la filosofía del té no es una simple estética, puesto que nos ayuda a expresar, conjuntamente con la ética y la religión, la concepción integral del hombre y de la naturaleza. Obligando a la limpieza, es una higiene” (...) “Quién sea incapaz de discernir en sí mismo la insignificancia de las grandes cosas, estará mal preparado para apreciar la grandeza de las pequeñas cosas en los demás. Cualquier occidental, en su frivolidad superficial, no verá en la ceremonia del té más que una de las mil rarezas pueriles que constituyen el encanto y el misterio del Extremo Oriente”. (49a) .

Siendo así como “encara” Tenshi Okakura la exposición sobre este tema, que en su segundo capítulo explica “Las escuelas del Té”, del siguiente modo: “El té es una obra de arte y necesita de la mano de maestro para manifestar sus nobles cualidades. Hay té bueno y té malo, como hay buena pintura y pintura mala, y existen tan pocas recetas para hacer un té perfecto como reglas para pintar un buen Ticiano o un Sesson” (...) “El Japón, que ha seguido las vías de la civilización china, ha conocido el té en sus tres fases. Leemos que en el año 729 el emperador Shomu ofreció el té a cien monjes en su palacio de Nara. Las hojas habían sido importadas por medio de nuestros embajadores en la corte Tang y fueron preparadas según la moda del tiempo” (...) “En el siglo quince, bajo el dominio del Shogun Ashikaga-Voshinasa, la ceremonia del té está definitivamente constituida y establecida en su forma independiente y secular, y desde entonces el teísmo queda plenamente establecido en el Japón” (49b) .

Para continuar su siguiente capítulo, relatando la unión entre esta ceremonia el taoismo y el zen; donde escribe: “El parentesco del zennismo y del té es proverbial. Ya hemos hecho notar que el ceremonial del té es un desarrollo del ritual Zen. El nombre del fundador del taoísmo, Laotsé, va íntimamente ligado a la historia del té” (...) “El taoísmo, como su sucesor el zennismo, representa el esfuerzo individualista del espíritu chino meridional, en oposición con el comunismo de la China septentrional que tiene su expresión en el confucianismo” (...) “Quién hace de sí mismo un maestro del arte de la vida es para el taoísta el Hombre Verdadero. Desde su nacimiento, entra en el reino de los sueños, para no despertar a la realidad hasta el momento de la muerte. Atenúa su propio resplandor para poder sumergirse en la oscuridad de los demás” (49c) . Prosiguiendo el autor, con el relato de lo que es y lo que significa “la estancia del té”, que define como: “Es también la Casa del Vacío, por su falta de ornamentación que permite colocar en ella, libremente, lo indispensable para satisfacer un capricho estético pasajero. Y es también la Casa de la Asimetría, por estar consagrada al culto de lo Imperfecto, y que siempre queda voluntariamente algo inacabado a fin de que la imaginación pueda acabarlo a su gusto” (...) “La creación de este primer santuario del té, es debida a Shenno-Soyeki, más generalmente conocido en el nombre de Rikiu, el más grande de los grandes maestros del té. El fue quién en el siglo dieciséis, bajo el patronato de Taiko-Hideyoshi instituyó el ceremonial del té y llevó sus formalidades al más alto grado de perfección. Un célebre maestro del té, de siglo quince, llamado Jowo, determinó primero las proporciones de la cámara del té” (49d) .

Finalza este libro, Tenshi Okakura; con el relato de la muerte del filósofo del arte, Rikyu, del siguiente modo: “Los Maestros del Té han traído al arte numerosas aportaciones. Han revolucionado enteramente la arquitectura clásica, y la decoración interior ha creado un nuevo estilo del que nos hemos ocupado al hacer la descripción de la Cámara del Té, estilo cuya influencia se encuentra en los palacios y en los monasterios construidos desde el siglo sexto” (...) “Vieja era la amistad que unía a Rikiu y al Taiko Hideyoshi, y alta la estima en que el gran guerrero tenía al Maestro del Té; pero la amistad de un déspota es siempre un peligroso honor. Era un tiempo en que reinaba la traición y los hombres no depositaban su confianza ni en su más próximo pariente".

"Rikiu no era un cortesano servil y algunas veces había tenido la audacia de contradecir a su orgulloso señor; con lo cual, aprovechando la frialdad que reinaba desde algún tiempo ente el Taiko y Rikiu, los enemigos de este último lo acusaron de haber tomado parte en un complot para asesinar al déspota. Murmuran al oído de Hideyoshi que el fatal brebaje debía serle administrado en forma de bebida verde, preparada por el Maestro mismo”.

La menor sospecha bastaba a Hideyoshi para decidir una inmediata ejecución y todo recurso era inútil ante su voluntad irritada; el único privilegio que consentía a quien había condenado, era el honor de morir por su propia mano. El día fijado para su propio sacrificio, Rikiu invitó a sus discípulos predilectos a la última ceremonia del té" (..)

"Después, conforme a la etiqueta, el invitado de mayor categoría pide permiso para examinar el servicio de té (...) les hace presente de ellas a título de recuerdo. Sólo guarda para sí el bols. "Que jamás esta copa, mancillada por los labios de la desgracia, sirva para otro hombre." Y rompe la taza en mil pedazos”.

Rikiu, entonces, se despoja de su kimono, lo pliega cuidadosamente sobre la esterilla y aparece vestido con el traje de la muerte, de una blancura inmaculada. Mira con ternura la hoja brillante del puñal fatal y le dirige estos versos exquisitos:

`¡Sé bienvenida,

Oh, Espada de la eternidad!

