viernes, 2 de agosto de 2019

MOTA DEL MARQUÉS, UN PUEBLO DE LEYENDA.


Los capítulos contienen un texto escrito en negro y se acompañan de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido en rojo y cuya finalidad es razonar ideas). Si desea leer el artículo entre líneas, bastará con seguir la negrilla y las letras rojas destacadas.
ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general de leyendas: http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com/2023/01/indice-de-leyendas-de-la-mota-del.html

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, portada del libro POR SUS TUMBAS LOS CONOCERÉIS (personajes de Valladolid y provincia que cambiaron la Historia); recientemente publicado por J.M. García-Castejón y Jorge Vijuesca. En su capítulo primero narran una leyenda de Mota del Marqués, que pertenece a este blog; todo lo que agradecemos mucho. Aunque tristemente no citan la fuente y prácticamente han calcado todos nuestros párrafos. Se trata de la leyenda de Wolfram, el caballero de Suabia; que se publicó como capítulo primero. VER: 
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Abajo: Lápida de los caballeros teutones fechada hacia mediados del siglo XIII, que se conserva en el interior de la actual iglesia de Nuestra Señora de Castellanos, en Mota del Marqués (agradecemos a los párrocos -D.Enrique y D.Manuel- nos permitan divulgar nuestra imagen). Se supone -según nuestro blog de leyendas- que se trata de la antigua losa sepulcral del caballero alemán Wolfram, que pudo ser amante de Beatriz de Suabia (mujer de Fernando III el santo y madre de Alfonso X el sabio). Da. Beatriz era hija del rey de Suabia y fue escoltada por soldados teutones al viajar desde Alemania hasta nuestras tierras, para contraer matrimonio con el rey Fernando en 1220. Dos años más tarde, su marido le concede el señorío de Toro; que comprendía la colina que hoy se denomina Mota del Marqués (pero que antaño se llamó Mota de Toro). Allí deja la reina asentarse a los caballeros teutones que la habían acompañado desde sus tierras natales, originando una encomienda de la Orden. Así nació el único castillo y fundación que esos guerreros alemanes tuvieron en España; quienes conservaron la plaza y su fortaleza al menos hasta el siglo XVI (siendo el último comendador de la orden teutona en Mota del Marqués, Constantino del Castillo).
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1) Arquitectura legendaria:
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Define el diccionario de Julio Casares la voz “leyenda” como: “Una relación de sucesos o narración, en que interviene la imaginación o la tradición, más que la realidad histórica”. Por su parte, la Real Academia Española, aporta otras dos descripciones para el mismo término; diciéndonos que leyenda es: Una “narración de sucesos fantásticos que se transmite por tradición”. Tanto como el “relato basado en un hecho o un personaje reales, deformado o magnificado por la fantasía o la admiración”. Tras leer las anteriores definiciones, nos es muy fácil comprender por qué Mota del Marqués es el pueblo de las leyendas. Ya que su situación geográfica -como enclave- desde los tiempos más remotos, su derruido estado y su esplendorosa historia; le confieren un aspecto, un pasado y una pátina absolutamente legendarias. Para comprobarlo, no hay más que viajar por la vía que une Madrid y las Castillas, con el Cantábrico (A-6); donde llamará nuestra atención aquella “mota” que surge en el kilómetro doscientos. Una gran colina, en cuya cumbre veremos lo que queda de su castillo y de la ermita que lo acompañaba. Destacando sobre ese “alto” una torre del homenaje circular, con casi ochocientos años de antigüedad; que se sostiene a duras penas, bajo el milagro de sus contrafuertes... . Así es como se aparece Mota del Marqués; naciendo ante todo viajero convertida en una mágica ruina, sobre un montículo y cuyas paredes nadie sabe el modo en que se mantienen en pie. Donde tras distinguir lo que queda de la gran fortaleza que antaño cerró con murallas el pueblo; veremos una ermita. Una pequeña iglesia dedicada a El Salvador, situada bajo los restos del castillo y cuya espadaña parece de cartón; pues también se mantiene erguida gracias a otro milagro pétreo. En este segundo caso, quizás religioso o esotérico; ya que se hace imposible pensar como año tras año, aguanta en pié aquella temblorosa pared que antes era un campanario.
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Sea como fuere, las piedras en equilibrio y las construcciones en plena decadencia, dan a este pueblo una primera imagen cargada de misterio y hasta de tristeza. Configurando una linea en la que se confunden ruinas, con terrones y tierras con montañas; pareciendo que estas colinas llamadas Torozas, desearan engullir los últimos restos arquitectónicos, que tanto destacan sobre esa mota. Pero una vez vista y conocida aquella amalgama que une piedra con paisaje; aún pudiendo sorprender su pobre estado, el viajero queda admirado con el romanticismo que todo ese grupo arquitectónico expresa. Ya que el enigma de las ruinas se produce, cuando quien las observa, intenta completar con su imaginación lo que fue el edificio caído; momento en que comienza lo que podemos denominar “arquitectura legendaria”. Un hecho por el que se inicia el “sueño del espacio”, con el cual el espectador va cubriendo y llenando con su mente, aquellos vanos que el tiempo ha derruido; pretendiendo completar gran parte de la construcción, antes de deteriorarse. Así nace la leyenda arquitectónica, cuya belleza pertenece a nuestra idea y no a la realidad. Ello es similar a lo que experimentamos cuando intentamos comprender la perfección de un cuerpo femenino, porque su dueña luce un vestido abierto en un lado (dejando ver momentáneamente sus lineas naturales). Provocando en unos segundos de exhibición, soñar con las formas que las telas tapan y apenas nos descubren. De ese modo y de igual forma, actúa sobre la imaginación el edificio medio caído, obligándonos a pensar qué espacios o paredes hubo, donde hoy ya no existe nada.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, subida al castillo de Mota del Marqués. Observemos el precioso empedrado que todavía se conserva para acceder al alto de la colina. Sobre ella, vemos los restos de la torre circular teutona; a media altura, una ermita del siglo XVII dedicada a El Salvador, que también se encuentra arruinada.
Abajo: Estado del castillo y torre de los caballeros teutones, en Mota del Marqués.







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BAJO ESTAS LINEAS: Vista de Mota del Marqués, tomada desde la A-6 (kilómetro 200); en esta población los atardeceres son todos bellos. Se recomienda parar a quienes pasan ante el pueblo, si lo hacen al amanecer o durante la Puesta de Sol, pues podrán tomar unas imágenes preciosas. En primer término, vemos la iglesia de San Martín, construida por Gil de Hontañon y recientemente restaurada. Al fondo, la colina con la ermita de El Salvador y el castillo teutón derruido.
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2) La Historia terminada:
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Podemos pensar que nada hay peor para una Sociedad, que el desinterés por su pasado. Aunque en verdad hay algo mucho más dañino y emponzoñado; como lo es, el desprecio hacia su propia Historia. Unos hechos, que en el caso de Castilla, se han deformado, falsificado de un modo impensable. Intentando culpar a los castellanos de la mayoría de los males que han sufrido los españoles y hasta de las desgracias en Sudámerica. Pretendiendo que -incluso- la extensión de su lengua, se debió a una obligación militar impuesta; cuando en verdad, el resto de las gentes de la Península comenzó a hablar el castellano, como fórmula de acuerdo. Ya que este era el que más se parecía a todos los demás; debido a que los castellano-parlantes vivían muchos de la trashumancia, viajando y dominando la zona central peninsular. Todo lo que confería a la antigua lengua castellana; giros, palabras y expresiones cercanas a muchas otras -que coexistían en la Edad Media-. Siendo ese el motivo por el cual decidieron unos y otros usar el idioma de Castilla; no por imposición, sino por lo común que resultaba a todos el habla del “territorio intermedio”.