A través de Buda

Y a través de Dharma, igualmente,

Te has abierto tu vida´.

Con la expresión sonriente, Rikiu ha pasado al gran misterio de lo ignoto” (49d) .



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes tomadas en Museo de América de Madrid (al que agradecemos nos permita divulgarlas). En ellas vemos dos piezas de cerámica colonial, fechadas en el siglo XVII y procedentes de Guadalajara (México). No existen estudios comparativos entre el arte del barro virreinal y el de Japón. Sabemos que las cerámicas mexicanas y coloniales estuvieron enormemente influidas por las de España; tanto que allí se denomina “talavera” a lo que en nuestra tierra es barro cocido. Pero no conocemos la envergadura de posibles influjos nippones en la cerámica de Nueva España.



Hemos querido resumir “El libro del Té” de Tenshi Okakura, recogiendo cómo fue la muerte del maestro Rikyu, impuesta por Hideyoshi. Todo lo que en epígrafes anteriores comentábamos con las siguientes palabras: El suicidio de Sen No Rikyu -no me extrañaría- tuviese relación con la transfiguración y la Ceremonia del Té. Queriendo quizás crear Hideyoshi, su propio Cristo; o bien pensando, que las gentes posiblemente seguirían a Sen no Rykiu como un filósofo religioso -en paralelo con el catolicismo y realizando el rito del té, “en conmemoración suya”-. Por todo cuanto narramos, Valignano recalcó en la necesidad de que los misioneros apreciaran este arte. Ordenando que cada residencia jesuita importante tuviera un salón de té -al modo de Sen Rikyu-, donde la ceremonia pudiera realizarse con el debido decoro para honrar a los visitantes distinguidos. Algunos de los misioneros más experimentados eran expertos en este tema y Joáo Rodrigues escribió -en su História da Igreja do Japáo- el modo en que muchos de los cristianos conversos; fueron destacados por su habilidad y percepción de este rito "teístico". Destacando entre ellos el famoso noble Takayama Ukon; que creó escuela en su discernimiento de los valores estéticos relacionados con el arte de la ceremonia de esta bebida. Asimismo, tres de los siete famosos discípulos del gran Sen no Rikyu, eran cristianos y participaron con el gran filósofo en difundir la referida ceremonia.

El valor del té y de la cerámica en Japón, son dos mundos que se nos escapan a los occidentales. Siendo tan difícil comprender a un "gaiyín" el sentido del barro cocido y el de esta ceremonia en el Mikado; como lo es entender qué son las procesiones y los retablos de Andalucía, para un nórdico. Hechos y artes inmersas en el ADN cultural de unos pueblos; que han sabido interpetar la realidad de un modo tan sublime, como imaginado. Por lo que nadie ajeno a su civilización, llega a discernir ese significado que le otorgan. Así es el valor que conceden a la cerámica en tierras del Sol Naciente; un arte, cuyo primer ejemplo de la Historia lo encontraremos en el Mikado. Donde se han hallado trozos de arcilla cocida, en hornos fabricados sobre lava viva de volcanes; con más de diez mil años de antigüedad. Adelantándose en decenas de siglos a la aparición de esta artesanía en otras zonas del Mundo. Por todo ello, para un japonés es más bello un fragmento de porcelana roto, o uno de cerámica antigua; que todo objeto de oro y plata. Además, hemos de destacar que los nippones no aceptan beber, ni comer, valiéndose de objetos de metal (aunque sean preciosos). Una fórmula que en Occidente resultó de enorme elegancia hasta hace pocos siglos; donde los reyes y nobles degustaban sus viandas o vinos, en platos y copas de oro y plata. Ayudados por tenedores y cuchillos metálicos; tal como hoy se sigue haciendo. Aunque bastará probar un sashimi ensartado en un tenedor, o beber un té japonés en un vaso de vidrio (no digamos ya de plata); para conocer el asco que produce en nuestra boca esta unión de elementos. Pues el pesacado crudo y la comida japonesa, deben llevarse a los labios con pallilos -so pena de perder grandes matices-; al igual que su té ha de saborearse en un buen vaso de cerámica (cha-wang).

Por lo que, en etapa nambán, debieron de haber fabricado numerosísimos cha-wang para la ceremonia del té, con símbolos cristianos. Principalmente en época de Sen Rikyu y de Valignano; aunque apenas nos han llegado ejemplares, entre los que el profesor Cooper destaca los de la colección del Museo de Osaka. Además, sabemos que existían infinidad de enseres litúrgicos, hechos en barro cocido; como vinageras y botes para santos óleos, que en nuestros días podemos ver en colecciones europeas o japonesas (principalmente, procedentes de Yamaguchi). Diciéndonos el profesor Cooper al finalizar uno de sus grandes estudios: También es interesante y no del todo infructuoso especular sobre el curso probable de desarrollo que podría haber tomado el arte japonés si a los europeos se les hubiera permitido permanecer y trabajar libremente en el país. El entusiasmo desmedido por Occidente, sin duda, habría disminuido a niveles más moderados; pero la unión de técnicas artísticas y conceptos estéticos bien podría haber madurado para producir una contribución única. Ni totalmente oriental ni totalmente europea, pero verdaderamente cosmopolita, combinando lo mejor que Oriente y de Oeste tenía para ofrecer” (47c) .