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Pero cuando tratamos acerca del español, como lengua nacional y frente a otras, se comentan barbaridades; sandeces que aún son menores de las que se proclaman cuando hablamos del español, como hombre internacional y frente a otros. Pues la Leyenda Negra lleva quinientos años falsificando datos, aportando infundios y describiendo todo tipo de atrocidades, que jamás existieron en nuestro pasado. Mentiras como las que narraba fray Bartolomé de las Casas ya a comienzos del siglo XVI, acerca de los abusos cometidos en América. Todos ellos exagerados y sin reconocer el fraile, que los españoles quedaban espantados ante el canibalismo y los miles de sacrificios humanos que los incas y los aztecas realizaban en sus santuarios. Hechos que actualmente conocemos a través de la arqueología; pudiendo constatar la veracidad de todo aquello que narraban los soldados de nuestras tierras. Ya que tan solo en la ciudad de México, mataban a unos treinta mil inocentes al año; ofreciendo su corazón a los dioses y devorando después el cadáver. Acciones terribles que describían nuestros congéneres de hace cinco siglos, pero que negaba fray Bartolomé y otros tantos falsificadores la Historia; generando una Leyenda Negra sobre la conquista y colonización de América. Aduciendo que a los amerindios se les obligó injustamente a abandonar sus dioses y su cultura; sin comprender que hablamos del siglo XVI y de unas civilizaciones que inmolaban humanos de continuo -para luego ingerir a los sacrificados-.
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Sea como fuere, la historia de la infamia contra nuestro país, parece que no cesa; y cualquier argumento es bueno para tildar a los españoles de depredadores o destructores de las culturas mesoamericanas. Cuando lo que realmente hicieron fue llevar la civilización europea del Siglo XV, hasta un lugar que tristemente se hallaba todavía en la Edad de Piedra. Un Continente que no conocía la Era de los Metales y que consecuentemente se encontraba en un terrible estado de precariedad moral y social. Cuanto decimos, explica por qué en tan solo cuarenta años, España logra conquistar las tierras comprendidas desde el Sur de Chile y Argentina, hasta la actual California y Florida. Donde los amerindios se adherían a los nuevos colonizadores, por abandonar los terribles ritos de inmolaciones humanas y contentos de poder trabajar para un reino como el de España. Una Sociedad que por entonces era la más moderna y poderosa de Europa; y que a los indígenas bautizados les reconocía unos Derechos como súbditos del la Corona (sin parangón con el mundo Inca o al Azteca, donde cualquier individuo podía ser esclavizado o sacrificado a los dioses).
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Por lo demás, las historias de grandes exterminios y hasta de genocidio mesoamericano; tienen solo base histórica en las enfermedades que los europeos exportaron hasta América. Llevando virus como el del sarampión, la varicela, la viruela o la gripe; que por entonces causaron millones de muertes en el nuevo Continente, ya que sus habitantes carecían de anticuerpos. Todo ello, en un tiempo en que la medicina no solo desconocía un solo remedio, sino siquiera suponía la existencia de los virus. Por todo ello, culpar a los españoles de las muertes de amerindios por estas infecciones; es como echar la culpa a los mesoamericanos de haber contagiado la sífilis a los europeos... . Finalmente añadiremos, que la mayoría de cuantos acusan a España -y más concretamente a Castilla- de todas aquellas supuestas atrocidades cometidas en América, son los mismos que hoy piden la intervención de fuerzas internacionales, en cualquier conflicto del Tercer Mundo o del área islámica. Solicitando que rápidamente lleguen hasta ese lugar inestable, las milicias de la OTAN o los Cascos Azules, para dar paz a la zona. Entendiendo que tienen Derecho los hombres de la NATO y de Naciones Unidas a intervenir en un punto estratégico; para lograr el orden y acabar con las atrocidades. No comprenden por qué las gentes del siglo XV se aventuraban a ir hasta América, con el fin de lograr imponer allí su civilización, acabar con el canibalismo y con religiones que exigían miles de sacrificios humanos al año. Pues en verdad, si esos ritos precolombinos no eran demoníacos; sí podemos decir que se parecían mucho a una adoración al diablo. Bastando a los españoles comprender que aquellos eran cultos satánicos, al ver la sangre y la carne del sacrificado (que continuamente comían en sus templos los amerindios); lo que se sustituyó por el pan y el vino, como única ofrenda religiosa.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos dibujos míos, con chistes que subo a facebook. Arriba, uno en el que vemos la pirámides de Teotihuacán y se comenta lo malos que fuimos los españoles en México. El interlocutor añade que no solo eso; sino que además allí se quedaron la mayoría de nuestros compatriotas, que durante siglos se trasladaron a vivir al “nuevo Continente”. Por lo que actualmente hay unos doscientos cincuenta millones de españoles en América; todos descendientes de los emigrados, con sus apellidos, costumbres y etc.
Abajo: Otro de mis dibujos y chistes de Facebook. En este caso he pintado el Monasterio de Los Jerónimos de Lisboa y a su lado comentamos una noticia reciente (del año 2018). Ya que al intentar abrir los portugueses el Museo de los Descubrimientos, recibieron la protesta de centenares de profesores -de las mejores universidades del Mundo- argumentando que es un museo chovinista y geo-centrista. Pues cuando los portugueses llegaron a cualquier punto del Planeta, los indígenas ya habían descubierto ese lugar... . Un razonamiento absurdo y muy poco acorde con el mundo “universal” que debiera promover la universidad (comprendiendo antes que nada, lo que significa la palabra “descubrimiento”) .
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3) La Historia olvidada:
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Regresando a Mota del Marqués, diremos que aquella colina fue un lugar legendario y de gran relevancia, cuya Historia ha decidido en gran parte olvidarse. No hablamos de Protohistoria ni de las primeras noticias que tenemos gracias a sus distintos yacimientos. Alguno de la Edad del Bronce y dos castros del Primer Hierro, aparecidos en un llano y un cerro próximo (llamados: San Ignacio y San Miguel). Restos que manifiestan como este lugar fue importante ya en tiempos de los Vacceos. Al constituir un importante paso entre las principales poblaciones de esta etnia celtibérica; cuyas urbes más destacadas eran: Albocela, Amallóbriga, Uruníngica, Acontia, Septimancas y Pintia (identificadas respectivamente con: Toro, Tiedra, Urueña, Tordesillas, Simancas y Padilla de Duero). Consecuentemente, la actual Mota debió ser ya un punto de comunicación para los Vacceos, quienes en hasta el siglo II a.C. dominaron esta zona del Valle del Duero. Uniendo Acontia (Tordesillas) y Septimancas (Simancas) con los castros situados al Norte de la actual provincia vallisoletana. De igual forma, sabemos por itinerarios romanos, como esta “mota” fue durante la dominación latina un lugar de encuentro entre las vías que unían el Sur de la Meseta, con los distritos más cercanos a la Legio Séptima (León).
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Pero además, Mota del Marqués, fue uno de los enclaves más importantes de la Reconquista; tanto que su Virgen de Castellanos, se cree era la bandera que lucía el conde Fernán González en la Batalla de Simancas. Estandarte con la representación de la Señora de Castilla, que el conde dejaría tras el verano del año 939 en la iglesia de este pueblo. Donde todavía se venera a la Virgen de Castellanos, reconociendo que su estampa fue la que portaban los de Fernán González al enfrentarse a Abderramán, frente al Duero. Aunque la gran importancia militar de esta población no termina aquí, pues poco después los caballeros cruzados se establecieron entre Adalia y Mota. Fundando entorno al siglo XII en el lugar que se llamaba por entonces Santibañez de Mota; nombre seguramente tomado en memoria de la Orden de San Juan (Sant Ivan), que se sabe tuvo encomienda en la vecina Adalia. Pero mayor fue la relevancia de este pueblo sito junto a una “mota”, cuando allí establecieron la única encomienda de los caballeros teutones en España. Quienes se asientan en esa población denominada Santibañez, tras la boda de Beatriz de Suabia con Fernando III el Santo. Monarca que al casarse con la alemana en 1220, regaló a su esposa el señorío de Toro (cuyos dominios comprendían este pueblo). Lugar donde desde 1222 se afincan los soldados germanos que escoltaron hasta nuestras tierras a Da. Beatriz; fundando allí una encomienda y elevando un castillo de arquitectura teutona, desde el que guardaban el señorío toresano, los montes Torozos y el camino de Santiago.
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Pero no fueron estos los únicos hechos de importancia ocurridos en la población que pasó a denominarse Mota de Toro y que durante el siglo XV llega a manos de la familia Ulloa. Una de las sagas principales de Galicia; asentada en Toro tras la Reconquista y cuyos miembros apoyaron la facción imperial -frente a los Comuneros-. Por tal causa, Rodrigo de Ulloa fue creado marqués de la Mota en época de Felipe II, como caballero de plena confianza para el reino. Aquel primer marqués era a su vez hermano de Da. Magdalena de Ulloa (aya de Juan de Austria) y cuñado de Luis de Quijada (mayordomo real y hombre más cercano a Carlos V). Todos ellos fieles al emperador, hicieron de Mota del Marqués uno de los lugares castellanos que más apoyo dio a la causa real, sin participar en las revueltas de los Comuneros -permaneciendo siempre unidos a Carlos V-. Ello, confirió grandes derechos y privilegios a esta urbe; como muestra la enorme población que antaño tuvo y los edificios importantes que elevaron por entonces (muchos de los que aún se conservan). Construcciones entre las que destacan el palacio renacentista de los Ulloa y la Iglesia de San Martín; templo que más bien parece una catedral y que fue construido por el arquitecto Gil de Hontañón (en tiempos del primer marqués de la Mota).
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Pese a cuanto narramos, parece que todo -o casi todo- de ese ilustre pasado motano ha deseado olvidarse. Tanto que se está dejando caer el castillo teutón de mediados del siglo XIII; uno de los ejemplares más importantes en su estilo y el único de España. Del mismo modo, está abandonada la ermita existente junto a esa fortaleza, que antaño se levantaba a los pies de la muralla (sobre la misma loma). Una iglesia cuyo edificio en ruinas es del siglo XVII, pero que tiene un origen antiquísimo. Todo lo que le confería el derecho de pertenecer a la diócesis de Zamora, a mi juicio porque antaño se levantaba allí el antiguo templo de San Juan -de los caballeros de San Juan de Jerusalén-. Ermita que según mi criterio, daría el primer nombre al lugar, denominado por entonces Santibañez de Mota. Asimismo el olvido histórico, es también sobre cualquier referencia al famoso conde Fernán González y de aquel estandarte que dejó en el pueblo, tras vencer a Abderramán III, en Simancas. Bandera con la Virgen de Castellanos, que continúa siendo la patrona de Mota y que en el 2039 cumplirá mil cien años de sagrado patrocinio; aunque tristemente casi nadie conoce que su origen estuvo en la victoria contra las tropas califales, en agosto del año 939. Finalmente añadiremos que para mayores desgracias, el castillo teutón fue bombardeado por los cañones franceses, durante la guerra de la Independencia, quedando en un estado lamentable. Todo lo que sucede en un tiempo en que el marquesado de la Mota había pasado al ducado de Alba; cuando la herencia de Ma.Teresa Cayetana de Alba fue requisada por la corona (siendo abandonados muchos de sus bienes y vendiendo el palacio decenios después). En lo que se refiere a ese edificio de los Ulloa y a la espectacular iglesia de San Martín -construcciones ligadas a Gil de Hontañón-, hemos de destacar que han sufrido tremendos deterioros. El palacio fue finalmente comprado a mediados del siglo XX por una congregación, que convirtió lo que quedaba del edificio, en un lugar de retiro y en convento. Mientras los terribles daños que tenía la iglesia de San Martín -por efecto de la rapiña, el desuso y las humedades-; han podido restaurarse recientemente, gracias a grandes aportaciones de la Junta de Castilla y León.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, cárcel de Mota del Marqués levantada a expensas de la duquesa de Alba, durante el tiempo en que hereda el marquesado Ma.Teresa Cayetana de Silva y Palafox (XIII marquesa consorte y viuda de la Mota).
Abajo, patio renacentista del palacio de los Ulloa, construido durante el siglo XVI (bajo la posible intervención de Rodrigo Gil de Hontañon). Al fondo vemos el torreón añadido a la iglesia de San Martín, cuya portada y traza es obra de Gil de Hontañon.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, portada de la iglesia de San Miguel, recientemente restaurada. Sus atlantes y figuras nos recuerdan mucho a los motivos decorativos de la Universidad de Alcalá, por lo que se considera una obra levantada poco antes de que Rodrigo Gil de Hontañón realizase la portada alcalaína. 
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Abajo, un dibujo mío de la fachada de la universidad de Alcalá.









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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, estado en el que tristemente se encuentran los focos que hace unos doce años colocó Iberdrola, para iluminar el castillo de Mota del Marqués. Dicha instalación se hizo de modo altruista, junto a la iluminación de la iglesia de San Martín; aunque algunos gamberros muy pronto destruyeron los focos del castillo. Una “gracia” que debía haber pagado el “vandalo” (vándalos) que la cometieron; pues desde entonces no se recuperó la luz, privando de la visión nocturna del torreón durante años, al pueblo y a cuantos circulan a esta altura de la A-6.
Abajo, puesta de Sol en Mota del Marqués. El castillo se deja de ver desde estas horas por obra y daño de unos “graciosos” que destruyeron la instalación para iluminarlo (al poco de ser colocada). Un acto de vandalismo más, que empobrece y actúa en contra de la imagen del pueblo.
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4) La leyenda de la industria:
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Muchos me han preguntado qué le pasa a Mota del Marqués y por qué ha llegado a estar tan abandonada. Llena de preciosas casas, muchas de ellas derruidas, y permanentemente coronada por un castillo caído, junto a una ermita en ruinas. Cuantos me lo refieren -además-, se cuestionan cómo pudo haber sucedido esto, precisamente cuando su situación es inmejorable: A pie de carretera, en una autovía por donde circulan al menos de un millón de vehículos al año y distando apenas media hora de Valladolid. Aunque la respuesta a su estado se encuentra precisamente en estas últimas frases; pues nada hay más destructivo para un pueblo, que la industrialización sin orden, ni medida. Y es que esa ubicación de Mota, en plena A-6 a medio camino entre Madrid y el Cantábrico; la convierten en un punto de interés “comercial”, pero no precisamente turístico. Para que entendamos lo que deseo expresar, diremos que esa situación junto una de las vías más transitadas de España, produce el mismo efecto que tuvo llevar el tren a Medina del Campo o hacerlo llegar hasta Aranjuez. Pues antes de que se construyera el ferrocarril a Medina, aquella ciudad de las ferias y de los banqueros; había sido una urbe cargada de palacios, conventos, casonas, plazas y calles (góticas, mudéjares o del Renacimiento). Pero un día llegó el tren, y con ello la industria; por cuanto comenzaron a sobrar los edificios antiguos, las viviendas no convertibles en pisos; las calles que impedían el paso de camiones, y -sobre todo- las plazas donde no podían aparcar bien los coches. Así fue como se derribaron las casonas, los palacios y los conventos; para transformarlos en viviendas, edificios oficiales o fábricas. Junto a un largo etécera de deformaciones urbanas, que supuso la destrucción -o el abandono- de gran parte de su casco histórico.