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos regalos que recibieron Felipe II y Felipe III; de las Embajadas Tesho (1582) y Keichó (1613), a su paso por España. Arriba, estribos anteriores a 1613, año en que vino la embajada Keicho a Madrid. Abajo, casco japonés (“kabuto”) de época, entregado a Felipe II en 1582. Ambas piezas, que muestran el trabajo de metales japonés en época Nambán, se guardan en la Armería Real de Madrid. Fotos tomadas en la exposición “Lacas Nambán”, celebrada en el Museo Nacional de Artes Decorativas.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:  Al lado, detalle del casco regalado por la embajada Tenshó a Felipe II; que antes hemos descrito. Abajo, una de estas placas en bajorrelieve de bronce, como las que se usaban en Japón para descubrir a los cristianos secretos. Llamadas FUMI-É (imágenes para pisar), se exhibían en las zonas donde se sospechaba que se ocultaban católicos, que profesaban la fe de modo clandestino; obligando a todos los habitantes a profanarlas, colocando su pie encima.





b) Artes del metal Nambán:

Los objetos más extraños de este estilo y que apenas hallaremos en Japón o en el extranjero; son los trabajados sobre metales. Entre los que destacan espadas y armaduras, pertenecientes a nobles nippones bautizados, que grababan cruces o símbolos religiosos en ellas (aunque otros guerreros elegían simplemente diseños occidentales). En referencia a ello, Cooper cita el caso de “Gamo Genzaimon Satonari, uno de los principales sirvientes del daimyo cristiano Gamo Ujisato (1556-95); quien poseía una armadura (conservada en Nanban Bunka-kan, Osaka) que presentaba dos grandes cruces pintadas en laca roja; una en el delante del casco y la otro en la parte trasera de la faja. Símbolos cristianos aún más concluyentes se encuentran en un par de estribos de metal adornados, que están decorados con un motivo de la columna de la Pasión, clavos, martillo y espinas, hábilmente aplicados con incrustaciones de oro y bronce” (47a) . Aunque entre los objetos de metal nambán más importantes, se encuentran las campanas; fundidas en Japón y usadas para el culto en aquel país. Mencionando igualmente Cooper, que una de estas ha llegado a nuestros días; “se conserva en el templo budista de Myoshin-ji en Kioto y lleva el emblema jesuita IHS y la fecha de 1577; se dice que la campana perteneció a la iglesia jesuita de la capital” (47b) .

Finalmente, hay que añadir como artes de metal de tipo Nambán, las famosas placas en bajorrelieve de bronce llamadas FUMI-É, que representaban escenas religiosas (principalmente imágenes de Cristo, La Virgen o de santos). Planchas que se hicieron famosas, porque tras la prohibición del catolicismo se usaban para descubrir bautizados que seguían profesando su fe. El medio de hacerlo, era enmarcar estas placas votivas con grandes maderas y tras ello ponerlas en el suelo. Obligando a pisarlas; observando así a los que se negaban poner un pie encima, o a quienes lo hacían con temor y respeto. Descubriendo de este modo a los cristianos secretos, a través de esos relieves votivos que fueron utilizados como FUMI-É (imagen para pisar).


JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, detalle del arca que vemos a continuación. Abajo, arqueta donde se colocó posteriormente una cruz. Propiedad del Monasterio del Espíritu Santo, de Sevilla (hacia 1620-1630); se trata de nuevo de una síncresis entre la artesanía japonesa y la de Nueva España Fotos de la exposición “Lacas Nambán”, celebrada en el Museo Nacional de Artes Decorativas (al que agradecemos nos permita divulgarlas).



BAJO ESTAS LÍNEAS: Arquilla Nambán con diversas decoraciones; propiedad de la iglesia de La Asunción, Miranda de Arga; Navarra. Es un caso similar al anterior; donde se ha añadido pedrería y plata a una caja antes elaborada en el Imperio del Sol Naciente Foto de la exposición “Lacas Nambán”, celebrada en el Museo Nacional de Artes Decorativas.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: 
Dos imágenes de un arca Nambán que hemos hallado expuesta en la Colegiata de Toro
 (a la que agradecemos nos permita divulgarla). No sabemos si esta pieza se encuentra documentada por los expertos; por lo que la publicamos para tal fin (destacando que se conserva otra en el Museo del Convento de la Purísima Concepción Madres Mercedarias, también toresano y que abajo incluimos). En las fotos podemos ver su estado inmejorable y en sus herrajes, con un magnífico trabajo en metal; muestra de la metalistería de este periodo japonés.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
 
Fotos de la exposición “Lacas Nambán”, celebrada en el Museo Nacional de Artes Decorativas (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Dos imágenes del arca Nambán (1580-1630) propiedad de Convento de la Purísima Concepción Madres Mercedarias, de Toro (Zamora). Abajo, detalle de la parte superior en la misma pieza, donde se observan desnudos de figuras humanas. Ambas arcas se hallan en la ciudad de Toro y son un ejemplo de la belleza de este arte japonés.