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No pensemos que eso es un mal tan solo castellano o leonés; porque lo mismo se produjo en Aranjuez, cuando a finales del siglo XIX llegó el ferrocarril -a una población que hasta entonces fue solo un lugar de veraneo para nobles y reyes-. Transformando así su modo de vida y convirtiendo parte de ella en una ciudad dormitorio o industrial; todo lo que desvirtuó su urbanismo, destruyó gran parte de sus palacios y trastornó su cascó histórico de manera inimaginable (reduciendo a escombros importantes edificios barrocos y neoclásicos). Un caso muy parecido sucedió en Valladolid, hace algo más de medio siglo; cuando esta ciudad cargada de palacios y de bellísimos edificios, comenzó a derribar centenares de muros con siglos de historia, para sustituirlos por bloques del peor estilo arquitectónico. Cambiando palacios o conventos; por pisos para albergar trabajadores y directivos de las nuevas fábricas que se instalaban en la capital. Aquello, fue lo que vulgarmente se llama “pan para hoy y hambre para mañana”; porque la ciudad nueva se podría haber levantado a las afueras, respetando el casco histórico. Pero en cambio, medio Valladolid antiguo fue derribado y así dejó de ser una preciosa urbe castellana; casi tan bella como Salamanca. Todo se hizo en nombre de la industrialización y el progreso; consiguiendo la piqueta reducir a su quinta parte histórica, una de las capitales más importantes de nuestra España. Logrando que esa “bella Pucela”, que pudo ser uno de los puntos culturales y turísticos más importantes de la nación; quedase eclipsada por Ávila, Salamanca o Segovia (pasando a ser Valladolid una capital preferentemente política y económica).
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Este es el mismo mal que sufrió Mota del Marqués, donde la industria llegó sin criterio ni control y sin querer mirar al castillo, ni a la ermita. Olvidando la Historia y queriendo solo incorporarse a los avances. Siquiera sin pensar -en aquellos años sesenta o setenta-, que consolidando la fortaleza y conservando bien sus monumentos, surgirían múltiples puestos de trabajo (derivados de los visitantes y de quienes vivirían en Mota, para disfrutar de su belleza). Pero durante el siglo XX se enseñó que la riqueza provenía principalmente de la industria; un concepto decimonónico que dejaba a un lado la imaginación y la cultura. De tal modo, se afirmaba que el progreso procedía fundamentalmente del mundo industrial y productivo; conformando una Sociedad que únicamente miraba a las ciudades y olvidaba al medio rural. Tanto fue así, que se cambió el pueblo por el barrio; el arte popular se sustituyó por el “pop”, mientras los bailes y folklores desaparecían, mientras "todos" iban a las discotecas. Por su parte, las creencias y el compromiso social, se convirtieron en ideologías y en participación política; hasta la mística parece que fue arrojada al vacío por las drogas. Todo ello, durante una época en la que el campo de fútbol suplantaba gradualmente al verdadero campo; a ese campo natural, al que debían ir los ciudadanos cada fin de semana (para descansar la mente y el cuerpo). Convirtiendo así a los habitantes de las grandes capitales, en seres incapaces de salir a la montaña, para disfrutar de los ríos o de la Naturaleza; quienes comenzaban a conocerla tan solo en la televisión. Creando una población que desde el año 2000 está llena de individuos inmersos en problemas personales, por el simple hecho de que no saben valorar una vida auténtica: En el pueblo y junto a “la tierra”. Tristes humanos que siquiera conocen el sabor de lo cocinado en una chimenea campestre; ni han catado un buen vino en plena Naturaleza. Pero lo peor de cuanto narramos, afectó directamente a las poblaciones rurales; que terminaron por ser olvidadas. Cayendo sus casas, derruyéndose su patrimonio y dilapidando su cultura; preocupándose los pueblos solo por subsistir o por imitar a las ciudades. Quedando solitarios y arruinados, al no tener quien los viva, quien los visite; ni menos quien los admire.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos chistes y dibujos míos, de los que subo a Facebook. Arriba, una viñeta en la que pretendo explicar qué situación puede provocar a los pueblos esta nueva filosofía urbana que pretende sustituir el “animalismo” por el “humanismo”. Abajo, la misma crítica en otras de mis viñetas; pues el día que prohíban la caza y la ganadería brava, las dehesas y los montes bajos, se convertirán en fincas de agricultura y ganado extensivo (destruyendo lo poco auténtico que aún queda del paisaje ibérico).
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otros dos chistes con dibujos míos de Cádiz (subidos hace meses a Facebook). En ambos, critico al mundo “animalista” y a la filosofía vegana; porque si aplicamos su principios, se destruirían gran parte de los recursos del medio rural. Ya que la Naturaleza necesita de la intervención del hombre y el habitante del campo precisa los recursos que el esta le brinda. Durante milenios se ha cazado, pescado y criado ganadería; sin dañar al medio ambiente, mientras se haga de un modo controlado y bien regulado. Pero si estas actividades se prohíben, el campo y los pueblos entrarán en la mayor crisis y abandono jamás conocido (ardiendo gran parte de los bosques por desidia, desinterés, falta de uso y limpieza).
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5) Castilla y León como mejor destino veraniego (por sus temperaturas, su gastronomía y su riqueza ecológica y monumental):
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Por todo lo expuesto, creemos que Mota del Marqués debe dar un salto, proyectándose hacia el tipo de producción del siglo XXI; olvidando el mundo industrial de los años sesenta -que aún impera en muchos lugares-. Orientándose hacia una forma de crear riqueza actual, basada principalmente en el ingenio; donde es más importante un cocinero que un banquero y un creativo que un comercial. Prevaleciendo en nuestros días la imaginación sobre la realidad económica; siendo más valioso tener un proyecto personal (incluso inviable) a vivir bajo lo realmente posible y tangible. Trasladando estos conceptos a Mota del Marqués, diremos que debemos transmitir el sueño del pasado a quienes se acercan al pueblo; llevándoles a vivir la experiencia de un mundo que desapareció, pero que no por ello deja de ser real. Porque la historia de Mota y su estado actual (tan dañado y olvidado), es la historia de todos; de la Humanidad entera, que siempre conoce un momento de gloria para terminar en senectud. Una vejez o decadencia, que puede ser triste, pero nunca fea. Pues lo decadente es -por sí mismo- más bello que aquello nuevo y joven, donde suele imperar lo pueril, el plástico y la horterada. Pese a lo que decimos, los grandes reinos de lo pueril y de la horterada, hoy en día se conocen como algunos de los destinos de veraneo más buscados. Aunque -en verdad- sean un horror; con urbes compuestas por edificios al tuntún, cargados de urbanizaciones ilegales y hasta con rascacielos newyorkinos a pie de mar. Todos ellos, levantados frente a unas playas que antaño fueron preciosos puertos de pescadores. Pueblos de las costas que han quedado arrasados por el devenir del turismo masificado; creando un tipo veraneo que tristemente ha acostumbrado a gran parte de los españoles a abandonar el campo y los lugares de interior. Haciéndonos hasta creer que es un pobre atraso, el descanso en el medio rural; antes común a todos, quienes disfrutaban del tiempo libre en sus lugares de procedencia (regresando felices al pueblo para las fiestas o el estío).
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Siendo así, hemos de plantearnos varios hechos indiscutibles, para comprender que Castilla-León goza con características para competir con un modelo vacacional de enorme cultura, belleza y gastronomía -con buenas temperaturas, muy diferentes al común achicharre playero-. Destacando primeramente, que esta Comunidad vive seis meses de primavera al año: Desde comienzos de mayo, hasta finales de octubre. Teniendo uno de los veranos más agradables de la Península; cargado de días soleados, que permiten el baño, pero sin pasar gran calor. En segundo lugar, hemos de señalar que la riqueza monumental de Castilla y León, es inigualable. Con tres de sus principales capitales declaradas Patrimonio de la Humanidad; encontrándose en sus tierras más del setenta por ciento de los edificios antiguos singulares españoles. En tercer término, los parajes y paisajes, cargados de montes, bosques y ríos; conceden a esta zona de España un incalculable valor ecológico. En cuarto lugar, sus condiciones como zona agrícola, ganadera, de caza y pesca; no solo posibilitan realizar determinados deportes, sino son determinantes para una gastronomía magnífica. Todo lo que se completa con sus miles de hectáreas de viñas, tan diferentes como sofisticadas; produciendo algunos de los vinos más destacados del Mundo. Por todo ello, la Meseta castellana podría competir con el Mediterráneo como destino veraniego, siempre que hubiera suficiente cultura y la población supiera disfrutar de las bondades y maravillas de esta “costa tinta, blanca y verdeja”.
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Todo lo que antes hemos descrito, es ciertamente indiscutible y concedería a Castilla-León el don para ser uno de los destinos de vacaciones más bellos y deseados de Europa. Pero para ello, antes habría que educar a todos y en todo. Pues parece que hoy en día nadie es capaz de disfrutar de un paisaje maravilloso; ni hay quien sea feliz viendo un precioso pueblo. Por su parte, ya no hay tantos interesados en degustar unas buenas viandas en su tierra, ni en reconocer el buen vino (al mejor precio). Porque la apariencia que el turismo manifiesta, es que cada día hay menos personas capacitadas para valorar los monumentos y arquitectura, por muy maravillosa que esta sea -acudiendo gradualmente menos gente a los pueblos-. Todo lo que indica una aculturación, que implica tristemente a nuevas generaciones; quienes teóricamente son las que están más preparadas y estudiadas de la Historia, aunque sus aficiones y comportamiento nos las muestran como las peores formadas (al menos humanísticamente).
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Nos atrevemos a ratificar lo antes escrito, porque los nacidos después de los años noventa pudieron oír toda la música (incluso gratis); pero la gran mayoría eligió solo escuchar “pop”, “rock” y “chunda-chunda”. Asimismo, tuvieron todos los libros a su disposición (en bibliotecas o internet); siendo una de las generaciones de universitarios que menos han leído... . En lo que se refiere a sus aficiones culturales, añadiré que desde hace veinticinco años el campo se pobló de casas rurales, se mejoraron coches y carreteras, facilitando viajar cómodamente a cualquier punto. Pero las visitas al medio rural se han ido reduciendo paulatinamente, de manera escalofriante... . Cuanto señalo puede comprobarse de facto, pues es difícil ver actualmente a jóvenes interesados por la cultura popular, y menos aún veraneando en los pueblos. Por su parte, en lo que se refiere al mundo clásico; si hoy asistimos a un “concierto” verdadero -de música clásica-; nos encontraremos que el público es mayor de cincuenta años (casi en su totalidad). Mientras en mi época -hace ya más de cuatro décadas- ahorrábamos durante meses para ir al campo y a las aldeas, o para ver actuar en los auditorios a los divos clásicos y a las mejores orquestas sinfónicas. Comprando sus discos a precios altísimos y formándonos con el arte; no deformándonos con el “chunda-chunda”, ni con esos espectáculos de luz, saltos y ruidos -indebidamente llamados “conciertos”-.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos dibujos míos, con viñetas, de los que subo a Facebook. Al lado, una crítica a la importación que desde hace años se viene haciendo, implantando unas Navidades americanizadas (donde los villancicos suenan a tragaperras). Recuerdo de niño haber pasado la Nochebuena y Nochevieja en las inmediaciones de Trujillo, cantando y viviendo las Navidades extremeñas (preciosas). Abajo, un dibujo mío de la catedral y vista de Segovia, donde explico en japonés por qué algunos lugares son diferentes: Por su monumentalidad y su cultura. Eso hace que Segovia sea visitada por millones de Turistas, mientras capitales como Guadalajara (mucho más cercana a Madrid y al aeropuerto) queda oscurecida y sin apenas turismo. Este es un hecho en el que hemos de concienciarnos, pensando que cada vez que cae un muro antiguo, una casa, un palacete, una iglesia o un castillo; lo que se nos viene encima es, pobreza y olvido.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otros dos dibujos míos, con viñeta comentada. Al lado, esa máxima de Marx afirmando que “la religión es el opio del pueblo”. Algo que debe tener una parte cierta; pues cuando se pretende crear una nueva generación laica y sin creencias, vemos por doquier como los jóvenes consumen drogas y alcohol, de un modo inimaginable. 
Abajo, un dibujo mío del campo, donde escribo un “haiku” de broma en japonés (en nomanji), diciendo que aún no hay impuestos por salir a pasear al campo... . Así que hay que trabajar por lograr que esta tierra castellana -que yo llamo “COSTA TINTA, BLANCA Y VERDEJA”- sea conocida como uno de los mejores lugares de Europa para veranear.



6) “La buena educación”:
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Afirmábamos en párrafos anteriores, que siendo indiscutible que Castilla-León pueda reconocerse como uno de los destinos de vacaciones más bellos y deseados de Europa. Para ello, antes habríamos de educar a todos, y en todo. Primero, enseñando a los jóvenes que vivir la Naturaleza es necesario y que no puede suplirse la admiración por el mundo rural, con juegos electrónicos; ni sustituyendo el campo auténtico por el de fútbol. Ya que aquel que no esté educado en el amor al medio natural y en disfrutar de él, es un hombre abocado a lo artificial -y por ende, a lo falso-. De este modo, una vez que inculquemos a la juventud que el mundo rural es tan necesario como el deporte -para la salud mental y corporal-; habremos de enseñarles también Historia y equiparles con una “verdadera” cultura. Al decir “verdadera”, me refiero a una cultura auténtica; no a la subculturas, ni a teorías posmodernas que pretenden hacernos ver que el “Comic” es tan importante como la pintura barroca, y que los cantantes de Rock son equivalentes a Beethoven o a Bach. Porque si inculcan a los jóvenes esos valores contrarios a nuestra civilización y a los principios más elementales de la cultura; ello provocará que asimismo aborrezcan el mundo rural y su significado. Al adoctrinarles con filosofías posmodernas que explican como todo lo anterior, fue horrible y oscuro (arte, política, pensamiento o religión). Enseñando ese tipo de visión histórica (tan absurda como crono-céntrica), que impera actualmente, y analiza con nuestros valores de hoy todo el pasado. Interpretando la realidad anterior sin base, ni cultura; tan solo con el fin de demostrar que cualquier otra época fue peor. Formando a quienes así se educa, en el desprecio hacia el ayer; lo que provocará el rechazo visceral a su propia cultura, e incluso al medio rural. Pues al haberles inculcado esos contravalores y la falta de amor a su historia. Al observar estos jóvenes una muralla, un castillo, un palacio, una iglesia o las casas de pueblo; las identificarán con el odio, la injusticia, las guerras, la miseria o la explotación del individuo.
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Siendo así, habremos de plantearnos si es hora de llevar a cabo una reforma educativa del tipo que realizaron los krausistas hace ciento cincuenta años, con Giner de los Ríos al frente. El creador de la Institución Libre de Enseñanza, que cambió radicalmente el modo de formar a los niños -principalmente en las ciudades-. Inculcándoles valores que hasta entonces eran considerados absurdos: Llevándolos de excursión al campo (para hacerles amar la Naturaleza); obligándoles a practicar deporte (por el bien de su salud); mostrando la vida rural (para que así comprendieran sus orígenes y valorasen el esfuerzo del sector primario, que abastecía a las urbes). Pero sobre todo, el krausismo, enseñaba el respeto hacia las tradiciones, el folklore y las costumbres del pueblo; que por primera vez fueron estudiadas como un tesoro inmaterial, que deberían mantener las generaciones venideras. Inculcando el interés hacia las costumbres ancestrales, las fiestas de los pueblos, su forma de vestir, las joyas y abalorios, la artesanía, la arquitectura popular, los cantos y bailes rurales, los usos para trabajar etc.etc.etc.. Todo lo que comenzaron a estudiar los primeros folkloristas unidos al krausismo; entre los que inicialmente destacó Antonio Machado, alias Demófilo (“el amante del pueblo”; padre de Manuel y Antonio Machado -los dos grandes poetas-).