BAJO ESTAS LÍNEAS: Fotografías de diferentes herrajes correspondientes a muebles nambán. Observemos en esta composición de imágenes, la calidad de su trabajo en las cerraduras y tiradores de estas piezas.



c) Lacas Nambán:

En la presentación de la exposición del Museo Nacional de Artes Decorativas, durante la conmemoración del cuarto centenario de la embajada “Keichó” nos decían:

Europa abría así sus ojos hacia otros territorios y se empezaba a vivir la primera globalización. Dentro de este contexto, se desarrolló la delegación japonesa llamada Embajada Keichô (1613-1620), encabezada por el samurai Hasekura Tsunenaga, que viajó a España y la Santa Sede en Roma” (...) “Entre las mercancías más apreciadas y admiradas en Europa, la laca japonesa urushi fue el género de mayor atracción. Su intenso brillo y atractiva textura así como sus motivos decorativos dorados (makie) causaron fascinación entre los primeros europeos que llegaron a Japón. Los artífices japoneses detectaron pronto posibilidad de negocio, y en las últimas décadas del siglo XVI se perfiló ya un género específico destinado a la exportación, la laca Namban, claramente diferenciada de la laca destinada al mercado japonés” (...) “Piezas de uso civil como arcas, arquetas y bargueños elaborados con laca Namban, experimentaron una transformación a su llegada a España. La singular belleza de la laca japonesa hizo que estos objetos se cristianizaran, destinándose, como contenedores de excepción para las reliquias, Sagradas Formas y utensilios sagrados” (48) .

Sobre el arte de la laca nambán, el profesor Cooper escribe: "Había una demanda considerable de este tipo de piezas, ya que eran utilizadas con fines religiosos en las iglesias o conservadas cuidadosamente por familias cristianas; además, muchas de estas piezas probablemente se compraron simplemente porque la decoración de Nanban estaba particularmente de moda en ese momento. En la mayoría de los casos se empleó la técnica maki-e de lacado en la fabricación de estos artículos” (...) “La decoración se pintaba sobre la superficie lacada, se espolvoreaba con oro, plata u otros metales, y ocasionalmente se utilizaban incrustaciones. En su forma más simple, el efecto se obtiene rociando el polvo metálico sobre la laca mientras aún está húmeda. Después de que se haya secado, se puede aplicar una nueva capa de laca sobre la decoración y dar un pulido intenso al producto terminado” (47e) .

Por su parte, Duerto Jordán, citando a Kawamura, Yayoi; nos dice que esta profesora japonesa de la Universidad de Oviedo “ ha destacado la laca urushi como reflejo de la creación del genio artístico y la perfección formal de la cultura japonesa” (...) para elaborar una pieza se utiliza como base madera tallada, torneada, curvada, ensamblada o en forma de mimbre sobre la cual se superponen numerosas capas de urushi (sobre todo negra o roja)” (50) . Pasando más tarde Alicia Duerto a relatar que el “primer coleccionista” español de arte nambán, habría sido Felipe II; al que le regalaron tres cajas lacadas, los miembros que venían en la embajada Tenshó (en 1582, acompañados por Valigniano). El gusto por el exotismo de este rey, le llevó a tener al menos veintiún objetos de laca japonesa (51) , que guardaba entre sus más valiosos enseres (de los que muchos aparecieron siglos más tarde, olvidados o escondidos en El Escorial). En lo que se refiere a piezas nambán que se conservan en instituciones religiosas y museos españoles; la misma autora afirma que se conocen unas setenta catalogadas. Lo que sumado a otras treinta, que hay en colecciones privadas; nos haba de unas cien lacas japonesas de esta época en nuestro país (51a) .

Terminará Duerto Durán su capítulo sobre el urushi, hablando de las arcas nambán y escribiendo: Además de esta función como relicarios, otra función que se aprecia en estas piezas es la de su uso como arcas eucarísticas para el Jueves Santo, dentro de esa exaltación al Santísimo en la época de la Contrarreforma. En la actualidad esas arcas eucarísticas que se cuidan como objetos singulares, siguen manteniendo su función primigenia en tres parroquias de España” (51b) . Siendo de destacar que en estas iglesias se sigan usando como Custodias, para procesionar el Jueves Santo; donde se sacan cofres japoneses, conteniendo en su interior la “sagrada forma” consagrada. Guardando el mismo sentido que el de las grandes Custodias, donde en su centro se expone la “santa oblea”, para ser llevadas en procesión -principalmente el día del Corpus-.



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más de piezas nambán, tomadas en el Museo Nacional de Artes decorativas (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Arriba, dos escritorios propiedad del Museo. Abajo, arca mexicana de los siglos XVIII ó bien XIX, de inspiración nambán (en propiedad de esta institución).



BAJO ESTAS LÍNEAS: Mapa del camino nambán.

1- Valladolid: Iglesia de San Miguel y Museo Oriental.

2- Tordesillas, lugar del Tratado

3- Toro, tierra de los Ulloa. Donde hay varios objetos nambán.

4- Mota del Marqués, señorío de los Ulloa

5- Villagarcía de Campos; con su Colegiata de San Luis, fundada por Magdalena de Ulloa (mecenas de los jesuitas)



H) CAMINO NAMBÁN:

Para terminar este estudio, vamos a proponer una ruta hispano-japonesa, que puede realizarse entre las provincias de Valladolid y Zamora (recorriendo apenas cien kilómetros). Comenzando en su capital, donde recomendamos visitar la iglesia de San Miguel y San Julián (de los jesuitas) y el Museo de Oriental (de los padres agustinos). Seguiremos vía a Toro; parando en Tordesillas (a unos 30 kilómetros de Valladolid); donde recordaremos el famoso Tratado, que dividió el Planeta en dos hemisferios: El portugués y el español. Motivo por el cual los hispanos viajaban hasta Japón vía México y el Pacífico. Mientras los lusos tomaron la ruta del Cabo de Buena Esperanza, para arribar desde Goa y La India. Tras ello, nos encaminaremos hacia Toro (Zamora; distante a 30 kilómetros) donde podremos ver un arca nambán en su fabulosa Colegiata (expuesta en el tesoro). Recordaremos que esta ciudad de Toro, fue de enorme importancia en el siglo XVI; pues entre las familias que más apoyaron a Carlos V, se encontraban las toresanas Fonseca, Ulloa y los Quijada (señores de la zona). Continuando nuestra ruta, nos dirigiremos luego hacia Mota del Marqués y Villagarcía de Campos, pasando por tierras de los Ulloa, que tanto beneficiaron a los jesuitas. Llegaremos así hasta Villalonso -tras recorrer unos 20 kilómetros- donde veremos uno de los castillos de los Ulloa y posteriormente iremos a Mota del Marqués (distante a 10 kilómetros más). En este pueblo se sitúa el palacio de los marqueses de la Mota (Rodrigo de Ulloa) y la iglesia de San Martín; erigida por el marqués, bajo dirección y proyecto de los Gil de Hontañón. Más tarde tomaremos dirección hacia Villagarcía de Campos (a 20 kilómetros de distancia; recorriendo la A-6 y la VA-505); donde encontraremos La Colegiata de San Luis y los restos del castillo de los Quijada.

Hemos de recordar que D. Luis de Quijada fue camarero mayor y hombre de confianza del emperador Carlos V. Que le acompañó desde su llegada a España, en 1517; y le apoyó ante la revuelta comunera. Cargando Don Luis, hasta con el sambenito de pasar por “presunto” padre de un hijo natural del monarca (52) . Aquel niño fue Don Juan de Austria, conocido por entonces como Jeromín; que vivió su infancia en el castillo cuyas ruinas podemos ver en Villagarcía (53) . Donde fue educado por la mujer de Luis de Quijada, Doña Magdalena de Ulloa -gran señora y buena mujer- que adoptó al niño sin saber que era del rey. Tras recogerlo en 1554, en casa de un músico, que lo había traído desde Flandes a Leganés; seguramente pensando Da. Magdalena que era un vástago de su marido (quien por entonces estaba en los Países Bajos, junto al emperador). Lo crió como si fuera propio, debido a que el matrimonio no tenía más hijos. Aunque ocho años más tarde, cuando murió Carlos V; supo que el pequeño era de estirpe real (54) . Fue entonces cuando cambió de nombre, pasando a llamarse Don Juan; formándose como militar, tras sucesivos intentos frustrados de que estudiase para clérigo. Así decidió ir junto a su padre adoptivo a Las Alpujarras, con el fin de sofocar revueltas de los moriscos. Con tan mala fortuna, que un arcabuzazo hirió de muerte a Luis de Quijada (fallecido en 1570); tras lo que su viuda decide fundar la Colegiata de San Luis en Villagarcía de Campos (55) .

En 1572 Magadalena de Ulloa, había conocido los éxitos en Lepanto de su hijo adoptivo (Juan de Austria); y con su ayuda, logra transportar hasta Villagarcía los restos de su marido -que aún permanecían en Andalucía-. Es entonces cuando se fija en ella la idea era crear un panteón, donde ambos descansasen; donando gran parte de sus bienes a la Compañía de Jesús. En todo ello tuvo principal importancia la amistad entre Da. Magdalena y San Francisco de Borja; que visitaba a la reina Juana en Tordesillas, cuyo yerno era pariente de los Ulloa (pasando el santo. temporadas en Toro). De este modo, en 1572 se inician las obras de panteón, primeramente diseñadas por los arquitectos que levantaron el palacio y la iglesia en el señorío de su hermano: El marqués de la Mota, que había encargado a los Gil de Hontañón estas obras (en Mota del Marqués). Aunque poco después siguieron construyendo la Colegiata de San Luis los discípulos de Herrera; primero Pedro de Tolosa y mas tarde el jesuita G. Valeriano. Es así como obtiene esa imagen semejante a la basílica de El Escorial; siendo terminada en 1580 (momento en que Da. Magdalena entierra a su marido en la cripta y prepara su cenotafio junto a este) (56) .

Asimismo, Magdalena de Ulloa, fundó más tarde otros colegios de la Compañía de Jesús; valiéndose de su enorme fortuna. Abriendo una institución en Oviedo (San Matías), el de La Anunciación en Santander y uno más en Valladolid, para madres necesitadas (57) La relación entre esta mujer del renacimiento y el periodo nambán es muy cercana; ya que dedicó su madurez a cuidar a Juan de Austria (incluso a su hija natural Ana). El paladín que repetidamente aparece en los biombos y retratos del Japón. Asimismo, fue una de las grandes amigas de Francisco de Borja y fundó tres colegios, a más de la Colegiata de San Luis; aportando todo su capital para los padres jesuitas. En un momento en que estos estaban centrándose en sus misiones asiáticas. Ello explica la repetida aparición de los Mártires del Japón, en la Colegiata de San Luis. Asimismo, el hermano menor de Doña Magdalena -Bernardino-; marchó como sacerdote a México, llegando a ser obispo en tierras del virreinato. Lo que explica la unión entre la gran mecenas y las expediciones de ultramar religiosas. Unos viajes de misiones, que se proyectaron en gran parte desde su ciudad natal. Pues en Toro nacieron los arzobispos Fonseca; que organizaron inicialmente la Iglesia virreinal y la regentaron en Nueva España. Asimismo, será el lugar de origen del obispo Manso, primera prelado en tierras americanas. Un nuevo Continente que se descubrió -en gran parte- gracias a las mediaciones de Diego de Deza. Toresano, que escuchó el discurso de Cristóbal Colón y dio a conocer este proyecto a los sabios de Salamanca. Por último diremos, que Magdalena de Ulloa nació en el palacio de Toro, que hoy pertenece a las Hermanas Mercenarias; donde se conserva un arca Nambán. Objeto que quizás pertenecía a la colección de los Ulloa (o fue de la misma Magdalena).