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Aquella gran reforma educativa, que supuso la Institución Libre de Enseñanza y cuanto Giner hizo por crear una generación sana y bien formada, se desvaneció en la Guerra Civil. Aunque resucitó de nuevo y con gran brío, en los años cincuenta; tanto que mi colegio (Santa Ma. de los Rosales) pertenecía a su “círculo”; siendo nuestro director uno de los grandes líderes de esta filosofía. Se llamaba Manuel de Terán Troyano y era sobrino nieto de Fernando de los Ríos, además de un gran señor (una buena persona y un profesor enormemente respetuoso). Seguramente desde aquel espíritu krausista, que imperaba en algunos ámbitos de enseñanza durante los años cincuenta y sesenta; nació el enorme interés que los cercanos a mi generación tuvimos por lo rural. Aunque toda aquella formación basada en la admiración hacia lo mejor de España; que imponía como principio reconocer los valores patrios y a su vez conocer que el peso de la Historia había sido cargado por el pueblo. Parece haberse desvanecido de nuevo actualmente, sin importarle ya a nadie qué fue del verdadero flamenco, de qué modo vestían las lagarteras, cómo era la joyería popular en la Ruta de la Plata, o qué fue de las pallozas (chozos, apriscos y tainas). Habiéndose iniciado desde comienzos de este siglo XXI un movimiento contra-rural, donde los jóvenes solo miran aquello que tiene fama y éxito social; aceptando únicamente lo que todos conocen y reconocen como perfecto.
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De tal manera y al parecer, se han identificado de nuevo los pueblos, como lugares atrasados; tal como sucedía en los siglos XVIII y XIX -hasta que el krausismo eliminó aquellos terribles prejuicios-. Aunque en nuestros días el problema se ha enquistado más, ya que para muchos jóvenes de hoy, todo aquello que no implique modernidad, actualidad, fama o éxito; es algo obsoleto y antiguo. Sintiendo las nuevas generaciones ese rechazo hacia el medio rural, principalmente porque les recuerda su falta de base humanística. Ya que desconocen gran parte de cuanto antes todos estudiábamos: Historia de España, geografía peninsular, latín y griego, arte clásico y largo etc. ajeno al de hoy. Porque actualmente les exigen formarse en “lo útil” y en valores e idiomas “localistas”; en vez de conocer a fondo el pasado común, la estética clásica o los principios universales. Cuanto llevaría a esas nuevas generaciones, reconocer en los antiguos pueblos y poblaciones, la historia de sí mismos. En vez de concebir el medio rural, rancio y atrasado; creyendo que su fin cercano será desaparecer, como destino para que así deje de existir lo que estos chicos horterizados consideran “triste” y “miserable”. Unos jóvenes tan confundidos en la idea histórica, que ven “moderno” reunirse en masa, para “colocarse” disfrutar y bailar a saltos una “música” que solo es una síncopa percusionada -acompañada por cánticos, que más parecen gritos-. Todo lo que algunos llaman “concierto”, aunque se trata de “ceremonias sociales” muy parecidas a las que se hacían en el paleolítico o el neolítico; y como las que siguen realizando algunas tribus perdidas, que no han superado la Edad de Piedra.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otros dos dibujos míos, con viñetas. Al lado, una caricatura de Bob Dylan, cuando no quiso ir a recoger el Nobel de Literatura. Evidentemente, la actitud de este cantante y poeta era la más inteligente, pues él no era un literato (propiamente dicho), sino un trovador. Ya que la literatura nace escrita y sin sonido; mientras los “aedas”, “bardos” o “trovadores”, cantaban componiendo sus canciones, recordándolas en la música y sin escribirlas. Por ello, cuando le dieron el Nobel de Literatura, seguramente tardó meses en contestar si lo iba a recibir; pensando que no era lo “más adecuado” para su obra. Así le dibujé como “WANTED, on haven´s door, o alive; REWARD NOBEL PRICE in literature” (Se busca, vivo o en las “puertas del cielo” -título de su mejor canción-; se recompensará con el Nobel de Literatura). Abajo, un dibujo mío de Estocolmo, donde describo que van a crear el Nobel de Música, seguramente para dárselo al director de cine Coppola... . Entregar el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan es el típico ejemplo de mentalidad posmoderna; que considera como romper los moldes, es el mejor método de avanzar. Sin conocer que romper moldes -en muchos casos- destruye la cultura o el significado de nuestra civilización. Pues hubiera bastado con crear un Nobel de Música, para que el premio encajase con la figura de Dylan.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotografías de la ermita de El Salvador, en la subida de la colina de Mota. Observemos los restos y su triste estado, todo lo que en verdad le confiere un aspecto legendario.












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7) Universalidad frente a localismos:
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Tras nuestras disertación y lamentos acerca de la educación actual, que enseña tan solo aquello que pueda ser de utilidad a los alumnos y que les especializa en una cultura localista (no universal). Sin comprender que precisamente lo carente de uso, es lo más valioso de nuestra civilización -artes, letras o hasta la belleza-.; y que lo universal, debe prevalecer sobre lo local. Diremos para finalizar, que uno de los grandes dramas que se está generando en el siglo XXI es el de la pérdida de la cultura y de la identidad propia (más concretamente en el mundo rural). Todo ello podríamos pensar que obra en beneficio de la globalización; pero no es así, pues el origen de esa aculturación se halla precisamente en la “localización”. Siendo ese mundo “localista” que hoy se promueve por doquier; todo lo contrario a la “aldea global”. Ya que “la globalización” persigue la unión del Planeta y esos “localismos” pretenden atender a todo cuanto nos hace diferentes (por muy insignificante que sea); para enfrentarse a “la aldea global” y no perder su identidad. Así, sitúan a la misma altura la cocina y la literatura; la moda y la filosofía o la marroquinería y la arquitectura. Por lo que será tan importante estudiar la “fabla lugareña” como hablar inglés; llegando a considerar que se deben restaurar antes los chozos de la zona, que los palacios, iglesias y castillos. Calificando de reaccionario a todo aquel que no reconozca esos valores locales; tanto como se tilda de “facha” al que considera que es incomparable la importancia del idioma español (castellano) frente al de otras lenguas nacionales -catalán, vascuence o gallego; por mucho que esas otras locales, tengan un profundo sentido cultural-.
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Sobre lo antes dicho, no se puede discutir... . So pena de ser clasificado como ostrogodo. Por cuanto a día de hoy y bajo ese criterio posmoderno, es tan importante conservar un apero de labranza del siglo XIX, como restaurar una escultura o un edificio de igual época. Sin considerar que no es igual una azada de 1820, a una talla coetánea, ni menos que un edificio con doscientos años... . Pero para el posmodernismo, “todo y todos somos iguales”; por cuanto un día van a considerar tan importante Las Meninas de Velázquez como los tebeos que de niño leímos. A ello, se suma la sobre-valoración de lo “local”, por lo que es igual de relevante estudiar las danzas que conservan dos familias en un pueblo; como descubrir documentos reales del siglo XI, que pueden cambiar la visión general de la Historia. Todo lo que narramos produce el rechazo de individuos cultos, que abandonan el interés por el mundo rural al identificarlo con ideas “localistas” (nacionalistas y hasta secesionistas). Considerando que los pueblos han optado por lo “cosmopaleto”, en vez de implicarse en proyectos cosmopolitas. Pero la peor consecuencia de esas ideologías, sobreviene cuando artistas y humanistas caen en ese “pensamiento único” que les obliga a ser localistas y también a innovar, para crear algo nuevo y desconocido. Considerando que los valores planetarios y lo universal no existen; llegando a manifestar que es tan importante la pintura antigua como la moderna, o tan relevante la música contemporánea como la del siglo XVIII. Sin conocer qué las crisis y las regresiones culturales, principalmente nacieron por esta razón; al oponerse los intelectuales aceptar un sistema de valores coherente (clásicos o novedosos).
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Acerca de ello, Andrés Segovia ya se lamentaba décadas atrás; afirmando que el arte había entrado en plena crisis, desde que los pintores comenzaron a realizar obras abstractas por doquier y los compositores música concreta. Pero en verdad, el problema no es de clasicismo, ni de modernismo; sino de falta de valores universales y de “localismo” frente a lo planetario. Porque la razón que lleva a considerar a un rapero, un literato; es la misma que ha hecho creer que el gallego es tan importante como el castellano. Idéntico motivo por el que se piensa que todos los artistas pueden crear obra abstracta. Sin tener en cuenta una escala de valores, ni de prioridades. Pues el abstracto es un estilo al que tan solo acceden los pocos que sobrepasan el umbral de todo lo anterior; logrando superar el estilo clásico, el renacentista, el romántico, el impresionista, el cubista etc.. Aunque hoy en día, la gran mayoría de los artistas comienzan creando piezas abstractas o concretas; como si a los veinte años alguien pudiese tener ese grado de maestría que a uno le permite “romper moldes”. Ello ha llevado al parón del arte clásico, que se encuentra en vía muerta y al florecimiento de todo lo moderno (“pop”, “rock”, “rap” y hasta “rat”). Provocando tal crisis, que se llega a afirmar que los grandes clásicos del siglo XX son los Beatles; pese a que para ello habríamos de olvidar a Stravisnky, a Manuel de Falla, al Maestro Rodrigo, a Karl Orff, a Bacarisse, a Villalobos, a Barrios Mangoré (junto a tantos otros grandes músicos, que nadie escucha, porque lo que prima hoy es el chunda-chunda). Y es que comparar al arte clásico con el actual, es como hacer competir a los coches de caballos con los vehículos de motor; olvidando que sus recursos y su sentido, son absolutamente diferentes.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, atardecer en Mota del Marqués. Bajo el disco solar, vemos el castillo; más adelante se perciben las paredes y la espadaña de la ermita. Abajo, vista del pueblo desde la torre, en el atardecer. En primer término la ermita de El Salvador; detrás, la gran iglesia de San Martín.










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8) Un centro de interpretación sobre pérdida de patrimonio:
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Continuando con la crisis de la cultura y sus consecuencias, diremos que en plena caída del arte clásico, durante los años sesenta-setenta, llegó el “pop” y el “rock” a las fiestas de los pueblos. Promoviendo las discomovidas, junto al olvido de toda música y tradición popular. Ello sucedió en un estado de catarsis tal, que en esas fiestas de antaño eran capaces de gastarse en chunda-chunda todo lo que se había de designar a la cultura del municipio. Sin importar por entonces que se cayeran los monumentos o que se retejase la ermita (fuera gótica, románica o visigótica); pues lo del pueblo era para el pueblo. Así se llegó a pensar que el “pop” era más importante que lo “de antes”; por cuanto las murallas medievales serían igual de relevantes, que abrir un polígono industrial en el pueblo. Con esta mentalidad posmoderna y “local” (no global), lo único que se hizo desde medio siglo atrás, fue pretender organizar unas fiestas mejores a las del pueblo vecino. En vez de promover actos para que el patrimonio fuera restaurado o la localidad conocida y visitada por extranjeros; con el fin de que llegasen gentes venidas de lejos -lo que se correspondería con un espíritu de globalización-.
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Consecuentemente, desde los años sesenta-setenta en el medio rural se patrocinaron fiestas patronales imitando a las discotecas o a las festividades de barrio; que solo sirvieron para atraer a personas de poblaciones cercanas. Generando un tipo de celebraciones que -a la larga- terminaría con muchas de las tradiciones, las costumbres y hasta con parte del patrimonio. Que caía como si les atacase la termita, al estar descuidado y poco protegido; por haberse invertido la asignación cultural en “chunda-chunda”. Pese a ello, hubo pueblos y zonas, que conservaron sus tradiciones y que hoy viven gracias a ellas. Un ejemplo es lo que sucede en Castilla con la Semana Santa, las teatralizaciones de hechos históricos o las mascaradas. Pero sobre todo en Andalucía, con el pasado bien conservado en las fiestas religiosas y hasta en las patronales, que se convierten en ferias siempre aflamencadas (destacado la de Sevilla o El Rocío, que producen millones de euros).
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Por todo lo dicho, parece evidente que la perdida de costumbres y de arraigo, no genera modernidad (como se predica desde hace años), sino todo lo contrario. Pues aquel alejamiento de la Historia, de las tradiciones populares o de lo que fueron nuestros ancestros, provoca solo incultura y hasta el olvido de los pueblos -sino sería mejor decir “el desprecio” hacia ellos-. Creando una verdadera miseria en el ámbito rural; sumiéndolo en un estado que ya no es el de pobreza. Porque antaño los pueblos pudieron ser pobres, pero nunca miserables; ya que sus gentes se enorgullecían de haber nacido allí, los conservaban limpios y enteros, se vestían con sus ropas típicas, celebraban a sus santos (creyeran o no) y tenían sus raíces e ideas, perfectamente determinadas. Pero desde hace cincuenta años, en el nombre de “la modernidad” y del progreso, se dejan caer torreones, casonas, casas, iglesias y villas enteras; algunas con más de seis siglos. Todo lo que se debería denominar la gran aberración cultural del sigo XX y XI. Que permite el derrumbe y abandono de los pueblos; donde nada hay más triste que ver sus cascos históricos vacíos, con casas caídas por doquier y enormes edificios que se desvanecen día a día. Mientras tanto, los mandatarios invierten millones en arte de hoy; comprando un pintura, escultura y una música, de la que se desconoce su valor futuro; pero -sobre todo- que no son prioritarios. Ya que lo primero para una nación debería ser evitar que desaparezcan edificios históricos y hasta poblaciones enteras.
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Antes de terminar, desearía añadir que no hemos hablado de las múltiples asociaciones y centros de acción social, que desde hace años se han organizado contra el abandono, el olvido y el deterioro de los pueblos. Que son muchas y valiosísimas; contando Mota del Marqués con una de ellas -llamada AREPA MOTA XXI- que ha logrado innumerables avances y restauraciones. Grupos de personas, en su mayoría vecinos comarcales, que han dedicado parte de su vida y esfuerzo, para lograr que el medio rural no se abandone, se reorganice y se rehabiliten sus monumentos. Gentes que han luchado con enorme éxito y a los que debemos la recuperación de edificaciones, costumbres y fiestas; tanto como la creación de centros de interpretación y museos, donde se ha guardado la memoria del pueblo y sus tradiciones (algunas de enorme importancia). Deseando terminar este artículo con un recuerdo a la enorme y valiosa labor que estas asociaciones y organismos, han venido realizando durante las últimas décadas; casi siempre de un modo altruista, donando su esfuerzo, su ilusión y sus ideas. Todo ello, a través del tiempo y dedicación, junto al gran trabajo de recuperación, que de modo tan generoso han realizado sus miembros y asociados.