1- Valladolid: Iglesia de San Miguel y Museo Oriental.



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de la iglesia de San Miguel y San Julián de Valladolid (San Ignacio; antes de la expulsión de los jesuitas) Arriba, exterior de su edificio. Abajo, interior (agradecemos a esta parroquia nos permita divulgar nuestra imagen).






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos piezas de la misma iglesia (San Miguel y San Julián). Al lado, cuadro que rememora a los mártires del Japón: San Pablo Miki; San Juan Coto y San Diego Kisai. Abajo, estatua de San Francisco Javier en el maravilloso retablo del altar, de esta parroquia.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de la magnífica arca nambán que se conserva en esta parroquia de los jesuitas vallisoletanos 
(que ya habíamos mostrado en las fotos de la exposición del Museo de Artes decorativas). Agradecemos al licenciado en Historia, Jesús Losa; que mantiene el museo de su sacristía y relicario, nos haya atendido con enorme amabilidad. Mostrándonos estas piezas nambán y explicando pormenores sobre la parroquia. Al lado, parte superior con dibujos que la profesora Kawamura Yayoi, cree refieren olas marinas. Abajo, vista frontal; donde se aprecia el maravillloso trabajo en de sus lados, forma de escamas.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Otras dos imágenes del mismo cofre. Al lado, abierto. Abajo, vista en tres cuartos. Volvemos a agradecer a Jesús Losa nos haya facilitado poder tomar estas fotografías, tanto como sus explicaciones acerca de cuantos enseres se hallan en esta parroquia.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del mismo arca, junto a los atriles nambán, que se conservan en esta iglesia de San Miguel y San Julián. Habíamos visto ya estas tres piezas en las imágenes de la exposición del Museo de Artes Decorativas.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más de la iglesia, San Miguel y San Julián; de Valladolid. Al lado, interior del templo. Abajo, retablo central derecho, donde se representa a San Ignacio de Loyola.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más de la iglesia, San Miguel y San Julián; de Valladolid. Al lado, detalle de la escultura de San Ignacio. Abajo, retablo central izquierdo, con la escultura de San Francisco Javier.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más de la misma parroquia. Al lado, pasillo de capillas, con San Ignacio al final. Abajo, cuadro de San Francisco Javier.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del relicario, en la sacristía de mencionada iglesia de San Miguel y San Julián. Volvemos a agradecer a Jesús Losa nos haya facilitado poder tomar estas fotografías, tanto como sus explicaciones acerca de cuantas obras de arte se hallan en esta parroquia. Al lado, detalle de una de sus paredes en las que se guarda una estatua religiosa del renacimiento, rota y expoliada en Lepanto. Abajo, la misma pared con estanterías y objetos sagrados, del suntuoso relicario.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más de la parroquia. Al lado, retablo de una de sus capillas, donde vemos a los tres mártires del Japón: San Pablo Miki; San Juan Coto y San Diego Kisai (portando las cruces donde fueron sacrificados). Abajo, el retablo anterior, en imagen plena, con los mártires del Japón en su parte alta.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más del relicario, en la sacristía en esta iglesia. Al lado, trozo de un santo expoliado y roto; recuperado de una nave de Lepánto. Abajo, imagen general del magnífico relicario. Volvemos a agradecer a Jesús Losa nos haya facilitado poder tomar estas fotografías, tanto como sus explicaciones acerca de cuantas obras de arte se hallan en esta parroquia.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de la sacristía de San Miguel y San Julián de Valladolid. Al lado, detalle de un cuadro coetáneo al santo, donde aparece San Ignacio todavía de capitán. Abajo, perspectiva de la sala.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más de la misma parroquia. Al lado, vista de sus pasillos, con capillas. Abajo, un cuadro de estilo colonial, donde vemos a San Francisco Javier predicando ante los nobles del japón.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotografías del Museo Oriental de Valladolid; padres dominicos filipinos (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Al lado, su entrada. Abajo, armas, coraza, espadas y enseres de Filipinas.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotografías más del Museo Oriental de Valladolid; padres dominicos filipinos. Al lado y abajo; armas filipinas usadas por los musulmanes contra los españoles, en los siglos XVIII y XIX.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotografías del Museo Oriental de Valladolid; padres dominicos filipinos. Al lado, cruz con un Buda de Amita; tal como se muestra en sus vitrinas. Procedencia de la pieza: Nagoya y Nagashaki; tras la segunda Guerra Mundial. La asociación de ambas imágenes (la cruz y Budha); era normal en algunas zonas del Japón. Abajo, cuadro en miniatura del siglo XVII que representa a San Francisco Javier.





2- Tordesillas, lugar del Tratado



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes relacionadas con el famoso acuerdo entre España y Portugal. Al lado, casa del Tratado. Abajo, el Duero visto desde la casa del tratado, a su paso por Tordesillas.




3- Toro, tierra de los Ulloa. Donde hay varios objetos nambán.



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de Toro. Arriba, dibujo mío de su Colegiata. Abajo, foto del arca Nambán que se conserva en el tesoro de esta Colegiata (a la que agradecemos nos permita divulgar la imagen).