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Así pues y tras todo lo expuesto; me gustaría proponer crear en Mota del Marqués un centro para la interpretación de la pérdida de patrimonio. Un pequeño local abierto al público, donde se exhiban fotos y videos; para enseñar e informar de cuanto se ha ido destruyendo en Castilla y León, durante estos últimos ciento cincuenta años -desde que hay documentación de imágenes-. Castillos caídos, por efecto del tiempo; iglesias y conventos desaparecidos, por las desamortizaciones o por la rapiña y las guerras. A la vez que casas, casonas, palacios y edificios singulares derribados; por abandono -en caso de los pueblos- y por especulación -en las ciudades-. Una documentación que apenas costaría mucho recopilar; pues una gran mayoría se encuentra ya compilada en libros y en trabajos acerca de esas edificaciones valiosas, desaparecidas en nuestro territorio. Asimismo, en este centro de interpretación sobre la pérdida de patrimonio, se podría informar acerca de lugares en peligro; incluyendo la lista roja que Hispania Nostra va creando anualmente (en la que -por tristeza- se halla el castillo de Mota). Pudiendo convocarse allí también, exposiciones temporales y conferencias acerca de edificaciones y pueblos en mal estado; tratando sobre rehabilitación de zonas que lo necesiten. Pero sobre todo, mostrando lo que significa perder aquellas casas y monumentos, que eran la única esperanza para que la gente de ciudad y de países lejanos, se acercasen hasta ese pueblo a visitarlo. Concienciando a todos... . Porque cuando nuestros edificios singulares desaparecen y las casas van cayendo; el lugar tiende a convertirse en un despoblado -antes o después-. Y es que si tanto nos preocupa el “cambio climático”; no vean ustedes la que se nos viene encima con el “cambio cultural”... .
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotografías del lugar donde se podría abrir un centro de interpretación sobre “pérdida de patrimonio”. Se trata de una antigua casona derruida -sita en la calle platerías-, a la que llaman “casa de la Inquisición”. Tan solo conserva actualmente su fachada (con escudos de “familiar del Santo Oficio”), tal como podemos ver en la imagen -al lado-. Abajo, la misma casona, que tan solo mantiene en pie su frente. Este muro es ya lo último que queda del edificio, aunque su interior podría albergar un “centro de interpretación sobre la pérdida de patrimonio”; cuya construcción quizás se lograría llevar a cabo con un simple tejado de policarbonato y con paredes semejantes (como si se tratase de un conservatorio, un vivero o de un cenador). En este habría de exponerse un gran archivo sobre los edificios y pueblos que se han perdido en los últimos ciento cincuenta años; junto algunas construcciones de verdadero valor histórico, que ya no existen. Para concienciar a los visitantes de que este mal es uno de los que más afectan al medio rural y a la Nación. Empobreciendo a los pueblos y llevándolos a la ruina económica (tras sufrir la ruina arquitectónica); lo que en un futuro provocará una gran crisis estatal. Con el fin de evitarlo, enseñemos a los jóvenes a disfrutar de los pueblos, a veranear en ellos y hasta a restaurar la arquitectura popular; solo así tendremos un futuro cultural como nación (de lo contrario, el campo quedará abandonado).
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INDICE DE LEYENDAS DE LA MOTA DEL MARQUÉS

-CAPÍTULO I: EL CABALLERO DE SUABIA
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-CAPITULO II: DON JUAN DE AUSTRIA EN MOTA Y SU VISIÓN DEL EMPERADOR.
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-Capítulo III: San Francisco de Borja en el Castillo de Mota del Marqués (Parte primera: LA LIBERACIÓN DE CESAR BORJA Y SU TUMBA SECRETA)
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-Capítulo III: San Francisco de Borja en el Castillo de Mota del Marqués (Parte segunda: LA ENFERMEDAD DEL SANTO Y SU CURACIÓN GRACIAS A UN "CUERNO DE RINOCERONTE" HABIDO EN MOTA)
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-Capítulo IV: FRAY CALDERO Y EL LICOR DE CAFÉ
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-Capítulo V: EL ÚLTIMO VIAJE DE DON JUAN DE AUSTRIA (parte primera).
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-Capítulo VI: EL ÚLTIMO VIAJE DE DON JUAN DE AUSTRIA (parte segunda).
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-Capítulo VII: JUAN DE AUSTRIA Y EL HEREDERO AL TRONO DE FELIPE II
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-Capítulo VIII. LA MUERTE DE DON JUAN DE AUSTRIA
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-Capítulo IX: EL REGRESO DE DON JUAN DE AUSTRIA
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-Capítulo X: CONJURA Y VENGANZA POR DON JUAN DE AUSTRIA (parte primera)
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-Capítulo X: CONJURA Y VENGANZA POR DON JUAN DE AUSTRIA (parte segunda)
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-CAPÍTULO X (parte tercera): CONJURA Y VENGANZA POR DON JUAN DE AUSTRIA
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-CAPÍTULO X (parte cuarta): CONJURA Y VENGANZA POR DON JUAN DE AUSTRIA
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-CAPÍTULO X (parte quinta): CONJURA Y VENGANZA POR DON JUAN DE AUSTRIA
PARA LLEGAR A ELLA PULSAR EL ENLACE:
-Historia del Marqués de Almeida (quien fuera Felipe de S. Roboredo y Almeida, héroe en la Guerra de la Independencia)
PARA LLEGAR A ELLA PULSAR EL ENLACE:
-ISABEL CLARA EUGENIA Y LAS ÁGUEDAS, EN LA MOTA DE MARQUÉS.
PARA LLEGAR A ELLA PULSAR EL ENLACE:
-La leyenda del chorizo y del pimentón Jeromín.
PARA LLEGAR A ELLA PULSAR EL ENLACE:
-Del modo en que Nuestra Señora de Castellanos inspiró uno de los palacios más bellos del islam.
PARA LLEGAR A ELLA PULSAR EL ENLACE:
-LAS SIETE DONCELLAS DE SANTIBÁÑEZ (de cómo ganaron la batalla de Simancas, los caballeros de Mota del Marqués).
PARA LLEGAR A ELLA PULSAR EL ENLACE:
-LA FUNDACIÓN DE SANTIBAÑEZ DE MOTA (el origen de Mota del Marqués)
PARA LLEGAR A ELLA PULSAR EL ENLACE:
-ESPAÑA Y SU SIGNIFICADO (EL PODER DE LAS LEYENDAS Y LAS LEYENDAS DEL PODER)
PARA LLEGAR A ELLA PULSAR EL ENLACE:
-EL PERRERO, O “EL PEDRERO” DE MOTA DEL MARQUÉS
PARA LLEGAR A ELLA PULSAR EL ENLACE:
- HADA LÍA Y EL CABALLERO DE RODAS (SOBRE LA FUNDACIÓN DE MOTA Y DE ADALIA).
PARA LLEGAR A ELLA PULSAR EL ENLACE:
- EL REY DON PEDRO Y SU LEYENDA EN JAPÓN
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- DE LAS NOCHES DE SAMAÍN AL DÍA DE TODOS LOS SANTOS.
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ADEMÁS:
Para celebrar que este blog ha superado los treinta y nueve mil lectores (más de 39.000 lecturas), aprovechamos incluir mi música para quienes quieran escucharla.
En primer lugar podremos oir PLÉYADES, sexto movimiento de los doce que tiene mi ballet TARTESSOS, compuesto y terminado cuanto estaba en La Mili en Sevilla, en 1982 (grabación en semidirecto en Japón 1991). PULSAR SOBRE:
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Tras ello invito a mis lectores a oir, la primera parte de MAEBASHI (LUZ); una de mis últimas obras. Suite de guitarra que también consta de doce movimientos, compuesta entre 2010 y 2011, dedicada a la ciudad en la que vivo (en Japón). En grabación semidirecta en Japón, pueden escuchar las tres piezas de la primera parte: LUZ (Atardecer, Amanecer y Luz de Maebashi).
PULSAR SOBRE SUS ENLACES:


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