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotografías más de la caja nambán que hemos encontrado en la Colegiata de Toro; pieza que no sabemos si está catalogada. Observemos los magníficos herrajes en bronce que luce; con diseño de “mon” japonés.






4- Mota del Marqués (Villalonso), señoríos de los Ulloa



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del castillo de Villalonso, señorío de la familia Ulloa.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotografías del palacio de los Ulloa en Mota del Marqués (elevado por Rodrigo de Ulloa, primer marqués de la Mota, hermano de Magdalena, madre adoptiva de Juan de Austria).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotografías de Aldea Colorada HACIENDA DE SAN IGNACIO, donde estuvieron los jesuitas mientras se construía la Colegiata de Villagarcía de Campos. Se cree que allí estuvo San Ignacio de Loyola durante su estancia en la zona, preparando le edificación de la referida Colegiata, pagada por la hermana del primer marqués de La Mota (Rodrigo de Ulloa). En imagen, estatua conmemorativa del santo.









5- Villagarcía de Campos; con su Colegiata de San Luis, fundada por Magdalena de Ulloa (mecenas de los jesuitas)



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de los restos del castillo de Villagarcía de Campos; señorío de los Quijada y alcázar de Luis de Quijada, donde se crió de niño Don Juan de Austria. Fue destruido por los Comuneros en 1521 y después rehecho por sus dueños (Magdalena de Ulloa y Don Luis). Finalmente, llegó muy deteriorado a los años cuarenta del siglo pasado, cayendo varios de sus lienzos en los sesenta. Actualmente se está restaurando (58) .





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, portada del libro sobre Magdalena de Ulloa y Villagarcía de Campos, editado por la diputación de Valladolid, en el tercer centenario de su muerte (1998). Abajo, Cristo que Luis de Quijada recuperó del fuego con su espada, en Las Alpujarras; poco antes de que los moriscos le matasen -en 1570-. Su hijo adoptivo (Juan de Austria) lo conservó y lo llevó un año más tarde a Lepanto; guardado su nave capitana. Tras la victoria contra los turcos, el general se lo entregó a Magdalena de Ulloa, que lo conservó como una reliquia. Se expone en el museo de la Colegiata de Villagarcía, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen. Agradecemos asimismo a amablidad y gran profesionalidad de la persona que conserva y actúa de guía en este museo: Teresa.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, imagen del ciclo “De Jeromín a Don Juan de Austria”; organizado por la Colegiata de Villagarcía, cuyo video podemos ver en Youtube. Abajo, cuadro existente en Villagarcía, donde se muestra a Jeromín presentado por Luis de Quijada a su hermano, Felipe II. Un hecho que sucedió en el Monasterio de la Santta Espina, muy próximo a Villagarcía de Campos (en 1559).








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: 
Dos imágenes de lo que queda de un estandarte de Lepanto, que estuvo colgado trescientos años en la iglesia de Villagarcía; después de que lo regalase Juan de Austria a su madre adoptiva, Magdalena de Ulloa. Abajo, la sala donde se muestra ese resto de bandera; agradecemos a la colegiata nos permita divulgar nuestras fotografías, así como la amabilidad y profesionalidad de su conservadora y guía: Teresa.





JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Cenotafios de Luis de Quijada y de Magdalena de Ulloa. Tallados en madera un siglo después de su fallecimiento, fueron colocados junto al altar mayor de la basílica por su sucesora Ines de Salazar; mujer de Juan de Quijada y sobrino nieto de Luis.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, mi mujer en la Colegiata de San Luis de Villagarcía; junto al retablo frontal derecho, en que aparece San Francisco Javier (en el centro) y sobre este, los tres mártires jesuitas del Japón. Abajo, detalle del mismo retablo, con Fco. Javier esculpido por Duceto; encabezado por San Pablo Miki; San Juan Coto y San Diego Kisai.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, retablo frontal de la iglesia, en su lado izquierdo; dedicado a San Ignacio. Abajo, espectacular imagen de la Colegiata de Villagarcía, donde observamos un enorme lienzo dedicado a los mártires del Japón (en su zona central).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, retablo de una de las capillas de la Colegiata de San Luis, dedicado a San Francisco de Borja. Gran amigo y pariente de Da. Magdalena de Ulloa. Abajo, un lienzo dedicado al santo de Borja, expuesto en la misma capilla.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, de nuevo la talla que representa a San Francisco Javier y sobre este a los santos del Japón. Abajo, maravilloso relicario con efigie de San Ignacio de Loyola, que se guarda en la capilla de las reliquias de esta Colegiata (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes).








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos cuadros, de la serie que representa a los padres de la Compañía de Jesús; conservados en la capilla de los Novicios (o de San Ignacio; en la Colegiata de Villagarcía). Observemos su estilo oriental y su perspectiva de tipo japonesa. Puede tratarse de obras coloniales, aunque de amplia inspiración asiática. Al lado, San Ignacio de Loyola. Abajo, San Francisco Javier. APOSTOL DEL JAPÓN.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Otros dos cuadros, de la serie que representa a los padres de la Compañía de Jesús y que se guardan en la capilla de los Novicios (o de San Ignacio; en la Colegiata de Villagarcía). Observemos su estilo oriental y su perspectiva de tipo japonesa. Puede tratarse de obras coloniales, con amplia inspiración asiática. Al lado, San Francisco de Borja. Abajo, San Estanislao de Koska.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Retablo de la capilla de San Ignacio, en la Colegiata de San Luis (sita en la plata segunda y para uso de los novicios). Al lado, parte izquierda, con San Francisco de Borja. Abajo, parte central con el santo de Loyola.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Retablo de la capilla de San Ignacio, en la Colegiata de San Luis (sita en la plata segunda y para uso de los novicios). Al lado, parte derecha, con San Francisco Javier. Abajo, parte central con el martirio en Nagashaki de San Pablo Miki.






BAJO ESTAS LÍNEAS: Retablo de la capilla de San Ignacio, en la Colegiata de San Luis a la que agradecemos nos permita divulgar la imagen. Lateral derecho superior, donde se representan a San Juan Coto y San Diego Kisai abrazados. Quizás antes de ser martirizados en Nagashaki; o bien alcanzando el cielo, tras haber muerto en las cruces que se observan tras ellos.



FINAL: Una pieza más nambán, que hemos encontrado en Piña de Campos (Palencia)




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
 Imágenes de un arca nambán que vimos hace algún tiempo expuesta en “el tesoro” de la iglesia de San Miguel, de Piña de Campos. Desconocemos si esta pieza se halla catalogada; aunque en la cartela que la exhibe en su pequeño museo, tan solo figura como “arqueta del siglo XVI”. Se trata -a mi juicio- sin duda, de una pieza nambán. Abajo, la vemos junto a una “naveta” lo que nos ayuda a conocer sus proporciones.




LAS CITAS SE ENCUENTRAN TODAS EN UNA ENTRADA.

Para llegar a ellas, pulsar el siguiente enlace: https://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2022/06/citas-de-camino-namban-memoria-del-arte.html

(se recomienda mantener abierta la página de citas, mientras se lee cada artículo; con el fin de poder consultarlas, a la vez)

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Esta era la tercera parte del trabajo.

Para leer la primera parte, pulsar: https://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2022/06/camino-namban-memoria-del-arte-japones_91.html

Para llegar a la segunda parte, pulsar: https://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2022/06/camino-namban-memoria-del-arte-japones_79.html

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ÍNDICE DEL TRABAJO:

CAMINO NAMBÁN, MEMORIA DEL ARTE JAPONÉS: Villagarcía de Campos, Valladolid, Tordesillas, Toro y Mota del Marqués



PARTE PRIMERA; PARA LLEGAR A ELLA PULSAR:  https://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2022/06/citas-de-camino-namban-memoria-del-arte.html

A) ALCANZAR EL ZIPANGO; MOTIVO Y LEYENDA:

B) LA LLEGADA AL ZIPANGO:

1º) El naufragio de un “junco” chino:

2º) Aparición de las armas de fuego, en Zipango (el final de la Edad Media):

C) CREACIÓN DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Y SU DIFUSIÓN HACIA ORIENTE:

1º) Orígenes:

2º) Francisco de Jasso:

3º) Crisis en las misiones de Japón (1587-1624); final del contacto (1639):

D) CRONOLOGÍA Y PODER EN JAPÓN, DURANTE LA ETAPA NAMBÁN:

1 - Primera etapa; Kamakura:

2 – Segundo periodo de Shogunato; la familia Ashikaga:

3 – Tercer periodo de Shogunato: Momoyama (1603 hasta mediados del siglo XIX):

E) MERCADO Y PERIODO NAMBÁN:

1º) Etimología de NAMBÁN:

2º) Contacto y comercio (1543-1639):

3º) El Galeón de Manila y el San Felipe:

4º) El hundimiento del Galeón San Felipe en aguas japonesas (1596):



PARTE SEGUNDA; PARA LLEGAR A ELLA PULSAR: https://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2022/06/camino-namban-memoria-del-arte-japones_79.html

F) ARTE PARA LA EVANGELIZACIÓN (Javier, Valigniano y Niccolo):

1º - La evangelización de Francisco Javier y Alessandro Valignano:

2º - Giovanni Niccolo y el seminario de Kyusu:

G) ARTE NAMBÁN:

1º – Pintura Nambán:

2º – Biombos Nambán de estilo occidental, con mapas y personajes europeos (interpretación e

 identificación de algunas

 ciudades o efigies, allí representadas):

a) Los representados en el castillo de Wakamatsu y su función evangelizadora:

b): Preste Juan y el emperador de Etiopía, en el castillo de Wakamatsu:

c): Don Juan de Austria y los biombos de cruzados en Lepanto

d) El insólito caso del Museo de Gunma: El rey Sebastián de Portugal y Don Juan de Austria en dos kake-mono.

e) El rey Sebastián de Portugal en otros paneles japoneses:



PARTE TERCERA; PARA LLEGAR A ELLA PULSAR:  https://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2022/06/camino-namban-memoria-del-arte-japones_56.html

3º - El biombo como objeto de globalización.

a) Globalización, historia y cartografía.

b) Globalización y evangelización.

c) Los biombos nambán y su influencia en la pintura virreinal de Nueva España.

d) Globalismo o mundialismo; la primera unión planetaria ideada por los jesuitas:

4º – Artes decorativas Nambán:

a) Cerámica Nambán:

b) Artes del metal Nambán:

c) Lacas Nambán:

H) CAMINO NAMBÁN:

a) Valladolid (San Miguel y San Julián, Museo oriental de los PP. Agustinos)

b) Tordesillas, recuerdo del Tratado.

c) Toro, una nueva pieza en la Colegiata

d) Mota del Marqués; en tierra de llos Ulloa

e) Villagarcía de Campos, la Colegiata de San Luis y su significado histórico.

f) Piña de Campos, otra nueva pieza nambán





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